|
Dentro, ruido de terremoto, y después de las
primeras voces salen por una parte CANDACES Reina de Etiopia, y por otra
BEHOMUD, vestido a lo
indio.
|
|
|
|
|
|
|
LOS DOS |
¡Clemencia, cielos,
clemencia! |
|
|
|
|
(Salen los dos.)
|
BEHOMUD |
¿Dónde, divina
Candaces, |
5 |
vas tan velozmente ciega? |
|
|
|
CANDACES |
¿Dónde quieres,
¡oh Behomud! |
|
que vaya, cuando no deja |
|
el pavor del terremoto |
|
elección para la senda, |
10 |
sino a guarecerme -si es |
|
que contra el cielo hay
defensa-, |
|
de las ruinas del poblado, |
|
al páramo de las
selvas? |
|
Y ya que en ellas te
encuentro, |
15 |
quizá con la causa
mesma, |
|
donde el jurado motín |
|
de la intempestiva guerra |
|
de elementos, ya que no |
|
firma paces, nos da treguas |
20 |
para discurrir, pues eres, |
|
sobre ser la confidencia |
|
de mis imperios, humano |
|
oráculo de sus
ciencias, |
|
dime, ¿qué natural
causa |
25 |
puede ser la que a la media |
|
tarde anticipe la noche, |
|
las cristalinas vidrieras |
|
de sus azules cortinas, |
|
corridas de nubes negras, |
30 |
que obligan al pueblo a que, |
|
bañado en lágrimas
tiernas, |
|
música de Dios el
llanto, |
|
repita en voces diversas? |
|
|
|
|
(Terremoto.)
|
VOCES y
MÚSICA |
[Cantan.]
|
¡Misericordia,
Señor! |
35 |
¡Señor, clemencia,
clemencia! |
|
|
|
BEHOMUD |
Si fuera natural causa, |
|
pudiera ser que dijera |
|
que congelados vapores |
|
ya del mar, ya de la tierra, |
40 |
partos de sus huracanes |
|
o embriones de sus Etnas, |
|
habían entupecido |
|
el aire de nubes, y ellas |
|
de terror al orbe, siendo |
45 |
panteón de sus
exequias; |
|
mas tan sobrenatural |
|
es, que no alcanzo a
entenderla. |
|
|
|
CANDACES |
Pues alcanza a discurrilla: |
|
¿qué será que
en pardas nieblas |
50 |
de súbito parasismo |
|
el sol sin tiempo anochezca? |
|
|
|
|
(El terremoto.)
|
BEHOMUD |
No sé; que eclipsarse el
sol, |
|
sin que a el eclipse preceda |
|
magna conjunción, en
que |
55 |
esté la luna
interpuesta |
|
entre él y la tierra, es
causa |
|
que en sí sola se
reserva. |
|
|
|
CANDACES |
Pues ¿qué será
que la luna, |
|
ya que a él no se mire
opuesta, |
60 |
se mire en trémulas
sombras |
|
tan menguantemente envuelta |
|
que para luciente es poca |
|
y mucha para sangrienta? |
|
|
|
|
(El terremoto.)
|
BEHOMUD |
No sé, si no es que del
sol |
65 |
el mismo crisis padezca. |
|
|
|
CANDACES |
¿Que será que de uno
y otro |
|
no se desmande una estrella |
|
que no sea exhalación |
|
que, errante, se desvanezca, |
70 |
o, fija, arroje de sí |
|
o bien crinado cometa, |
|
o bien cometa caudato, |
|
que infaustamente estremezca |
|
pavorosa a quien la juzga |
75 |
nunca afable y siempre
adversa? |
|
|
|
BEHOMUD |
No sé, si no es que
oprimido |
|
vapor que el aire congela, |
|
con la vecindad del fuego |
|
a helados soplos la encienda. |
80 |
|
|
CANDACES |
¿Qué será que
ese aire mismo |
|
tan flechadas iras llueva, |
|
que en inundados raudales |
|
no tan solo los ríos
crezca, |
|
mas que los mares rebosen, |
85 |
haciendo que la soberbia |
|
de sus flujos y reflujos |
|
montes y edificios sientan? |
|
|
|
|
(El terremoto.)
|
BEHOMUD |
No sé, si ya no es que
como |
|
los montes por entreabiertas |
90 |
grutas respiran, y sobre |
|
bóvedas, pozos y cuevas |
|
se fundan los edificios, |
|
el aire, que dentro encierra |
|
la inundación,
impaciente, |
95 |
a más no poder,
revienta; |
|
a cuyo impulso los polos |
|
caducan, el mar se encrespa, |
|
las montañas se
estremecen |
|
y los edificios tiemblan. |
100 |
Y no me preguntes más, |
|
que no he de dar más
respuesta |
|
de que no sé qué
letargo, |
|
qué contagio, qué
epidemia |
|
ha dado al mundo, si ya |
105 |
no es que discurra mi idea, |
|
que algún filósofo
diga |
|
del Areópago de Grecia, |
|
que «espira su autor o
espira |
|
toda la naturaleza», |
110 |
según toda, en fe de
que |
|
son dulces lágrimas
tiernas |
|
música de Dios, a un
tiempo |
|
repite en voces diversas. |
|
|
|
|
(VOCES y
MÚSICA.)
|
[VOCES y
MÚSICA] |
(Cantan.)
|
¡Misericordia,
Señor! |
115 |
¡Señor, clemencia,
clemencia! |
|
|
|
CANDACES |
Pues ya que tú por
vencido |
|
te das a su inteligencia, |
|
acobardado al dudarla, |
|
me he de atrever yo a saberla. |
120 |
|
|
|
CANDACES |
Que el Dios
|
|
de Israel, cuya suprema |
|
deidad el Oriente adora, |
|
desde que Nicaula, Reina |
|
de Sabá trujo su ley |
125 |
con la augusta descendencia |
|
de Salomón, a Etiopia, |
|
de Palestina, que es esta |
|
región, cuya tez el
sol, |
|
si no la abrasa, la tuesta; |
130 |
y cuya gloriosa estirpe, |
|
hasta hoy en mí se
conserva; |
|
que el Dios de Israel, usando |
|
de su suma providencia, |
|
por señales nos avisa |
135 |
aquella línea postrera |
|
en que de nuestros talentos |
|
habemos de darle cuenta, |
|
con que aunque la
astrología, |
|
acondicionada ciencia |
140 |
(en quien es de más
descanso |
|
el dudarla que el saberla), |
|
melancólica discurra, |
|
amenazando con guerras, |
|
con hambres, con mortandades, |
145 |
pestes, ruinas y tragedias, |
|
yo he de creer que son
piedades, |
|
para quien las aprovecha, |
|
viendo que Dios ofendido |
|
de la dormida pereza |
150 |
en que vivimos, piadoso |
|
con sus ruidos nos despierta |
|
para que nos prevengamos; |
|
porque, ¿qué mayor
fineza |
|
que reñirnos el amago |
155 |
antes que el golpe nos venga, |
|
bien como el que amenazado, |
|
ya de la arbolada flecha, |
|
ya de la blandida asta, |
|
se halla para la defensa |
160 |
embrazado del escudo. |
|
Díganlo las
experiencias |
|
de tantos eclipses, tantos |
|
terremotos y tormentas |
|
como contra los castigos |
165 |
se armaron de las enmiendas, |
|
de que para ejemplo baste |
|
Nínive, cuya sentencia |
|
de muerte en vista, en revista |
|
revocó la penitencia. |
170 |
Y pues el último medio |
|
es el acudir a ella, |
|
acudamos a dos luces |
|
con el ruego y con la deuda. |
|
Ya sabes que es sacro rito |
175 |
de la gran Etiopia nuestra |
|
que la Pascua del Cordero |
|
(que ya, como ves, se acerca) |
|
haya de ofrecer al templo |
|
de Jerusalén (en
muestra |
180 |
del homenaje a su ley, |
|
que trajo Sabá de
aquella |
|
visita de Salomón) |
|
un cordero por ofrenda; |
|
porque como nuestros templos |
185 |
de diversos dioses eran, |
|
fue bien que no en torpes aras |
|
culto al solo Dios se ofrezca, |
|
y así que a
Jerusalén |
|
vaya ordenó la decencia |
190 |
de que mejor holocausto |
|
en mejor pira se encienda, |
|
y supuesto que este año |
|
el asombro nos le acuerda |
|
con más instancia, es
razón |
195 |
que al paso del favor crezca |
|
el del galardón; y
así, |
|
quiero, Behomud, que tú
seas, |
|
para más celebridad |
|
de mi afecto y de sus fiestas, |
200 |
el que en el mayor
rebaño |
|
de mis más blancas
ovejas, |
|
en quien no permitió el
ampo |
|
vedija de mancha negra, |
|
acompañado le lleves |
205 |
de cuantas gomas sabeas, |
|
cuantos sabeos perfumes, |
|
cuantas orientales perlas, |
|
bálsamos, mirras y
aloes, |
|
en nuestros montes y selvas, |
210 |
destiladas de las copas |
|
y cuajadas en sus yerbas, |
|
de lágrimas del aurora |
|
la risa del alba engendra, |
|
que no dudo que abrasados |
215 |
en varas de incienso asciendan |
|
donde, ante Dios, más el
humo |
|
que la llama resplandezca. |
|
|
|
BEHOMUD |
Por tanto favor tus plantas... |
|
|
|
CANDACES |
Eso no; a mis brazos llega, |
220 |
y pues a Jerusalén |
|
vas, será justo que
inquieras |
|
de sus más iluminados |
|
patrïarcas y profetas, |
|
rabinos de Palestina |
225 |
y filósofos de Atenas, |
|
qué juicio de aqueste
asombro |
|
divinas y humanas letras |
|
han hecho. Y pues ves, que
quedo |
|
pendiente de la respuesta, |
230 |
mayormente, cuando el pasmo |
|
(Vuelve el terremoto.)
|
vuelve a embestir con más
fuerza, |
|
prevén la partida
cuanto |
|
antes, mientras yo en tu
ausencia, |
|
acompañando a las
gentes |
235 |
que en esos montes se albergan |
|
huyendo de los poblados, |
|
por si acaso les consuela |
|
ver que lo que sienten siento, |
|
repito con todas ellas. |
240 |
|
|
ELLA y VOCES |
[Cantan.]
|
¡Misericordia,
Señor! |
|
¡Clemencia, Señor,
clemencia! |
|
|
|
BEHOMUD |
Queda en paz, que a obedecerte |
|
tan a toda diligencia |
|
iré, que de mi partida |
245 |
sea síncopa la vuelta. |
|
|
|
CANDACES |
Pues sea diciendo (porque |
|
todos lo que temes teman) |
|
que el conflito en que se
halla |
|
toda esta fábrica
inmensa |
250 |
es que ella o su autor
espiran. |
|
|
|
BEHOMUD |
Y añadamos, porque sea |
|
más, al eco de sus
voces |
|
el gemido de las nuestras, |
|
diciendo con todos, cuando |
255 |
himnos y lamentos mezclan. |
|
|
|
|
|
LOS DOS |
¡Clemencia, Señor,
clemencia! |
|
|
|
MÚSICA y
VOCES |
¡Clemencia, Señor,
clemencia! |
260 |
|
|
LOS DOS |
Que espira su autor o espira. |
|
|
|
|
JUNTOS TODOS |
¡Misericordia,
Señor! |
|
¡Clemencia, Señor,
clemencia! |
|
Que espira su autor o espira |
265 |
toda la Naturaleza. |
|
|
|
|
(Repiten la copla, y con esta repetición, sonando a
un tiempo música y terremoto, se van los dos, y sale el
DEMONIO, vestido de
pieles.)
|
DEMONIO |
¿«Que espira su autor
o espira, |
|
toda la Naturaleza»? |
|
Natural filosofía, |
|
¿quién te
dictó consecuencia |
270 |
tanto para otros dudosa |
|
y tanto para mí cierta, |
|
pues yo sólo pude ver, |
|
bien como alta inteligencia |
|
que dando muerte la muerte |
275 |
quedase la muerte muerta? |
|
Mas ¿quién
podría, ¡ay de mí! |
|
dictártela que no fuera |
|
la humana sabiduría |
|
ilustrada de la eterna? |
280 |
Mas no por eso, Dionisio, |
|
tu ingenio te desvanezca, |
|
que el Centurión
también dijo |
|
«verdaderamente era |
|
Hijo de Dios este
hombre». |
285 |
Y no es lo que me atormenta |
|
que en distantes partes, dos |
|
en un concepto convengan, |
|
siendo en ellos conjetura |
|
lo que ya en mí es
evidencia, |
290 |
sino que de su concepto |
|
tanto se explayen las nuevas, |
|
que no habrá donde la
Fama, |
|
que insensiblemente vuela, |
|
no las publique, ocupando |
295 |
los ámbitos de la
tierra, |
|
toda bronces, toda plumas, |
|
toda alas y toda lenguas; |
|
bien que de todos ninguno |
|
tanto mi temor aumenta |
300 |
como esta india del Oriente, |
|
por la veleidad que en ella |
|
hay de mudar religiones. |
|
Dígalo de la primera |
|
Ley Natural recibida |
305 |
la Idolatría; y si ahora
llega |
|
a saber que Nueva Ley |
|
de Gracia fundada deja |
|
el Ignoto Dios...; mas esto |
|
dirá mejor la
experiencia, |
310 |
a cuyo efecto, buscando |
|
el disfraz que más
convenga |
|
para el asumpto que hoy |
|
es de mis rencores tema, |
|
invocaré mi segunda |
315 |
causa que los favorezca. |
|
¡Oh tú, sabia
Pitonisa, |
|
que del Nilo en la ribera, |
|
sirena, llorando hechizas, |
|
cantando hechizas, sirena, |
320 |
siendo al pobre peregrino |
|
que errado pisa su arena |
|
o errado su golfo sulca, |
|
ya a su rumbo o ya a su
huella, |
|
pirata a un tiempo y bandida |
325 |
de sentidos y potencias, |
|
atiende a mi voz! |
|
|
|
(Sale PITONISA.)
|
[PITONISA] |
¿Quién eres,
|
|
¡oh tú!, que con tal
violencia, |
|
al oírte como humano |
|
y al mirarte como fiera, |
330 |
más que me atraes con la
voz |
|
con el aspecto me ausentas? |
|
¿Quién eres, pues, y
qué quieres? |
|
|
|
DEMONIO |
Yo soy, Pitonisa bella, |
|
aquél espíritu
noble |
335 |
que perdió por su
soberbia |
|
gracia, patria y hermosura; |
|
bien que no perdió la
ciencia |
|
cuya plenitud, ninguno |
|
sabe mejor que tú
mesma. |
340 |
|
|
|
DEMONIO |
Sí, que no hay
|
|
criatura que más me
deba |
|
que tú en cuantos
simulacros |
|
adoras y reverencias. |
|
Cuantas respuestas en oro |
345 |
te da Beel, cuantas respuestas |
|
en plata Mohab, en bronce |
|
Moloc, Astarot en piedra, |
|
en cobre Behemot, en hierro |
|
Dagón, Bahalín en
madera, |
350 |
sin otros caseros dioses |
|
en estaño, barro y
cera; |
|
todas son inspiraciones |
|
que a tu invocación
revelan |
|
sobre los pasados hechos |
355 |
las futuras contingencias |
|
que te hacen ídolo
humano |
|
pues te dan el culto dellas, |
|
por ser tú quien las
pronuncia, |
|
siendo yo quien las alienta. |
360 |
Mira si sabiendo ya |
|
quién soy, habrá otro
que sepa |
|
más que tú misma de
mí; |
|
y mira, siendo yo en esta |
|
ocasión el que te
invoca, |
365 |
si debes estarme atenta. |
|
Ya sabes (pero no importa |
|
que lo diga, que hay materias |
|
que no es sobra el repetirlas |
|
y hace falta el no
entenderlas), |
370 |
ya sabes como Sabá |
|
trujo con la descendencia |
|
de Salomón a Etiopia |
|
la Escrita Ley, y que della, |
|
en virtud de su observancia, |
375 |
y en feudo de su obediencia |
|
de Jerusalén al templo |
|
fuese un cordero la ofrenda. |
|
Este común terremoto, |
|
que tanto al mundo amedrenta, |
380 |
ha despertado en Candaces |
|
(que legítima heredera |
|
de Salomón y
Sabá |
|
hoy en el oriente reina) |
|
tal fervor, que en hacimiento |
385 |
de gracias, de que no venga |
|
el golpe tras el amago, |
|
dispone que Behomud sea, |
|
su valido, el que le lleve |
|
y el que en su nombre le
ofrezca. |
390 |
Esto de ser un cordero |
|
la oblación, siempre que a
verla |
|
llego inmolada, es en
mí |
|
de la accesión de mis
penas |
|
el crecimiento, si es |
395 |
que puede ser que en mí
crezcan, |
|
trayéndome a la memoria |
|
que la víctima primera |
|
que a Dios se dio en
sacrificio, |
|
fue sobre cruzada leña |
400 |
de verdes troncos de Abel |
|
el cordero, cuya hoguera |
|
ardió sin fuego hasta
que |
|
bajó del cielo a
encenderla. |
|
Leña y cordero inmolado |
405 |
fue tan revesado emblema |
|
para mí, como lo fue |
|
que una virginal pureza |
|
conciba virgen, que virgen |
|
para, y virgen permanezca; |
410 |
misterio que hasta hoy no
sé |
|
qué velos, sombras o
nieblas |
|
se me pusieron delante |
|
a que de vista la pierda; |
|
y así, dejándole, a
esotro |
415 |
(como a extensión suya)
vuelva: |
|
leña y cordero inmolado |
|
fue tan revesado emblema |
|
para mí, que
discurriendo |
|
de la Escritura la letra, |
420 |
por si algo rastreaba, no
hallo |
|
ápice que no contenga |
|
ser un rebaño de Dios |
|
todo el resto de su Iglesia. |
|
Y más, si juntando
extremos, |
425 |
al espirar el que deja |
|
nueva ley establecida, |
|
hallo que en cordero empieza |
|
una, otra en cordero acaba, |
|
pues al dudar si era o no era |
430 |
el verdadero Mesías, |
|
Juan (su último
profeta) |
|
con el dedo le señala, |
|
diciendo para más
señas: |
|
«este es el Cordero, que |
435 |
de todo el mundo en la esfera |
|
viene a quitar los
pecados». |
|
De paso ahora considera |
|
si vestir la piel del lobo |
|
es bastante consecuencia |
440 |
que explique la
antipatía |
|
que el lobo al cordero tenga, |
|
y si es fuerza que mis iras |
|
añadan a la primera |
|
ojeriza del cordero |
445 |
que hoy su sacrificio sea |
|
ocasión que gentilismo |
|
y hebraísmo tienen
puesta |
|
a Jerusalén en bandos, |
|
fundada la competencia |
450 |
de si en la sentencia vino |
|
o no vino en la sentencia, |
|
uno por no haber cumplido |
|
las hebdómadas la
cuenta, |
|
y otro porque fue temor |
455 |
de que los romanos vengan. |
|
Con que si llega Behomud |
|
y halla en esta controversia |
|
que donde una ley acaba |
|
es donde otra ley empieza, |
460 |
y acude a la profecía |
|
de David, donde lamenta |
|
que ya al pueblo de Israel |
|
Dios no envía sus
profetas |
|
porque ya no quiere que |
465 |
sean víctimas cruentas |
|
de carne y sangre de reses |
|
las que en sus aras se
ofrezcan, |
|
es fuerza que entre los dos |
|
el sacrificio suspenda, |
470 |
acudiendo a consultar |
|
a Candaces; y si ella, |
|
al examinarlas, halla |
|
en la clara estirpe regia |
|
de su gran genealogía |
475 |
que de David hijo era |
|
el crucificado hombre, |
|
en cuyas honras funestas |
|
arrastraron luengos lutos |
|
cielo, sol, luna y estrellas, |
480 |
¿quién duda (y
más con el nombre |
|
de Gracia) admita la nueva |
|
ley, haciendo de su muerte |
|
hereditaria la ofensa? |
|
Y así, remitiendo el
daño |
485 |
a la floja providencia |
|
del tiempo, en que estas
noticias, |
|
como otras, se desvanezcan, |
|
embarazar el camino |
|
a Behomud la diligencia |
490 |
más forzosa es, pues con
esto, |
|
retardándola las
nuevas, |
|
cuando lleguen,
llegarán |
|
más varias y menos
ciertas. |
|
Esta provincia de Gaza, |
495 |
cuyas elevadas peñas, |
|
templos de la
idolatría, |
|
en los términos se
asientan |
|
de Etiopia y Palestina, |
|
son la más precisa
senda |
500 |
de su viaje; y si tú |
|
(que hay delitos que no llega |
|
a cometer el Demonio, |
|
sin que con él los
cometa |
|
el humano ser), si tú, |
505 |
(vuelvo a decir) con la fuerza |
|
de los dos dulces encantos |
|
de tu voz y tu belleza |
|
le embarazas el camino, |
|
yo, como tú le
diviertas, |
510 |
perdido en los laberintos |
|
de su intrincada maleza |
|
podré con la piel del
lobo, |
|
a tu sombra y mi cautela, |
|
amparado de la noche, |
515 |
siempre a mis hurtos expuesta, |
|
irle robando el rebaño |
|
en que por más culto
lleva |
|
acompañado el cordero, |
|
hasta que su candor sea |
520 |
ensangrentado destrozo |
|
de mis garras y mis presas. |
|
Para esto te invoco, y pues |
|
Israel tu nombre afrenta |
|
con el de supersticiosa, |
525 |
de mágica y hechicera, |
|
buena ocasión se te
ofrece: |
|
véngate de sus ofensas, |
|
veamos si este sacrificio, |
|
por ahora impedido, cesa |
530 |
en su intermedio y nos da |
|
ya en dogmáticos
problemas, |
|
ya en apóstatas
cuestiones, |
|
medios contra la fineza, |
|
que en la Pascua del Cordero |
535 |
y en la noche de la Cena, |
|
(del Levítico pasando |
|
las cruentas hostias della, |
|
a una pacífica hostia |
|
de pan y vino incruenta) |
540 |
Cristo dejó instituida, |
|
negándola la asistencia |
|
de que en pan y vino el
hombre, |
|
gusano de polvo y tierra, |
|
caribe de Dios le coma, |
545 |
caribe de Dios le beba, |
|
recibiendo en vino y pan |
|
su carne y su sangre mesma. |
|
|
|
PITONISA |
No solo atenta, Lucero, |
|
pero absorta, más que
atenta, |
550 |
te he escuchado, de tu
saña |
|
tan cómplice, que
resuelta, |
|
porque las voces no ajen |
|
méritos a la
obediencia, |
|
la respuesta que he de darte |
555 |
será no darte
respuesta; |
|
y más a tiempo que
está |
|
tan próxima la
experiencia, |
|
que de esquilas y balidos |
|
se escuchan los ecos cerca. |
560 |
|
|
|
(Dentro esquilas y VOCES de pastores, BEHOMUD, CUIDADO, y el DESCUIDO.)
|
|
DESCUIDO |
Cuidado, ¿qué me
atormentas |
|
siempre de prisa? |
|
|
CUIDADO |
¿Qué mucho,
|
|
si siempre estás tú
de flema? |
|
|
|
|
(Las esquilas, y VOCES.)
|
PITONISA |
Y aun se ven, pues ya de aquel |
565 |
ribazo mirar se deja |
|
un occeano de nieve, |
|
que como que se
despeña, |
|
porque el sol no le derrita, |
|
viene venciendo la cuesta. |
570 |
|
|
|
(Dentro VOCES, y
ruido.)
|
VOCES |
Por aquí una gran
maraña |
|
de inútiles hojas
secas, |
|
hipócritas de un
pantano, |
|
que en el paso se atraviesa, |
|
embarazando el camino, |
575 |
impide que pasar pueda |
|
sin peligro la carroza. |
|
|
|
BEHOMUD |
(Dentro.)
|
No hay peligro que no venza |
|
la fe, a cuyo cargo va |
|
la peregrinación
nuestra; |
580 |
y así, atropellando
este, |
|
pasarle a pie será
fuerza. |
|
|
|
DEMONIO |
También por estotra
parte, |
|
a pesar de incultas
breñas, |
|
vienen tropas de a caballo |
585 |
y una carroza tras ellas, |
|
en cuyos dorados vidrios |
|
la luz del sol reverbera. |
|
Cuando no supiera yo |
|
quién es el que viene en
ella, |
590 |
su grandeza lo diría. |
|
|
|
PITONISA |
Aún no es su mayor
grandeza |
|
el fausto y el aparato. |
|
|
|
DEMONIO |
¿De qué has quedado
suspensa? |
|
|
|
PITONISA |
De ver que un blanco cordero, |
595 |
si bien percibo las
señas, |
|
que de sangrientos claveles |
|
trae coronada la testa, |
|
y guarnecida la piel |
|
también de rosas
sangrientas, |
600 |
es el manso a quien siguiendo |
|
vienen las demás ovejas |
|
de todo el rebaño. |
|
|
DEMONIO |
Ese
|
|
es el que elegido llevan |
|
al sacrificio. |
|
|
PITONISA |
Pues ¿cómo
|
605 |
le eligen, para que muera, |
|
siendo ese cordero el manso? |
|
|
|
DEMONIO |
No ahora en eso te detengas, |
|
que manso y a sacrificio, |
|
no sé que dude o qué
entienda. |
610 |
Y puesto que ya la noche |
|
su negro manto despliega |
|
y que es preciso que haga |
|
toda esta gente alto en esa |
|
verde estancia, donde el
cielo, |
615 |
por no haber poblado cerca |
|
para apastar el ganado, |
|
les da de balde la yerba, |
|
vamos a empezar nosotros |
|
nuestras sañudas
propuestas. |
620 |
|
|
PITONISA |
Dices bien. ¡A tus
astucias |
|
Lucero! |
|
|
DEMONIO |
Tú, a tus cautelas,
|
|
Pitonisa, que si haces |
|
que él en el monte se
pierda, |
|
desvanecido tal vez |
625 |
con gozos, tal con tristezas, |
|
yo, en tanto que los pastores |
|
de estacadas redes cercan |
|
los rediles, miraré |
|
por dónde podré
romperlas. |
630 |
|
|
PITONISA |
Ya llegan; a retirarnos |
|
porque más seguros
duerman |
|
de que hay fieras en el monte |
|
si ven las pieles de fieras. |
|
|
|
DEMONIO |
Dices bien, y así, cuando
ellos |
635 |
dicen... |
|
|
|
DEMONIO |
Digan también nuestros
ecos... |
|
|
|
|
(OTROS y los dos
dicen juntos.)
|
[LOS DOS y
OTROS] |
¡A la cumbre, a la
aspereza! |
|
|
|
OTROS |
¡A la cumbre, a la
aspereza! |
|
|
|
UNOS |
Donde descanse el ganado. |
640 |
|
|
OTROS |
Donde descanse el ganado. |
|
|
|
|
|
UNOS |
Al llano, a la cumbre, al
valle. |
|
|
|
OTROS |
A la espesura, a la selva. |
645 |
|
|
UNOS |
Donde descanse el ganado. |
|
|
|
|
CUIDADO |
(Dentro.)
|
Echa por aquí,
Descuido. |
|
|
|
DESCUIDO |
(Dentro.)
|
Cuidado, ¿qué me
atormentas, |
|
siempre de prisa? |
|
|
CUIDADO |
[Dentro.]
|
¿Qué mucho,
|
650 |
si siempre estás tú
de flema? |
|
|
|
|
(Con esta repetición, salen BEHOMUD, el CUIDADO y el DESCUIDO, y PASTORES.)
|
BEHOMUD |
¡Oh gran Dios de Israel! Tu
fe, |
|
¿qué riesgo
habrá que no venza? |
|
Y ya que a la montaña |
|
lo escabroso rompimos, |
655 |
de cuyo ceño a descansar
salimos |
|
en el florido abril desta
campaña, |
|
antes que a mí me
dispongáis cabaña |
|
que me albergue, pues fuerza es que
paremos, |
|
donde al cansancio alguna tregua
demos, |
660 |
cuidad de que el ganado |
|
no se esparza y divida, |
|
que es bien que la manada
recogida |
|
se halle al amanecer, porque
salgamos |
|
presto de sitio donde bien no
estamos, |
665 |
que aunque es tierra
baldía, |
|
basta ser tierra de la
Idolatría |
|
para no ser mansión; y
así, Cuidado, |
|
pues eres de quien más
siempre he fiado, |
|
a disponer ir puedes |
670 |
el nudado recinto de las
redes, |
|
que junta nos la tenga |
|
para marchar luego que el alba
venga. |
|
|
|
CUIDADO |
Bien de las ansias mías |
|
la paz, señor, de tu
descanso fías. |
675 |
|
|
BEHOMUD |
Id todos, id con él para
ayudalle. |
|
|
|
TODOS |
No hay ninguno, que prompto no se
halle |
|
a conseguir tu agrado. |
|
|
|
BEHOMUD |
Ya le lleváis, pues vais con
mi Cuidado. |
|
|
|
DESCUIDO |
Ahora bien: aunque yo nunca le
espero, |
680 |
esta vez al Cuidado seguir
quiero. |
|
|
|
|
|
BEHOMUD |
No hay para qué, bien puedes
detenerte, |
|
que quiero que conmigo |
|
te quedes tú. |
|
|
|
(Vanse los PASTORES.)
|
|
BEHOMUD |
Sí, por si consigo
|
685 |
ver, habiendo fiado |
|
la quietud de mi espíritu al
Cuidado, |
|
de quien seguro quedo |
|
si contigo, Descuido, pagar
puedo |
|
un solo instante breve |
690 |
la natural pensión que al
sueño debe |
|
este caduco ser, sin que por
eso |
|
tema que la objección culpe
mi exceso; |
|
que si el Cuidado está de
centinela, |
|
aunque duerma el Descuido, duerme
en vela, |
695 |
pues de sentidos falto |
|
aun la misma quietud le es
sobresalto. |
|
|
|
DESCUIDO |
Yo no entiendo esa historia; |
|
solo sé que soy flaco de
memoria, |
|
y que en cuanto al dormir, lo
más que he hallado, |
700 |
Señor, entre el Descuido y
el Cuidado, |
|
es, que grande y
pequeño, |
|
iguales son lo que les dura el
sueño. |
|
|
|
BEHOMUD |
Pues seamos iguales, |
|
o bien soñemos bienes o bien
males. |
705 |
Este pendiente risco |
|
del soberbio obelisco |
|
de toda la montaña, |
|
esta noche mi tienda de
campaña |
|
habrá de ser, y el catre de
su lecho |
710 |
esta peña. |
|
|
DESCUIDO |
¿De más honra y
provecho
|
|
no será un almohadón
de la carroza, |
|
que atascada entre el légamo
y la broza |
|
del pantano quedó, mientras
la gente |
|
no acaba de sacarla? |
|
|
BEHOMUD |
Cuerdamente
|
715 |
has prevenido; ve por él
volando. |
|
|
|
DESCUIDO |
El Descuido no vuela; pero
andando, |
|
«almohadón,
almohadón» iré diciendo |
|
que así no errar a lo que
voy pretendo. |
|
Almohadón; mas ¿para
qué es la gana |
720 |
de estudiar hoy lo que he de errar
mañana? |
|
(Vase.)
|
|
|
BEHOMUD |
Ya que solo he quedado, |
|
arbitrio del Descuido y del
Cuidado, |
|
dadme, Señor, licencia |
|
a consultar con vos la
insuficiencia |
725 |
de una duda, que en este
sacrificio |
|
a que voy enviado |
|
me desvela, que aunque es tan sumo
grado |
|
ir en vuestro servicio, |
|
no sé qué alto
misterio, qué alto juicio, |
730 |
que ni alcanzo ni infiero, |
|
contenga ser la víctima un
cordero, |
|
animal tan pacífico y
mansueto, |
|
que al silbo del pastor viene
llamado, |
|
que al mal pulido tronco del
cayado |
735 |
tan obediente nace y tan
sujeto, |
|
que ni un balido el natural
afeto |
|
del esquilmo le debe a la
tonsura, |
|
con sencillez tan cándida y
tan pura, |
|
que no le ponga de una y otra
ofensa |
740 |
en fuga el miedo, el ánimo
en defensa. |
|
Sin duda, que en sí
encierra |
|
o luz o viso, o símbolo o
figura, |
|
que hasta hoy el cielo
reservó a la tierra; |
|
y pues un indio en discurrir no
yerra |
745 |
que hay escondido enigma
reservado |
|
en ir a vuestro altar
sacrificado, |
|
¿cuándo,
Señor, sabrá lo que predice? |
|
|
|
PITONISA |
(Dentro cantando en tono triste,
con cadencias del llanto.)
|
¡Ay mísera de
mí! ¡Ay infelice! |
|
|
|
BEHOMUD |
Mas ¿qué triste
lamento |
750 |
es el que esparce en
lástimas el viento? |
|
|
|
PITONISA |
El que fingiendo el llanto de la
hiena, |
|
tu discurrir le ha hecho verdad la
pena; |
|
y así, por ti y por
sí dos veces dice. |
|
(Canta.)
|
¡Ay mísera de
mí! ¡Ay infelice! |
755 |
¡Ay mísera de
mí! ¡Ay infelice! |
|
|
|
BEHOMUD |
A esta parte parece |
|
que se formó el gemido; |
|
la voz es de mujer, vuelva el
oído |
|
a atender, por si el eco a ser se
ofrece |
760 |
norte boreal que me encamine a
ella, |
|
pues es fuerza buscalla y
socorrella, |
|
que a mi valor desdice |
|
mujer y desamparo. |
|
|
PITONISA |
(En estilo recitativo,
llorando.)
|
¡Ay infelice
|
|
de la que a fuerza del fatal
destino, |
765 |
de la noche asaltada, |
|
de fieras en un monte
amenazada, |
|
se halla sin luz, sin senda y sin
camino! |
|
|
|
BEHOMUD |
No soy quien soy si no me
determino |
|
a ir en socorro suyo. |
(Vase.)
|
|
|
PITONISA |
(Representa.)
|
Hacia aquí viene;
|
770 |
porque se empeñe más,
no me conviene |
|
que me vea, y así, por otra
parte, |
|
valiéndome a contrario de
otro arte, |
|
al llanto de la hiena |
|
sucederá la voz de la
sirena. |
775 |
|
|
BEHOMUD |
(Dentro.)
|
Triste gemido, ya intrincadas
ramas |
|
rompo por ti; la lástima que
incluyes |
|
vuelva a inspirar el ánimo
que influyes. |
|
Y si me huyes, ¿para
qué me llamas? |
|
O si me llamas, ¿para
qué me huyes? |
780 |
Vuelve al suspiro en que tu queja
arguyes; |
|
llévame tú a reparar
tu daño. |
|
|
|
PITONISA |
(Canta en tono alto y alegre
dentro, al otro lado.)
|
¡Hola, hau! ¡Ah del
rebaño! |
|
|
|
BEHOMUD |
(Dentro a otra parte.)
|
Pero ¿qué es lo que
escucho? |
|
Si mucho era el pavor, el gozo es
mucho, |
785 |
pues otra voz más dulce y
más sonora |
|
alegre canta lo que aquella
llora; |
|
vuelva a escuchar, por si es que yo
me engaño. |
|
|
|
PITONISA |
(Cantado.)
|
¡Hola, hau! ¡Ah del
rebaño! |
|
Peregrino mayoral |
790 |
de ese cándido redil, |
|
por quien lidian nieve y flor |
|
sobre si es ampo o
jazmín, |
|
ya que del ardiente agosto |
|
del etíope país |
795 |
a las campañas de Gaza |
|
nievas, buscando el abril, |
|
ven a mi voz, que
siguiéndome a mí, |
|
lo feliz trocarás por lo
infeliz. |
|
|
|
|
(Sale BEHOMUD.)
|
BEHOMUD |
Mi espíritu este acento tras
sí lleva, |
800 |
que si la una enternece, la otra
eleva. |
|
Tras ella iré; mas
¿qué dirá la Fama, |
|
yendo a quien su descanso a gozar
llama, |
|
y no a quien llama a reparar su
daño? |
|
Y así, tras esta... |
|
|
|
(Canta PITONISA.)
|
PITONISA |
¡Hola, hau! ¡Ah del
rebaño!
|
805 |
No a esotro confín te
vuelvas, |
|
antes que de mi confín |
|
tan heroico huésped
vaya |
|
agasajado de mí. |
|
Ven, pues, ven donde descanses |
810 |
en el ameno pensil |
|
de mi alcázar, ya que el
hado |
|
te trueca un monte a un
jardín; |
|
en él sabrás que soy
quien, |
|
compadecida de ti |
815 |
y obligada de que vayas |
|
a tan religioso fin, |
|
te llama; sigue mi voz |
|
y no cuides de seguir |
|
lástimas, a donde
tienes |
820 |
delicias en que elegir. |
|
Ven, pues, ven, que
siguiéndome a mí, |
|
lo feliz trocarás por lo
infeliz. |
|
|
|
BEHOMUD |
Bien me aconsejas; seguiré
tu canto; |
|
no siempre queda ventajoso el
llanto. |
825 |
(Vase.)
|
|
|
PITONISA |
(Representa PITONISA.)
|
Hacia aquí vuelve; pero
aquí tampoco |
|
me ha de ver; desvelado, absorto y
loco |
|
lo he de traer, hasta que con mi
engaño, |
|
perdiéndose él, se
pierda en busca suya |
|
toda su gente, y sin pastores
huya |
830 |
destrozado del lobo su
rebaño. |
|
(Vase.)
|
|
|
BEHOMUD |
(Dentro.)
|
Nuevo prodigio extraño |
|
¿hacia qué parte
estás? ¿No me respondes? |
|
¿Por qué en segundo
laberinto ofuscas |
|
mi vida? ¿A qué te
escondes, si me buscas? |
835 |
¿O para qué me
buscas, si te escondes? |
|
Mal con ambos afectos
correspondes, |
|
que favor y crueldad frase es que
dice |
|
contradición, y... |
|
|
PITONISA |
(A otra parte.)
|
¡Ay mísera,
infelice!
|
|
|
|
|
(Sale BEHOMUD.)
|
BEHOMUD |
Perdido he vuelto a dar donde
primero. |
840 |
|
|
PITONISA |
¡Oh tú!, quienquiera
que eres pasajero, |
|
que a ampararme venías, |
|
si opresa yo de las desdichas
mías |
|
suspendí el boreal norte de
mi acento, |
|
que por entonces me embargó
el aliento |
845 |
¿por qué tras otra
voz tu honor me deja? |
|
¿Vale más un halago
que una queja? |
|
Vuelve, vuelve a mi llanto, |
|
que de zarzas y troncos el
quebranto |
|
en quien rendida quedo |
850 |
es tal, que dél salir por
mí no puedo. |
|
|
|
BEHOMUD |
¿Qué duda el valor
mío? |
|
Del natural afecto acuda el
brío, |
|
más que al deleite, al
daño. |
|
|
|
PITONISA |
(A un lado.)
|
(Canta.)
|
¡Hola, hau! ¡Ah del
rebaño! |
855 |
No tan presto
desconfíes |
|
¡oh tú, mayoral
gentil! |
|
de que de ti lastimada |
|
no me deje ver de ti, |
|
que quiero que la fineza |
860 |
crezca sin dueño; y
así, |
|
pues soy la que de tu fe |
|
movida intenta que aquí |
|
le pagues el hospedaje |
|
solo en dejarte servir, |
865 |
ven, pues, ven, que
siguiéndome a mí |
|
lo feliz trocarás por lo
infeliz. |
|
|
|
BEHOMUD |
¿Quién deja de
averiguar |
|
desta fe el piadoso fin? |
|
|
|
PITONISA |
(A otro lado.)
|
¡Ay mísera de
mí! |
870 |
|
|
BEHOMUD |
¿Ni quién, oyendo
esta queja, |
|
a ella deja de acudir? |
|
|
|
PITONISA |
(A un lado.)
|
Siguiéndome a
mí, |
|
lo feliz trocarás por lo
infeliz. |
|
(A otro lado.)
|
No siguiéndome a
mí, |
875 |
será trocar lo noble por lo
vil. |
|
|
|
BEHOMUD |
¿Qué acero entre dos
imanes |
|
tirado, por acudir |
|
a entrambos, no va a ninguno, |
|
como yo, oyendo... |
|
|
CUIDADO |
(Dentro.)
|
Venid,
|
880 |
venid a mi voz, pastores, |
|
que un fiero monstruo... |
|
|
|
CUIDADO |
(Dentro.)
|
...buscando a quien devorar, |
|
anda rondando el redil. |
|
|
|
BEHOMUD |
Esta es la voz del Cuidado, |
885 |
ya aquí no hay que
discurrir, |
|
que donde el Cuidado llama |
|
es donde debo acudir |
|
antes que todo. |
|
|
PITONISA |
Eso fuera
|
|
si te dejara salir |
890 |
monte y noche antes que logre |
|
el Lucero destruir |
|
todo el rebaño. |
|
|
CUIDADO |
(Dentro.)
|
Soltad
|
|
los perros y desceñid |
|
las hondas. |
|
|
|
CUIDADO |
Ven, Behomud, ven a asistir |
|
donde con tu vista alienten |
|
tus pastores. |
|
|
BEHOMUD |
¡Ay de mí!,
|
|
que la noche y lo fragoso |
|
del monte oponen al ir |
900 |
en cada rama un tropiezo |
|
y un lazo en cada raíz. |
|
Inmenso Dios de Jehová, |
|
siendo acto de tu fe el fin |
|
de mi peregrinación, |
905 |
¿no habrá quien me
ampare? |
|
|
|
(Música, y ÁNGEL sale.)
|
|
PITONISA |
¿Quién?
¿Cuándo? Yo... mas ¿qué es esto? |
|
¡Vista y aliento
perdí! |
|
¿Qué nueva luz,
dioses, es, |
|
la que abrasándome
allí |
910 |
aquí me pasma, trocando |
|
el pronunciar en gemir? |
|
|
|
BEHOMUD |
¿Qué divina luz es,
cielos, |
|
la que alumbrándome
aquí |
|
allí me ilumina? |
|
|
ÁNGEL |
No
|
915 |
lo examines, que eso... |
|
|
|
ÁNGEL |
El acto de fe a que vas |
|
es el que lo ha de decir; |
|
baste saber ahora que es |
|
la que a una fiera hizo huir |
920 |
y enmudecer a otra fiera |
|
aun no de menos cerviz, |
|
y la que, ya asegurados |
|
tus pastores, que sin ti |
|
amedrentados huían, |
925 |
trae en tu busca, y, en fin, |
|
la que te viene a guiar |
|
para que desta gentil, |
|
bárbara, idólatra
tierra, |
|
seguro salgas; y así, |
930 |
dejando a su esfinge, |
|
y siguiéndome a
mí, |
|
lo infeliz trocarás por lo
feliz. |
|
|
|
BEHOMUD |
A tanto asombro responda, |
|
no el hablar, sino el sentir. |
935 |
|
|
|
(Salen todos los PASTORES, y el CUIDADO por una parte, y por otra el
DESCUIDO, con un alero del
coche.)
|
CUIDADO |
Gracias a Dios que te
hallamos. |
|
|
|
TODOS |
A todos nos da una y mil |
|
veces tu mano a besar. |
|
|
|
DESCUIDO |
Y más que a todos, a
mí, |
|
que te traigo en que
descanses. |
940 |
|
|
BEHOMUD |
¿Pues qué es lo que
traes ahí? |
|
|
|
|
|
DESCUIDO |
Que como fui
|
|
con prisa a servirte, en medio |
|
del camino me dormí; |
945 |
desperté, y no me
acordando |
|
de lo que iba a prevenir, |
|
sino solo que empezaba |
|
su nombre en al,
discurrí |
|
si sería alfombra,
alnafe, |
950 |
almoguer o almojarif, |
|
o otros de los empezados |
|
en al; con que cuando vi |
|
carroza y alero, dije: |
|
a ti te busco, y así, |
955 |
traigo el susodicho alero |
|
en que te eches a dormir. |
|
|
|
CUIDADO |
Calla, que este tiempo es
más |
|
de atender que de reír. |
|
|
|
BEHOMUD |
Bien le reprendes, Cuidado, |
960 |
pues solo es tiempo de ir |
|
tras aquella luz, que lleva |
|
vida y sentidos tras
sí. |
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ÁNGEL |
Pues venid todos, venid, |
965 |
que como una vez
salgáis |
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de este idólatra
confín, |
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(Cantado.)
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dejando a su esfinge; |
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y siguiéndome a
mí, |
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lo infeliz trocaréis por lo
feliz. |
970 |
(Yéndose.)
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Venid, venid. |
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TODOS |
(Cantando.)
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Pues dejando su esfinge,
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y siguiéndote a ti, |
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lo infeliz trocaremos a feliz. |
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(Vanse, y queda PITONISA.)
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PITONISA |
¡Oh, nunca fingido
hubiera |
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la incauta voz que
fingí, |
975 |
pues, víbora, con mi
misma |
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ponzoña, yo misma a
mí |
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me he dado la muerte! |
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(Sale el DEMONIO.)
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DEMONIO |
Y nunca
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hubiera sido mi ardid |
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de basilisco, que vuelve |
980 |
su veneno contra sí. |
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¿Quién va? |
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DEMONIO |
Si morir puedo, a morir |
985 |
a manos de mi rencor, |
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mi rabia, o mi frenesí. |
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DEMONIO |
Que
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apenas llegué a
embestir |
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de ese enredado recinto |
990 |
el nudoso rebellín, |
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cuando el Cuidado, que nunca |
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duerme, empezó a
requerir |
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pastores y perros; unos, |
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con las armas de David, |
995 |
hondas y piedras, y otros |
|
con ladridos, resistir |
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mi entrada intentaron; pero |
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poco les podrían
servir, |
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si entre ellos no viniera |
1000 |
un blanco y negro
mastín, |
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de cuya boca jurara |
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que había visto salir |
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una llama. |
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PITONISA |
¡Ay! que esa llama
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debió de ser la que vi, |
1005 |
para mí sola cegar, |
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para los demás lucir; |
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en fe de ser ella quien |
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la palabra ha de cumplir |
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de que a sus ángeles
Dios |
1010 |
ha de mandar asistir |
|
en sus caminos al hombre. |
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DEMONIO |
¿Luego no hay que
proseguir |
|
tú en tus encantos, ni
yo |
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mis astucias? |
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PITONISA |
Ir
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1015 |
en su seguimiento en otro |
|
hábito y con otro
ardid. |
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Judaísmo y Gentilismo, |
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¿no tienen en lid civil |
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puesto al mundo? Pues hagamos |
1020 |
los dos sangrienta la lid. |
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Yo, en común,
idolatría, |
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pues lo que quiere decir |
|
es culto supersticioso, |
|
que es el que me toca a
mí, |
1025 |
influiré en el
Gentilismo |
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sañas, para destruir |
|
a Jerusalén. Tú,
puesto |
|
que es lo que te toca a ti, |
|
como apóstata que eres |
1030 |
del imperio de zafir, |
|
perturbar la religión, |
|
podrás también
influir |
|
iras en el Hebraísmo, |
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en orden a no admitir |
1035 |
la nueva Ley de la Gracia; |
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con que en partido
motín |
|
se impedirán uno a otro |
|
el que lleguen a admitir |
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Sacrificio en que es forzoso |
1040 |
se hayan de contradecir |
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con lo idólatra el
hebreo, |
|
con lo apóstata el
gentil. |
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DEMONIO |
Si una cosa es intentar |
|
y otra cosa es conseguir, |
1045 |
intentemos el vencer |
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y consígase el morir. |
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Vamos, pues. |
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PITONISA |
Pues sea, Lucero
|
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empezando desde aquí |
|
para mezclarnos con ellos |
1050 |
ensayados a fingir |
|
con ellos diciendo. |
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LOS DOS y
UNOS |
(Dentro.)
|
Venid, venid,
|
|
y dejando su esfinge, |
|
y siguiéndome a
mí, |
|
lo infeliz trocareis a lo
feliz. |
1055 |
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(Vanse.)
|
|
(Ábrese el carro de palacio y vese CANDACES sentada en real trono, y dos
DAMAS a su lado
cantando.)
|
DAMAS |
(Cantan.)
|
¡Oh! ¡Cómo yace
postrada, |
|
sin consuelo y sin placer, |
|
la emperatriz de las gentes, |
|
diciendo cuantos la ven: |
|
Jerusalén,
Jerusalén! |
1060 |
|
|
MÚSICA |
(Dentro.)
|
Pues no hay dolor que iguale a tu
dolor, |
|
conviértete a tu Dios y tu
Señor, |
|
que es el último bien. |
|
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CANDACES |
Doris ¿qué triste
canción |
1065 |
es esa? |
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|
DAMA 1.ª |
Una que leí
|
|
en un libro tuyo. |
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|
DAMA 1.ª |
Lamentación
|
|
se llama, de Jeremías. |
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|
CANDACES |
Algo me da que pensar |
1070 |
que le moviera a llorar |
|
en todas sus profecías |
|
ruinas de Jerusalén. |
|
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|
DAMA 2.ª |
Como sus cautividades |
|
fueron en varias edades, |
1075 |
sería alguna de ellas
quien |
|
a llorarla le obligó. |
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|
CANDACES |
Dices bien; pero ahora
aquí |
|
acordármelas a
mí |
|
no acaso parece. |
|
|
DAMA 2.ª |
No
|
1080 |
tus melancolías,
señora, |
|
te persuadan a que pudo |
|
ser más que acaso. |
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|
CANDACES |
No dudo
|
|
que sea así; mas
¿quién ignora |
|
que un abismo a otro se llama? |
1085 |
Y como siempre el que viene |
|
es donde dispuesta tiene |
|
la imaginación la llama |
|
de su más vivo cuidado; |
|
y el que a mí me aflige
es |
1090 |
no haber sabido,
después |
|
que fue Behomud enviado |
|
a Jerusalén, de
mí, |
|
¿qué mucho que oyendo
ahora |
|
de Jerusalén, Lidora, |
1095 |
ruinas, dél me acuerde? Y
si |
|
un aviso a otro adelanto, |
|
el tiempo en que le
envié, |
|
el de aquel eclipse fue, |
|
de cuyo horroroso espanto |
1100 |
la Fama, que siempre dio |
|
más nuevas del mal que el
bien, |
|
cuenta que en Jerusalén |
|
el terremoto empezó: |
|
terremoto, sacrificio, |
1105 |
Jerusalén,
destruición, |
|
Behomud y lamentación, |
|
todo ha revuelto en mi juicio |
|
un caos de confusiones; |
|
pero para que no crean |
1110 |
que agüeros para mí
sean |
|
sagradas lamentaciones, |
|
proseguid sus
profecías. |
|
¡Inmenso Dios de
Jehová, |
|
o luz o acierto me da, |
1115 |
para que las ansias
mías |
|
descansen, sabiendo que |
|
la meda de mi tributo |
|
logró el religioso
fruto |
|
del símbolo de la fe! |
1120 |
Vuelva, pues, Behomud con
bien, |
|
que pendiente el alma
está |
|
hasta saber qué le
habrá |
|
pasado en Jerusalén. |
|
|
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|
(Sale la FE.)
|
FE |
Duerme tú, que a ojos
cerrados, |
1125 |
creyendo lo que no ve, |
|
hasta su triunfo, mi fe |
|
asistirá a tus
cuidados. |
|
|
|
DAMAS |
(Cantan.)
|
¡Oh!, ¡Cómo sola
y viuda, |
|
sin quien la alivie ni quien |
1130 |
la consuele, llora y gime, |
|
oyendo una y otra vez! |
|
|
|
MÚSICA |
[Dentro.]
|
Jerusalén,
Jerusalén, |
|
pues no hay dolor que iguale a tu
dolor, |
|
conviértete a tu Dios y tu
Señor, |
1135 |
que es el último bien, |
|
¡Jerusalén,
Jerusalén! |
|
|
|
DAMA 1.ª |
Parece que se ha dormido. |
|
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|
DAMA 2.ª |
Dejémosla descansar, |
|
que la cura del pesar |
1140 |
solo el sueño la ha
sabido. |
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|
CANDACES |
¿Qué pesadez tan
crüel |
|
es la que me aflige esquiva? |
|
|
|
|
(Vanse las DAMAS,
y ella en sueños representa, y salen por una parte, el
PUEBLO HEBREO con algunos
soldados, y por otra el PUEBLO
ROMANO; y entre unos, y otros, la PITONISA, a lo judío, el
DEMONIO a lo romano, y en
medio de ellos FILIPO,
viejo venerable, vestido de antiguo sacerdote en diciendo
dentro.)
|
DEMONIO |
(Dentro.)
|
¡El romano imperio viva! |
|
|
|
ROMANO |
¡El romano imperio viva! |
1145 |
|
|
PITONISA |
(Dentro.)
|
¡Viva el pueblo de
Israel! |
|
|
|
HEBREO |
¡Viva el pueblo de
Israel! |
|
|
|
PITONISA |
Ya que ha logrado el ardid |
|
disfraz que nuestro deseo, |
|
inspirando yo al Hebreo, |
1150 |
y tú inspirando al
Gentil, |
|
haya encendido el tumulto |
|
de ambos bandos, avivemos |
|
su llama. |
|
|
DEMONIO |
El aire infestemos
|
|
contra ese piadoso culto, |
1155 |
siempre andando a vista
dél, |
|
diciendo con voz altiva: |
|
|
|
|
OTROS |
Viva el pueblo de Israel. |
|
|
|
ROMANO |
La víctima ha de ser
mía. |
1160 |
|
|
HEBREO |
Que a mí se me entregue es
bien. |
|
|
|
CANDACES |
[Entre
sueños.]
|
¡Ay de ti,
Jerusalén! |
|
|
|
|
|
|
FILIPO |
Aunque aventure una y mil |
|
vidas en glorioso empleo |
1165 |
de tus sañas, Pueblo
Hebreo, |
|
o de las tuyas, Gentil |
|
Romano, no he de dejar |
|
de persuadir a los dos |
|
un Dios que es el solo Dios, |
1170 |
a quien hoy sacrificar, |
|
-porque el mundo serlo
entienda-, |
|
la víctima me ha
tocado, |
|
no ya en cordero inmolado, |
|
sino en pacífica
ofrenda; |
1175 |
y así, aquese
advenedizo |
|
indio que desde el oriente, |
|
de Jerusalén al templo, |
|
a hacer sacrificio viene, |
|
y para entrar en él
pide |
1180 |
licencia, haced que me
entregue |
|
el cordero que trae, pues |
|
no a ti entregártele
debe, |
|
pues ya tu ley espiró, |
|
ni a ti, pues la que tú
tienes |
1185 |
ni entra ni sale hasta ahora, |
|
en los varios pareceres |
|
de si es mejor o no es, |
|
en la opinión de ambas
gentes |
|
la nueva ley, que yo admito, |
1190 |
que no la antigua, que él
pierde; |
|
con que a mí toca. |
|
|
CANDACES |
(Entre
sueños.)
|
¡Mortal
|
|
congoja! ¡Cielos,
valedme! |
|
|
|
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|
ROMANO |
La voz, Filipo, suspende. |
1195 |
|
|
|
|
HEBREO |
...De ese
|
|
que intruso Hijo de Dios,
quiso |
|
Dios de Palestina hacerse. |
|
|
|
ROMANO |
...De ese que en
Jerusalén |
1200 |
Rey pensó aclamarse. |
|
|
|
ROMANO |
¿Imaginas
|
|
que yo he de vengar su muerte? |
|
|
|
HEBREO |
Fácil será a mis
rencores |
|
conseguirlo. |
|
|
ROMANO |
No lo intentes,
|
1205 |
que no fácil a mis iras |
|
será que al culpado
vengue, |
|
cuando mi mayor anhelo |
|
es vengar al inocente. |
|
|
|
HEBREO |
Y pues nada ha de servirte... |
1210 |
|
|
ROMANO |
Y pues nada ha de valerte... |
|
|
|
HEBREO |
El que persuadirme quieras... |
|
|
|
ROMANO |
El que reducirme intentes... |
|
|
|
HEBREO |
A que yo deje la anciana |
|
ley, que heredé. |
|
|
ROMANO |
A que yo deje
|
1215 |
la adoración de mis
dioses. |
|
|
|
HEBREO |
Y otro sacrificio acepte, |
|
que no sea el sacrificio |
|
de mis inmoladas reses. |
|
|
|
ROMANO |
Ni consienta que ese templo |
1220 |
ignoto Dios reverencie. |
|
|
|
HEBREO |
Arderá Jerusalén |
|
en muertas cenizas leves. |
|
|
|
ROMANO |
Sí arderá, pues su
huracán |
|
serán mis romanas
huestes. |
1225 |
|
|
HEBREO |
Y así, huyendo de mi
saña, |
|
vete de mi vista. |
|
|
ROMANO |
Vete
|
|
también de la mía,
que no |
|
quiero oírte. |
|
|
|
LOS DOS |
¿Qué esperas, pues?
¿A qué aguardas? |
1230 |
|
|
FILIPO |
¡Oh Señor,
quién mereciese |
|
ver que víctima que
vino |
|
a vuestro templo a ofrecerse, |
|
volvía tan elevada |
|
que decir mi fe pudiese |
1235 |
que vino cruento cordero |
|
y incruento cordero vuelve! |
|
(Vase.)
|
|
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