| Caperucita Roja visitará a la abuela | | | | que en el poblado próximo sufre de extraño mal. | | | | Caperucita Roja, la de los rizos rubios, | | | | tiene el corazoncito tierno como un panal. | | |
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| A las primeras luces ya se ha puesto en camino | | | | y va cruzando el bosque con un pasito audaz. | | | | Sale al paso Maese Lobo, de ojos diabólicos. | | | | «Caperucita Roja, cuéntame adónde vas». | | |
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| Caperucita es cándida como los lirios blancos. | | | | «Abuelita ha enfermado. Le llevo aquí un pastel | | | | y un pucherito suave, que se derrama en juego. | | | | ¿Sabes del pueblo próximo? Vive en la entrada de él». | | |
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| Y ahora, por el bosque discurriendo encantada, | | | | recoge bayas rojas, corta ramas en flor, | | | | y se enamora de unas mariposas pintadas | | | | que la hacen olvidarse del viaje del Traidor... | | |
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| El Lobo fabuloso de blanqueados dientes, | | | | ha pasado ya el bosque, el molino, el alcor, | | | | y golpea en la plácida puerta de la abuelita, | | | | que le abre. (A la niña ha anunciado el Traidor.) | | |
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| Ha tres días la bestia no sabe de bocado. | | | | ¡Pobre abuelita inválida, quién la va a defender! | | | | ... Se la comió riendo toda y pausadamente | | | | y se puso en seguida sus ropas de mujer. | | |
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| Tocan dedos menudos a la entornada puerta. | | | | De la arrugada cama dice el Lobo: «¿Quién va?». | | | | La voz es ronca. «Pero la abuelita está enferma». | | | | la niña ingenua explica. «De parte de mamá». | | |
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| Caperucita ha entrado, olorosa de bayas. | | | | Le tiemblan en la mano gajos de salvia en flor. | | | | «Deja los pastelitos; ven a entibiarme el lecho». | | | | Caperucita cede al reclamo de amor. | | |
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| De entre la cofia salen las orejas monstruosas. | | | | «¿Por qué tan largas?», dice la niña con candor. | | | | Y el velludo engañoso, abrazado a la niña: | | | | «¿Para qué son tan largas? Para oírte mejor». | | |
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| El cuerpecito tierno le dilata los ojos. | | | | El terror en la niña los dilata también. | | | | «Abuelita, decidme: ¿por qué esos grandes ojos?». | | | | «Corazoncito mío, para mirarte bien...». | | |
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| Y el viejo Lobo ríe, y entre la boca negra | | | | tienen los dientes blancos un terrible fulgor. | | | | «Abuelita, decidme: ¿por qué esos grandes dientes?». | | | | «Corazoncito, para devorarte mejor...». | | |
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| Ha arrollado la bestia, bajo sus pelos ásperos, | | | | el cuerpecito trémulo, suave como un vellón; | | | | y ha molido las carnes, y ha molido los huesos, | | | | y ha exprimido como una cereza el corazón... | | |
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