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ArribaAbajoCristo, vida y riqueza del hombre

13.º Domingo del Tiempo Ordinario
1.º de julio de 1979

Sabiduría 1,13-15; 2, 23-25
II Corintios 8, 7-9. 13-15
Marcos 5, 21-43

Queridos hermanos:

Año Litúrgico

-Vuelven los domingos del Tiempo Ordinario

En este momento del año litúrgico se siente la impresión del que ha caminado por las cumbres y ya después baja otra vez a la llanura para continuar por un camino más ordinario; y así se llaman estos domingos que siguen a la celebración de la Pascua: los domingos el Tiempo Ordinario. Hoy nos encontramos en el domingo 13, porque comenzaron antes de Cuaresma y se interrumpieron para celebrar el misterio de nuestra redención: la Cuaresma, la Semana Santa y la Pascua.

Sentido de estos domingos del Tiempo Ordinario

Ahora, volvemos a esos domingos ordinarios en que vivimos una vieja tradición que se remonta hasta los tiempos en que la Iglesia primitiva conmemoraba, cada ocho días, la redención cristiana: la pasión, la resurrección y la glorificación de Cristo. El Misterio Pascual, el misterio de la salvación.

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-Cada domingo «celebra» el misterio de la salvación íntegramente

«Cada domingo -dice el Concilio Vaticano II- los fieles se reúnen para alimentarse de la palabra de Dios, para participar en la eucaristía y celebrar así el misterio de su redención, para darle gracias a Dios, que lo hizo renacer en la viva esperanza por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos». Cada domingo es Pascua, cada domingo debe avivar en nosotros la esperanza de que seguimos a un Cristo vivo que no morirá más y que tiene la fuerza de darnos la salvación.

-Cada domingo anuncia la necesidad de encarnar el misterio de Cristo y denunciar lo que se opone a su realización

Por eso, el año litúrgico, celebrando estos misterios eternos, trata de aplicarlos a la situación concreta por donde va pasando la historia de cada pueblo. No es lo mismo predicar este domingo 13 en Roma, o en Polonia, o en África, o en Argentina, o en Nicaragua, que aquí en El Salvador. La palabra de Dios que hoy se acaba de proclamar es para nosotros los salvadoreños de este domingo 1.º de julio de 1979; tenemos que mirarlo desde esta perspectiva: el misterio de nuestra salvación; porque la historia de cada pueblo y de cada hombre, de cada familia, es como el instrumento de Dios para salvar a ese hombre, a ese pueblo, a esa familia. Por eso, puede parecer muchas veces que la predicación toca cosas muy peligrosas y que sea más fácil callar; pero, entonces, no cumpliría la palabra evangélica su misión: de iluminar en el misterio de Cristo la realidad del pueblo.

CRISTO, VIDA Y RIQUEZA DEL HOMBRE

1. Cristo, poder divino que da la vida

2. Cristo, justicia y amor que iguala las diferencias sociales

3. Una fe auténtica en Cristo, única solución de nuestros problemas

1. CRISTO, PODER DIVINO QUE DA LA VIDA

-Resucitando... curando

En primer lugar, miremos a Cristo como un poder que da la vida: el evangelio de hoy presentándonos a Cristo frente a la niña muerta, tomándola de la mano y devolviéndola a la vida. O también dándole la salud a una mujer que padecía una enfermedad incurable desde hacía 12 años. Es la imagen más bella del poder de la vida en medio de la muerte y de la enfermedad. Junto a esa niña muerta miremos a tantos jóvenes y tantas jóvenes, a tantos hombres, niños muertos. El imperio de la muerte se pasea sobre la tierra y, sobre todo, en nuestro país donde la muerte violenta ya casi se hizo aire que respiramos; los hospitales con heridos a consecuencia de las violencias o enfermedades naturales, los cementerios llenándose cada vez más de muerte, pero en medio de todo este marco negro: la luz del poder que da la vida: Jesucristo.

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a) Por el Verbo, Dios creó la vida

Este Cristo, frente a la niña muerta, la hija de Jairo, es el Dios eterno que se hizo hombre pero antes de hacerse hombre -nos cuenta el evangelio sublime de San Juan- era la Palabra que estaba junto a Dios y por esa palabra se hicieron todas las cosas.

Esa Palabra es la vida y la vida era la luz de los hombres. Cristo es la plenitud de donde ha derivado toda esta vida que está aquí en Catedral y toda la vida que anima la vida de nuestra patria. No hay vida en el mundo si no viene de Dios, poder que da la vida.

-Aspectos positivos

La primera lectura nos remonta, en esta meditación, al Dios de la vida. Dios no hizo la muerte ni se recrea en la destrucción de los vivientes. Todo lo creó para que subsistiera. Las criaturas del mundo son saludables, no hay en ellas veneno de muerte. Dios creó al hombre incorruptible, lo hizo imagen de su misma naturaleza; el Dios que no muere quiso tener también un hijo en la tierra que no muriera. Queda claro en la palabra de Dios hoy esta proclamación que nos debe llenar de un sublime respeto a la vida. Dios no ha hecho la muerte. Dios hizo la vida y quiere que subsista y no muera. ¡Hijos del Inmortal, tenemos que ser también nosotros inmortales! Entonces, ¿por qué hay muerte en el mundo?

b) El pecado destruyó la vida

-Dios no hizo la muerte

La primera lectura de hoy es de la que sin duda tomó San Pablo en su carta a los Romanos el sublime pensamiento de que «por un hombre que pecó, entró la muerte».

-La muerte es el fruto del pecado

Según el plan primitivo de Dios -según la lectura de hoy- en el mundo no hay veneno de muerte ni imperio del abismo. El abismo que llamaban el «Seol» los hebreos es como una figura de la muerte, del poder del infierno; el «Ades» lo llamaban también los griegos. La muerte que nosotros representamos con una figura huesuda y un instrumento para cortar la vida -la guadaña- eso aparece en la Sagrada Escritura como un poder extraño. Lo dice hoy la Palabra: «Por envidia del diablo entró la muerte en el mundo y la experimentan los que le pertenecen». Es una triste condición de tener que pagar tributo al diablo. La muerte es un tributo al poder que destruye la vida. Dios no quería la muerte; si se implantó la muerte es porque un hombre le abrió la puerta al pecado. Por la desobediencia de Adán -el primer hombre, padre de todos los hombres- entró la muerte y se pasea por toda la humanidad. Es un poder extraño; por eso San Pablo nos habla de una desobediencia, de algo que gime, de algo que no es normal, de algo que es enemigo -«inimica mors»-; la muerte que es enemiga seguirá paseando.

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-Provocar la muerte es multiplicar la presencia del pecado

Sobre todo, la muerte es signo de pecado cuando la produce el pecado tan directamente como entre nosotros: la violencia, el asesinato, la tortura donde se quedan tantos muertos, el machetear y tirar al mar, el botar gente, todo esto es el imperio del infierno. Son del diablo los que hacen la muerte. La experimentan los que le pertenecen al diablo. Colaboradores, agentes del demonio; impostores de algo extraño que no cabe en el plan de Dios. Por eso la Iglesia no se cansará de denunciar todo aquello que produce muerte. La muerte, aún la muerte natural, es producto y consecuencia del pecado.

HECHOS DE LA REALIDAD NACIONAL DE ESTA SEMANA

Es aquí por eso que yo los invito a reflexionar en nuestra realidad, donde hay que ver esta triste situación de pecado. Esto es doloroso; si la muerte es índice de pecado, en el Salvador se nos está denunciando como uno de los países donde se ha entronizado la manera más absurda y loca el pecado, los poderes del infierno.

Por lo menos 24 personas fueron asesinadas esta semana por motivos políticos. Siguen matando maestros. Continúan apareciendo cadáveres no identificados en distintas partes del país. Son tantos los que han muerto así, que ya se hace difícil hasta mencionar sus nombres o la vertiente política a la que pertenecen. Pero todos denuncian una danza macabra de venganza, de una violencia institucionalizada, pues unos mueren así directamente víctimas de la represión y otros mueren precisamente por servir a esa represión. Podemos decir que nuestro sistema es como aquel dios Moloc, insaciable en cobrarse víctimas, ya sea los que están contra él, ya sea también los que le sirven. Así paga el diablo. Por eso, cuando se me dice que yo sólo me fijo en una clase de muertos y no en otros, yo digo: ¡la muerte me duele tanto en cualquier hombre que sea! En esta semana han muerto tres policías y quizá quisiera decir que da más lástima porque mueren precisamente por servir al dios Moloc, porque así mueren precisamente. ¿Será por la fuerza, será porque les han lavado el cerebro y son auténticamente enemigos del pueblo? O ¿será por ganarse la vida? Es triste, pero esta es la verdad, los asesinatos de una y de otra vertiente, en esta danza macabra de la muerte por venganza política, son el mejor índice, espantoso índice, de lo injusto de nuestro sistema, que se cobra ya sea por la represión directa, ya sea por la indirecta represión de servir al poder que reprime. Lo más doloroso es que no se está haciendo ningún esfuerzo eficaz por parte del Gobierno para frenar estos crímenes injustos que están bañando de sangre a El Salvador.

Desde el punto de vista cristiano, no se justifica ninguno de estos crímenes, aunque digan que los hacen para salvar a la patria del terrorismo. El Papa Juan Pablo II acaba de decir una palabra muy luminosa ante las   —37→   exigencias de un movimiento neofascista italiano, que quiere que el gobierno de ese país implemente medidas estrictas antiterroristas, estableciendo entre otras cosas, la pena de muerte. Esta es la voz de la extrema derecha. Como que no tiene otras armas para defenderse que incitar a la represión; y el Papa advirtió que «la Iglesia Católica busca liberar a las buenas almas de la terrible tentación que podría conducir hacia reacciones provocadoras y opresivas». La Iglesia no es partidaria de esas voces de venganza. Insistimos una vez más: que el gobierno tiene capacidad para frenar muchos de estos crímenes, ¡por lo que le pedimos formalmente que lo haga! La represión violenta no es el camino eficaz para pacificar el país y restablecer la justicia. Hoy dará su informe presidencial el General Romero; quisiéramos oír una palabra nueva en el mensaje. Una palabra que reconquiste la credibilidad y la confianza perdida. Una palabra que sea la respuesta que hace tiempo espera el pueblo: ¿Dónde están los desaparecidos... ¿Cuándo vuelven a la patria los exiliados?... ¿Cuándo cesa la tortura y la captura arbitraria?... ¿Cuándo se dará auténtica libertad y confianza a la Iglesia?...

En este mismo plano de violencia tenemos que denunciar -y ¿cómo no lo vamos a hacer?- la represión a nuestros campesinos que llega hasta el asesinato. En el caserío La Pita, del cantón El Puente de San Vicente, un operativo de 300 agentes de seguridad y ORDEN catearon y asesinaron a dos campesinas: Pilar González, de 40 años; Adelina Carranza de Martínez, de 50 años; y a su hijo, Pastor Martínez Carranza. Quiero recordar con cariño a la Señora Carranza de Martínez; era madre de un campesino, Carlos Martínez Carranza, quien el 17 de mayo del año pasado fue capturado en Zacatecoluca, y que hace poco me escribió una carta lamentando esa triste situación y ayudando con su pobre ofrenda de ¢10.00 para nuestra Catedral. ¡Qué el Señor tenga en cuenta esa fe y ese amor!

Posteriormente se trasladaron al cantón el Campanario, donde capturaron otros dos campesinos, cuyos nombres se desconocen. Y en otro cantón Salvador Montano y Jorge López, del cantón San Benito, también fueron capturados. Se captura también a Francisco Laureano Lemus en San Marco Lempa; a Ricardo Iván Lemus y a José Antonio Rivas y a María Amada Galán de Rivera, la que van a sacar a su propia casa. Todos éstos han exhibido ya el recurso del habeas corpus que nuestra Constitución garantiza para todo el que es privado de su libertad. Esperamos que la Corte Suprema de Justicia ya no se ría tanto de esta legalización, de la libertad de tanta gente capturada y de la que no se vuelve a saber muchas veces nada.

En esta ola de secuestros, hemos de seguir lamentando a los secuestrados. A los banqueros ingleses de los cuales no se ha vuelto a saber, pero quisiéramos que si están con vida se facilite pronto la negociación y su libertad. Fueron liberados ya el Señor William Rocha y el Señor Miguel Armando Miguel. Quiera el Señor que esta voz, que no tiene otra intención   —38→   que ser la voz de la justicia y del amor, de la verdad y de la fraternidad, encuentre eco en aquellos que pueden traer un poco de felicidad a las familias que están angustiadas.

Un gesto muy significativo de los maestros que fueron condecorados por el Ministerio de Educación los llevó a devolver las medallas en protesta por todos los asesinatos y amenazas que están sufriendo sus colegas, los maestros.

También en el campo laboral, la violencia sigue paseando su bandera. Continúa sin resolverse la huelga de los médicos residentes e internos que iniciaron el 11 de junio. El Consejo Superior Universitario considera que las demandas planteadas por ellos son justas; por lo que ha decidido apoyarlos y excitar a las autoridades del ramo de Salud a dialogar con ellos y solucionar racionalmente el problema.

El Sindicato de Trabajadores del Seguro Social decidió también irse al paro a nivel nacional, el 29 de junio.

Han denunciado abusos patronales los trabajadores de MIES, La Gabriel, en San Miguel, etc.

Quiero transmitirles la aflicción de una madre que ha perdido desde el 28 de junio en Quezaltepeque a su niña, Imelda López. Una menorcita de cuatro años y medio. Las señales son: morena; pelito largo, negro, ondulado; gordita. Ellos viven angustiados y suplican a quienes puedan darle razón que si la encuentran, que avisen a la YSAX o a ellos directamente, que viven en la calle del Cementerio de Quezaltepeque N.º 46. La mamá se llama María López.

También hay una denuncia de una amenaza que me llega a último momento y dice que desde hace como tres semanas en el Liceo Tecleño, donde el Señor Rafael Góchez Sosa trabaja, le pusieron la mano blanca de la UGB. Y anoche le ametrallaron su casa, situada en la 3ª Calle Oriente 4-12, en Santa Tecla, desde las 11:30 p.m. hasta las 2:30 de la mañana de este día, domingo. Él reside con toda su familia en esa casa, y que por la gracia de Dios no les ha pasado nada, aunque pasaban ametrallando a cada rato con un intervalo de media hora. ¡Como que vivimos en la selva! Espero que el Señor nos haga más humanos y que pensemos -como he meditado hoy- que Dios no quiere la muerte, que Dios ha creado a la vida para que seamos vivientes e inmortales.

c) Cristo restaura la vida que el pecado mata y enferma

Vendrá un día en que Cristo restituirá esa inmortalidad. Ya pagó Cristo el impuesto de la muerte.

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-Los dos milagros

Cristo, ante la hija de Jairo, es la imagen del poder de la vida que restituye la vida ya muerta. ¡Qué amor el de Dios, que pudiendo dejarnos a la consecuencia del pecado, que es la muerte, no tenía él obligación de venir a restituirnos, ha querido hacerse solidario hasta con nuestra muerte y, muriendo en una cruz, destruir la muerte y, resucitando, restaurar la vida! Cristo restituye la vida, la que él nos dio sin proyecto de muerte y la que nosotros matamos por el pecado. La restituye del pecado y la hace dos veces don, dos veces vida. La vida que hoy tenemos, la esperanza de una vida eterna, la alegría de vivir redimidos, es una doble vida: es la vida que en su origen nos dio el Verbo; en él estaba la vida y la vida era la luz de los hombres que mató el pecado y que la redención de Cristo recuperó.

-Signos de la redención de la muerte y de la enfermedad. Dice el Concilio: «La fe cristiana enseña que la muerte corporal, que entró en la historia a consecuencia del pecado, será vencida cuando el omnipotente y misericordioso Salvador restituya al hombre en la salvación perdida por el pecado». Aquí Cristo, el Dios que hizo la vida en los orígenes y que no quería la muerte, cuando vio que el imperio de la muerte se implantó en el mundo, viene a recuperar la vida.

Si la Iglesia está en el mundo para continuar la misión de Cristo, es decir, arrancar el pecado que es la causa de tanta muerte, podríamos preguntarnos: ¿Y por qué, si Cristo nos redimió del pecado, los hombres, aun los que se arrepienten del pecado, siguen muriendo? Tiene respuesta muy hermosa cuando San Pablo dice: Ya Cristo con su muerte y resurrección nos dio el germen de la vida; y si en el cuerpo todavía prevalece el germen de muerte -enfermamos, envejecemos, morimos, se matan los hombres, germen de muerte-, sin embargo, en el espíritu llevamos ya el germen de vida, y aquel espíritu que pudo resucitar a Cristo resucitará también a los muertos de cualquier muerte que hayan sido. Entonces es cuando Pablo dice: «Es asumida en la victoria la muerte. Y desde las alturas de la victoria, la vida le grita a la muerte: ¡Oh muerte!, ¿dónde está tu victoria?». Y dice esa preciosa frase de esperanza: «La última enemiga en ser vencida, será la muerte». Quiere decir, que ya en el mundo de hoy los cristianos, los que por la fe y el vivir en santidad llevan el Espíritu de Dios, llevan el germen de vida aunque los maten.

¡Nada le han hecho al padre Palacios! Murió en gracia de Dios. Su cuerpo tiene que podrirse en una tumba; paga el tributo de la muerte por el pecado de Adán; pero su espíritu, que ya llevaba la unción de la inmortalidad, está en el cielo y está reclamando este cuerpo que un día resucitará. Aquel día de la resurrección universal será el desenlace de la historia. ¡No es la muerte la que ha vencido! No es matando a los hombres como los hombres pueden triunfar. No son sistemas sólidos y consistentes los que se sustentan sobre muerte. Debían de saberlo los tiranos, los que se aferran al   —40→   poder como en nuestra vecina Nicaragua, que no es así como se sostiene un poder. ¡Tanto muerto!, si llevan gérmenes de vida, ya están reclamando la inmortalidad y diciendo la denuncia más elocuente contra el que ha provocado tanta muerte. Y lo mismo, trasladémoslo a todas las situaciones de todos los países, de todos los sistemas políticos.

Vemos todo esto, hermanos, en el marco de la violencia, de la muerte, en la cual encontramos hoy a Cristo, salvando a una jovencita muerta pero que él, el autor de la vida, puede devolverle la vida.

2. CRISTO, JUSTICIA Y AMOR QUE IGUALA LAS DIFERENCIAS SOCIALES

Explicación de la colecta. Tema de la doctrina social... «no se trata de aliviar...»

Miremos entonces con confianza al Señor en otro aspecto del evangelio de hoy. La segunda lectura es de San Pablo a los Corintios y a propósito de una colecta, que en Corinto ha promovido el apóstol para ayudar a los cristianos pobres de Jerusalén; les dice la doctrina social de la Iglesia, germen de lo que ha de ser ese tesoro de nuestro tiempo: las encíclicas desde Rerum Novarum de León XIII, hasta Populorum Progressio, Mater et Magistra, Pacem in Terris, el Concilio, Medellín, Puebla; una luz encendida sobre el ambiente injusto de nuestra América y del mundo. San Pablo dice a los de Corinto: «No se trata de aliviar a otros pasando vosotros estrecheces, se trata de nivelar. En el momento actual, vuestra abundancia remedia la falta que ellos tienen; y un día la abundancia de ellos remediará vuestra falta; así habrá nivelación».

Es lo que dice la Escritura y recuerda aquí un episodio pintoresco del pueblo de Israel cuando atravesaba el desierto y comía maná, que había de recoger nada más que lo necesario para el día y algunos querían coger más y a otros les quedaba menos, pero dice la Biblia: «Al que recogía mucho, no le sobraba y al que recogía poco no le faltaba». Dios que es el que nos da los dones, el que nos da las cosechas, el que hace florecer y colorear el café de nuestras fincas -hoy verdadera mina de oro rojo-, es el Dios que quiere la felicidad de todos sus hijos. San Pablo dice: «Se trata no de que unos den para quedarse sin nada, sino que comparta, que se nivele».

b) El gran tema de América Latina

A este propósito yo quiero invitarlos hoy a que miremos cómo el documento del episcopado Latinoamericano en Puebla enfoca esta pastoral que llama «opción preferencial por los pobres». El documento hace, al ver la realidad de América, un análisis certero de nuestra impresionante injusticia social.

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-Constataciones

Dicen los obispos en Puebla: «Vemos, a la luz de la fe, como un escándalo y una contradicción con el ser cristiano, la creciente brecha entre ricos y pobres. El lujo de unos pocos se convierte en insulto contra la miseria de las grandes masas. Esto es contrario al plan del Creador y al honor que se le debe. En esta angustia y dolor, la Iglesia discierne una situación de pecado social. Así como decíamos de la muerte que es el índice de pecado, podemos decir también: La desigualdad social es índice de pecado». Explícitamente lo dice el episcopado latinoamericano en Puebla -de gravedad tanto mayor por darse en países que se llaman católicos y que tienen la capacidad de cambiar-. Y citando palabras de Juan Pablo II en Oaxaca, en México, dicen: «que se le quiten barreras de explotación... contra las que se estrellan sus mejores esfuerzos de promoción» (N.º 28).

El documento continúa constatando: «Comprobamos, pues, como el más devastador y humillante flagelo, la situación inhumana de pobreza en que viven millones de latinoamericanos expresada, por ejemplo, en mortalidad infantil, falta de vivienda adecuada, problemas de salud, salarios de hambre, desempleo y subempleo, desnutrición, inestabilidad laboral, migraciones masivas forzadas y desamparadas, etc.» (N.º 29).

«Al analizar más a fondo tal situación, descubrimos que esta pobreza no es una etapa casual, sino el producto de situaciones y estructuras económicas, sociales y políticas, aunque haya también otras causas de la miseria. No vamos a negar que también hay otras causas de la miseria, que hay pobres que lo son por su propia culpa, por su vicio, pero eso no quita que haya unas estructuras brutales, horrorosas, donde es imposible hacer progreso, aun al más bien intencionado. Estado interno de nuestros países que encuentra en muchos casos su origen y apoyo en mecanismos que por encontrarse impregnados, no de auténtico humanismo, sino de materialismo, producen a nivel internacional, ricos cada vez más ricos a costa de pobres cada vez más pobres. Esta realidad exige, pues, conversión personal y cambios profundos de las estructuras que responden a las legítimas aspiraciones del pueblo hacia una verdadera justicia social, cambios que no se han dado o han sido demasiado lentos en la experiencia de América Latina». (N.º 30).

-De Medellín a Puebla: necesidad de conversión

Y cuando estas constataciones de Puebla llevan a la reflexión Episcopal a tomar medidas pastorales, dicen claramente los obispos: «Volvemos a tomar, con renovada esperanza en la fuerza vivificante del Espíritu, la posición de la II Conferencia, de Medellín,... de una opción preferencial y solidaria por los pobres... Afirmamos la necesidad de conversión de toda la Iglesia para una opción preferencial por los pobres, con miras a una liberación integral... (N.º 1134).

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Y más claro sobre la Iglesia dice: «No todos en la Iglesia de América Latina nos hemos comprometido suficientemente con los pobres; no siempre nos preocupamos por ellos y somos solidarios con ellos. Su servicio exige, en efecto, una conversión y purificación constantes, en todos los cristianos, para el logro de una identificación cada día más plena con Cristo pobre y con los pobres» (N.º 1140). Aquí está un llamamiento, hermanos, que desde el obispo hasta el último fiel, pasando por sacerdotes y religiosas e instituciones católicas, está reclamando una revisión; es un escándalo en nuestro ambiente que refleja la realidad descrita por Puebla, que haya personas o instituciones en la Iglesia que se despreocupen del pobre y que viven a gusto, es necesario pues un esfuerzo de conversión.

-Persecución

Y ya, en la práctica, Puebla hace una constatación de lo que ha costado estos diez años por haber sido fiel a esa proclama en Medellín. Dice que «la denuncia profética de la Iglesia y sus compromisos concretos con el pobre le han traído, en no pocos casos, persecuciones y vejaciones de diversa índole. Los mismos pobres han sido las primeras víctimas de dichas vejaciones».

A este propósito, quiero aprovechar la noticia que se me dio al entrar a Catedral, que precisamente este día está cumpliendo un año de haber sido asesinado en Guatemala el padre Hermógenes López de San Pedro Pinula, precisamente por haberse solidarizado con los pobres. (También nuestros sacerdotes asesinados en la Diócesis son gloria de esta opción preferencial por los pobres). No pudo tolerar su voz el egoísmo de aquellos que no quieren que se cambie nada, de aquellos que son capaces de pagar con su dinero manos que asesinen para que se callen las voces que gritan la justicia de los que no tienen justicia para ellos. Esto es, entonces la conversión que se pide a todos, porque la Iglesia no es una demagogia que pide el cambio solamente de estructuras. Tengámoslo muy en cuenta: lo que la Iglesia pide, ante todo, es la conversión del corazón.

Por eso, a las organizaciones políticas populares que luchan por las justas reivindicaciones del pueblo, tenemos que recordarles que mientras no incorporen esa lucha y ese esfuerzo en la santidad y en la amplitud de la liberación en Cristo a partir del pecado y que promueve hasta la santidad, no son más que liberaciones parciales y muchas veces mutiladas por el pecado: mañana se convertirán en estructuras nuevas pero también violentas contra el pobre, serán los nuevos ricos nada más. Solamente se quisiera que los que de veras trabajan por un mundo más justo, al constatar la injusticia en que vivimos, comenzáramos por cambiar en el fondo del corazón. Y decirles, también, a los que Dios ha favorecido con grandes bienes: ¡conviértanse!.

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-Comunidades eclesiales de base, potencial de los pobres

Al recordarnos Puebla entre las realidades de América Latina, dice que en las comunidades eclesiales de base encontramos tesoros. Son éstas sus palabras: « El compromiso con los pobres y los oprimidos y el surgimiento de comunidades de base han ayudado a la Iglesia -en América Latina- a descubrir el potencial evangelizador de los pobres, en cuanto la interpelan constantemente, llamándola a la conversión y por cuanto muchos de ellos realizan en su vida los valores evangélicos de solidaridad, servicio, sencillez y disponibilidad para acoger el don de Dios». (1147). Aquí está una receta maravillosa que, gracias a Dios, nuestra diócesis está tratando de poner en práctica: las comunidades eclesiales de base.

Esos grupos de reflexión cristiana ¡no son subversivos!; son reflexiones donde el hombre aprende esta virtud evangélica de la pobreza indispensable en el rico y en el poder. Yo hago aquí un llamamiento a todos los queridos párrocos y a todos los agentes de pastoral, a las religiosas que trabajan en los pueblos: los felicito porque ya contamos con muchas comunidades eclesiales de base. Pero allí donde todavía no se tiene confianza, recuerden que la escuela eficaz para descubrir estos valores de nuestros pobres, de nuestros campesinos, el tesoro escondido en tantos corazones, es en la comunidad eclesial de base.

c) Cuál es la verdadera pobreza. Clave: Mensaje de Puebla

Hay una frase en el saludo de Puebla a los pueblos de América Latina que me parece que da la pauta para aquellos que creen que cuando la Iglesia se proclama Iglesia de los pobres, como que se parcializa y desprecia a los ricos. ¡De ninguna manera! El mensaje es universal. Dios quiere salvar a los ricos también, pero precisamente porque los quiere salvar les dice que no se pueden salvar mientras no se conviertan al Cristo que vive precisamente entre los pobres; y, entonces, el Mensaje de Puebla dice que en esto cosiste el ser pobre: «...aceptar y asumir la causa de los pobres, como si estuviesen aceptando y asumiendo su propia causa, la causa misma de Cristo». «Todo lo que hicisteis a uno de estos mis hermanos, por humildes que sean, a mí me lo hicisteis».

-Al pobre no le basta una pobreza real si no la anima de verdadero espíritu evangélico

El secreto, hermanos, no está, como San Pablo lo ha recordado hoy, en que se desprendan materialmente de las cosas y se queden sin nada. No basta el no tener. Y quiero decirles a los pobres que no tienen, que no basta no tener; si no le ponen espíritu evangélico a esa pobreza, no es la pobreza que Cristo quiere.

-Al rico no le basta un falso espíritu si no lo encarna en una pobreza real

Y a los ricos les quiero decir también, que no basta una pobreza espiritual,   —44→   una especie de deseo pero sin eficacia; a ellos les digo: mientras no encarnen esos deseos de pobreza evangélica en realizaciones que se interesen como en su propia causa por los pobres, como si se tratara de Cristo, seguirán siendo llamados los ricos «los que Dios desprecia», porque ponen más su confianza en su dinero y se distinguen entre ellos de los otros que creen hombres de segunda clase.

Mientras no lleguemos, los pobres y los ricos, a tener espíritu evangélico de pobreza, no en utopía y en teoría sino en realidad que se interese, que haga obras, «que comparta como Cristo -dice Pablo en la segunda lectura de hoy- que siendo rico, se hizo pobre para enriquecer con su pobreza a los hombres», no seremos pobres. Esta es la dialéctica de la pobreza evangélica, por eso Pablo les dice a los Corintios: «Ustedes van a dar a los Jerusalén que no tienen, pero no crean que con un sentido paternalista; Jerusalén también les dará de lo mucho que tiene. Tiene mucha pobreza evangélica, tiene mucho sentido de santidad». Esto quisiera decir yo: que no debemos de socorrer a nadie con sentido de superioridad, que el que da materialmente, recibe espiritualmente. Hay un intercambio de bienes que solamente lo comprende un verdadero espíritu de pobreza que hace sentirse al rico muy hermano del pobre y al pobre no sentirse inferior al rico sino en una igualdad de intercambio: dar y dar, «nivelar», como dice San Pablo.

¡Qué hermoso será el día en que comprendamos esta bella doctrina evangélica de la pobreza! Hombres que, como Cristo, confían solamente en el Padre; hombres que, como la Virgen, sepan ser los pobres de Yahvé con la santa libertad de reclamar contra el pecado donde quiera que se encuentren. La pobreza de la Iglesia será más auténtica y eficaz cuando de veras no dependa ni busque el socorro de los poderosos, «el amparo de los poderes», no haga consistir la evangelización en tener poder, sino en ser evangélica y santa. En apoyarse en el pobre que con su pobreza enriquece, Cristo; por eso lo hemos llamado en nuestra homilía de hoy «el amor y la justicia que iguala las situaciones sociales».

HECHOS ECLESIALES DE LA SEMANA

Ayer, la Catedral me parecía un congreso de comunidades eclesiales de base. Pocas veces se vive una misa como la que vivimos ayer, la misa única por el padre Rafael Palacios. Participaban todos, todos nos sentíamos hermanos; mutuamente nos comunicábamos una esperanza, un contagio de alegría. ¡Ésta es la floración de la pobreza!, en la comunidad eclesial de base. Por eso esta Iglesia que ayer dio ese bello espectáculo es la que ahora quiere informarles también de su vida, invitándoles a que cada día vivamos más la comunión de nuestra comunidad. Esta Iglesia, por tanto, siente agradecimiento a las condolencias y a la solidaridad que han llegado de diversas partes con motivo de la muerte del padre Palacios. Sin duda que   —45→   Dios premia a este sacerdote escondido, que trabajó precisamente en esto. Tenía la idea clara de la comunidad de base y trabajó silenciosamente; y ayer la Iglesia le dio una respuesta. Yo esto quiero hacerlo también como un llamamiento a secundar esa iniciativa de los sacerdotes clarividentes de la hora actual.

Muchos novenarios, en diversas partes de la república, se hicieron por el padre Rafael. En El Calvario de San Vicente habrá una misa el martes 3, pasado mañana, a las 9 de la mañana. De allá me encargaron invitar a los amigos del padre Palacios o simplemente a los cristianos que puedan participar.

También quiero reiterar mi condolencia a la parroquia de Jucuapa y a Monseñor Rivera, Obispo de Santiago de María, por la muerte de un sacerdote de aquella diócesis, el padre José Abdón Arce, enterrado hace 15 días.

En la comunidad de Chalatenango vivimos la fiesta del patrón San Juan, el domingo pasado, con verdadera alegría cristiana. Solamente sentimos que la sospecha de los cuerpos de seguridad obstaculicen la alegría de estas fiestas. Los retenes en las entradas del pueblo detuvieron, sin duda, a mucha gente que iba con espíritu cristiano.

Quiero lamentar, aunque ya lo hubiera hecho antes, que al mismo vicario episcopal, el padre Fabián Amaya, se le ha ofendido, desconfiando de él, registrándolo, llevándolo al cuartel, etc.

En la comunidad de San José Villanueva hubo un atentado contra la Iglesita, a la que quisieron quemar. Las religiosas pasionistas, para librar de una desgracia, han sacado las imágenes del templo y las han guardado en su casa.

Esta diócesis se alegra con la conmemoración que celebraron los miembros del Opus Dei, en el cuarto aniversario de la muerte de su fundador. Monseñor Escrivá de Balaguer. El espíritu del Opus Dei, que muchos miembros no lo practican, yo creo que lo encontramos en el capítulo cuatro de la Constitución sobre la Iglesia, todo ese capítulo del laico. Es un ejército ya de miembros del Opus Dei, pero dirigentes de ellos me han confesado que muchos no lo entienden bien y se fanatizan, pero si vivieran de verdad ese capítulo cuatro, que es precisamente la espiritualidad del Opus Dei, «el laico en el mundo», contaríamos con muchos cristianos que desde su profesión y su santidad están haciendo mucho bien. Pedimos a Dios, con motivo del cuarto aniversario de la muerte de su fundador, que todos los seguidores comprendan y vivan un auténtico espíritu de Iglesia, tal como está en ese documento del Concilio.

Los colegios Salesianos de María Auxiliadora y Santa Inés celebraron el 29 de junio como el día del Papa.

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El día del Papa, San Pedro, se celebró en la parroquia que lleva su nombre: Pedro Perulapán; y, también, en Ciudad Barrios, donde es patrón. Hasta allá vaya nuestro saludo, nuestra solidaridad.

En el Hospital de la Divina Providencia se les invita hoy, primero del mes, para la hora santa, a las 5 de la tarde. Y hablando precisamente de la ayuda de la que habla San Pablo hoy, quiero señalarles ese horizonte de la Divina Providencia donde se está tratando de ensanchar la obra de atención a los enfermos, para todos aquellos niños que quedan huérfanos cuando mueren las enfermitas de ese hospital. Es una obra verdaderamente de evangelio. Se está promoviendo la compra de terreno al precio de ¢50 la vara, para facilitar así la contribución. Ya son muchas las personas que han comprado varias o una vara para esta obra. Yo les invito para que hoy, día que la piedad dedica a la Divina Providencia, vayan por allá para ayudar a esta obra que, como San Pablo, nos invita a mirar a Cristo para hacerla con más inspiración.

Ha habido varias obras de pastoral como la reunión de la vicaría de Mejicanos, la reunión de la comisión pastoral y la próxima reunión del clero, que nos dicen de la actividad que en nuestra Diócesis, gracias a Dios, hay por organizar mejor la vida de nuestra pastoral.

Quiero referirme, como una bendición de Dios, a la fe, a la devoción popular en el Sagrado Corazón de Jesús. Desde ayer y estos tres días, estaremos oyendo muchos cohetes; son los rezos del Corazón de Jesús. Esta misma mañana yo estaré en un mercado para colaborar a ese movimiento popular que lleva a las masas de nuestra gente humilde sobre todo al Sacratísimo Corazón del Redentor de los hombres.

Quiero agradecer la visita muy significativa de obreros que regresaron de Arabia Saudita, para agradecer a su vez al Arzobispo el apoyo que les dio en su conflicto. Dejaron un generoso donativo, pidiendo una bendición para ellos y para los que todavía están en aquellas tierras lejanas.

Me refiero ahora a este buzón que ya funciona aquí en la Catedral y en el cual se han recogido ya algunas preciosas iniciativas. Todo aquel que tenga algo que proponer para mejorar la vida de nuestra comunidad, siéntase hijo de esta comunidad y ayúdenos a ser mejor.

Quiero referirme a una carta que se recibió ayer del Ministerio del Interior, dirigida al gerente de la Radiodifusora YSAX, la Voz Panamericana, en la cual recuerda que esta difusora también debe contribuir al mantenimiento de la paz social de nuestro país y le recuerdan los artículos de la Constitución afectados por la ley del estado de sitio y también el artículo 14 del reglamento, donde entre otras cosas se dice que las radioemisoras «no transmitirán bajo ningún pretexto noticias o mensajes de cualquier naturaleza   —47→   que sean contrarias a la moral, a las buenas relaciones internacionales, a la paz y al orden público o que causen escándalo o afecten en cualquier forma la vida privada, honrada o intereses de las personas...

Se está preparando la respuesta que se dará al señor ministro, pero yo quiero comunicar con mi comunidad de la Arquidiócesis, dos cosas:

1.º) Que si esta carta es una circular del señor ministro del Interior a todos los medios de comunicación social, estamos plenamente de acuerdo. Es un recordatorio útil, rutinario; y le pediría más aún, que ojalá, de verdad, se hiciera cumplir ese artículo 14, prohibiendo en ciertos periódicos y radios, publicaciones de campos pagados que ofenden a las personas, que afectan a la dignidad... Para muestra de la calumnia, un botón: ustedes recordarán como se publicó, casi como un anuncio de Cafiaspirina, el que el Arzobispo había pedido el apoyo de un diputado comunista de Costa Rica. Y por más que hicimos una aclaración, se leyó la aclaración de la calumnia que era aquello y, sin embargo, se siguió leyendo el anuncio. Lo que pasó en verdad está aquí, en un periódico que llega de Costa Rica. Que la Asamblea Legislativa de Costa Rica, entre los considerandos -son como ocho-, el número 4 dice: «Que entre las voces de protesta destaca la de Monseñor Romero, Arzobispo de San Salvador, pidiendo se ejerza presión internacional para forzar el fin de la represión gubernamental en El Salvador». En la parte dispositiva, en los acuerdos, el número 3 dice: «Acuerda solidarizarse en todos sus extremos con la campaña emprendida por Monseñor Romero, a fin de que se establezca en la hermana República de El Salvador un régimen de auténtica democracia». También denuncia otras cosas este Decreto de la Asamblea de Costa Rica, pero en ningún momento se menciona la calumnia que aquí mencionaron los medios de comunicación social. Por eso pedimos que ese artículo está bien que nos lo recuerde el señor Ministro y que lo haga cumplir a quienes no lo cumplen, quizás con la convivencia misma de los poderes.

2.º) Que si se trata de una carta sólo para YSAX, como una advertencia, queremos pedir que se nos compruebe con casos concretos en que programas nuestra emisora es peligrosa para la paz social o el estado de tranquilidad y paz en el espíritu del auditorio nacional. O ¿de qué paz y orden se habla?... Porque debe quedar bien claro, que si lo que se quiere es colaborar con una pseudo paz, un falso orden, basados en la represión y el miedo, debemos recordar que el único orden y la única paz que Dios quiere es la que se basa en la verdad y en la justicia. Y ante esa disyuntiva, nuestra opción... es clara: No duden, obedeceremos antes al orden de Dios que al orden de los hombres... Preferíamos -naturalmente que no nos gustaría, ni al pueblo le gustaría- que nos suprimieran nuestra emisora... ya fue suficiente prueba los días que, por una deficiencia técnica, no pudimos salir al aire. Como que hacía falta el aire mismo, faltaba la verdad, faltaba una luz en medio de tanta tiniebla. Por eso digo, preferíamos que se nos calle por   —48→   decir la verdad y defender la justicia... a poder seguir hablando manipulados por la represión... Sólo lamentaremos que el pueblo no tenga siquiera un resquicio por donde le llegue esa voz de la verdad y de la justicia; sentiríamos que el pueblo, sobre todo aquel que no encuentra dónde expresar su voz, no tuviera ni siquiera este pequeño medio que es nuestra humilde YSAX, la Voz Panamericana.

3. UNA FE AUTÉNTICA EN CRISTO ES LA ÚNICA SOLUCIÓN DE NUESTROS PROBLEMAS

Finalmente, para comprender a Cristo, poder que da la vida, y para aceptar a Cristo desde la vertiente de la riqueza y desde la vertiente de la pobreza, y hacer de Cristo la fuerza que une en la justicia y en el amor, se necesita una cosa, y ésta es la respuesta que Cristo espera este domingo de nosotros: la fe.

-Actitud de Jairo

Es hermoso el gesto de Jairo, doblando la rodilla ante Cristo: «Mi hija se muere; ven, ponle la mano y curará». Y cuando caminando hacia allá los criados le vienen a decir: «Ya no molestes al Maestro, ya murió».

-Respuesta de Jesús

Cristo le dice: «No temas, basta que tengas fe». Fue la condición para llegar, aún provocando la risa: no está muerta, sólo duerme. Y tomándole de la mano, le dice una palabra aramea que San Marcos conserva: «Thalita Kumi», que quiere decir: «Muchacha, a ti te lo digo, levántate». Y un gesto muy humano de Cristo, la levanta y la entrega a sus padres y les dice que le den de comer. Se despertó con hambre.

-Actitud de la hemorroisa

¡Qué gesto más hermoso también el de la hemorroisa! Así la llama el evangelio a aquella mujer que tenía años de sufrir flujos de sangre. Y buscando entre la muchedumbre como tocar el manto del Maestro, con una fe tan grande que decía: «Si logro tocarlo, me curo». Y logró tocarlo, y se curó.

-Respuesta de Jesús

Cristo sintió que su poder había salido ante una fe que lo tocaba. Muy distinto de todos los demás que lo tocaban por curiosidad. Entonces se vuelve a ella que timorata, afligida, trataba de explicarle al Señor, y le dice: «No temas, hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud».

-La fe no es un elemento mágico

Terminamos diciendo que la fe de esta comunidad, la fe audaz que la haga seguir fielmente a Cristo, consiste no en una fe mágica. La fe que arrancó los milagros del evangelio de hoy es una fe que consiste en una   —49→   disposición de confianza total en Jesús que nos lleva a una libre aceptación del Salvador. Esto deseo para todos ustedes, queridos hermanos y estimados radioyentes: una confianza total en Jesús como la de Jairo, como la de la hemorroisa, porque entonces sí tendremos un pueblo que de veras espera con justicia de Dios.

-Testimonio de nuestro pueblo

A este propósito como voces del pueblo, súplicas de los humildes, expresiones de fe, dos cartitas. Una de una joven de Ilobasco, Emérita Miranda, que me suplica agradecer ante el público la curación milagrosa de su mamá: «Mi abogada es la Virgencita de los Desamparados y el Corazón de Jesús, a quienes les pedí de rodillas, con toda mi fe de cristiana y con lágrimas en los ojos, por la salud de mi madre y ellos me escucharon. Le pido la caridad de hacer llegar a todos los católicos que cuando se ora con fe, se alcanzan los milagros».

También el caso de José Ascencio Orellana, llevado con hemorragia, precisamente, al Instituto del Seguro Social. Y me encarga agradecer a Dios, porque con que fe le pidió al Señor. Publica ahora su testimonio, sin ninguna pena, para decir a todos que la fe no es cosa de hace veinte siglos; la fe es de hoy. ¡Lo que ha podido hacer la fe en la curación de estos nuevos elementos que confían en Cristo! Digo yo, hermanos, ¿por qué no lo va a hacer Jesucristo con nuestro pueblo? Pueblo donde se cierne como una bandera de pecado: la muerte, el asesinato, la enfermedad, la pobreza, la injusticia institucionalizada. Vendrá un orden nuevo, vendrán hombres nuevos, los hará la fe, la fe en Jesucristo...



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ArribaAbajoEl profeta presencia de Dios en la sociedad

14.º Domingo del Tiempo Ordinario
8 de julio de 1979

Ezequiel: 2, 2-5
II Corintios: 12, 7-10
Marcos; 6, 1-6

Queridos hermanos, estimados radioyentes:

Ventaja de asistir a misa hoy

La ventaja de asistir a misa todos los domingos creo que hoy, en este ambiente en que vive nuestra patria, es mayor. No sólo constituye en el orden natural una verdadera terapia -es como dejar la llanura de aire corrompido para levantarse a una cumbre y ponerse muy cerca de Dios- sino, sobre todo, inspirados por la fe venimos a vivir de nuevo la alianza que Dios ha hecho con el pueblo. Como miembros de un pueblo en alianza con Dios, nuestra misa dominical supone una revisión tanto de los derechos que tenemos frente a Dios que nos ha prometido ser nuestro Dios, tratarnos como un amigo cuando platica con otro amigo; así como también, y, sobre todo, el revisar nuestros deberes para con Dios. No sea que el Señor nos vaya a rechazar como un pueblo que no ha sido fiel a su alianza.

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Cada domingo esta presencia de la Catedral, llena ante Dios, es un consuelo. También es un consuelo cuando uno piensa que a través de la radio -son muchas las comunidades parroquiales, comunidades de base, gente cristiana que no puede venir a misa- y que desde su lecho de enfermedad, o desde su chocita pobre que no puede dejar porque no tiene ni siquiera para la camioneta, esta gente buena está reflexionando con nosotros; aun frente a ese mundo también de auditorio que nos oye para criticarnos y para esperar en que sorprender la predicación.

Es toda una esperanza en ese contraste de que Cristo no puede ser indiferente a ningún hombre; o se le tributa el homenaje del amor, del seguimiento, de la piedad, de la obediencia o también se le tributa eso que resulta un homenaje: el odio, la marginación, la calumnia, el desprecio, el rechazo. Si no valiera la pena seríamos más bien indiferentes, pero ante Cristo nadie puede ser indiferente. Y esta palabra que lo está representando corre la misma suerte: el homenaje del amor que yo les agradezco profundamente, y el homenaje del odio, que también se los agradezco profundamente.

-Somos el pueblo consagrado de Dios

Cabalmente, en la revisión de las lecturas bíblicas que son las que iluminan nuestra reflexión y nuestra realidad, encontramos hoy un tema en el que todos estamos interesados; porque vuelvo a repetir; somos el pueblo consagrado a Dios. Distingamos siempre esto: cuando decimos el pueblo de Dios no aludimos al pueblo en general. Es una pretensión de los grupos humanos quererse constituir en intérpretes del pueblo. El pueblo es muy autónomo, muy variado, muy pluriforme. Nadie puede arrogarse: «Yo soy la voz del Pueblo». Por eso, el pueblo de Dios es el grupo de los seguidores de Dios, es el grupo de los hombres y mujeres que inspirados en una fe, vienen el domingo a inspirar en la palabra divina su conducta; para hacerse más agradables a Dios y, desde su unión con Dios, ser un pueblo que sea luminosidad para el pueblo en general. Esto es la Iglesia.

Yo quisiera que tuviéramos bien clara la idea de que mi predicación y nuestra reflexión mutua es como pueblo de Dios, como grupo bien distinto del pueblo en general. Respetamos las ideologías, los modos de pensar de los que no quieren ser pueblo de Dios, pero desde nuestra identidad de pueblo de Dios sí tenemos algo que creer, y exigimos que se nos respete este modo de creer y que se respete la libertad con que Dios nos ha mandado al mundo a amarlo y a proclamar su mensaje a todas partes. La palabra de Dios no puede estar encadenada.

Pero eso, sumerjámonos profundamente hoy, como pueblo de Dios, y los que no se sientan pueblo de Dios porque no tienen fe ni creen en Jesucristo, les agradezco su atención en reflexionar y respeto su modo personal de pensar. Al final me dirán si tienen o no tienen razón.

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EL PROFETA

PRESENCIA DE DIOS EN LA SOCIEDAD

1. La iniciativa es de Dios. (él es el que quiere profetas)

2. El profeta es un instrumento de Dios. (él va porque Dios lo manda)

3. La sociedad recibe o rechaza a Dios en la persona del profeta

1. LA INICIATIVA ES DE DIOS

-Como en la alianza, tres protagonistas; Dios, el profeta, el pueblo

a) en la primera lectura encontramos a Ezequiel, uno de los grandes profetas del Antiguo Testamento, confesando esta gran verdad; «El Espíritu entró en mí y oí que me decía: Hijo de hombre, yo te envío». ¡Qué bella definición del profeta! El Espíritu entró en mí, yo no soy más que hijo de hombre, hijo de Adán, como se ha traducido también. No somos Dios, no tenemos la verdad absoluta, somos hijos de la tierra. Nuestra única grandeza es la apertura hacia Dios y el decirle como los profetas: «Aquí estoy, Señor, envíame».

-En todos los casos: vocación -consagración- misión

Pero la iniciativa de enviarte no es tuya; nadie se puede constituir profeta de ningún pueblo mientras Dios no lo llama y mientras Dios no lo consagra y mientras Dios no lo envía. Estas tres cosas unen al profeta con Dios. Y la iniciativa de llamarlo, de consagrarlo, de enviarlo, es únicamente de Dios.

-Necesidad y objetivo

El Concilio Vaticano II explica como es esta iniciativa de Dios, cuando en el documento sobre la divina revelación nos dice: «Quiso Dios con su bondad y sabiduría revelarse a sí mismo y manifestar el Misterio de su voluntad por Cristo, la palabra hecha carne, y con el Espíritu Santo pueden los hombres llegar hasta el Padre y participar de la naturaleza divina. En esta revelación, Dios invisible, movido de amor hacia los hombres como amigos, trata con ellos para invitarlos y recibirlos en su compañía». Ésta es la iniciativa de Dios, de él arranca toda idea de comunicarse con los hombres, de revelar su misterio infinito. Sus proyectos de salvación no los conociéramos si él voluntariamente no hubiera querido decirnos: «Quiero que conozcan -ya no los llamo siervos sino como amigos- mis proyectos de salvación y mi amor».

) el evangelio de hoy nos presenta a Cristo como fuente de profecía. Llega acompañado de sus apóstoles a Nazaret. Es la segunda vez, y esta vez va a tener un desenlace desilusionante, diríamos, un fracaso. Pero lo   —53→   que me interesa decirles es esta frase de San Marcos. «Empezó a enseñar en la sinagoga». Esto es ser profeta: enseñar, ser maestro.

-Cristo es la misma Palabra eterna

Ser profeta no solamente quiere decir adivinar el futuro -así es la idea popular que tenemos-, profeta es propiamente el que habla en nombre de otro y Cristo venía no sólo en nombre de otro, sino que él era Dios. Él era Dios, él es la Palabra eterna, el Espíritu ungió, uniendo a su Verbo eterno una naturaleza humana con la cual va a hablar un lenguaje que los hombres entendamos; pero su origen, la fuente, es la misma iniciativa de Dios. Cristo, mirémoslo hoy en la reflexión de este domingo, no como un profeta sino como un Dios que ha tomado la iniciativa de venir a traer al mundo la plenitud de la iniciativa de Dios.

c) Pablo mismo recibió de Cristo la vocación, la consagración y la misión para ser profeta de los pueblos gentiles. Cuando los cristianos del tiempo de Pablo sospechaban: «Si éste es un perseguidor, ¿cómo dices que va a ser apóstol?» Cristo dice: «No lo llames perseguidor; yo lo he convertido, yo lo he hecho apóstol para que lleve mi nombre a los pueblos gentiles». Ésta fue la gran misión de Pablo, llevar el evangelio no al judaísmo, que para eso estaba el grupo de los apóstoles. Él, el último, el perseguidor, es escogido para una misión más ardua, iniciativa de Cristo: «vete a los pueblos gentiles y predícales la salvación». Y él dirá: «Yo no soy digno de llamarme apóstol, pero él me escogió y me hizo también apóstol». Éste es el origen del sentido profético; Dios tiene la iniciativa.

2. EL PROFETA ES INSTRUMENTO DE DIOS

Yo creo que aquí es donde se explayan más las divinas Escrituras que se han leído hoy.

a) Breve explicación del «profetismo»: anuncia el pensamiento de otro

Siempre existió el profetismo, era una necesidad de toda religión sentir hombres intérpretes de la voluntad de sus dioses aunque fueran falsas religiones. Hubo también profetas -falsos, tal vez- aunque muchas veces -ya lo hemos repetido aquí- la salvación no es exclusiva de la Biblia ni de la Iglesia. Dios tiene mil caminos más, aun valiéndose de las religiones naturales, para llevar, por medio de los hombres inspirados, el mensaje que fue salvación para muchos que no fueron bautizados y que sin duda disfrutarán el cielo, tal vez, hasta más alto que muchos bautizados, porque fueron fieles a escuchar lo que la voz del Espíritu hablaba por medio de esos hombres. Pero aquí nos referimos de manera especial a los profetas clásicos, a los que Dios llamó y nos consta en la Sagrada Biblia: el instrumento de Dios.

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b) Dios sigue siendo el principal

Efectos del Espíritu:

-Pone en pie al Hijo de Hombre

Miremos como se presenta Ezequiel hoy: «El Espíritu entró en mí y me puso en pie». Éste es el primer efecto. El hombre no es más que hijo de Adán, barro, criatura, mezclado con las mentiras de la tierra. Si Dios llama a un hijo de la tierra para que abra su capacidad de recibir el Espíritu de Dios, lo primero que este barro siente es que se pone en pie, que se eleva, que hay una dimensión vertical que lo une con un Dios en nombre del cual tiene que hablar.

-Otro afecto: puede decir: «Esto dice el Señor». Presencia de Dios el profeta, lleno de Espíritu de Dios, va al mundo y realiza lo que hemos dicho como tema de esta homilía: la presencia de Dios en la sociedad, en la historia, en el mundo. Ya no podrán decir que Dios no les ha hablado: «Esto dice el Señor». Te atiendan o no te atiendan, tú eres presencia del Dios en medio de la sociedad -Dios muchas veces estorba-. No tengas miedo. Pero el pueblo dirá: «Hubo un profeta que nos anunció la presencia de Dios».

-Capacitado para la misión. El profeta, barro de la tierra que mira la misión que Dios le manda, por ejemplo, cuando Dios le dice a Moisés: «Vete al Faraón, que deje salir a mi pueblo de Egipto». ¡Qué pequeño se sintió Moisés! «Señor, pero ¿quién soy yo para presentarme al gobernante y sacar a mi pueblo?» Son misiones imposibles, son misiones que exceden exageradamente, infinitamente, algo que sólo Dios puede hacer. Cuando Dios le dice a Jonás: «Vete a predicar a Nínive», el profeta prefiere huirse. Es tan grande la misión. Y Dios los lleva a la fuerza para cumplir la misión de predicar a Nínive. La primera impresión que el profeta siente es su pequeñez, su inadecuada pequeñez ante la grandeza de la misión. Sin embargo, Dios le dice: «No digas que no puedes. Yo iré contigo». Nadie se podrá oponer a esta presencia que va con el profeta.

-Esto, naturalmente, trae un peligro de vanidad, y aquí la segunda lectura nos habla como el profeta conjura el peligro de la vanidad. Es tan idéntica su misión con el mensaje de Dios que muchas veces, como a Juan Bautista, creen que él es el Redentor. A Pablo lo querían adorar, a Pedro le querían ofrecer víctimas, y ellos tenían que decir; «No, cuidado, somos hombres simplemente. Adoren a Dios, obedezcan a Dios, que es el que por medio de nosotros, sus instrumentos inadecuados, es el que les habla. No termine en nosotros, persona humana, el homenaje, el respeto, la obediencia; diríjanselo a Dios».

-«Una espina en mi carne»

San Pablo, defendiendo su causa profética, en la segunda carta a los   —55→   Corintios, hoy, dice que tuvo visiones maravillosas que lo hacen sentirse muy superior a todos los hombres. Ha visto tan cerca la majestad de Dios, el desenlace de la historia, el fin terrible de los malos y desenlace de los buenos. Él conoce mejor que nadie esto y se puede sentir casi un Dios; y, sin embargo, dice: «Para que no me engría, para que no me envanezca, para que no me crea más de lo que soy, barro de la tierra, entonces el Señor puso en mi carne, ha metido en mi carne, una espina, un emisario de Satanás que me apalea para que no sea soberbio».

Es una de las frases más difíciles de la Biblia. ¿Qué era esta espina de la carne? Según los comentaristas más modernos se trata de alguna enfermedad, una enfermedad crónica. Quién sabe si un dolor de vista, ataques que le daban, algún mal de estómago, algo que lo hacía sentirse tan inútil para poder decir: «Lo que se está haciendo no es obra mía, es de Dios; y para que no sea soberbio me ha puesto esa espina». Miren como se ve la enfermedad, el dolor, la humillación cuando se tiene fe: espina de Satanás, porque es el único que puede poner obstáculos al Reino de Dios.

-La fuerza de la debilidad: «Te basta mi gracia»

Entonces Pablo cuenta, en el pasaje de hoy, que en vista de esta debilidad y de este estorbo, tres veces le dijo al Señor que le retirara ese estímulo de Satanás y el Señor no se lo quitó, sino que le dijo: «Te basta mi gracia, la fuerza se realiza en la debilidad». ¡Qué revelación más bella para un profeta! No es necesaria la salud. Así, todo achacoso, eres el instrumento que yo quiero, porque cuanto más débil e inútil parezcas, más lucirá la majestad y la potencia del Señor.

-Alegría de sufrir por Cristo

«Por eso -concluye San Pablo humildemente- muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo. Por eso vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo». Hermanos, ¡qué hermosa experiencia es tratar de seguir un poquito a Cristo y a cambio de eso, recibir en el mundo la andanada de insultos, de desconfianzas, de calumnias; las pérdidas de amistades, el tenerlo a uno por sospechoso! Todo eso ya está profetizado y Pablo gozaba como se goza todo aquel que goza en su debilidad. Cuando más inútil aparezca para los hombres, cuanto más despreciable me haga la persecución, cuanto más inútil sea para aquellos que tal vez me creyeron grande y ahora me creen juguete, basura, hoy me lleno de alegría -dice Pablo- porque así residirá en mí la fuerza de Cristo. Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte. ¡Qué paradojas las del profeta! ¡Cuando soy débil, entonces soy fuerte!

La Iglesia, una misión profética

Es obra de Dios, y por eso no tenemos miedo a la misión profética que el Señor nos ha encomendado. Ya me imagino que alguno dice: «¡Ah, se   —56→   está creyendo profeta!». No es que me crea profeta, es que ustedes y yo somos un pueblo profético, es que todo bautizado ha recibido participación en la misión profética de Cristo.

-Cristo lo entrega a los apóstoles y éstos a sus sucesores

Cristo, el gran profeta que vino a traer la consumación de la misión profética, se constituye en el mensajero, en el que envía a los mensajeros, a los apóstoles y, éstos, a sus sucesores, para que el encargo de Cristo llegue hasta el último confín del mundo. Pero no sólo es la jerarquía, sino que también el Concilio Vaticano II, y quiero que reflexionen, queridos hermanos, esta palabra tan hermosa para ustedes: «...El Pueblo Santo de Dios participa también de la función profética de Cristo, difundiendo su testimonio vivo, sobre todo con la vida de fe y caridad, y ofreciendo a Dios el sacrificio de alabanza que es fruto de los labios que confiesan su nombre. La totalidad de los fieles que tienen la unción del Santo no puede equivocarse cuando creen, y esta prerrogativa peculiar suya la manifiesta mediante el sentido sobrenatural de la fe de todo el pueblo, cuando desde el obispo hasta el último laico, presta su consentimiento universal a las cosas de fe y costumbre». Quiere decir que en ustedes, pueblo de Dios, todo eso que ustedes, y en mis sacerdotes, los colaboradores del pueblo de Dios, todo eso que es: obispos, sacerdotes, religiosas, instituciones católicas, fieles, familias cristianas, formamos el pueblo de Dios y Cristo, profeta, nos ha hecho participantes de su misión profética. El Espíritu de Cristo nos ha ungido desde el día de nuestro bautismo y formamos entonces un pueblo que no se puede equivocar en creer. ¡Qué consuelo me da esto, hermanos! Ustedes no se equivocan cuando escuchan a su obispo y cuando acuden -con una constancia que a mí me emociona- a la Catedral, a escuchar mi pobre palabra; y no hay un rechazo, sino al contrario, siento que se acrecienta más en el corazón del pueblo la credibilidad a la palabra de su obispo. Siento que el pueblo es mi profeta, a mí me está enseñando con la unción que el Espíritu ha hecho en su bautismo y que los hace incapaces de aceptar una doctrina equivocada o errónea; ustedes como pueblo la rechazarían, como rechaza el organismo esos cuerpos extraños que se le meten a veces.

-Participación del pueblo de Dios en la misión profética

Es hermoso pensar que tanto la fidelidad que yo trato de llevar al evangelio al predicarles a ustedes, así como la fidelidad con que ustedes quieren ser fieles a Cristo, no a mí, eso como que coincide en la seguridad que hay una infalibilidad que el Concilio la ha proclamado no debida a ninguna fuerza humana, ni a fanatismo, ni a partidismo, sino al Espíritu Santo, que unge al pueblo y a sus jerarcas para que vivan siempre la verdad que Cristo trajo. En este sentido ustedes y yo somos profetas, somos el pueblo profético; y así, entonces, tenemos la obligación de realizar nuestra misión profética. Todos, queridos hermanos: el padre de familia es profeta de su hogar, la madre de familia es profeta para su esposo y para sus   —57→   hijos, los jóvenes son profetas en su colegio; todos, si de verdad queremos vivir esta misión de la verdad traída por Cristo para iluminar las mentiras del mundo, tenemos que realizar esta misión tan difícil. Pero contamos que no somos nosotros; nosotros somos mentirosos, nosotros somos proclives al pecado, nosotros somos mal inclinados a las pasiones. ¡Qué mal estaría la Iglesia si sólo reposara sobre fuerzas humanas! ¡Como Ezequiel!, somos barro de la tierra, pero desde el día en que el Señor eleva, nos pone en pie por el bautismo, nos hace hijos de Dios, nos unge con un carisma, con una vocación y nos manda en el conjunto de pueblo de Dios, quien como obispo, quien como párroco, quien como capellán, quien como religiosa, como padre de familia, como jornalero, como profesional. Si de verdad vivimos la belleza de esta fe, todos formamos el pueblo profético de Dios.

Dice el Concilio: «En el mundo viven confundidos los cristianos y los no cristianos, nadie los distingue; sin embargo, en el corazón del cristiano hay una unción que lo hace responsable de ese mundo, que tal vez los otros no pueden ver esa responsabilidad». Yo quisiera apelar esta mañana a esa vocación profética que todos ustedes tienen, hermanos. Y les quisiera decir, como cuando dije una vez: si alguna vez nos quitaran la radio, nos suspendieran el periódico, no nos dejaran hablar, nos mataran a todos los sacerdotes y al obispo también; y quedaran ustedes un pueblo sin sacerdotes, cada uno de ustedes tiene que ser un micrófono de Dios; cada uno de ustedes tiene que ser un mensajero, un profeta; siempre existirá la Iglesia mientras haya un bautizado, y ese único bautizado que quede en el mundo es el que tiene ante el mundo la responsabilidad de mantener en alto la bandera de la verdad del Señor y de su justicia divina.

Por eso da lástima pensar en la cobardía de tantos cristianos y en la traición de otros bautizados. ¿Pero, que están haciendo, bautizados, en los altos campos de la política?, ¿dónde está su bautismo? Bautizados en las profesiones, en los campos de los obreros, en el mercado; dondequiera que hay un bautizado ahí hay Iglesia, ahí hay profeta, ahí hay que decir algo en nombre de la verdad que ilumina las mentiras de la tierra. No seamos cobardes, no escondamos el talento que Dios nos ha dado desde el día de nuestro bautismo y vivamos de verdad la belleza y la responsabilidad de ser un pueblo profético.

Quienes se ríen de mí, como si yo fuera un loco creyéndome profeta, debían de reflexionar. Nunca me he creído profeta como en el sentido de único en el pueblo porque sé que ustedes y yo, el pueblo de Dios, formamos el pueblo profético, y mi papel únicamente es excitar en ese pueblo su sentido profético que no lo puedo dar yo, sino que lo ha dado el Espíritu; y cada uno de ustedes puede decir con toda verdad: «El Espíritu entró en mí desde el día del bautismo y me envió a la sociedad salvadoreña, al pueblo de El Salvador», que si hoy anda tan mal, es porque la misión profética ha fracasado en muchos bautizados. Pero, gracias a Dios, yo quiero   —58→   decir también, que hay en nuestra Arquidiócesis un despertar profético en la comunidad eclesial de base, en el grupo que reflexiona la palabra de Dios, en esa conciencia crítica que se va formando en nuestro cristianismo que ya no quiere ser un cristianismo de masa, sino un cristianismo consciente que antes de recibir el bautismo recibe una catequesis; que antes de casarse se instruye para saber a qué se compromete y para ser en realidad honor de este pueblo de Dios. Yo me alegro y quiero felicitar a la Iglesia de la Arquidiócesis en estos esfuerzos por despertar el sentido profético de nuestros cristianos. Ese carisma nunca faltará en nosotros.

Cuando moría y estaba aquí tendido el padre Rafael Palacios, asesinado en Santa Tecla, yo dije que su cadáver seguía predicando una denuncia no sólo hacia afuera de la Iglesia por sus crímenes, sino hacia adentro de la Iglesia por sus pecados. El profeta también denuncia los pecados internos de la Iglesia y, ¿por qué no? Si obispos, papas, sacerdotes, nuncios, religiosas, colegios católicos, estamos formados por hombres, y hombres somos pecadores y necesitamos que alguien nos sirva de profeta también a nosotros para que nos llame a conversión, para que no nos deje instalar una religión como si ya fuera intocable. La religión necesita profetas, y gracias a Dios que los tenemos, porque estaría muy triste una Iglesia que se sintiera tan dueña de la verdad que rechazara todo lo demás. Una Iglesia que sólo condena, una Iglesia que sólo mira pecado en los otros y no mira la viga que lleva en el suyo, no es la auténtica Iglesia de Cristo. Por eso, con cariño de hijo, porque también el hijo le dice a la mamá: «Mamá, llevas una manchita en la cara, ¿te la limpio?; mamá, llevas arrugado el vestido. ¿quieres que te lo arregle?» La mamá por más que la amamos, precisamente porque la amamos, la queremos mejor. Claro que hay manera de criticar, y cuando la crítica se hace contestación, insubordinación, capricho, en la Iglesia, eso está malo. Pero cuando la crítica se hace profetismo, el profeta que le dice también a la Iglesia: «Esto dice el Señor» y le lee el evangelio y tal vez el obispo, el sacerdote no está procediendo conforme el evangelio, tiene que convertirse con el amor con que hemos de amar y seguir a nuestro Señor Jesucristo.

3. LA SOCIEDAD SIENTE LA PRESENCIA DE DIOS EN SUS PROFETAS

Y El Salvador sentiría la presencia de Dios si el pueblo de los bautizados fuéramos verdaderamente santos, profetas. Gracias a Dios, también existe en el hogar un padre santo que es denuncia de los pecados de los hijos. Gracias a Dios que existe también en una fábrica un obrero, un patrono santo que es rechazo contra las injusticias que allí se cometen. Gracias a Dios que queda uno que otro profeta y que va surgiendo también en el pueblo de Dios este sentido crítico, y por eso se siente la presencia de Dios, y la suerte del profeta no puede ser otra que la que ahora nos cuenta la Sagrada Escritura.

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-Cristo en su patria por segunda vez... fracasó. Cristo fue a su pueblo, es el último episodio de esta primera parte de San Marcos. Ya había ido y entonces si lo elogiaron pero ahora llega después de que ya se conoce más a fondo lo que él predica, lo que él exige, y esto parece duro a sus paisanos.

Teología de San Marcos (primera parte... misterio del Mesías). En la Teología de San Marcos -que es el evangelio de este año- la primera parte de su evangelio que termina hoy con este desenlace tan triste, la primera parte quiere ser una presentación de Cristo como Mesías. Pocas predicaciones pero muchos hechos. El profeta habla con obras más que con palabras, pero cuando habla, su presencia atrae o rechaza, según la sociedad que lo escucha.

Dudas... ofensa... rechazo. Entonces lo rechazan con dudas como las que hemos escuchado en el evangelio de hoy: «¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos?, ¿no es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago, de José y Judas y Simón, y sus hermanas viven con nosotros aquí? Y desconfiaban de él». Ven, hasta Cristo recibe la reacción del pueblo. ¡Qué tremendo es esto, la reacción de la sociedad ante el profeta! Hay en todas estas preguntas hasta insultos. Entre los judíos a nadie se le citaba por su mamá, siempre era su padre como para corroborar su legitimidad. Hijo de fulano, eran nombres de varones. Cuando se dice: «¿Que no es éste el hijo de María?», hay una sugerencia perversa, es como si se dijera en nuestro ambiente la palabra tan común y tan ofensiva: «hijo de...», una mujer sola. Hasta allá se llegó a insultar a Cristo.

Quiero, de paso, aclarar para aquellos que creen que María tuvo otros hijos y que Jesús tuvo hermanos. Aquí lo dice el evangelio, sus hermanos: Santiago, José, Judas y Simón; pero no vayan a creer que eran hijos de María Santísima. Consta en el evangelio de San Juan que José y Santiago eran hijos de una María, María la de Cleofás. María casada con un hombre llamado Cleofás tenía dos hijos que son estos: José y Santiago; a éstos los llama aquí el evangelio hermanos de Cristo. Como ven, no son hijos de María, sino de otra mujer que tal vez era pariente de María o de José. En el lenguaje oriental se llaman hermanos también a los hijastros, a los parientes cercanos se les llama hermanos. Por eso quitémonos de la cabeza la idea que muchos protestantes difunden que María tuvo otros hijos. Por otra parte, los católicos no podemos creer eso desde luego, que existe un dogma católico que dice que María fue siempre virgen. Para un católico hay que respetar mucho esta verdad de María. No era una cosa indigna que María tuviera otros hijos con su legítimo esposo, ¿qué de malo hay en eso? Sin embargo, los que quieren criticar es porque quieren ofender el honor que nosotros tanto admiramos en María, la Virgen Madre. Pero hay estudios muy a fondo y no es éste el propósito especial de esta homilía   —60→   sino para decir como, cuando no se quiere creer al profeta, se acude a estas dimensiones humanas. ¡Qué poca fe la de los parientes de Jesús!, de no mirar en él algo divino como lo veía su propia Madre Santísima, sino mirar únicamente la circunferencia humana, como si Dios no pudiera tomar, aunque fuera un hombre-barro, de la tierra y ponerlo en pie para que fuera profeta. Y Cristo es más que profeta, pero para que vean la reacción del pueblo ante sus profetas.

-Se explica el fenómeno:

El éxito del profeta no es ser acogido, sino que «sepan que hubo un profeta». La primera lectura de hoy explica mejor el fenómeno. Cuando Dios llama a Ezequiel, le dice: «Te enviaré a los israelitas, a un pueblo rebelde que se ha rebelado contra mí. Sus padres y ellos me han ofendido hasta el presente día. También los hijos son unos testarudos y obstinados; a ellos te envío que les digas: «Esto dice el Señor». «Ellos, te hagan caso o no te hagan caso, pues son un pueblo rebelde, sabrán que hubo un profeta en medio de ellos». El éxito del profeta no es que se convierta la gente que oye su predicación; si eso sucede, ¡bendito sea Dios! Dios ha logrado su fin por medio de su instrumento, pero si el profeta no logra que esa gente testaruda se convierta, no importa, el éxito está en esto: en que ese pueblo testarudo, pecador, infiel, reconozca por lo menos que hubo un profeta que les habló en nombre de Dios. Y esto es lo terrible de la sociedad. Sociedad que rechaza la palabra del evangelio cuando no está de acuerdo con su egoísmo, cuando no está de acuerdo con sus injusticias; entonces surge el montón de preguntas: «¿Y de dónde le viene a éste la sabiduría?, ¿quién lo está manejando? Eso no es de él»; y todas esas acusaciones tontas que de veras, en vez de entrar adentro, ¿tiene o no tiene razón?, se quedan en un rechazo. Dicen que un buen consejo se recibe aunque sea del diablo, aunque sea el diablo que me está diciendo, no lo debo rechazar.

-Cristo confirma: el rico epulón- tienen profetas. Hay una página terrible en el evangelio cuando se condena a un rico y allá en el infierno le manda a decir a sus hermanos. Le dice a Abraham: «Dale permiso a un muerto que les vaya a decir a mis hermanos que no sean como yo he sido, para que no vengan a este lugar». Oigan la respuesta de Abraham. «No, allá tienen profetas, si no oyen a los profetas, tampoco escucharán a un muerto que resucite». Es tan pegada la idolatría de la tierra, que el hombre que está idolatrando el oro, el dinero, el poder, el atropello, la injusticia, la pasión, la tiene tan pegada al corazón, que aunque un muerto le hable, no le hace caso; prefiere su dios. Mucho menos oirá la voz de un pobre profeta que en nombre de Dios le manda a decir: «Esto dice el Señor: sé más justo, no atropelles tanto».

Hay una exclamación en el mismo profeta Ezequiel que yo no quiero perderme la oportunidad de que ustedes la repasen. Ya la conocen, fíjense. Cuando Dios en otro lugar le dice al profeta Ezequiel: «Levántate, vete al   —61→   campo y allí te hablaré. Me levanté y salí al campo y me dijo: Tú, hijo de hombre, profetiza lo que yo mando a decir, tú oirás las palabras de mi boca y de mi parte los amonestarás. Si yo digo al malvado: vas a morir y tú no le amonestares y no le hablares para retraer al malvado de su perversidad para que viva él, el malvado morirá en su pecado, pero te demandaré a ti su sangre. Mas, si habiendo tú amonestado al malvado, no se convierte él de su maldad y de sus perversos caminos, él morirá en su pecado, pero tú habrás salvado tu alma». Es terrible la misión del profeta; tiene que hablar aunque sepa que no le van a hacer caso. Si no le hacen caso, se perderán por su culpa, pero el profeta salvó su responsabilidad. Hubo quien le dijera: «Esto dice el Señor». Y si, gracias a Dios, el malvado lo escuchó, se salvará él y también será gloria del profeta que le predicó.

-Dios y su revelación estorban: el pecado causa del mal

No podemos callar, queridos hermanos, como Iglesia profética en un mundo tan corrompido, tan injusto. Sería de veras la realización de aquella comparación tremenda: ¡perros mudos! ¿De qué sirve un perro mudo que no cuida la heredad? Y si queremos saber en América Latina que es lo que pasa, tengo aquí el documento de Puebla para leerles solamente un pensamiento. Ha reconocido Puebla que: «Las angustias y frustraciones que se causan en nuestro pueblo se deben al pecado que tiene dimensiones personales y sociales muy amplias. Y si hay en el pueblo esperanzas y espectativas, nacen de su profundo sentido religioso y de su riqueza humana». ¡Miren como Puebla elogia y alaba la calidad de nuestros pueblos latinoamericanos! ¡Son dignos de mejor suerte! Un pueblo profundamente religioso, una riqueza humana que sería largo comenzar a enumerar ahora.

Si este pueblo, con tan buenas cualidades, sufre desilusiones, frustraciones, angustias, temores, como los que está sufriendo, Puebla dice: ¿Cuál es la causa? El pecado que tiene dimensiones personales y sociales muy amplias. Entonces, ¿qué le toca hacer a la Iglesia en América Latina? Dice también Puebla: La acción positiva de la Iglesia en defensa de los derechos humanos y su comportamiento con los pobres ha llevado a que grupos económicamente pudientes que se creían adalides del catolicismo se sientan como abandonados por la Iglesia que, según ellos, habría dejado su misión «espiritual». Bien reflejada la realidad de América Latina, cuando la Iglesia, en su afán de conversión al evangelio, está viendo que su papel está al lado de los pobres, del atropello, del marginado y en nombre de él tiene que hablar, y por él tiene que reclamar; muchas personas que pertenecen a las altas categorías y que se sentían como las dueñas de la Iglesia sienten que la Iglesia las abandona y como que ha olvidado la Iglesia su misión espiritual; ya no predica espiritual, ya sólo predica política. No es eso, es que está señalando el pecado y esa sociedad tiene que escuchar ese señalamiento y convertirse para ser como Dios quiere.

«Hay muchos -continúa Puebla- otros que se dicen católicos a su manera y no acatan los postulados básicos de la Iglesia». Por eso nuestra   —62→   predicación actual, que está encontrando eco en aquellos que quisieran que la Iglesia fuera algo en medio del mundo, no puede hablar de otra manera, sino denunciando tantas injusticias y defendiendo tantos derechos atropellados.

Pero, finalmente, dice Puebla una cosa que también hay que tenerla muy en cuenta: «Muchos valoran más la propia ideología que su fe y pertenencia a la Iglesia». Aquí se refiere a aquellos que luchando por justas reivindicaciones se apartan de la Iglesia y ya no predican cristianismo sino otras ideologías que están muy lejos del cristianismo. Pero miren como la Iglesia profética, de parte de Dios, está en una posición bien difícil y que es bien comprensible que se la critique, se la margine, ya que al mismo Cristo lo marginaron también, lo despreciaron y lo insultaron, y los apóstoles y los profetas han corrido la misma suerte de todos aquellos que quieren ser fieles al evangelio de nuestro Señor Jesucristo.

HECHOS ECLESIALES

Es aquí, entonces, hermanos, donde yo quisiera que como un examen de conciencia revisáramos estos hechos, tanto de la Iglesia como del mundo que nos rodea, para ver si de verdad somos la Iglesia profética que Dios quiere de nosotros.

Un gesto muy profético me pareció el lunes de esta semana, la profesión de dos nuevas religiosas mercedarias eucarísticas. En una bella ceremonia, dos jóvenes que se consagran para ser frente al mundo, un ejemplo del seguimiento de Jesucristo en la vida religiosa.

De igual manera me pareció índice profético, muy simpático, la viejecita que murió en el Buen Pastor, la Hermana Luz del Perpetuo Socorro. A muy alta edad, muere. Allá tuve la dicha, puedo decir, de compartir esa fiesta pascual con una comunidad que ve en la muerte el estímulo para seguir viviendo fiel al evangelio.

En el Liceo Salvadoreño se celebró una misa por el eterno descanso del hermano marista, el Hermano Blanco, que fue acribillado en la guerra de Nicaragua.

Aquí tuvimos un hermoso gesto profético en la noche del lunes en Catedral, la vigilia de oración, promovida por la Confederación de Religiosos y Religiosas.

Lo mismo, un signo de nuestra Iglesia profética fue la reunión de religiosas dedicadas a la pastoral, buscando maneras de despertar más en el pueblo este sentido profético del pueblo de Dios.

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En las comunidades, nuestra Iglesia presenta un cambio de párroco en San José de la Montaña. El padre Cristóbal Cortés, con quien colaborarán Monseñor Urioste, el padre Salvador Colorado, el padre Rafael Urrutia y el padre Raúl Angulo. No queremos que San José de la Montaña sea simplemente una parroquia de culto. Queremos que sea un centro arquidiocesano de promoción vocacional. A esto se han comprometido los nuevos dirigentes para que allá sea verdaderamente un encuentro del pueblo de Dios, con el gran problema de la Diócesis: el seminario.

En Ciudad Arce tenemos el retiro de la Madre Josefina, y un llamamiento de mi parte a todos los católicos de la parroquia, para que se unan esta vez más bajo la dirección profética de su sacerdote y sepan todos cultivar su espíritu cristiano de profetas.

En la parroquia de la Merced, visité el Mercado Tinetti. Admiro la generosidad y la religiosidad de nuestro pueblo en ese culto al Corazón de Jesús. También la generosidad: me contó el padre Torruella que fueron las señoras del Mercado Tinetti las que le costearon la publicación de una esquela de la parroquia con motivo de la muerte del padre Palacios. Yo les agradezco este gesto muy solidario con la Iglesia.

En el Mercado de Santa Tecla, ayer celebré la misa en honor del Corazón de Jesús y compartí unas horas muy felices con aquella gente. También se les anunció allá que el día del Carmen, siguiendo la tradición, se van a administrar las confirmaciones en la Iglesia de Concepción, a las 11 de la mañana, pero sólo a jovencitos mayores de ocho años.

En la parroquia de La Palma, otro gesto profético. El párroco me entregó una bonita hoja en que llama a solidaridad con la muerte del padre Palacios y también a la caridad para enterrar a tres asesinados desconocidos que aparecieron en aquel campo. El padre Guaratto dice en su hojita: «... el doblar las campanas, tengamos en cuenta que es una invitación para orar por nuestros muertos sin discriminación, absteniéndonos de toda crítica, porque la muerte como la vida es sagrada y los muertos están ya en el juicio de Dios». Muy bonito sentimiento cristiano y franciscano.

La parroquia de Perulapía, también, protesta porque su cementerio se está convirtiendo en un botadero de cadáveres asesinados: «...y el cementerio, dice el párroco, debe respetarse como campo sagrado para sepulturas dignas». Creo que lo mismo podrán decir muchas comunidades donde están apareciendo hoy, como fenómeno vergonzoso de nuestros días: decapitados, desnudos, mutilados, torturados, ¡qué no se hace con la vida humana antes de acribillarla y acabar con ella!

El colegio Sagrado Corazón, que ha sido calumniado como si estuviera elevando las cuotas a medio año, explica -y el mismo director general de   —64→   educación, el profesor Moreno, explica- que no hay pruebas para esa acusación y que sólo se trata -y así es en verdad- de un estudio de cuotas diferenciadas. El colegio -como lo hacen otros- analiza la categoría económica de sus alumnas. Y en ese estudio está, no en elevar cuotas, sino, al contrario, en justificar por que se cobra tanto a cada alumna. Creo que hay que tener mucho cuidado, sobre todo cuando un colegio ya es señalado y se tiene ya el prurito que todo lo que hace es comunismo, todo es subversión. Yo doy fe de que en el colegio Sagrado Corazón, en comunión con la Iglesia, se imparte verdadera enseñanza cristiana.

También quiero dar fe de que, si los colegios católicos fueron a un paro de dos días, sus objetivos quedaron publicados: repudiar y condenar enérgicamente los salvajes asesinatos en las personas de educadores, y rechazar la violencia sistemática del derecho a la vida y a la integridad corporal. Los colegios católicos también se solidarizan con las familias que lloran la muerte de tantos profesores indignamente matados. También quiere ser un signo de solidaridad con los maestros actualmente amenazados a muerte. Nadie tergiverse un gesto de generosidad y de solidaridad, que me parece muy elocuente de parte de los colegios católicos. Ojalá todos, unidos, fueran la expresión de una Iglesia que comprende que sus colegios no están al margen sino en el centro de la pastoral de la Arquidiócesis.

Con los franciscanos quiero alegrarme por el nombramiento de su nuevo superior general, el padre John Vaughn. Por este motivo recordemos que en el mundo hay 23.000 franciscanos y que el nuevo superior general es el 116.º sucesor de San Francisco de Asís.

Nuestra Secretaría de Información ha publicado un boletín en que actualiza la persecución a la Iglesia. Un total de 76 casos de atropellos a sacerdotes, religiosas y comunidades es el resultado de esta encuesta. Pero como no sólo la Iglesia mira como suyo cuando se trata de sacerdotes y religiosas sino que está muy identificada con el pueblo, también ha estudiado la cantidad de atropellos en estos últimos seis meses a nuestro pueblo por parte de quienes debían defenderlo. Suman un total, de enero a junio, de 406 asesinados: hay también una inmensa cantidad, 307 por lo menos, de capturados por motivos políticos; de muchos de ellos no se sabrá más, porque han desaparecido.

HECHOS DE LA REALIDAD NACIONAL

Dirigiéndonos ahora de nuestra comunidad Iglesia hacia el mundo, quizás el punto más destacado de la semana es el informe presidencial del 1.º de julio. Yo no quería decir nada, porque ya he recomendado al querido auditorio que sepa leer. Que sepa oír con conciencia crítica. No todo lo que se dice y se lee es verdad. Que sepan cotejar entre las palabras y los hechos.

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Lo que sí quisiera decir porque es mi deber de pastor, es señalar un peligro muy grande cuando el Señor Presidente dice: «Reitero categóricamente que estamos contra la violencia venga de donde venga y sin importar la posición social o la jerarquía política de quienes resultan víctimas de ella. Porque, por sobre todas las cosas, esas víctimas son seres humanos y porque la violencia jamás resolverá nuestros problemas». La frase es hermosa y yo también la aceptaría, solamente que se llevara a la realidad sin dos faltas de lógica en la práctica. La primera falta de lógica en la práctica es que si de verdad se repudia la violencia venga de donde viniere, ¿dónde están las sanciones a los cuerpos de seguridad que han hecho tantas violencias?... Si la violencia se repudia venga de donde viniere y la misma OEA señaló a ORDEN como fuente de tantas violencias en el pueblo y de persecuciones a la Iglesia, ¿dónde está la justicia contra esa violencia que ORDEN provoca?... Nosotros tenemos el caso claro del asesinato del padre Octavio en El Despertar de San Antonio Abad. Un evidente error. ¿Dónde está la sanción a los criminales?... Y aquí quiero hacerme también voz de tantas voces entrecortadas de llanto que han llegado al Arzobispado o a nuestros párrocos. Familiares y testigos que han visto a agentes de seguridad matar o por lo menos, capturar y después aparecer matados en otra parte. ¿Por qué no se investigan? Esos crímenes son violencia horrorosa para nuestro pueblo... Estas familias han acudido con documentos muy jurídicos a la Corte Suprema de Justicia y no se les ha hecho caso. De modo que ésta es la primera parcialidad que yo criticaría al General Romero cuando dice que la violencia él la va a rechazar venga de donde viniere. Esperamos el cumplimiento de su palabra...

Y la otra falta de lógica. Me parece que en el señalamiento de esa violencia que venga de donde viniere, hay que señalar lo más profundo: la fuente de todas las violencias es la injusticia social y la violación de la libertad. En su mismo discurso dice que conoce los problemas sociales del país; sus causas son complejas y profundas, y es urgente e impostergable encontrar un camino que nos conduzca a promover una auténtica justicia en un clima de paz. También reconoce que la democracia se justifica en función de los valores que defiende, como son la libertad y la dignidad del hombre. La democracia permite el diálogo y el derecho a disentir; en cambio, en las dictaduras totalitarias, la persona está obligada a aceptar sin discutir las decisiones del Estado. Allí están las dos fuentes de muchas injusticias y muchas violencias, porque el Estado se convierte en algo absoluto que no deja ni pensar distinto de como él piense y porque está implantada una injusticia social que ya la denunciamos muchas veces desde los documentos oficiales de la Iglesia; el escándalo de una sociedad donde los ricos se hacen cada vez más ricos a costa de unos pobres cada vez más pobres... Éstos eran los puntos que como pastor, y por lo que ahora la Sagrada Escritura me ha reclamado: «Diles: Esto dice el Señor, al menos que sepan que hay un Dios que no está de acuerdo con esos atropellos,   —66→   que hay una Iglesia que defiende al pueblo y que está al lado de los que sufren la injusticia».

Por eso también la denuncia que los maestros presentan al presidente de la Corte Suprema de Justicia, Dr. Rogelio Chávez, que acaba de ser reelegido para su cargo. Yo también la quisiera repetir no sólo para los maestros. Sí, para los maestros, porque es un gremio que debe tener mucha estimación y me duele profundamente lo que se está haciendo con ellos, pero extendamos también a los sacerdotes -que no se dignó mencionar el Presidente en su mensaje- y a todos, aunque sea el más humilde campesino que tiene derecho a la vida, y la voz de los maestros llegando a la Corte Suprema de Justicia es la voz de nuestro pueblo. En esta ocasión hacemos un llamado a su conciencia para que, como funcionario público, se percate de una situación que atenta contra las más elementales disposiciones de justicia. En resumen: «Los maestros no queremos ya más asesinatos, atentados, amenazas y persecución y usted debe pronunciarse, debe hacer algo. Los maestros exigen el pronto esclarecimiento de los asesinatos de los maestros y de su familia y el castigo de los responsables. A usted le compete intervenir». Muy valiente y muy certera... y si en la Asamblea se reeligió al Dr. Chávez para continuar otros dos años en la presidencia de la Corte Suprema de Justicia, con muchos elogios a su capacidad jurídica, espero que no sean elogios en vano y con lo que hasta ahora el pueblo no ha visto lo vea ya en estos dos nuevos años. Que haya más justicia, que la Corte Suprema de Justicia pesará mucho en la historia en estas horas tan negras de sangre y luto de la patria salvadoreña...

También quiero unirme a esta observación que hacen los maestros. Los maestros exigen el cese de la campaña difamatoria montada por el gobierno en contra del magisterio, «...también le compete intervenir a usted -le dicen al presidente de la Corte Suprema de Justicia- para que finalice la campaña propagandística antes mencionada». Es una campaña que por televisión y por radio se oye continuamente, como si los maestros sólo fueran indoctrinadores de doctrinas subversivas, y esto se lleva también al campo católico, como si hubiera colegios católicos que indoctrinan de marxismo a sus alumnos. Yo protesto junto con los maestros y pediría a la justicia de nuestra patria que se sancione y, desde luego, se deje de patrocinar esas campañas que difaman al magisterio, al colegio, y que dividen a nuestros maestros...

Los médicos internos dirigen una muy valiente carta al Vicepresidente de la República, Dr. Julio Ernesto Astacio, para reclamarle las promesas que les hizo y que no se han cumplido. Dicen en un pasaje de su carta: «Son varias las anomalías que están sucediendo en los diferentes centros asistenciales y las represalias que se están efectuando. Creemos que no han emanado de su persona, pero serán las debidas medidas que por su intermedio pueda hacer la Presidencia de la República, como autoridad máxima,   —67→   para solventar esas penosas situaciones, las que le darán validez a sus palabras». Siempre, pues, los hechos valen más que la palabra.

Tengan en cuenta los trabajadores el nuevo cuadro de sueldos que ha sido publicado en todos los periódicos. Desde el 1.º de julio los empleados públicos ganarán ¢75.00 más. A partir de la semana próxima -el 15 de julio- los trabajadores del campo, varones mayores de 16 años, ganarán ¢5.20 en vez de ¢4.25; las mujeres de 16 años arriba, ¢4.60 en lugar de ¢3.75. De cualquier sexo, parcialmente incapacitados, ¢4.60 en lugar de ¢3.75. Los trabajadores del comercio en San Salvador ganarán ¢9.00 en vez de ¢7.20. En los demás municipios ¢8.00 en vez de ¢6.20. Lo doy a conocer porque para muchos campesinos el único medio de conocimiento es esta voz de la radio católica... Solamente quisiera criticar un aspecto: el aumento está justo, está bueno, pero no sé por qué continúa en un país civilizado la discriminación de la mujer. ¿Por qué no va a tener igual sueldo si trabaja igual? Esta cuestión es del departamento de Trabajo.

Quiero, hermanos, extender nuevamente la mano insistente para que ayudemos a Nicaragua. A nadie de ustedes le es desconocido la terrible de aquella situación. Se calcula que no menos de 800.000 damnificados están sufriendo hambre. A una comunidad religiosa llegó la voz por teléfono de una religiosa que tenía, con su comunidad y la gente amparada allí, tres días sin comer. Nuestra Cáritas agradece la buena acogida que se ha dado a su llamamiento y sigue insistiendo en que ya sea por medio de Cáritas, ya sea por medio de la Cruz Roja, hagamos llegar lo más que podamos, lo más pronto posible, ayuda a nuestros hermanos.

Quiero denunciar también porque esta voz es, al menos, un desahogo de las familias que sufren la captura arbitraria y el desaparecimiento cruel de muchos de estos hombres y mujeres capturados: Faustinos Ayala, Ernesto Menjívar Castro, campesino de Chalatenango; actualmente desaparecidos. Elena Gómez Flores, Santiago Gutiérrez Payés, Juan Francisco Ruiz Rosales del cantón Nancistepeque de Santa Ana. No se conoce su paradero: Salvador Rubio Hernández, de Olocuilta; Gonzalo Segundo Merino, Daniel González, de Tejutepeque: Cristóbal Zelaya Murillo, obrero de San Salvador; y el caso de María Amada Galán de Rivera, que fue capturada en su propia casa en el cantón de San José Los Sitios, de Chalatenango, deja desamparados dos hijos, uno de seis años y otro de cuatro años.

Quiero denunciar un caso, también muy doloroso. Lo he vivido de cerca con su familia. Carlos Antonio Mendoza Valencia, quinto año de medicina, desaparece la mañana del 28 de junio; se presume que fue capturado, pero por más que se ha buscado en todos los cuerpos de seguridad, no se encuentra. Su esposa, que está embarazada en su segundo mes y su mamá muy afligida y su hermana piden misericordia a quienes son responsables de esta detención.

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También el caso muy serio del profesor Iván Burgos, de Fe y Alegría, capturado mientras estaba en un encuentro de fútbol. En la Guardia Nacional, a donde lo llevaron, hay un papel firmado por su libertad, pero queremos decir que en muchísimas ocasiones cientos de reos políticos han declarado en sus dolorosos interrogatorios que firman su libertad. ¿Será este otro caso de éstos? Dios nos libre de ello y ojalá que el profesor Iván Burgos vuelva a su familia.

Tenemos los conflictos laborales también de Pan Lido, IMES, IMISA, Tipografía Central, Fabril de Aceites, OCUSA. Pedimos a Dios y a los protagonistas de estos acontecimientos que hagan lo posible de resolverlos racionalmente.

Refiriéndonos a los secuestros, gracias a Dios, después de tantos domingos de clamar la libertad de los dos banqueros ingleses, ya están en su tierra y con su familia. También el Señor Miguel Armando Miguel, del cual nos preocupamos, ya está puesto en libertad. Pero hay una consecuencia en este último caso que yo quisiera amparar. Es el de la joven Yolanda Guadalupe Arbaiza, que resultó gravemente baleada en el accidente del secuestro del Señor Miguel; su familia ha tenido que hacer muchos gastos y han acudido al Arzobispado para mediar ante el ERP si les pueden pagar los gastos que ellos ocasionaron a la salud de su joven enferma. Treinta y tres mil quinientos colones les costará un viaje a los Estados Unidos, indispensable para una operación urgente. Ojalá que el ERP se haga eco a este llamado. La familia pone por intercesora a la Cruz Roja si quieren cumplir este deber de justicia, de quien ha hecho un mal; tiene que resarcir el mal que ha hecho.

PENSAMIENTO QUE NOS LLEVA AL ALTAR

Y así, hermanos, perdonen la palabra de hoy que nos ha cuestionado en esta difícil tarea profética de anunciar el reino de Dios y de denunciar el pecado que se le opone. ¡Cuánto trabajo, qué dificultad, qué riesgoso resulta en nuestro ambiente! Pero, gracias al Señor que siquiera esta pobre voz puede levantarse para decir, en nombre de todo un pueblo profético, «Sí, al Reino de Dios, no al reino del pecado y del diablo...»



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