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180

MAQQARI, II, 780. (N. del A.)



 

181

MAQQARI, I, 536. (N. del A.)



 

182

Journal asiatique, 1856, II, 476. (N. del A.)



 

183

Aquí, según dice Schack, siguen algunos versos más en el original, que él no ha traducido. (N. del A.)



 

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IBN BATUTA, IV, 372. -MAQQARI, LV.- Tal vez extrañarán algunos lectores que el señor Schack, después de afirmar en el prólogo de esta obra que en balde se procuraría por medio de algunas de las modernas lenguas europeas tener noticias de las poesías arábigo-hispanas, ni menos conocerlas, cite tan a menudo a Maqqari, que está traducido en lengua inglesa por el Sr. Pascual de Gayangos, y que da noticias y hace conocer muchas de las mencionadas poesías. Para explicar esto, conviene saber que la Historia de las dinastías mahometanas en España no está traducida por el Sr. Gayangos completamente. Consta dicha Historia de ocho libros. El Sr. Gayangos ha preferido traducir la parte política, y ha desechado mucho de lo que a la parte literaria y científica se refiere. En los mismos libros que ha traducido, suprime casi siempre los versos, como en los libros, I, II, III, IV y VIII. El libro V, que contiene las vidas de los ilustres mahometanos españoles que peregrinaron por el Oriente para instruirse, no le ha traducido. Y no ha traducido tampoco el libro VII, casi todo compuesto de poesías. Sin embargo, el Sr. Gayangos ha intercalado en su traducción dos interesantes capítulos de dicho libro VII, que contienen una carta de Ibn Hazm y un apéndice a esta carta, llenos ambos escritos de noticias sobre historiadores teólogos, matemáticos, filósofos y poetas. Asimismo trae la excelente obra del Sr. Gayangos muchos datos sobre puntos científicos y literarios, en las notas, ilustraciones y apéndices con que va enriquecida; entre otras cosas, las vidas de los filósofos conocidos vulgarmente en las escuelas con los nombres de Averroes y Avempace. Pero, concretándonos sólo a los versos, no se puede negar, aunque la obra de Schack, y mi traducción, por consiguiente, pierdan en ello, que algunos de los que aquí se traducen están ya traducidos por Gayangos en su Maqqari, y algunos otros están por Dozy, en la Historia o en las Investigaciones. (N. del T.)



 

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Imposible nos parece que no existiera en la poesía religiosa de los árabes españoles esa profundidad mística que Schack echa de menos. Acaso sólo ha llegado a manos de Schack la poesía ascética, y no la mística, que debió de existir. ¿Cómo es posible que el misticismo de la filosofía arábigo-hispana no se reflejase en la poesía, en un pueblo tan poético? Y que el misticismo tuvo gran parte en la filosofía de los árabes españoles, es un hecho evidente. «La filosofía, dice Renan (Averroes y el averroísmo), agotada ya en Oriente, adquirió nuevo brillo en la España musulmana, gracias a Ibn Bayya y a Ibn Tufayl, aunque tomando un carácter místico mucho más pronunciado». Y en otro lugar dice: «Aunque Plotino no fuese nunca conocido de los musulmanes, nada se parece más a la doctrina de los Enéadas que ciertas páginas de Ibn Bayya, de Ibn Rusd y de Ibn Gabirol».- «La doctrina de la unión (ittisal), añade, por último, el mismo autor en la citada obra, fue el objeto constante de las preocupaciones de la escuela arábigo-hispana». Esta unión está así explicada por Renan, siguiendo a Averroes: «El entendimiento pasivo aspira a unirse al entendimiento activo, como la potencia apetece el acto, la materia la forma, la llama el cuerpo combustible. Este esfuerzo no termina en el primer grado de posesión, que se llama entendimiento adquirido. El alma puede llegar a una unión mucho más íntima con el entendimiento universal, a una especie de identificación con la razón primordial. El entendimiento adquirido ha servido para conducir al hombre hasta el santuario; pero desaparece en cuanto logra este fin, como la sensación prepara la imaginación y desaparece cuando el acto de la imaginación es muy intenso. Así, pues, el entendimiento activo ejerce sobre el alma dos acciones distintas: con la una la eleva a la percepción de los inteligibles, y con la otra la lleva a la unión con los inteligibles mismos. El hombre, cuando llega a este estado, comprende todas las cosas, porque se ha apropiado de la razón. Hecho semejante a Dios, es en cierto modo todos los seres, y los conoce tales como son, porque los seres y sus causas no son nada, fuera de la ciencia que él tiene». Averroes, con todo, no es nunca tan místico como Ibn Bayya o Ibn Tufayl. En este último, el misticismo llega al mayor extremo. El alma logra ittisal, la unión íntima con Dios, por las vueltas rápidas del derviche, dándose el vértigo, encerrándose en una caverna con la cabeza contra el objeto sensible.- Repetimos que no parece natural que todas estas doctrinas, tan comunes entre los filósofos, no hallasen eco en la poesía arábigo-hispana. (N. del T.)



 

186

IBN JALLIKAN, art. Ibn Suhayd. (N. del A.)



 

187

MAQQARI, I, 545. (N. del A.)



 

188

IBN JALLIKAN. (N. del A.)



 

189

IBN JALLIKAN.- Como se ve, las poesías religiosas que he traducido tienen corto valer y ninguna profundidad. El amor propio de autor, que algo se comunica a quien traduce, no puede cegarme. Creo, con todo, por las razones ya expuestas en otra nota, que el misticismo debe de haber inspirado mejores cosas a los árabes españoles. Ya hemos visto cuán grande era la propensión de la filosofía arábigo-hispana al misticismo, y no acertamos a creer lo que afirma Renan, de que la filosofía, así en Oriente como en Occidente, tuvo poco o ningún influjo en el pueblo mahometano, permaneciendo siempre aislada y semioculta entre cierta aristocracia de eruditos. Sin embargo, aun dando fe a este aserto, todavía no se puede negar que el movimiento teológico fue muy activo en España, y que en él está, según el mismo Renan, la verdadera vida filosófica del islamismo. Dentro de la ortodoxia muslímica había multitud de escuelas, y fuera de ellas, no pocas sectas o herejías. (N. del T.)



 
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