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Cátedra Valle-Inclán

Introducción a la vida y obra de Valle-Inclán

Por Margarita Santos Zas
(Directora de la Cátedra Valle-Inclán de la USC)

El retorno de Valle-Inclán al teatro

En los años posteriores a las Sonatas Valle continúa asistiendo a las citadas tertulias de los concurridos cafés madrileños. En 1907 Don Ramón contrajo matrimonio con la actriz Josefina Blanco. Se habían conocido a principios de siglo en el círculo teatral de María Tubau. Tenía 43 años cuando nace su hija María de la Concepción. Después vendrían Joaquín María (muerto prematura­mente), Carlos Luis, María Beatriz, Jaime Clemente y Ana María Antonia. De la vida familiar Valle-Inclán-Blanco se sabe poco y hasta hoy se han guardado celosamente los datos relativos a la conflictiva relación matrimonial, que terminaría en divorcio.

Por lo que respecta a su obra, a partir de las Sonatas comienzan a percibirse signos de un cambio que se va a ir haciendo cada vez más notable, a la par que su producción literaria se abre en tres direcciones: poética, dramática y narrativa.

1907: «Águila de Blasón. Comedia bárbara dividida en cinco jornadas». Barcelona, F. Granada y Cía., Tip. El Anuario, 1907, 300 págs. [Cubierta]1907: «Águila de Blasón. Comedia bárbara dividida en cinco jornadas». Barcelona, F. Granada y Cía., Tip. El Anuario, 1907, 300 págs. [Portada]1906 marca el retorno de Valle a las tablas como creador. El 25 de enero estrena en el madrileño teatro Princesa El Marqués de Bradomín. Coloquios románticos, una obra collage que, al refundir textos anteriores, tiende un puente entre las Sonatas y la trilogía «bárbara», que comienza a pergeñar en estas mismas fechas. En 1907, junto a su primer libro de poemas, Aromas de leyenda. Versos en loor de un santo ermitaño, edita el texto inaugural de dicha trilogía: Águila de Blasón

Con ella hace su aparición la saga Montenegro, encabezada por el patriarca, Don Juan Manuel, viejo hidalgo de noble pazo gallego, que contempla con impotente rabia y honda nostalgia cómo su mundo, la arcaica sociedad que representa la Galicia decimonónica -la misma que Valle-Inclán vivió de rapaz-, se desmorona ante el empuje de la nueva y pujante sociedad burguesa, capitalista y liberal. Entre ambas aparecen las generaciones más jóvenes, desarraigadas por el cambio -los hijos del viejo hidalgo-, que acabarán por convertirse -con la excepción de Miguel- en ladrones del patrimonio familiar y, finalmente, en parricidas.

1908: «Romance de Lobos. Comedia bárbara dividida en cinco jornadas». Madrid, Pueyo, 1908 (colofón: 25-01-1908), 268 págs.1923: «Cara de Plata. Comedia bárbara». Madrid, Renacimiento, Imp. Cervantina, 1923. Opera Omnia, XIII (colofón: 10-12-1923), 278 págs.Completan la trilogía Romance de Lobos (1908) y Cara de Plata, publicada en 1922 en la prensa y al año siguiente como libro. Tiene éste la particularidad de que, siendo el tercero de la serie, argumentalmente es el primero, ya que la muerte de Montenegro a manos de sus hijos, en Romance de Lobos, impedía continuar el ciclo en esta dirección, por lo que Valle recreó en Cara de Plata los antecedentes lejanos del dramático desenlace.

De la trilogía solamente se estrenó en vida de su autor Águila de Blasón, representada en Barcelona el 2 de marzo de 1907. Josefina Blanco interpretó un breve papel, ponderado en los comentarios críticos contemporáneos. No era la primera vez, ya había actuado en El Marqués de Bradomín, en 1906. Y nos consta que preparaba para su estreno Romance de Lobos, ya que entre los manuscritos del escritor se conserva un ejemplar de la primera edición, con notas de puño y letra de Valle-Inclán, indicativas de la voluntad de adaptar el texto a los medios escénicos con que se contaba en la época, reduciendo su extensión, fundiendo o suprimiendo escenas y prescindiendo de todos aquellos elementos que, por su aparatosidad o número de personajes, podían dificultar su puesta en escena. La obra no llegó a representarse por razones que ignoramos.

Estos estrenos y, en particular, el de Águila de Blasón y el proyectado de Romance de Lobos, confirman que Valle, cuando escribió estas obras, pensaba en ellas como textos representables, lo que desmiente la idea, bastante extendida, de que las piezas dramáticas de Don Ramón fueron concebidas como teatro leído. Valle-Inclán fue ante todo un hombre de teatro, que enfocaba toda su literatura, como señaló Pérez de Ayala con perspicacia, sub specie theatri. Hecho que confirma el montaje de nuevas piezas teatrales: 1908 publica una reelaboración de su primer drama, ahora titulado El Yermo de las Almas, que estrenó Margarita Xirgu en Barcelona en 1915; en 1910 escenifica La Cabeza del Dragón (1 de marzo) y, con diferencia de días (19 de marzo), Cuento de Abril.

Precisamente en 1910 emprende Valle con su esposa una gira por varios países de Latinoamérica con la Compañía García-Ortega, de la que formaba parte Josefina, para incorporarse después a la Compañía Guerrero-Mendoza con la que continúa viaje a Chile y Paraguay, entre otros (Garat, 1967; Garlitz, 2000; Guitián y J. del Valle-Inclán, 2008).

En un vapor de la «Mala Real Inglesa» la Compañía, en la que Valle figuraba como director artístico, embarcó en Lisboa y llegó, finalmente, a Buenos Aires el 22 de abril de 1910.

1910: «Cuento de Abril: Escenas rimadas en una manera extravagante» [cubiertas]. Madrid, Sucesores de Hernando, Imp. de Primitivo Fernández, 1910, 128 págs.Coincide esta estancia del escritor con la conmemoración del Centenario de la Independencia de Argentina, para cuya celebración el Gobierno había organizado diversos actos y festejos. Don Ramón -que visitó varias ciudades como conferenciante- da cuenta en las crónicas que envía a España desde Buenos Aires de aquellos acontecimien­tos y aprovecha para criticar a la embajada oficial española, crítica que hace extensiva al Gobierno liberal presidido por Canalejas. No obstante la actividad del escritor durante su estancia en el país no se redujo a la de cronista. Además del estreno de Cuento de Abril, recibido con críticas muy favorables, impartió numerosas conferencias (al igual que ocurrió en los restantes países de la gira, especialmente en Chile), al tiempo que fue objeto de homenajes, entre los que cabe destacar el del Centro Gallego y el del Círculo Tradicionalista de Buenos Aires. En esta última ocasión, a la que Valle asistió como invitado de honor, proclamó sin tapujos su tardía incorporación al partido carlista, llamando a sus miembros «correligionarios», que, a su vez, le agasajaron y correspondieron con grandes elogios en sus principales periódicos.

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