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Sentencias. ¡Bien pocas son las del primer auto! (N. del E.)

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Principal hystoria. ¡En el primer auto no hay historias secundarias ni siquiera principal llevada al cabo! (N. del E.)

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Consejos contra lisonjeros, etc., no los hay en el primer auto. (N. del E.)

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Mena... Cota, nombres que se añadieron aquí en la segunda redacción de la Carta. Sólo Proaza era capaz de atribuir la obra a Mena. De la Glosa que hizo éste a su Coronación decía el Brocense que «allende de ser muy prolija, tiene malísimo romance y no pocas boberías (que ansí se han de llamar): mas valdría que nunca pareciesen en el mundo, porque parece imposible que tan buenas coplas fuesen hechas por tan avieso entendimientos» (Epistolario españ., Bibl. Rivad., II, p. 33). Rojas distinguía harto de bueno y mal romance para atribuir la obra a Mena, en quien, en cambio, idolatraba Proaza, que es el que, al hacer la segunda edición sevillana, nos salió con semejante embajada, creyendo con este nombre ensalzar la prosa de La Celestina. De Cota conocemos los versos del Diálogo entre el amor y un viejo, pero nada sabemos de su prosa. (N. del E.)

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Nocibles, de nocir, dañar, de nocere. (N. del E.)

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En el fin baxo que lo pongo; aquí baxo no puede ser más que adjetivo por abyecto, despreciable, pues, como adverbio, es barbarismo, hoy muy usado, que no conocieron los clásicos. Quiere decir que pone en mal lugar al autor publicando su obra del primer auto, por lo menos para con esas detractoras lenguas, y por eso tampoco quiere poner su nombre como continuador. ¡Y con todo eso lo pone en los acrósticos! ¡Y luego en los versos del final Proaza declara cómo en ellos ha de leerse el nombre del autor, que el mismo autor dice aquí no querer expresar! Todo ello, Carta, acrósticos y versos finales salieron por vez primera en la edición de Sevilla de 1501, hecha por Proaza. Dándose él por autor de los versos finales, a él han de atribuirse los acrósticos, la Carta y este enredo de no querer expresar lo que luego expresa. (N. del E.)

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Obra discreta. Si lo es, ¿cómo con ella pone al autor en un fin baxo, esto es, ruin, despreciable? (N. del E.)

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A la cuanta de las boberías hay que poner también la razón que aquí da de que siendo jurista escribiera obra tan discreta. Nada añado de lo retorcido del estilo. (N. del E.)

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Quinze días. «Credat Iudaeus Apella; non ego.» Aunque, a tantos embelecos, añadir uno más, no es cosa de maravillar. ¡Buena manera de realzar el mérito del autor, que es lo que Proaza pretende! (N. del E.)

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20

Mientra, de donde mientras. C. VILLAL., Schol., I, p. 58: Extremada locura es pensar ninguno que mientra vive ha de satisfacer. Cal. Dimna, 7: Et de mientra que el león se fue. Socios, latinismo. (N. del E.)

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