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451

Stigie e Dite. Estigia es laguna del infierno, por la que juran los dioses, como lo hizo el Sol cuando su hijo Faetón le hizo la barrabasada aquella de desgobernarle su carroza, que casi prendió fuego al mundo. Dite es, en latín, lo que Plou/twn [ploúton] en griego, esto es, rico, por ser dios de las minas, siéndolo de la tierra. Está también tomado del Laberinto (c. 251). (N. del E.)

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452

Caos es la materia primitiva y confusa de donde salieron las cosas, y etimológicamente suena vacío y nada, de la cual nada creó Dios el mundo. Hesíodo dice que el Caos engendró a Erebo o tinieblas y a la Noche. Litigioso le llama Celestina por lo confuso. (N. del E.)

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453

Las bolantes harpías ya hemos dicho ser de suyo los murciélagos poetizados. (N. del E.)

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454

Las ydras son serpientes de agua, y según Plinio (l. 29, c. 4), son las de más hermoso parecer y más ponzoñosas, como la hidra lernea que mató Hércules en la laguna llamada Lerna, cerca de Argos, con nueve cabezas, según Higinio y Apolodoro, o ciento, según Diodoro. (N. del E.)

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455

Cliéntula, cliente en diminutivo, parroquiana de Plutón o del demonio. Conjúrale por las cosas que mandó bajar a Elicia. (N. del E.)

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456

Las letras vermejas del papel escrito con sangre de morciégalo, por la ponçoña de las bívoras, del azeyte serpentino. (N. del E.)

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457

Y esto hecho. Bien se ve ser pacto, pues en cambio de lo que al demonio pide le ofrece cuanto le pida. (N. del E.)

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458

Le amenaza, lo cual es propio de la magia y hechicería, en la cual se supone tener poder sobre los dioses, quedando encadenados al hechizo. (N. del E.)

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459

Con luz. Bien sintió Plutón no entrara la luz a sus regiones por el Etna, y por eso se dio por allí una vuelta, y tan para él dichosa, que tuvo la ventura de atrapar a la linda Proserpina. El demonio se goza en las tinieblas, como los murciélagos; la luz les hiere y la aborrecen. (N. del E.)

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460

Hasta el demonio quiere que no aparezcan como tales sus embustes y mentiras, tal es el valor de la verdad. Hechicera de cuerpo entero se muestra Celestina, verdadera descendiente de aquella primera que dice Diodoro (l. 5) hubo en Oriente, llamada Hécate, hija de Perses, el hijo del Sol y rey de Colcos, tan cruel mujer que, por su pasatiempo, asaeteaba a los hombres, y pareciéndole poco matar con hierro, se dio al conocimiento de las hierbas ponzoñosas y a hacer hechizos mortales, cuya muerte dicen los Derechos Imperiales (C. de maleficio) ser peor que la de hierro. Ella fue la que halló el acónito o rejalgar y hierba de ballesteros, la hierba más presta para matar (PLIN., l. 27, c. 2), y la probó matando a su padre. Casada con su tío Eta, rey de Colcos por muerte de su hermano, parió a Circe y a Medea, las mayores hechiceras y malas hembras que se conocen. Descubiertas fueron en Roma muchas hechiceras que mataron a sus maridos, y por el soplo de una mozuela presas y muertas ciento setenta (LIVIO, l. 8; VALERIO, l. 2, c. I). Acerca de las encantaciones para atraer al amor, véase Luciano, Diálogos de meretrices. Eran famosas las viejas tésalas y los encantamientos tésalos. Allí se describe el filtro que confeccionaba la vieja, y cómo necesita algo del que ha de ser hechizado, un vestido, zapatos, algunos cabellos, etc., y las palabras extrañas y terribles que pronuncia: barbarika\ kai\ frikw/dh o)no/mata460.1 [barbarikà kaì phrikóde onómata]. Véase en Macbeth (4, I) lo que echaron las brujas en su caldera para otro hechizo:

   «De víbora astuta echemos la piel:

que hierva en el cazo, cociéndose en él.

Ahí va de nocturno murciélago lana,

lengua de sabueso, dardo de escorpión,

ojo de lagarto, músculo de rana,

ala de lechuza, de áspid aguijón...

Colmillo de lobo y momia de hada,

escama brillante de fiero dragón...»



(N. del E.)

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460.1

o)nomata», sin acento en el original. (N. del E.)]

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