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Poesía de Eminescu en una nueva traducción al español

Dana Diaconu

Acaba de publicarse, en las prestigiosas Ediciones Cátedra, un tomo bilingüe de Poesías de Mihail Eminescu (1850-1889), el gran poeta nacional de Rumania, que ilustra el romanticismo tardío con un brillo que lo sitúa entre los representantes europeos más destacados. El indudable valor universal de su obra y el verdadero culto que se le profesa en su país de origen han tardado en complementarse con su (re)conocimiento más allá de las fronteras patrias, debido a circunstancias poco propicias relacionadas con el carácter minoritario de la cultura y de la lengua rumanas. Entre estas, el tantas veces invocado obstáculo lingüístico, puesto que el rumano es de difícil acceso para un extranjero y aun para un español, a pesar de ser una lengua románica. Lo constataba el propio Unamuno, al desistir de su intención de aprender rumano precisamente para leer a Eminescu1. Debido a la escasa posibilidad de tener un contacto directo con el texto original, a la traducción le incumben más y mayores responsabilidades en tanto que intermediario imprescindible y decisivo en la «recepción» de Eminescu (y en general de la literatura rumana) en los países de habla española, dentro del proceso más amplio de integración al patrimonio universal de los valores culturales rumanos, fraguados en un territorio caracterizado como una isla de latinidad en un mar eslavo.

No estamos ante la primera versión española de la poesía de Eminescu. Hubo, esporádica y aisladamente, varios intentos, con algún éxito notable, pero sin mucho eco entre el gran público. Para el lector curioso recordaremos algunos hitos en la historia, ni larga ni remota, de las traducciones del gran poeta rumano al español.

La primera mención de Eminescu en España se encuentra en un artículo de 1941, firmado por el rumanista italiano Gino Lupi quien es también el primero en señalar analogías con el poeta romántico G. A. Bécquer2. Las primeras versiones españolas se deben a traductores españoles y se publican en varias revistas: tres poesías (Sobre las cimas, La plegaria de un dacio, A la estrella), traducidas por Cayetano Aparicio, en la revista madrileña "«Escorial», n.º 13, noviembre 1941 y otras ocho (La tarde en la colina, Nostalgia, Solo tengo un deseo, Ángel de la guarda, Somnolientos pajarillos, Y si.... La reina de los cuentos, El lago), traducidas por Gabriela Corcuera, en la sección de Antología de la Literatura Contemporánea del «Suplemento cuarto de "Cuadernos de Literatura Contemporánea"», CSIC, n.º 16-17, Madrid, 1945. Estos últimos textos están acompañados por notas a pie de página y por una sucinta bibliografía y van precedidos por una Nota preliminar de Joaquín de Entrambasaguas, que contiene informaciones biográficas y elogiosas apreciaciones en relación con el valor universal de la lírica de Eminescu.

El primer tomo de poesía de Eminescu en español, publicado en 1958 (editorial Losada, Buenos Aires, 47 poemas) y en 1973 (Editorial Seix-Barral, Barcelona, 46 poemas) está realizado por Rafael Alberti y María Teresa León, como testimonio del interés y entusiasmo despertado por el contacto con la poesía de Eminescu a raíz de una visita a la Rumania comunista. De entrada, el prestigio de los traductores era un aval incuestionable y una buena carta de recomendación para el poeta rumano. Otros tomos se publican en Rumania: Poezii-Poemas (edición bilingüe, prefacio de Aurel Martin, Editorial Minerva, Bucarest, 1980), con versión española de Omar Lara y Poesías (Ediciones Minerva, Bucarest, 1989), con un prefacio de Zoe Dumitrescu-Buşulenga, y una versión española y notas a cargo de Valeriu Georgiadi (licenciado en filosofía, filología hispánica y filología oriental).

Las traducciones arriba mencionadas fueron realizadas directamente de la lengua fuente (en el caso de los traductores rumanos, conocedores del español, e incluso bilingües como en el caso de Omar Lara, poeta chileno, afincado en Rumania) y a través de unas versiones francesas (en el caso de los españoles, entre ellos Rafael Alberti, tal y como manifiesta en la Introducción a su libro). El análisis objetivo del conjunto de las versiones españolas descubre, en el plano del contenido, todo tipo de incorrecciones, que llevan a la deformación del significado original o bien a la pérdida, total o parcial, de algunos valores denotativos o connotativos. Como el motivo es, en todas las situaciones, el conocimiento insuficiente de una de las dos lenguas, resulta obvia la necesidad de que tal empresa de base en la colaboración de dos nativos (por supuesto, con preparación filológica y dotes poéticas), de los cuales uno por lo menos sea bilingüe («bilingüe y bicultural» es exigencia de los manuales de traductología. no siempre cumplida en la práctica). En esto estriba el logro de la versión portuguesa publicada en el tomo bilingüe Poesias-Poezii por la Editorial Fernández, Lisboa (1950), como homenaje en el centenario del nacimiento de Eminescu. Los traductores eran el profesor rumano Victor Buescu (que llevaba años trabajando en el Lectorado Rumano de la Facultad de Letras de Lisboa y tenía ya publicadas muchas traducciones de los grandes autores rumanos) y el poeta portugués Carlos Queiroz. La traducción, inmejorable, escoltada por un material crítico-informativo adecuado (notas, prefacio del traductor, estudio de Mircea Eliade) hacía que aquella publicación resultara superior a las publicadas en la Península Ibérica o en Rumania y una de las mejores de la poesía de Eminescu en una lengua extranjera.

Debido a esto y centrándonos en el libro que nos ocupa, es de saludar de entrada que sea fruto de una colaboración en los términos arriba mencionados. Los traductores son Dana Mihaela Giurcă, rumana, con estudios de filología hispánica en la Universidad «Al. I. Cuza» de Iaşi, Rumanía y en la Universidad Complutense de Madrid, y José Manuel Lucía Megías, profesor del departamento de filología románica en la misma universidad matritense. La preparación filológica les ha permitido no solo realizar una traducción correcta, sino estar a la altura de los requisitos académicos de la editorial Cátedra, ofreciendo en la Introducción, en los Apéndices, en la Cronología y en las notas, un rico aparato crítico y material documental, incluso iconográfico, junto a una interpretación y visión crítica que arrojan luz sobre la realidad histórica, sociopolítica, artística y humana, así como sobre el proceso creador y editorial (en los comentarios de crítica genética, revelando aspectos tan minuciosos y significativos como los de las variantes, las correcciones, o la ordenación), sobre la vida del poeta, etc. Por primera vez, la poesía de Eminescu en español va acompañada de múltiples puntos de apoyo para ser mejor comprendida y rellenar debidamente el vacío de conocimiento en cuanto al espacio cultural rumano y su poeta más emblemático.

Aun con tales supuestos favorables, quedan las dificultades propias de cualquier traducción, aún mayores en este caso concreto. En primer término porque se trata de una poesía como la de Eminescu, crisol de los valores mítico-poéticos del universo rumano, en que se funden lo popular y lo ancestral de un universo, de una manera de estar en el mundo y de una forma de expresarlo. Como en el caso de toda gran poesía, en la de Eminescu se realiza una síntesis personal del significado y significante poéticos. De aquí la relevancia, por una parte, de los elementos constituyentes del espacio geográficamente marcado por los Cárpatos y el Danubio y, por otra, de la lengua poética, que explora recursos, niveles y posibilidades expresivas del idioma rumano, dentro de un registro frecuentemente coloquial o popular, en ocasiones levemente anticuado, lo que produce el sabor inconfundible, la musicalidad única y el efecto de mágica sonoridad del verso eminesciano (el propio Rafael Alberti subrayaba en la Introducción a sus traducciones la dificultad insuperable que «la asombrosa armonía idiomática» de la poesía de Eminescu había planteado para la traducción).

Todo esto, en ocasiones prácticamente imposible de transponer en otra lengua, nos sitúa ante el llamado «umbral de intraducibilidad» y reclama una traducción a base de hermenéutica textual y equivalencias funcionales Para ilustrar lo dicho, destacaría algunos obstáculos en el plano del vocabulario:

  1. Los vocablos de acuñación propia del rumano, tan relacionados con la peculiar espiritualidad rumana que no tienen equivalente exacto (como el famoso dor, dotado de una riqueza denotativa y connotativa que solo el conjunto de sus sinónimos parciales amor, deseo, nostalgia, puede expresar).
  2. Los vocablos que se refieren a realidades específicamente rumanas, como por ejemplo la religión ortodoxa o la mitología popular (como zburător, toaca), las creaciones del folclore (doina), los instrumentos populares (bucium), etc.
  3. Los vocablos de especial resonancia poética o simbolismo fonético y connotaciones arcaico-poéticas (como cetină, noian, văzduh, jilţ, íntirim, veac) que las distinguen de sus sinónimos del habla corriente (brad, grămadă, aer, scaun, cimitir, secol), pero que se pierden, inevitablemente, en sus posibles equivalentes españoles abeto, inmensidad, aire, trono, cementerio; otras veces la connotación popular-arcaica resulta de la grafía especial, como en mulţămire o patemi, ausente en las correspondientes palabras del rumano moderno mulţumire o patimi, y forzosamente en los equivalentes españoles alegría o pasión3.

En segundo término, dichas dificultades resultan de las particularidades y posibilidades del rumano como lengua fuente y del español como lengua meta. A pesar de las numerosas semejanzas entre ambas lenguas, las diferencias que se dan pueden acarrear consecuencias molestas en la variante traducida. Entre estas y a todas luces, la considerable disminución de la sonoridad y de la melodía del original en la variante española. Curiosamente, como se suele constatar de modo empírico, Eminescu «no suena» bien en español (ni tampoco en italiano, en cambio sí en portugués y en lenguas no románicas como el alemán o el ruso), sobre todo para el oído de un rumano que espera, en vano, reconocer la melodía del original en la variante traducida. Entre las causas, que pueden ser múltiples, destacaría dos: la falta en español de algunos fonemas rumanos de gran valor expresivo (correspondientes a las letras ă, î, ş, ţ) y el mayor número de sílabas de los equivalentes españoles, lo que puede alterar la sonoridad original. Frecuentemente el correspondiente español de algunas palabras o expresiones rumanas de una o dos sílabas es mucho más largo (cf. extinguido -stins desde hace mucho- de mult4.) Al hojear cualquiera de los tomos bilingües arriba mencionados salta a la vista la mayor longitud de los versos en la variante traducida. A esta particularidad del léxico, se suma, con igual efecto, el empleo recurrente de formas breves típicas del lenguaje popular o coloquial como ce (con el significado de por qué o por qué razón) o las abreviaciones verbales del verbo a fi- estar, como i (en vez de la forma verbal completa este, correspondiente al español está) o s (en vez de sunt, correspondiente a soy o estoy).

Ante dificultades como las arriba mencionadas, cada traductor ha adoptado una estrategia propia intentando no «traicionar» el contenido y la forma originales. Lo que se puede constatar en las traducciones españolas es que, en muchas ocasiones, el significado original se pierde (total o parcialmente) o está deformado, y la musicalidad original no se conserva ni se puede salvar reconstruyendo solo la rima, que a veces incluso estorba, obligando a soluciones de compromiso que alteran el contenido o producen una musicalidad fácil (cf. algunas de las traducciones de Valeriu Georgiadi).

Los nuevos traductores optan por respetar con fidelidad las ideas del original, logrando cumplir con el requerimiento fundamental de la corrección y con su propósito declarado de ofrecer una versión «lo más literal posible» (p. 63). Renuncian a la rima, pero cuidan la forma métrica y los valores rítmicos, intentando sugerir, en la medida de lo posible, una musicalidad interna del poema y evitando la excesiva amplitud del verso5, como se constata en traducciones anteriores. Con minucia, honestidad y entusiasmo han emprendido un acercamiento al texto poético por varios canales, para salvar obstáculos de todo tipo y conseguir allanar el camino hacia la comprensión óptima de una obra literaria emblemática en su propio contexto cultural.

El lector español podrá apreciar los rasgos de originalidad que distinguen la poesía y el universo poético de Eminescu, así como descubrir analogías con las obras o el espíritu romántico de otros poetas universales muy especialmente. de Bécquer y Espronceda6. Los traductores han dado el justo equilibrio a las dos funciones que supone la traducción de un texto como signo de una cultura familiarización (contextualización de la cultura de origen en una cultura de destino) y extrañamiento (conservación de los elementos distintivos de la cultura de origen para diferenciarla de la cultura de destino).

Tal como está realizada, esta última edición de las poesías de Eminescu en español, que sigue la edición rumana realizada por el crítico Titu Maiorescu en 1884, es una aportación sustanciosa al conocimiento de la literatura rumana en el espacio cultural español y, al mismo tiempo, la forma idónea en que Eminescu puede ser presentado más allá de las fronteras de su país de origen.

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