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Sigue traduciendo al Petrarca: «Ver humidum, aestas arida, mollis autumnus, hyems hispida et quae vicissitudo dicitur pugna et...» Francisco Madrid vierte: «El verano húmido, el estío seco, mojado el otoño y el invierno erizado e lo que llaman sucessiones en la verdad contienda, e las mismas cosas que nos crían e por quien bivimos, que con tantos halagos nos regalan, si se comienzan a enseñar quan espantables sean, muestranlo los terremotos, los arrebatados torvellinos, los naufragios y los fuegos crueles del cielo y de la tierra. Qué sobresalto el granizo, qué fuerça de las lluvias, qué temor el del tronido, qué ímpetu el del rayo, qué ravia la de las tempestades, qué hervor, qué bramido el del mar, qué ruydo el de los arroyos... ay en las escuelas tanta discordia entre los philosophos como en el mar entre las ondas. Pues qué diré, que ningún animal caresce de guerra, los peces, las fieras, las aves, las sierpes ni los hombres. Un linage offende a otro e ninguno entre todos tiene reposo. El león al lobo, el lobo al can y el can persigue a la libre...» (N. del E.)

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Aguaduchos, avenidas de aguas (véase mi edic. de Hita.) (N. del E.)

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Conseja de las que dicen las viejas tras el fuego, como dijo Santillana de los refranes que recogió en los hilanderos o veladas. (N. del E.)

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«De todos cuantos animales hay al que más aborrecen es al ratón y, si sienten que la comida que les echan en el pesebre ha sido tocada de alguno, no la quieren.» (Plin. en HUERTA, 8, 10.) (N. del E.)

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Del basilisco véase HUERTA, Plin., 8, 21. De la víbora diremos después. Sigue la traducción del Petrarca: «El basilisco a todas las otras sierpes espanta con el siflo, destierra con la presencia y mata con la vista... Pues si creemos lo que de la natura de la bívora escriven grandes hombres quanta contrariedad de cosas y qué discordia ay en ella, que con desenfrenada dulçura, aunque natural, mete el macho la cabeza en la boca de la hembra y ella con arrebatado hervor de luxuria se la corta e quedando buida y preñada, quando viene el tiempo de parir, agravada de la multitud de los hijos, como si cada uno procurase la venganza de la muerte de su padre, tanto trabaja por ser el primero a salir que hazen rebentar a la madre...» (N. del E.)

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En el Petrarca: «Echineis semipedalis piscicuius navim, quamvis immensam,ventis, undis remis, velis actam, retinet.» Pero aquí se acordó de Juan de Mena el corrector y, dejando al Petrarca, se fue a la «Glosa sobre las trezientas del famoso poeta Juan de Mena, compuesto por Hernand Nuñez de Toledo, Comendador de la orden de Santiago», de cuya edición de 1490 tomó otras erudiciones, o de la misma edición de Sevilla de 1499, que tengo a la vista. Mena dice en el Laberinto (c. 242): «Allí es mezclada grand parte de Echino, / el cual aunque sea muy pequeño pez, / muchas vegadas, y no una vez, / detiene las fustas que van su camino.» La Glosa del Comendador dice: «Allí es mezclada gran parte de echino. Lucano (Non puppim retinens euro tendente rudentes in mediis echeneis, aquis), que quiere decir no falta allí el pez dicho echeneis, que detiene las fustas en mitad del mar, cuando el viento euro extiende las cuerdas. Deste pez dice Plinio... Aristóteles escribe que...» El error de Juan de Mena en poner echino por echeneis, siendo dos peces de tan diversa natura, procedió de estar depravados los libros de Lucano, del cual él tomó esto. Porque leyese en Lucano desta manera: «Non puppim retinens euro tendente rudentes in mediis echinus aquis.» Por decir «in mediis aquis». «Asy mismo estava esta diction depravada en Plinio en el nono libro de la historia natural.» Bien se ve cómo Proaza tomó este trozo de la Glosa de H. NÚÑEZ, con las citas de Lucano (6, 674), Plinio y Aristóteles y la corrección del texto. El Laberinto así glosado era, pues, el libro que Proaza manejaba. Véase HUERTA, Plinio, 9, 25. Adviértase que en la edición de la Glosa, de Salamanca, 1505, han quitado los versos de Lucano. (N. del E.)

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En el Petrarca: «Esse circa mare Indicum inauditae magnitudinis avem quandam, quam Rochum nostri vocant...» Traduce Francisco Madrid: «Que diz que ay cerca del mar Indico una ave de grandeza nunca oyda, que los nuestros llaman Rocho, que no solamente un hombre, mas todo un navío entero se lleva hasta las nuves colgado del pico. E de allí dexandole caer mata los tristes navegantes...» «Homo ipse terrestrium dux et rector animalium...» «El mesmo hombre señor de todas las cosas terrenales e gobernador de todas las cosas que tienen anima.» Sigue el Petrarca particularizando lo que aquí se cifra en pocas palabras. (N. del E.)

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Todo este descarado plagio sobre la lucha del universo, para venir a no maravillarse si esta obra ha seydo instrumento de lid o contienda a sus lectores! ¡No valía la pena! (N. del E.)

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Differencias, no es galicismo. MAR., H. E., I, II: Entre sus sobrinos habían resucitado debates y diferencias, las cuales pretendía apaciguar. (N. del E.)

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Que aun la misma vida. El Petrarca: «La conclusión pues sea que todas las cosas y especialmente la vida de los hombres no es otras cosa sino una contienda». Y poco más arriba: «Qué guerra tienen los niños con las caydas, y qué contienda los mochachos con las letras... qué pleyto los mancebos con los deleytes... qué pena passan los viejos con la edad y enfermedades vezinas a la muerte». (N. del E.)

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