Abre al amor el alma,
Al cabo de seis años de agonía
Al hacer, niña, tus ojos,
Ángel santo de mí guarda,
Arroyo que, en las alturas
Ásperas Asturias,
Buscar lo inmaterial con los sentidos
Cetros y coronas...
Charco donde hallo el sol reproducido:
Ciencia estéril, que triunfas satisfecha
Coro inmenso de voces rumorosas
Cual pasos de tullido pordiosero
Cuando abatido dejo mi casa
Cuando, al calor del maternal cariño,
Cuando desde la senda que triste huello
Cuando en busca de estos mares
Cuando en el pavimento la persiana,
Cuando en nuestro horizonte el sol se encumbra
Cuando severa la Historia,
Cuando un muerto en hombros,
�Cumpliste tu deber! Compadecida
De ir solos por la vida nos quejamos
De las estrellas blasfemé iracundo,
Desde el primer sollozo de la cuna,
Despierta, corazón, esta es la hora:
De tan largo padecer,
Ella mitiga mi pena;
El mar en su lengua
El sol de nuestra vida
Emblema del dolor y la amargura
En dulce quietud extraña
En el abismo del dolor sumido
En la Magdalena,
�En mis brazos murió! Boca con boca,
En pos de la verdad, con ansia impía
En vano me resisto a la evidencia:
Estas pobres canciones que te consagro,
Este libro, que al mundo lanzado veo,
Fue dulce como una poma,
Guardo en un sencillo armario,
Hay en el campanario cuatro ventanas,
Hoy hace un año que, al morir el día
Hoy hace un año que tu bien perdiste:
Implacables doctores cuya ciencia,
La campana que en grave melodía,
La gaviota cenicienta
La sombra por el cielo se extendía,
Llama sin temor, anciano;
�Llegó al fin lo que el alma dolorida
Llevo en un relicario colgado al cuello
Llevo tanta amargura dentro del alma,
Lujosa o pobre, ligera o grave,
más allá de los cielos estrellados,
Midiendo mi ambición, dos tronos hallo
�Mira cuál duerme, de inquietud ajeno!
Niña que por la playa de Cartagena
Niño que al triste fulgor
No admiro yo la oliva que sombrea
No ahuyentes al mendigo sin socorro,
No prodigues tus lágrimas en vano,
�No puedo más! El llanto reprimido
No temas, no, que con esfuerzo vano
Oye lo que, en ronco estruendo
Para Dios no hay eventos, no hay acasos:
Pasaron las tormentas y los ciclones
Pasa un día y otro día,
Pensamiento, que al cielo subes y subes,
Quiero a solas vivir, y no consigo
Quizá serán delirios de mi locura,
Rozagantes, alegres, frescas, lozanas,
�Sabes tú, Magdalena peregrina,
Sabio, en verdad, muy sabio es nuestro siglo:
Si Dios a mi vejez guarda el reposo
Si el cielo, de noche,
Todo, Señor, publica tu existencia;
Tú lo sabes, Señor, mi vida entera
Tú, que en las horas de congoja y duelo,
�Un año más! Con su celaje oscuro,
Un cántico de amor y de esperanza
Valle-Hermoso, Valle-Hermoso,
Ya se apaga confuso el vocerío
Yo caminaba doliente
Yo esperaba que Dios me dejaría
Yo te admiro, Señor, en la tormenta
Yo te bañé con mi llanto,
Yo te saludo, oh muerte redentora,