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1061

En B este argumento es del Quinzeno auto. (N. del E.)

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1062

Este pegote del corrector es una impertinencia, que corta la viva expresión de sentimiento, que el drama viene amontonando. (N. del E.)

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1063

Nótese lo poco y lo muy a propósito que habla Melibea. (N. del E.)

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1064

A los flacos, de Virgilio (Aeneid., 4, 13): «Degeneres animos timor arguit.» (N. del E.)

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1065

Alude a las medicinas, a las virtudes de las piedras y a los ensalmos, esto es: a todos los medios de médicos y curanderas. (N. del E.)

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1066

Melibea ha tomado su determinación. Sus pocas palabras son de una desesperación fría y terrible, agoreras de triste desenlace. Lo de los navíos, que ha dado que discurrir sobre si la escena pasase en Sevilla, no es para mí otra cosa sino que el autor tenía en su fantasía la leyenda de Hero y Leandro, cuyas ediciones de Venecia y Florencia, de 1494 y 1495, pudo leer, y cuyo modo de suicidarse despeñándose desde la torre al mar va a imitar:

   «Desde los pechos rasga el rico manto,

y al mar se lanza desde la alta torre.

Así murió por su difunto esposo

y hasta en la misma muerte se gozaron.»


(CONDE, Poes. Safo, Meleagro, etc., 1797, p.133.)



(N. del E.)

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1067

Y caso que. El mismo procedimiento de hacerse reflexiones históricas que hemos visto añadir al corrector en otros lugares. Pero aquí la inoportunidad sube de punto. Lo estrambótico de poner en labios de una doncella tan hondas erudiciones, es nada en comparación con el efecto artístico que aquí hace contando los sinceros y trágicos sentimientos del momento más agudo del drama. La que sabía de Mirra, Canace y Pasiphe (auto XVI) bien podía saber de Bursia, del Rey de Macedonia y de la Reina de Capadocia. Erudición tenía el autor, pero se la comunicaba a Calisto y nunca a destiempo. Esto no es erudición, que el corrector comunique a una doncella momentos antes de suicidarse; es una invención de algún famoso médico, para evitar el suicidio al desesperado, pero que no habrá hombre de sano juicio que se la atribuya al autor de la primitiva Comedia. Hay cosas que rebosan1067.1 los linderos de lo verisímil y hay principios estéticos para juzgar de autores y escritos que no han menester más testimonios. Este pegote se basta para dar por apócrifo todo lo añadido a la primitiva Comedia. El pasaje es de Petrarca De Remed., trad. FERNÁNDEZ, I, 5, 3: «Amados digo que son los padres; mas dime, ¿Júpiter no echó del reyno a su padre Saturno? ¿Y Nicomedes no mató a su padre Prusia, rey de Bithinia porque tratava de matarle, y Ptolomeo que por esto se llamó Philopater, no rijo assí el reyno de Egypto por consejo de sus concubinas después que ovo muerto a su padre, madre y hermano e a la postre a su muger Eurídice, que ninguna cosa le quedó propria en él sino el nombre desnudo de rey, e por ventura Horestes no mató a Clitemnestra su madre y Nerón a Agripina y Antipatro a Thesalonice. Amados son también los fijos, mas Theseo no mató a Hipólito su castíssimo hijo, y Philippo, rey de Macedonia, no mandó matar a su buen hijo Demetrio y el otro: Ptolomeo, contrario a toda piedad e religión, suzio rey también de Egypto, no mató dos hijos suyos, y Herodes, rey de Judea uno y Constancio emperador de Romanos no mató también a su hijo Crisipo, e Malco, duque de los Cartaginenses no crucificó a su hijo Cartalon? Pues si digo de las madres, cuyo amor es más entrañable y de natura más piadosas, ¿quántas fueron crueles a sus hijos? Conocida es de todos Medea. Pues ¿qué diré de Leodice, reyna de Capadocia, que por codicia de reynar mató a cinco hijos suyos? Digo que son amados los padres e los hijos e los hermanos e tornolo a repetir; mas porque en un exemplo encierre toda la crueldad oye. Phraates, rey de los Parthos, el más perverso de todos los reyes y el más endiablado, no con codicia, mas con ravia de reynar, mató a Orodes, su viejo e afligido padre e juntamente con él treynta hermanos suyos, hijos de aqueste mismo, e porque ninguno quedasse sino él, que pudiesse reynar en Parthia, mató también a su mismo hijo.» (N. del E.)

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1067.1

[«robosan» en el original. (N. del E.)]

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1068

Clamar dícese todavía y clamorear al doblar de las campanas por un difunto. (N. del E.)

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1069

Enuergonçantes, corno vergonzantes, pobres que no se atreven a pedir en público. QUEV., rom. 76: Mujer moza es mucho gasto / para envergonzante lindo. Píc. Just., 2, 2, 4, 3: La ramera envergonzante. (N. del E.)

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1070

Brodaduras, metátesis vulgar por bordaduras. (N. del E.)

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