Jornada tercera |
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Salen CHARLES y FABRICIO, soldados: el uno francés y el otro italiano.
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CHARLES | Alegre voy, Fabricio, a todos cuantos | | trabajos y peligros se me ofrecen | | en el discurso desta gran jornada, | | sin sentir el trabajo ni la hambre, | | ministros de la guerra, que otras veces | 5 | en las jornadas quen Italia hice | | con mal rostro acogía y con mal ánimo. | |
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FABRICIO | ¿Qué piensas ques la causa, amigo Charles? | |
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CHARLES | El ser esta jornada diferente | | de cualquier otra, questa es santa y justa, | 10 | las demás llenas de ambición y envidia. | |
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FABRICIO | Dices verdad, y el ánimo me dice | | que la santa intención que aquí nos trujo | | nos volverá con vitoriosa palma | | a nuestra alegre y deseada patria. | 15 |
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FABRICIO | No hay dudar en ello | | si consideras bien cuatro milagros | | que han sucedido en todo el gran discurso | | desta nuestra bendita y santa impresa, | | que a todos aseguró buen suceso. | 20 |
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FABRICIO | Escucha y nota. | | Bien debes de acordarte cuando el papa | | Urbano, en Claramonte de Alberona, | | juntó, estoy por decir, la Francia toda. | |
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FABRICIO | Pues ya ves | 25 | que, cuando hizo aquel razonamiento | | tan divino, tan santo y elegante | | para mover los corazones nuestros | | y disponerlos a esta impresa santa, | | en un mismo [mo]mento, en un instante, | 30 | a un punto mismo todas las gargantas | | de todas las personas que allí estaban | | formaron una voz clara y sonora | | y a una misma razón todos dijeron: | | «¡Así lo quiere Dios, así lo quiere! | 35 | ¡Así lo quiere Dios!». Y una voz y otra, | | y otros y otras muchas repitieron | | esta misma razón, señal notoria | | quel Espíritu Santo la infundía | | en los cristianos tiernos corazones. | 40 | Y este apellido, «Dios ansí lo quiere», | | mandó el papa quedase entre nosotros, | | y que fuese contino apellidado | | en todas nuestras obras y que fuese | | puesto en nuestras banderas por empresa. | 45 |
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CHARLES | Ese, milagro fue. ¿Quién duda en ello? | |
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FABRICIO | El otro fue que en aquel mesmo día | | quel papa Urbano hizo en Claramonte | | la oración y la plática que oístes, | | en aquel mesmo día, en aquel punto, | 50 | por todo lo habitado de cristianos, | | |
-fol. 257r-
| la intención del pontífice sagrado | | se supo y la oración que en Francia hizo | | y la revelación de aquella junta. | |
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CHARLES | ¿Quién te podrá negar verdad tan clara, | 55 | Fabricio amigo? |
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FABRICIO | Cuenta, pues, buen Charles, | | por milagro tercero el vernos juntos | | seis cientos mil infantes y, a mi cuenta, | | más de cien mil caballos; gente toda | | feroz aunque cristiana. |
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CHARLES | Verdad dices, | 60 | pues un tan gran ejército y tan bravo, | | cual jamás tuvo la nación cristiana, | | de naciones y estados diferentes, | | sin usar de licencias de la guerra, | | cual si fuera pequeña compañía | 65 | de santos y templados religiosos, | | por las amigas tierras han pasado | | colmos de quïetud y mansedumbre, | | sin robar ni agraviar la pobre gente | | ni hacer desaguisado algún guerrero | 70 | de personas o prósperas o ricas. | |
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CHARLES | ¡Estraño caso, milagro evidentísimo! | |
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FABRICIO | Hallar la santa lanza que hallamos | | en la gran Antioquía, a tiempo cuando | 75 | estábamos tan cerca de perdernos, | | si en tal sazón el cielo no ayudara | | con tan divino y sin igual remedio. | |
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CHARLES | ¿Quién lo duda? Sin duda pereciéramos. | |
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FABRICIO | Pues si con tantas muestras y milagros | 80 | nos ha Dios hasta aquí favorecido, | | no nos ha de olvidar de aquí adelante, | | y más, que ya se ven señales desto: | | que el [gran] Soldán de Egipto al gran Godofre | | envía embajadores como sabes, | 85 | y también los envía el Aladino, | | Rey de Jerusalén, y a lo que pienso | | Godofre hoy les ha de dar audiencia. | |
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CHARLES | Así es verdad, y dícese, por cierto, | | que aquél que del Soldán trae la embajada | 90 | es el mayor retórico que tiene | | todo Egipto, y creo es renegado. | |
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FABRICIO | Sin duda ques así: griego es el falso. | |
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CHARLES | Los de Aladino son: una Clorinda, | | que tiene mucha fama de valiente... | 95 |
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FABRICIO | Pues no menos la tiene de hermosura. | |
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CHARLES | Con ella viene Argante, un bravo moro. | | Mas, ¿qué dirán cuando a Godofre vean | | con tan humilde pompa y aparato? | |
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FABRICIO | Si son discretos admirarse tienen, | 100 | considerando quen las armas solas | | y en la virtud del brazo y de la espada | | y en el favor de Dios sólo confía, | | y no en las apariencias de riquezas. | |
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CHARLES | Hanme dicho quen pie, en mitad del campo, | 105 | quiere darles audiencia. |
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FABRICIO | No te engañas, | | y aun ha de ser agora, según dicen. | |
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CHARLES | Pues vamos a escuchar a lo que viene. | |
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FABRICIO | Vamos, que todo el campo anda en bullicio, | | y a recoger los atambores tocan. | 110 |
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CHARLES | Las trompetas también, la audiencia es cierta; | | tomemos buen lugar para escucharlo. | |
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(Salen GODOFRE DE BULLÓN, TANCREDO, BOEMUNDO, JALDELIO, embajador de Egipto, y CLORINDA y ARGANTE y todos los demás que pudieren salir.)
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GODOFRE | Podréis, Jaldelio, a vuestro gusto agora | | del gran Soldán decirme la embajada; | | y vos también, Clorinda, ilustre mora, | 115 | diréis la vuestra luego si os agrada. | |
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-fol. 257v-
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GODOFRE | Sea en buen hora. | | Haced questé la gente sosegada. | |
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JALDELIO | ¿En pie queréis, oh príncipe, escucharme? | |
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GODOFRE | No suelo para esto yo sentarme. | 120 |
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JALDELIO | Varón famoso, cuya ilustre fama, | | sin que la pueda contrastar envidia, | | desde el un polo al otro se derrama, | | y contra el tiempo presuroso lidia, | | si quieres que con viva y clara llama, | 125 | mejor que en obras del nombrado Fidia, | | tu nombre para siempre se eternice, | | escucha y haz lo que mi rey te dice. | | Dice que, pues quel término es llegado | | que darte puede un inmortal trofeo, | 130 | -ciudades, reinos, gentes- conquistado | | conforme a la medida del deseo, | | que no por ser de la ambición llevado | | y del aplauso del humano arreo, | | querrás tentar fortuna en lo que queda, | 135 | pues sabes la inconstancia de su rueda. | | Debes con lo que tienes contentarte | | y conservarlo, y déte Dios ventura, | | y no con vano augurio asegurarte | | suceso feliz en la guerra dura. | 140 | Y si me fuera lícito mostrarte | | cuán poco en ella el buen suceso dura, | | vieras en mil ejemplos verdaderos | | la condición voluble de sus fueros. | | El gran Soldán de Egito y señor mío, | 145 | si quieres no tocar en Palestina, | | con presta voluntad y ánimo pío, | | a ser tu amigo desde aquí se inclina; | | y siéndolo con todo el poderío | | suyo y de sus amigos, determina | 150 | de tomar a su cargo defenderte | | contra cuantos quisieren ofenderte. | | Esta amistad te viene tan a cuento | | que con ella aseguras lo ganado, | | haciendo estable el débil fundamento | 155 | de lo ques nuevamente conquistado. | | Vuélvese el oprimido a cualquier viento, | | y más si sopla y viene de aquel lado | | que a rebelarse incita, y más se esfuerza | | si ve del vencedor flaca la fuerza. | 160 | Cualquier desmán, cualquier enconviniente, | | que[en] esta nueva impresa te suceda, | | hará soberbia levantar la frente | | a la gente vencida que atrás queda; | | y ésta que tienes tú por tan valiente, | 165 | que a tu presencia hace honrada rueda, | | no ha de ser inmortal, pues si ella falta, | | ¿de dónde cumplirás, señor, la falta? | | ¿Fíaste por ventura en la fe incierta | | del codicioso emperador Alejo? | 170 | Si della fías, ten por cosa cierta | | que presto gustarás su amargo dejo, | | aparente verdad, traición cubierta, | | a las griegas costumbres el anejo. | | Pero dime si tiene proveídas | 175 | tus naves de las copias prometidas; | | faltarte tiene en todo y, si no, mira | | |
-fol. 258r-
| si no te va faltando el bastimento, | | pues sé que al descubierto ya suspira | | tu gente a quien no puedes dar sustento. | 180 | Retira, pues, oh gran señor, retira | | de aquesta impresa el ostinado intento | | quel Soldán, mi señor, por este medio | | a tu incomodidad dará remedio. | | Si así retiras a esta paz la mano, | 185 | tiéndela luego a la enfadosa guerra; | | quen daño tuyo, con furor insano, | | la siria y persa y egiciana tierra | | tomó las armas de Usán Casiano; | | el hijo invito con valor destierra | 190 | el ocio de su pecho, y con la lanza | | quiere del común daño hacer venganza. | | Es esto tan verdad que casi puedo | | decir que vuelvas a mirar la gente | | tanta en la multitud y en el denuedo | 195 | que ni más ni mejor tiene el Oriente. | | Sin duda has de volver en triste olvido | | rostro que muestras cuando verás parte | | en tu total ruina conjurados | | tantas provincias, reinos y soldados. | 200 | Aceta, pues, señor, la paz rogada, | | pues sabes bien lo que la guerra cuesta, | | y si ha sido a tu gusto mi embajada, | | al gusto mío dame la respuesta. | |
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GODOFRE | Por estar como está tan alistada | 205 | la intención de los míos con aquesta | | que quiero descubrirte en mis razones, | | no hay para qué consulte mis barones. | | Dirás al gran Soldán que le agradezco | | el alto ofrecimiento que me hace; | 210 | y aunques mayor de lo que yo merezco, | | poco o nada con él me satisface. | | A ser su amigo desde aquí me ofrezco, | | mas no con el contento que a él le aplace. | | Nuestra será Jerusalén primero, | 215 | que de mis obras este premio espero. | | Dile también que nunca quiera el cielo | | ni caiga en intención alguna humana | | que haya movido de ambición el cielo | | a la gente que veis aquí cristiana. | 220 | El patrio amigo deseado suelo | | por éste desta tierra soberana | | dejaron. Esto buscan, a éste quieren, | | a éste con la vida y alma inquieren. | | No nos lleva el vacío del deseo, | 225 | los anchos reinos ni los montes de oro, | | y en esta universal máquina veo | | conforme a nuestro intento algún tesoro; | | sólo en esta ciudad se[s]conde y creo | | que aunque lo impida el persa, el turco, el moro, | 230 | con el ayuda de la eterna mano | | presto ha de ser deste escuadrón cristiano. | | Mas si esta ayuda del divino cielo | | por no poderla merecer nos falta, | | no nos podrá faltar aquel consuelo | 235 | que de gloria no tiene alguna falta, | | y es quedar sepultados en el suelo | | donde la Majestad eterna y alta | | sus sacros miembros sepultados tuvo | | |
-fol. 258v-
| y entre los hombres Dios, hecho hombre, anduvo. | 240 | Pues si tenemos a dichosa suerte | | que en esta santa impresa nos suceda | | la más aborrecible, ques la muerte, | | ¿quién della habrá que retirarnos pueda? | | Ni el daño que tu lengua nos advierte, | 245 | ni de Fortuna la inconstante rueda, | | ni el temor de la guerra que se espera, | | podrá mudar nuestra intención primera. | | No hay amistad, no hay paz, no hay tregua alguna, | | mientras esta ciudad no fuere mía. | 250 |
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JALDELIO | ¿Tanto fías, Godofre, en la Fortuna, | | viendo que yerra aquel que en ella fía? | | Pues yo quiero acabar en sola una | | palabra que declare esta porfía: | | este doblez desta mi ropa encierra | 255 | la paz segura y más segura guerra. | | (Dobla la halda de la vestidura como que tiene algo dentro.) | Elige la que quieres. |
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(Digan TODOS a una voz:)
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TODOS | ¡Guerra, guerra, señor, la guerra elige! | |
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GODOFRE | Elijo pues lo que mi gente dijo. | |
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JALDELIO | Pues yo te doy la guerra como dije, | 260 | y si en este propósito estás fijo | | verás en la verdad que te predije | | tu perdición. |
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GODOFRE | No creas en agüero, | | que Dios sabe los casos venideros. | |
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ARGANTE | Desa manera no será acetada | 265 | la demanda que traigo de Aladino, | | que a pedir treguas viene enderezada | | por diez días no más. |
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GODOFRE | Es desatino | | pensar que ha de estar queda nuestra espada | | hasta que con poder alto y divino | 270 | [. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . anto] | | do tuve de mi Dios el mortal manto. | |
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CLORINDA | Muestras bien quen la soberbia Francia | | fue engendrado ese brío y ese talle; | | en tu gran confianza, o arrogancia, | 275 | que no sé destos dos cuál nombre dalle. | | Pero podrá bien ser que tu jatancia, | | cuando menos lo piense, encuentre, halle | | quien vuelva en humo el fuego que le aviva; | | que así sucede a quien en ella fía. | 280 |
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GODOFRE | Eres, en fin, señora, mensajero, | | y eres mujer, dos cosas bien bastantes | | para no ser tenidos en un yerro | | tus atrevidos dichos y arrogantes. | |
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CLORINDA | Pues yo, Godofre, de mi brazo espero, | 285 | para que más te admires y te espantes, | | de mi atrevido osar mostrarte presto | | cómo puedo decir y hacer más questo. | |
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GODOFRE | Está muy bien, y tiempo habrá do sea | | mostrado ese valor tan excelente. | 290 |
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TANCREDO | (¡Oh, segunda y mejor Pantasilea, | | más que [Hi]pólita bella y más valiente!) | |
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CLORINDA | Dices verdad, señor, que en la pelea | | se descubre mejor el brío ardiente. | | Del valeroso pecho es gran mengua | 295 | amenazar en paz con suelta lengua; | | y porque puedas ver por esperiencia | | presto que no arrogante y vana ha sido, | | para volvernos da, señor, licencia, | | |
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| pues ya a nuestra embajada has respondido. | 300 |
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GODOFRE | Aunques de codiciar esa presencia, | | y no para el marcial fuerte ruido, | | bien te puedes volver cuando quisieres. | |
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TANCREDO | (¡Oh flor, oh honra grande de mujeres!) | |
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(Vanse todos los embajadores.)
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GODOFRE | Diez hileras de perlas orientales | 305 | se le den a Clorinda, y una espada | | de las mías, y a Argante dos leales | | caballos le daréis y mi celada; | | y dénsele a Jaldelio dones tales | | en pago de su aviso y embajada, | 310 | que en ellos vea mi agradescimiento | | y de vuestro valor el firme intento. | | Y luego desechando la pereza, | | se levanten las máquinas en alto, | | y con todo valor y fortaleza | 315 | a la fuerte ciudad se dé el asalto, | | que solamente está en nuestra presteza | | hacer que quede en su disinio falto | | el egipto y el persa y el tirano, | | hijo feroz del fuerte Usán Casiano. | 320 |
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(Aquí se entrarán todos diciendo: «Así lo quiere Dios, así lo quiere». Y saldrán FABRICIO y CHARLES, soldados.)
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FABRICIO | Charles, amigo, llévalo en paciencia, | | que presto, a lo que creo, nos veremos | | fuera destos trabajos reposando | | dentro en Jerusalén con gusto y gloria; | | que después de mañana hay fama cierta | 325 | que se ha de dar el general asalto. | |
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CHARLES | En esta impresa no hay trabajo alguno, | | que yo por tal le tengo: todo es justo, | | todo es dulce contento, todo es gloria. | | No hay para qué, Fabricio, tú me exhortes | 330 | a que tenga paciencia en las fatigas. | | Ponte a esa parte y haz tu centinela, | | que yo haré la mía con recato, | | y está contino alerta y dame aviso | | con la señal acostumbrada nuestra | 335 | si ves o sientes algo de importancia. | |
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(Vanse, y salen ERMINIA, armada con las armas de CLORINDA, y con ella ALZARDO, su ayo.)
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ERMINIA | A la propia medida del deseo, | | Alzardo, nuestra industria ha sucedido. | |
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ALZARDO | Con los ojos lo veo y no lo creo, | 340 | que no sé imaginarme cómo ha sido | | questé Clorinda un punto desarmada, | | pues que tú de sus armas te has vestido. | |
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ERMINIA | Tan colérica vino y tan armada | | de ver el mal recaudo con que vino | 345 | cuando hoy llevó a Godofre la embajada, | | que en dando la respuesta al Aladino, | | se vino a mi aposento y con despecho | | en la cama se echó fuera de tino. | | Desarméla yo misma, y en el lecho | 350 | durmiendo queda, y yo sin detenerme, | | |
-fol. 259v-
| por hacer mi deseo satisfecho, | | fui luego a buscarte, y sin hacerme | | estorbo, en la ciudad, las centinelas, | | do me fue ya forzoso el atreverme, | 355 | en ese campo do me pone espuelas | | Amor, y adonde espero por tu medio | | ver amainar a mi dolor las velas. | | Al campo irás, y yo en este comedio | | te quedaré esperando en la arboleda | 360 | que de Sión y el campo está en medio; | | y porque algún desmán no te suceda, | | de paz una bandera haz de tu toca, | | quen paz te invía quien sin ella queda. | |
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ALZARDO | A miedo y sobresalto me provoca | 365 | esta resulución que hemos tomado, | | que tanto en menosprecio tuyo toca. | |
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ERMINIA | No tengas de mi honor algún cuidado, | | tenlo de mi dolor ques lo que importa, | | pues veis que aquí el consejo es escusado. | 370 | Mas, pues la vía de aquí al campo es corta, | | quiérote acompañar, quen tal camino | | con esperar el bien el mal se acorta. | |
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ALZARDO | Paréceme, señora, que adivino | | que me sucede mal esta jornada. | 375 |
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ERMINIA | ¿Que contino has de ser mal adivino? | |
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ALZARDO | Como si fuese cosa acostumbrada | | llevar a media noche al enemigo, | | pudiendo hacer de día la embajada. | |
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ERMINIA | ¿Que no harás una vez lo que yo digo? | 380 |
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ERMINIA | Error ha sido | | hacerte de mis hechos yo testigo. | |
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ALZARDO | Déjate deso, Erminia, y sin rüido | | caminemos, mas que ya bien cerca estamos | | del campo, que las guardas he sentido. | 385 | Quédate atrás, y adonde concertamos | | espera. |
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ERMINIA | Sí haré, mas no te tardes, | | porque antes que amanezca nos volvamos. | |
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ALZARDO | En aquel puesto digo que me aguardes; | | no nos perdamos. |
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ERMINIA | No haré. Camina | 390 | y por ningún peligro no acobardes: | | de aquí la centinela está vecina. | |
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(Páranse los dos un poco, como que escuchan, y salen CHARLES y FABRICIO tocando alarma, y huye ERMINIA y prenden ALZARDO.)
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FABRICIO | ¡Qué gente, alarma, alarma! |
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CHARLES | ¿Qué se hizo? | | ¿Otro enemigo? |
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FABRICIO | Detente, no le sigas, | | no caigas en celada. ¡Alarma, alarma! | 395 |
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ALZARDO | De paz vengo, señores, ¿qué es aquesto? | | Y[o] al gran Tancredo traigo una embajada. | |
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CHARLES | ¿Embajada de noche? Bien, por cierto. | |
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ALZARDO | Verdad es lo que digo, y para prueba | | llevadme a la presencia de Tancredo. | 400 |
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(Salen GODOFRE y BOEMUNDO, TANCREDO y los demás cristianos que pudieren, alborotados gritando: «¡Alarma, alarma!»)
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GODOFRE | ¿Qué es esto, caballeros? ¿Por qué parte | | nos han tocado alarma? |
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BOEMUNDO | Por aquesta, | | do Charles y Fabricio en centinela | | están; mas éstos son. ¿Qués esto, amigos? | |
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-fol. 260r-
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FABRICIO | Deste modo podéis ser informado, | 405 | quél y otro compañero, en este punto, | | nos han puesto en rebato y dado alarma. | |
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ALZARDO | Verdad es, pero yo de paz venía | | y vengo, según muestra esta bandera, | | y la embajada que a Tancredo traigo. | 410 |
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ALZARDO | Esta es la embajada: | | una doncella para cierto caso | | te espera, y no muy lejos deste campo; | | te aguarda sola y, puesto que con armas, | 415 | seguro puedes ir de alguna ofensa. | |
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GODOFRE | ¿Mujer y armada? Debe ser Clorinda. | |
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TANCREDO | O sea Clorinda o sea quien se fuere, | | con tu licencia quiero, oh gran Godofre, | | saber quién es y ver lo que me quiere. | 420 |
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GODOFRE | ¿Crédito das tan presto al enemigo? | | ¿Qué sabes si es engaño el deste moro? | |
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ALZARDO | Podrá seguro ir deso. No me suelten | | primero que Tancredo sea de vuelta, | | y que claro se entienda y se conozca, | 425 | que no hay que recelarse de otro alguno... | |
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BOEMUNDO | ... sino es de tu doncella que le aguarda; | | sin duda debe ser Clorinda. |
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GODOFRE | Así lo creo: | | el moro ha dicho bien, Tancredo; parte | | y haz tu gusto y vuelve por tu honra, | 430 | como contino tienes de costumbre, | | que el moro ha de quedar aquí en rehenes. | |
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TANCREDO | Antes, señor, será mejor que venga | | a enseñarme dó aguarda la doncella. | |
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ALZARDO | No la podéis errar, quella os aguarda | 435 | en aquella arboleda que habéis visto, | | quentre Sión está y aqueste campo. | |
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GODOFRE | Sea en buen hora. | | Traed acá ese moro, y a el momento | | se tornen a doblar las centinelas | 440 | y no dejen las armas de las manos | | hasta que venga el deseado día. | |
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(Vanse todos, y queda solo TANCREDO.)
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TANCREDO | ¿Quién sacó de cobardía | | honra más cierta y segura? | | ¿Es Clorinda por ventura | 445 | ésta que me desafía? | | Que yo le pondré mi pecho | | desarmado donde haga | | otra nueva mortal llaga | | sobre la que amor ha hecho. | 450 | A mí viene por triunfar | | de mi honra, yo a ella voy | | por dejar de ser quien soy; | | sólo por la contentar, | | que si me quita la vida, | 455 | sin hacella yo defensa, | | es a mi alma su ofensa | | honra y gloria conocida. | | ¡Pues, aguijad! ¡A buscalla! | | ¿Que perezcáis? ¿Qué es aquesto? | 460 | Mas, ay de mí, que tan presto | | tan alto bien no se halla. | |
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-fol. 260v-
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(Vase, y sale ERMINIA.)
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ERMINIA | Altos cielos, ¿dónde estoy?, | | ¿en qué habrá Alzardo parado? | | En mal, si es tan desdichado | 465 | como yo triste lo soy. | | ¡Oh, si supieses, Tancredo, | | y cómo por ti el Amor | | da espuelas a mi dolor | | y pone espuelas al miedo, | 470 | vendrías a remediarme, | | aunque más de acero fueses! | | Y si a esto no vinieses, | | sería a desengañarme. | | Ay, cuitada, ¿qué rumor | 475 | es éste que agora siento? | | ¿Si es mi bien? ¿Si es mi contento? | | ¿Si es mi gloria? ¿Si es mi amor? | | Armado viene y es él, | | porque otro no puede ser; | 480 | que ansí me lo da a entender | | este corazón fïel. | |
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(Sale TANCREDO y dice:)
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TANCREDO | Dime, guerrero, ¿aguardas por ventura | | algún cristiano aquí? |
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ERMINIA | Señor, sí aguardo; | | ni sé si por ventura o desventura, | 485 | sé que por verle me consumo y ardo. | |
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TANCREDO | ¿Quiesme decir tu nombre? |
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ERMINIA | No es cordura | | preguntármelo vos. |
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TANCREDO | Dilo, que tardo, | | si no eres tú que busco, en ver aquella | | ques de mi escuridad la luz y estrella. | 490 |
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TANCREDO | Así me llamo, | | y aun vos a lo que creo sois aquella | | a quien yo adoro, reverencio y amo, | | y a quien Amor dio el título de bella. | | Vos sois el sol, en quien, mi luz, me inflamo; | 495 | vos sois el norte firme, vos la estrella | | por quien se guía el pensamiento mío | | y se rige y gobierna mi albedrío. | |
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ERMINIA | Pues yo, de cualquier punto que miraron | | mis ojos tu beldad y gentileza, | 500 | y atenta, intensamente contemplaron | | turcal liberal y fortaleza, | | a tu valor mis fuerzas sentregaron; | | rendida quedó el alma a tu grandeza. | | De nuevo tornó a ser su prisionera, | 505 | en más fuerte prisión y duradera. | |
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TANCREDO | Conforme a la verdad, Clorinda amada, | | dame en señal esa divina mano, | | y en hora venturosa, la Fortuna, | | a tu cielo levanta este cristiano. | 510 |
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ERMINIA | ¡Ay sin ventura, ay triste, ay desdichada, | | cómo mi gozo me ha salido vano! | | ¡Ay, Tancredo crüel!, ¿por qué no miras | | a quién abrazas y por quién suspiras? | | ¡Ay, Tancredo, cómo veo | 515 | que en esta triste ocasión | | |
-fol. 261r-
| te cegó a ti la afición | | y a mí me turbó el deseo! | | No soy yo Clorinda, no, | | pero soy aquella triste | 520 | a quien tú libre hiciste, | | y ella más se cautivó. | | Erminia soy, la cuitada, | | en tan triste hora nacida | | quentonces se vio rendida | 525 | cuando se vio libertada. | | ¿Por qué, Tancredo, te admiras, | | pues es de amor este hecho, | | y sabes que no hay pecho | | que se escape de sus viras? | 530 |
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TANCREDO | Dime, Erminia, ¿dó está el dueño | | desas armas? |
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ERMINIA | ¿Dónde está? | | Donde nada se le da | | de amor: durmiendo a buen sueño. | |
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TANCREDO | Pues, dime, ¿cómo han venido | 535 | a tu poder? |
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ERMINIA | ¿Qué preguntas? | | Quesas preguntas son puntas | | que traspasan mi sentido. | | ¿Que ansí, Tancredo, te pierdes, | | y que así el Amor te rinda | 540 | que preguntes por Clorinda | | y que de mí no te acuerdes? | | Si quies remediar mis males | | olvida, aunque brevemente, | | la ausente por la presente, | 545 | pues que entrambas son iguales; | | esto en cuanto la hermosura, | | según que la fama aprueba, | | mas que si Clorinda lleva | | la ventaja en la ventura. | 550 | Mas, aunque desta manera | | quiera Amor desengañarme, | | torna, Tancredo, abrazarme | | por estas armas siquiera. | | Haciéndome a mí favor | 555 | en esto tu gusto harás, | | y vendré yo a deber más | | a las armas que al Amor. | |
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TANCREDO | Yo no te puedo negar, | | Erminia, mi pensamiento, | 560 | ni me puedo de mi intento | | un solo punto mudar. | | Y toma en satisfación | | de tu angustia y tu dolor, | | que si tú mueres de amor | 565 | yo perezco de afición. | | Y porque más me acabe | | Amor en tan triste aprieto, | | tiene mi dolor secreto | | y quel tuyo ya se sabe. | 570 |
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ERMINIA | ¿Cómo admitiré disculpa | | del causador de mi pena? | |
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TANCREDO | El que a penar se condena | | ése mismo me disculpa. | | Amor es la causa desto, | 575 | pues su brazo poderoso | | no fue conmigo piadoso | | si fue contigo molesto. | | Recógete a la ciudad, | | Erminia, y vive segura, | 580 | y en mejor modo procura | | conservar tu libertad, | | que la mía de rendida | | |
-fol. 261v-
| no puede satisfacer[te]. | |
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ERMINIA | Ni yo sé, si no la muerte, | 585 | quién pueda darme la vida; | | debrías considerar | | que te obligo por quien soy; | | y porque a matarme voy, | | tan contra mi voluntad, | 590 | y que te ofrezco aparejo, | | mi voluntad y el lugar | | para que puedas mudar | | en remedio tu consejo, | | no me mandes recoger | 595 | a la ciudad, oh Tancredo; | | que para quitarme el miedo | | basta estar en tu poder; | | contigo estoy bien segura | | de las marciales ofensas | 600 | y mi alma [o]tras defensas | | ni las quiere ni procura. | | Cuanto más liberal fuiste | | conmigo, y tú lo mostraste, | | con el alma te quedaste | 605 | si al cuerpo libre hiciste. | | Ansí questás obligado | | a mirar por tu cautiva | | y procurarla que viva | | como señor bien mirado. | 610 |
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TANCREDO | Si llevas, Erminia, al cabo, | | con la razón mi dolor, | | verás que no soy señor | | sino humilde y mudo esclavo, | | y que no tengo poder | 615 | para mirar lo ques mío, | | porque todo mi albedrío | | está en ajeno querer. | | Juzga por tu corazón | | el mío cuál debe estar, | 620 | y vendrás a disculpar | | por la tuya mi afición, | | y verás cuán poco valgo | | para librarte de aprieto, | | y que soy nada, en efeto, | 625 | aunque parezca ser algo. | |
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ERMINIA | ¿Tan notorio desengaño | | a tan notoria amistad? | | ¿Y tan estraña crueldad | | a un amor que es ta[n] estraño? | 630 | ¡Cielos que lo consentís | | y queréis que os llamen cielos; | | mas no os llaman sino celos, | | que la clemencia encubrís! | | ¡Tancredo, adiós! |
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ERMINIA | ¿Adónde me ha de guiar | | si no me guía al lugar | | que más de ti me desvíe? | | ¿Quies que diga algo a Clorinda? | |
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TANCREDO | Cual me dejas y cual vas. | 640 |
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ERMINIA | Ya no me faltaba más | | sino que a esto me rinda. | | Dos cosas quiero rogarte, | | Tancredo, por amistad: | | que si tomas la ciudad | 645 | de mí quieras acordarte, | | y no para cautivarme | | pues ya me tienes cautiva, | | |
-fol. 262r-
| mas para abrasarme viva | | pues que gustas de acabarme; | 650 | y la otra es que me invíes | | aquel moro mi criado. | |
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TANCREDO | De aquesto tendré cuidado, | | de lo demás no confíes, | | que de cualquiera manera | 655 | serás siempre mi señora, | | presa o libre, en la fe mora | | o en la mía verdadera. | |
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ERMINIA | ¿Que es posible que has hablado | | ya una palabra amorosa? | 660 |
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TANCREDO | No es para mí nueva cosa | | ser, señora, bien criado. | |
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ERMINIA | De modo que a la crïanza | | atribuís ese favor, | | y no a las muestras de amor | 665 | y a las sombras desperanza. | | Pues con él parto y sin ella, | | adiós otra vez, Tancredo. | |
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ERMINIA | ¿Que puedo | | ir con él y no con ella? | 670 | Sin esperanza ya amar, | | sola soy la que lo hace, | | y tú solo a quien le place | | el verme desesperar. | | Tancredo, adiós, la tercera, | 675 | y podré mejor decir, | | pues que voy cierto a morir, | | Tancredo, adiós, la postrera. | |
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(Vase ERMINIA.)
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TANCREDO | ¿Cuál vas y cuál quedo yo?; | | ¿tú qué viste o yo qué vi?, | 680 | que yo muero por un sí | | y tú acabas por un no. | | En tal son amé tus mañas, | | en este aprieto nos pones, | | de vida las intenciones | 685 | y consume las entrañas. | |
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(Vase, y sale ARGENTE, moro, con una barba o máscara de eunuco, y CLORINDA, armada con unas armas negras o una sobrevista negra y sobre ellas unas plumas.)
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ARGANTE | ¿Que en fin, Clorinda, estás puesta | | en proseguir tal jornada? | |
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CLORINDA | Estoy tan determinada | | quel tardar ya me molesta; | 690 | las máquinas levantadas | | de los soberbios cristianos | | han de ser por estas manos | | destruïdas y abrasadas. | | Argante viene conmigo, | 695 | mas no, que yo voy con él | | y puédese asperar dél | | más cosas de las que digo. | |
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ARGANTE | Ay, Clorinda, cómo veo | | quen tu determinación | 700 | se encierra tu perdición | | seguida por tu deseo. | | No me dan miedo las armas | | cristianas que has de romper, | | |
-fol. 262v-
| ni tristes agüeros ver | 705 | esas negras de que te armas; | | otra causa más bastante | | me hace no tema en vano | | y no el escuadrón cristiano | | por nuestro mal arrogante. | 710 |
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CLORINDA | Debes, Argente, tener, | | como tu lengua declara, | | el ánimo cual la cara, | | y la cara es de mujer. | | Aunque mujeres habría | 715 | a quien, si tú parecieras, | | muchas ventajas hicieras | | al varón de más valía. | |
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ARGANTE | Agora conocerás, | | Clorinda, si con razón | 720 | temo de tu perdición | | en esta verdad que oirás. | |
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CLORINDA | Di, que yo te escucharé | | si largo el cuento no fuere. | |
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ARGANTE | Todo lo más que pudiere, | 725 | señora, lo abreviaré. | | El sonado rey de Etiopia, | | que la ley cristiana guarda, | | de amor y de celos siente | | el alma toda abrasada | 730 | por la reina su mujer, | | morena pero agraciada, | | de la cual fui yo su esclavo, | | y como eunuco en su cámara | | cual doncella la servía, | 735 | costumbre entrellos usada. | | Donde la reina dormía, | | en una tabla pintada, | | un armado caballero | | con hermoso rostro estaba | 740 | y una doncella hermosa | | a quien una sierpe brava | | con fiero error y semblante | | crudamente amenazaba. | | En esta mesma sazón | 745 | la reina estaba preñada. | | Parió la reina, y el parto | | fue una niña hermosa y blanca, | | casi en todo semejante | | a la que pintada estaba. | 750 | Confusa con miedo y triste | | quedó la reina cuitada | | viendo el parto hermoso y blanco | | donde negro lesperaba, | | y la condición celosa | 755 | del rey la tiene turbada. | | Teme, si descubre el parto, | | su cierta muerte y infamia. | | En fin, tomó por remedio | | en trocar su prenda amada | 760 | a una negra crïatura | | que recién nacida estaba. | | Esto fue con tal secreto | | que nunca el rey supo nada. | | |
-fol. 263r-
| Entregóme a mí la reina | 765 | la hija que tanto amaba | | y rogóme la trujese | | donde la hiciese cristiana, | | pues hacerlo allí no pudo | | que su ley más tiempo manda. | 770 | Diome infinitas riquezas, | | vertieron sus ojos lágrimas, | | y al caballero pintado | | con tierno pecho rogaba. | | Y al pasar de una floresta | 775 | vi una tigre divisada, | | y con el miedo subíme, | | con el miedo en una haya, | | dejando la crïatura | | en el suelo, a quien llegara | 780 | la fiera y con mansedumbre | | a sus labios aplicara | | los pechos de leche llenos, | | cosa que contar lo espanta. | | Fuese y sin lisión la deja | 785 | de hambrienta contenta y harta. | | Del árbol bajé yo al punto | | que apuntaba la mañana. | | Torné a seguir mi vïaje | | con la niña mal guardada, | 790 | y a las orillas de un río | | descubrí gente enseñada | | a robos y a desafueros, | | y a matar ejercitada. | | Arrojéme luego al río, | 795 | y en una mano llevaba | | la niña alzada en el aire, | | con la otra rompía el agua; | | pero la rauda corriente, | | mis fuerzas dibilitaba | 800 | y con temor de la muerte | | otra vez solté la carga, | | y agonizado y cansado | | en fin a tierra llegara; | | mas antes que yo llegase | 805 | ya la niña en tierra estaba, | | allí traída del cielo | | que por su vida miraba. | | Y aquella noche, entre sueños, | | un fuerte miedo me asalta: | 810 | vi el armado caballero | | que te dicho de la tabla, | | el cual con voz enojosa | | y terrible así me habla: | | ¿Por qué, Argente, no bautizas | 815 | a esa niña? ¿Por qué tardas? | | Mas yo, que soy guardador | | de su cuerpo y de su alma, | | a pesar tuyo haré | | que muera en la ley cristiana. | 820 | Desapareció al momento, | | pero yo no me di nada, | | a trueco de verte mora, | | de todas sus amenazas, | | que tú eres, Clorinda bella, | 825 | |
-fol. 263v-
| esta niña desdichada, | | que por tantas desventuras | | has venido a ser honrada, | | y por tu valor estraño | | temida y reverenciada | 830 | de cuantos a sus oídos | | llevó tu nombre la fama. | | Esto he querido contarte | | porque sé que lo inorabas | | por pesarte en la niñez | 835 | que lo demás no importaba. | | Sólo me importa decirte | | questa noche a mí tornara | | el cual caballero blanco, | | el cual dijo que es tu guarda, | 840 | y me ha dicho questa noche | | has de ser muerta y cristiana, | | y questo será sin duda | | antes que amanezca el alba. | | Por esto, Clorinda mía, | 845 | te ruego que allá no salgas | | al campo de los cristianos | | donde la muerte te aguarda. | |
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CLORINDA | Cuanto más de grande estado | | me dices que soy venida, | 850 | tanto más esta salida | | mencita y pone cuidado, | | que si he querido hasta aquí, | | por mí sola señalarme, | | agora habré de mostrarme | 855 | por mis padres y por mí. | | En la ley que me enseñaste | | pienso vivir y morir | | y en estorbarme el salir | | más tiempo aquí no se gaste, | 860 | quel cielo, que en mi defensa | | tantas veces se ha mostrado | | desta impresa que he tomado, | | me volverá sin ofensa. | |
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ARGANTE | ¡Ay, hija, cómo porfías | 865 | con la fuerza de tu suerte | | a querer causar la muerte | | a los tuyos y a mis días! | |
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(Entra ARGANTE con dos cestas llenas de pelotas de pez y resina, y da la una a CLORINDA, y una o dos escobas en la mano untadas todas con pez.)
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ARGANTE | Clorinda, en lo que acordamos, | | ¿has mudado de consejo? | 870 |
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CLORINDA | Si traes, Argante, aparejo, | | torno a decir que partamos. | |
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ARGANTE | Sí traigo, y a lo que creo | | ello es tal y tan perfecto | | que ha de traer el efeto | 875 | conforme a mi deseo; | | mas, ¿para qué traís vestida | | |
-fol. 264r-
| esa sobrevista negra | | que el corazón desalegra? | |
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CLORINDA | No quiero ser conocida. | 880 | Pero partamos ques hora. | | Argente, quédate a Dios. | |
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ARGANTE | A peligro vais los dos, | | quel alma en pensarlo llora, | | creo de lo que imagino. | 885 | Ya, Dios, es vuestra sentencia: | | haced por vuestra clemencia | | un mentiroso adevino. | |
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(Vase, y quedan solos ARGANTE y CLORINDA, y dice ARGANTE:)
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ARGANTE | Advierte, Clorinda, luego | | como a las máquinas llegues, | 890 | que como pudieres pegues | | por todas partes el fuego, | | que según que sopla y corre | | y va reforzando el viento, | | sin duda que a mi intento | 895 | el cielo ayuda y socorre. | |
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CLORINDA | Descuídate deso, Argante, | | que yo haré lo que verás. | | Pero mira cómo vas, | | quel campo tienes delante: | 900 | ves la máquina allí. | |
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ARGANTE | Pues, sin mucho desvïarte, | | acude por esa parte | | que yo acudo por aquí. | |
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(Entran dentro y queman algún ramo seco que haga llama por un rato, y luego tóquese alarma con gran fuerza de dentro. Sale GODOFRE, BOEMUNDO, CHARLES y FABRICIO y REIMUNDO y todos los demás que pudieren, unos desnudos y otros mal armados; todos diciendo: «¡Apriesa, alarma, alarma!»)
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GODOFRE | ¡A las máquinas, presto, amigos míos! | 905 | ¡Allí es el fuego, allí se toca alarma! | | ¡Agua, soldados; agua, gastadores! | | ¡No trunfe el fuego del trabajo nuestro! | | ¿No viene el agua? ¡Acude, Boemundo! | | ¿Adónde está Tancredo? |
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BOEMUNDO | En la refriega | 910 | anda ya envuelto con los enemigos. | | ¡Las máquinas se abrasan, qué desdicha! | |
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GODOFRE | ¡Seguidme todos! ¡Muera el fuego, mueran | | más vidas! ¡Amigos, ea, soldados! | |
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(Vanse todos, y salen soldados con herradas de agua y jarras. Entran por una puerta y salen por otra, y dentro anda el mismo ruido de trompetas y atambores, gritando «alarma»; y a poco espacio, sale CLORINDA.)
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CLORINDA | Volver a la ciudad es escusado, | 915 | quel paso está tomado de enemigos. | | Seguir quiero esta senda, ¡gentil cosa! | | |
-fol. 264v-
| ¿Por ventura, Clorinda, vas huyendo? | | No es sino retirarte y es cordura | | ceder a la potencia demasiada | 920 | del enemigo. Argante ya está dentro | | de la ciudad, pues esto es lo que importa. | | Pies, aguijad, que la cerrada noche | | encubrirá mi ardid y retirada. | |
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(Sale TANCREDO.)
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TANCREDO | No te me esconderás si te escondieses | 925 | en el escuro centro de la tierra. | | Valeroso soldado, espera, espera, | | que aquí en tan grande hazaña acometido | | muy mal le está y parece tanto huir. | |
(Éntrase tras della y de todos.) |
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(Sale GODOFRE y los demás, eceto BOEMUNDO.)
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GODOFRE | ¿Que hayan podido dos soldados tanto | 930 | y que se retirasen a su salvo? | |
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FABRICIO | No más del uno solamente pudo | | entrarse en la ciudad. |
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[FABRICIO] | Tancredo y Boemundo le siguieron, | | que con la luz de las ardientes máquinas | 935 | los vi, si no me engaño. |
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GODOFRE | Estraño hecho, | | si nuestra diligencia no estorbara | | su estraño y atrevido pensamiento. | | ¿Quién podrán ser tan valerosos moros? | |
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GODOFRE | Pues yo sé que mañana | 940 | habrá bien menester su esfuerzo y fuerza. | | Al retirar, amigos, y al descanso | | entregad los cansados lasos miembros, | | este poco que queda de la noche, | | que es menester mañana estar holgados. | 945 |
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(Vanse todos, y dentro suenan golpes despadas, como que se combaten, y dice TANCREDO a voces:)
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TANCREDO | Tu vida acabar[é] con tu denuedo | | al filo desta espada, moro fuerte. | |
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CLORINDA | Combate y calla. Guarda tú tu vida | | que bien tienes de qué, si acaso es éste | | el brazo que mi espada regir suele. | 950 |
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CLORINDA | Primero el alma | | saldrá deste mi pecho quel esfuerzo | | quen él, con valeroso intento, encierro. | |
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TANCREDO | Pues desa pertinacia toma el pago. | |
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(Suena un gran golpe dentro, y sale luego CLORINDA con la espada rota y muy desmayada, y sale tra[s] ella TANCREDO con la espada sangrienta.)
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CLORINDA | Venciste, fuerte cristiano, | 955 | pero si desta vitoria | | quieres llevar mayor gloria, | | detén un poco la mano, | | que no será honrosa palma | | la que ganarás, si adviertes, | 960 | en querer darme dos muertes: | | una al cuerpo y otra al alma. | | Mas antes que el parasismo | | último llegue a acabarme, | | suplícote quieras darme | 965 | como pudieres bautismo. | | |
-fol. 265r-
| Que si me le das, señor, | | en esta hora dichosa | | yo seré la venturosa, | | aunque tú eres vencedor. | 970 | Antes me le da que rinda | | esta alma de intentos rica, | | que la que te lo suplica | | es la nombrada Clorinda. | |
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TANCREDO | Cielos, ¿qué es esto? ¿qué siento, | 975 | santo y poderoso Dios? | |
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CLORINDA | Decid, señor, quién sois vos, | | que ansí os duele mi tormento. | |
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TANCREDO | Soy el que sin vos no puedo | | vivir porque sois mi vida, | 980 | soy la sombra dolorida | | del miserable Tancredo. | |
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CLORINDA | ¡Oh, valeroso guerrero, | | si te precias de cristiano, | | dame la vida temprano, | 985 | aunque tan tarde la quiero! | | No hagas que más me tarde | | si en mi bien te determinas, | | puesto que gracias divinas | | por jamás vinieron tarde. | 990 |
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TANCREDO | Medida [a] mi alma inclemente, | | ¿dó hallaré y a tu dolencia? | |
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CLORINDA | Para el tuyo en la paciencia, | | para el mío en una fuente, | | la cual hallarás, Tancredo, | 995 | según creo, aquella parte. | |
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TANCREDO | Ni quiero sola dejarte, | | ni menos ir solo puedo, | | que si te acaba la herida | | del brazo en mi daño fuerte, | 1000 | en mí el dolor de tu muerte | | me va acabando la vida. | |
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CLORINDA | Pues en tus manos estriba | | levantar yo mi bajeza, | | saca fuerzas de flaqueza | 1005 | y llévame donde viva; | | que si haces este hecho, | | será sin duda, señor, | | la recompensa mayor | | que no el daño que me has hecho. | 1010 | Acaba ya, que me acabo. | |
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TANCREDO | Ven en los brazos de quien | | de toda su gloria y bien | | por su mal ha visto el cabo. | | ¡Oh, más dichoso que Atlante, | 1015 | si con más gusto y consuelo | | sostuviera aqueste cielo | | al divino semejante! | | Pero, por mi mal gobierno, | | más me fatiga esta carga | 1020 | que la que mi vida embarga | | en el hondo y duro infierno. | |
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(Vanse, y salen GODOFRE y PEDRO, ermitaño, con un crucifijo en la manga cubierto con velo negro, el cual sacará cuando hablare; y todos los demás salen, eceto TANCREDO.)
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-fol. 265v-
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GODOFRE | Hoy es el día fuerte, compañeros, | | que la bárbara sangre descreída, | | abriéndole camino los aceros | 1025 | vuestros, será con su dolor vertida. | | No pienso desta hazaña encarecer[os], | | si tiene cual espero la salida, | | cuánto se ensalzará nuestra fortuna, | | pues escapa de esplicación alguna. | 1030 | Hoy echamos el sello a la ganancia | | de aquellos triunfos hasta aquí alcanzados. | | Hoy se acaba o se encubra la arrogancia | | de tantos enemigos conjurados. | | En fin, oh flor de Italia, oh flor de Francia, | 1035 | haced que vuestros frutos sazonados | | hoy sean con los hechos peregrinos | | de vuestro nombre y vuestros brazos dignos. | |
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(Entra TANCREDO con la sobrevestidura negra de CLORINDA puesta con su escudo de la tigre, cubierto de luto, y pónese triste a un lado del teatro, y prosigue adelante GODOFRE.)
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GODOFRE | Las largas esperanzas, sustentadas | | con tan largos trabajos y aspereza, | 1040 | hasta aquí en el cortar de las espadas | | traídas con valor y fortaleza, | | hoy han de ser a dulce fin llegadas | | a pesar de la bárbara fiereza, | | que mal podrá[n] sus defendidos muros | 1045 | resistir vuestros brazos fuertes duros. | |
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(Dan todos voces diciendo: «¡Ansí lo quiere Dios!», y luego habla PEDRO, ermitaño.)
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PEDRO | Bien decís, oh soldados valerosos, | | que ansí lo quiere Dios, y ansí lo ordena | | el osar de temidos y briosos | | por vuestra gloria propia muerte ajena. | 1050 | Mas si queréis ligeros y animosos | |
(Saca el crucifijo.) | subir a la contraria y alta almena, | | primero entrad por estas cinco puertas | | que para daros triunfo está[n] abiertas. | | Poned el corazón, poné los ojos | 1055 | en ésta de Dios hombre semejanza, | | veréis que en vuestros pechos a manojos | | se aumenta y fortalece la esperanza; | | y luego tendréis ciertos los despojos | | que encierra esta ciudad, y en confianza | 1060 | deste buen Dios por quien aquí llegamos, | | seguros de vencer acometamos. | |
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(Otra vez todos: «¡Ansí lo quiere Dios!»)
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GODOFRE | Dejad, pues, Tancredo, la tristeza | | quel caso que he sabido te acarrea. | | Con tu solo ardid y fortaleza | 1065 | apercibe tu gente a la pelea. | | Reimundo [y] Boemundo con presteza, | | por do Sión a la ciudad rodea, | | el asalto comiencen denodado, | | los demás por do tengo yo ordenado. | 1070 |
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(Vanse todos, y salen el TRABAJO y HIERUSALÉN y la ESPERANZA como en la primera jornada; y la ESPERANZA lleve de la mano a HIERUSALÉN; y la ESPERANZA llevará una tunicela de tafetán debajo del vestido.)
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-fol. 266r-
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JERUSALÉN | Cumplido he ya, Esperanza, tu consejo: | | al escuadrón cristiano hoy he mostrado | | por dó rendirme y sujetarme dejo. | | Y tiéneme un buen fin asegurado | | tu rostro, pues que nunca te has partido | 1075 | desde que me echaste a éste de mi lado, | | y más que regucija mi sentido | | la Libertad quespero y el Contento, | | por ti, dulce Esperanza, prometido. | | Y no me engaña en esto el pensamiento, | 1080 | porque veis el Contento aquí a do asoma | | que por mi pasa cual ligero viento. | |
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(Sale un mancebo honesto y muy bien aderezado, con alas en los pies y en los brazos y en la cabeza; y va a pasar por delante de HIERUSALÉN, y nunca ha destar sosegado en un lugar, y cuando sale dice:)
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CONTENTO | Quien, cuando puede, no me abraza y toma, | | quedaráse sin mí, que soy ligero, | | pues mi cerviz a nadie no se doma. | 1085 |
(A este punto, sale una mujer vestida como monja, coronada de flores, con un ramo en la mano de olivo y otro de palma, si le hubiere, y ésta es la LIBERTAD, y dice:)
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LIBERTAD | ¡Hola! ¿A quien digo? ¡Hola, compañero! | | ¿Adónde bueno vais con tanta priesa? | |
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CONTENTO | ¡Oh, Libertad amiga, aquí os espero! | | Voy a regocijarme en una impresa | | quemprende hoy un capitán famoso | 1090 | de quien no poco a todo Oriente pesa. | |
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JERUSALÉN | Contento, que contino presuroso | | pasas por mí, sosiégate un momento | | y en mis entrañas toma algún reposo. | |
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CONTENTO | Mal podré yo cumplir tu mandamiento | 1095 | si tú a tu lado de contino tienes | | al Trabajo, enemigo del Contento. | |
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JERUSALÉN | Amada Libertad, si acaso vienes | | por dármela, suplícote que pares | | y no entretenga[s] tus amados bienes, | 1100 | que ya los instrumentos militares | | suenan, ya se aparejan a librarme | | millares de soldados y millares. | |
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(Suenan las trompetas al asalto.)
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CONTENTO | Yo no sé quién me incita a no apartarme | | deste lugar. Mover no puedo el paso. | 1105 |
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LIBERTAD | A mí también me incita a quedarme. | |
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ESPERANZA | ¿No son, Jerusalén, no son acaso | | estas visiones ante ti venidas, | | que solían por ti pasar de paso? | |
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JERUSALÉN | Vuelve, mira, y verás apercebidas | 1110 | al divino asalto las cristianas gentes | | para ganarme a mí o perder sus vidas. | | Oye los apellidos diferentes | | quen la ciudad y campo van formando | |
(Gritan dentro: «¡Así lo quiere Dios! ¡Godofre, Godofre! ¡Francia, Francia!», y hacen ruido con trompetas y atambores, y a poco rato luego cesa.)
| los contrarios feroces combatientes. | 1115 | Bien puedes ya, Contento, ir en llegando | | [. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . arte,] | | pues se va mi remedio aparejando. | |
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|
CONTENTO | La Libertad primero ha de abrazarte | | y el Trabajo importuno que de cerca | 1120 | [. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . arte.] | |
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JERUSALÉN | ¡Las escalas arriman ya a mi cerca! | | ¡Los cristianos ya embisten la muralla! | | ¡Las máquinas ya llegan, ya están cerca! | |
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-fol. 266v-
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ESPERANZA | ¡Oh, qué terrible encuentro, oh qué batalla | 1125 |
(Torna a sonar la gritería.)
| en el muro, y las máquinas se empieza! | | ¡Qué voces, qué romper de dura malla! | |
(Dan voces y dicen: «¡Traigan aquí esa escala, disparen otra vez ese trabuco, aquí soldados, agua a las máquinas, arriba soldados, que así lo quiere Dios!»)
| Libertad, ¿no llegas? ¿Qué pereza | | te detiene, pues ves el buen comienzo | | que al bien desta ciudad se le adereza? | 1130 |
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TRABAJO | Por agora yo solo soy quien venzo; | | aún dura todavía la contienda. | |
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ESPERANZA | De verte aquí me corro y avergüenzo. | |
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TRABAJO | Nadie deste lugar echarme entienda | | si con mis propias industrias no lo intenta, | 1135 | que es allá vano lo que más pretenda. | | Muy bien me quitará viendo el afrenta | | en questán los cristianos a este punto, | | que muy poca esperanza les sustenta. | | Enrique de Volterra llegó junto | 1140 | a las almenas y al perder la vida. | | Reimundo también queda allí difunto | | que ya van los cristianos de vencida. | | Contento huye, Libertad afuera, | | porque aquí no ternéis buena acogida. | 1145 |
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(Apártase el CONTENTO y LIBERTAD.)
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ESPERANZA | ¿Qué dices, fiero mostruo? Espera, espera, | | verás que ha sido esta retirada | | para tomar más brío en la refriega. | | Mira la gente ilustre y bautizada | | cómo vuelve al asalto presurosa | 1150 | [. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ada.] | | Tornad, Contento y Libertad gozosa. | | Llegaos un poco más. Trabajo, huye | |
(Tórnanse a poner el CONTENTO y LIBERTAD junto a JERUSALÉN.)
| desta ciudad que ya será dichosa. | |
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TRABAJO | Tu presencia y la destas me destruye. | 1155 | En fin, me voy, mas no me iré del todo | | hasta ver cómo aquesta se concluye. | |
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(Apártase el TRABAJO.)
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JERUSALÉN | Siempre tuviste un enfadoso modo | | de proceder en todo cuanto haces. | |
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TRABAJO | Engáñaste, que al tiempo me acomodo. | 1160 |
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ESPERANZA | A grita arriban las contrarias haces | | a la muralla, sobre aquel soldado: | | ¡Arriba, amigo, que mal satisfaces! | |
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JERUSALÉN | No me seas tú al cabo ya pesado. | | Un poco más te aparta, pues que mira[s] | 1165 | al escuadrón cristiano mejorado. | | ¡Qué poco y qué despacio te retiras! | | ¡Contento, Libertad, llegaos agora! | | Ya, Trabajo, te apartas, ya sospiras. | |
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TRABAJO | Sí hago, porque llega ya la hora | 1170 | do tengo de buscar otra morada | | porquesta en el Contento se mejora. | |
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ESPERANZA | No estés, oh ciudad santa, desmayada. | | Vuelve en ti, que si agora te maltratan, | | será que yo te deje re[s]taurada. | 1175 | Mira que ya de retirarse tratan | | los turcos que no pueden sustenerse, | | y unos a otros ya se desbaratan. | | |
-fol. 267r-
| Procura el valeroso Arnesto verse | | encima de sus muros; vele encima | 1180 | y cuán bien que se esfuerza defenderse. | | Él y Godofre han dado honrosa cima | | al asalto feroz de aqueste día | | como soldados fuertes y destima. | | Mira cuál se dilata el alegría | 1185 | en los cristianos pechos y la gloria | | del fin honroso desta patria mía. | | Oye los apellidos de vitoria | |
(Digan de adentro: «¡Vitoria, que así lo quiere Dios! ¡Francia, Francia; Italia, Italia!», y suenan las [c]herimías.)
| que invían los cristianos hasta el cielo, | | dignos de gloria y de inmortal historia. | 1190 | Escucha el son alegre que consuelo | | infunde en ese pecho fatigado, | | hasta aquí lleno de inmortal recelo. | |
(Vase el TRABAJO con su yugo.)
| Mira cuál va el Trabajo apresurado, | | dejando tu cerviz libre y esenta | 1195 | de su terrible yugo y tan pesado. | |
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(Híncase de rodillas HIERUSALÉN.)
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JERUSALÉN | ¡Oh, inmenso Dios, que de la dura afrenta | | que tantos años me ha tenido triste, | | de gloria y honra y de salud sedienta, | | y agora sólo porque lo quisiste, | 1200 | sin merecerlo yo, liberalmente, | | gloria y salud y libertad me diste, | | dispón mi corazón, dispón mi mente | | para darte las gracias que merece | | tamaño bien, merced tan excelente! | 1205 |
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ESPERANZA | Santa Jerusalén, ya me parece | | que no has menester más mi compañía | | en la buena ocasión que se te ofrece. | | Cumplido es ya tu gusto y alegría, | | y cumplida la cosa que se espera, | 1210 | ha de ausentarse la presencia mía. | | Sin temer de tormenta venidera | | goces eternamente esta bonanza | | sin que la servitud te asombre fiera. | |
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(Vase la ESPERANZA.)
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JERUSALÉN | Aunque te vas, dulcísima Esperanza, | 1215 | conmigo quedas, porque siempre espero | | de Dios mi bien, con firme confianza. | |
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LIBERTAD | Bien podemos llegarnos, compañero, | | a quien tanto nos tiene deseado[s]. | |
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CONTENTO | Para que llegue yo, llega primero. | 1220 |
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LIBERTAD | Destierra, oh ciudad santa, los nublados | | que tu serena luz escurecían | | con la enfadosa carga de cuidados, | | y estos negros vestidos que cubrían | | tu cuerpo triste también, señora, | 1225 | en otros blancos que tu cuerpo crían. | |
(Desnúdala y prosigue.) | Recibe en buena y felice hora | | esta verde corona que asegura | | inmenso gusto en esta mi mejora. | |
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CONTENTO | Regocíjese el cielo en tu ventura, | 1230 | que nos lo muestran ya los cortesanos, | | |
-fol. 267v-
| que mis pechos colman de hermosura. | | Recibe, ciudad, los escuadrones | | vencedores cristianos, que ya el cielo | | ha cumplido sus justas intenciones. | 1235 | Ven y está atenta al religioso celo, | | a la santa y humilde reverencia | | con que aún se temen de pisar el suelo. | |
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JERUSALÉN | ¡Oh, amada Libertad, cuya presencia | | ha desterrado de mi pensamiento | 1240 | y de mis güesos la mortal dolencia! | | Como tú lo quisieres y el Contento | | podéis hacer de mí, que yo estoy presta | | a no salir de vuestro justo intento. | |
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LIBERTAD | Mi voluntad, Hierusalem, es ésta, | 1245 | que te apercibas con alegre rostro | | a hacer a los cristianos dulce fiesta. | |
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JERUSALÉN | A vuestra justa voluntad me postro | |
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(Vanse, y salen GODOFRE y todos los soldados, [y] BOEMUNDO traiga una corona de oro y TANCREDO un cetro y PEDRO, ermitaño, una ropa rozagante doblada y puesta en una fuente de plata; y entra con la[s c]hierimías y atambores y con las banderas tendidas.)
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GODOFRE | Ya el ayuda de Dios en vuestros brazos, | | cual veis, oh compañeros, ha rompido | 1250 | tantos inconvinientes y embarazos, | | y a dulce alegre fin ha reducido | | mi firme y cristïana confïanza | | con paga a quien no iguala lo servido. | | Ensanchemos de hoy más nuestra esperanza | 1255 | y procuremos que esta ciudad sea | | perpetua de cristianos dulce estancia. | |
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BOEMUNDO | Próspera, que ella, oh buen señor, se vea | | con quien la pueda asegurar el gusto | | y la felicidad que se desea. | 1260 | Los que aquí estamos de un acuerdo justo | | acordamos que della te corones | | por rey, que sea emperador a[u]gusto. | |
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GODOFRE | De vuestros honorosos corazones | | basta que sepa, compañeros míos, | 1265 | las bien agradecidas intenciones. | | Pero, ¿quién será aquel de tales bríos, | | de tan soberbio, altivo pensamiento, | | tan lleno de ambiciosos desvaríos, | | que de corona rica en rico asiento, | 1270 | presuma ver sus sienes adornadas, | | aunque dello le hagáis ofrecimiento, | | en el lugar adonde las sagradas | | de Cristo con dolor y menosprecio | | fueron de agudas puntas traspasadas? | 1275 | El cargo aceto, vuestro intento precio, | | y creo que de rey podré el decoro | | guardar sin esta pompa que desprecio. | | Rey podré ser sin púrpura ni oro, | | que la humildad en este punto pongo | 1280 | mi riqueza mayor y mi tesoro; | | y aunque a vuestros acuerdos no me opongo, | | (Descá[l]cese.) | por esta vez, descalzo y sin corona, | | entrar en la ciudad santa dispongo. | |
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-fol. 268r-
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PEDRO | No en balde, general, no en balde entona | 1285 | la voz la Fama, pregonando al mundo | | el supremo valor de tu persona; | | que si tú eres el primero, y[o] el segundo | | que siguiré tu humilde pensamiento | | quen humildad también mi bien yo fundo. | 1290 |
(Descálzase.) | Seguid, soldados, este santo intento; | | todos en humildad nos descalcemos, | | pues Dios nos viste de inmortal contento. | | En la ciudad humildemente entremos | | quen tal entrada nos promete el cielo | 1295 | mayores triunfos que pensar podremos. | |
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(Descálzanse todos.)
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TANCREDO | Al tuyo corresponde nuestro celo; | | guía, Godofre, y pon ya unos muy justos | | la boca y no los pies en este suelo. | |
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GODOFRE | Seguidme, pues, amigos, y a mi gusto | 1300 | acomodad agora el gusto vuestro, | | pues veis quen ello me recreo y gusto. | |
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BOEMUNDO | ¡Oh, hato de humildad, sabio maestro, | | los pies descalzos tras tus pasos vamos! | | Y con este postrero humilde nuestro, | 1305 | del fin y desta historia al fin llegamos. | |
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