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SOLEDADES
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DEL CAMINO
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- I -
[Mientras la sombra pasa de un santo amor, hoy quiero]
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- II -
[Daba el reloj las doce... y eran doce]
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- III -
[Sobre la tierra amarga]
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- IV -
[En la desnuda tierra del camino]
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- V -
[El sol es un globo de fuego]
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- VI -
[¡Tenue rumor de túnicas que pasan!]
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- VII -
[¡Oh figuras del atrio, más humildes!]
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- VIII -
[La tarde todavía]
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- IX -
[Crear fiestas de amores]
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- X -
[Arde en tus ojos un misterio, virgen]
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- XI -
[Algunos lienzos del recuerdo tienen]
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- XII -
[Crece en la plaza en sombra]
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- XIII -
[Las ascuas de un crepúsculo morado]
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- XIV -
[¿Mi amor?... ¿Recuerdas, díme?]
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- XV -
[Me dijo un alba de la primavera]
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- XVI -
[Al borde del sendero un día nos sentamos]
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- XVII -
[Es una forma juvenil que un día]
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- XVIII -
[¡Oh, díme, noche amiga, amada vieja!]
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GALERIAS
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INTRODUCCIÓN
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- I -
[Desgarrada la nube; el arco iris]
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- II -
[Y era el demonio de mi sueño, el ángel]
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- III -
[Desde el umbral de un sueño me llamaron...]
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- IV -
SUEÑO INFANTIL
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- V -
[Si yo fuera un poeta]
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- VI -
[Llamó a mi corazón, un claro día]
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- VII -
[Hoy buscarás en vano]
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- VIII -
[Y nada importa ya que el vino de oro]
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- IX -
[¡Tocados de otros días!]
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- X -
[La casa tan querida]
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- XI -
[Ante el pálido lienzo de la tarde]
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- XII -
[Tarde tranquila, casi]
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- XIII -
[Yo, como Anacreonte]
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- XIV -
[¡Oh tarde luminosa!]
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- XV -
[Es una tarde cenicienta y mustia]
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- XVI -
[Y no es verdad, dolor, yo te conozco]
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- XVII -
[¿Y ha de morir contigo el mundo mago?]
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- XVIII -
[Desnuda está la tierra]
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- XIX -
CAMPO
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- XX -
A UN VIEJO Y DISTINGUIDO SEÑOR
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- XXI -
LOS SUEÑOS
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- XXII -
[Guitarra del mesón que hoy suenas jota]
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- XXIII -
[El rojo sol de un sueño en el Oriente asoma]
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- XXIV -
[La primavera besaba]
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- XXV -
[Eran ayer mis dolores]
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- XXVI -
RENACIMIENTO
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- XXVII -
[En nuestras almas, todo]
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- XXVIII -
[Tal vez la mano, en sueños]
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- XXIX -
[Y podrás conocerte recordando]
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- XXX -
[Los árboles conservan]
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- XXXI -
[Húmedo está, bajo el laurel, el banco]
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ELOGIOS
Índice primeros versos
... Fué un tiempo de mentira, de infamia. A España toda,
A la desierta plaza
A ti laurel y yedra
Al borde del sendero un día nos sentamos.
Algunos lienzos del recuerdo tienen
Amada, el aura dice
Ante el pálido lienzo de la tarde,
Arde en tus ojos un misterio, virgen
Como se fué el maestro,
Con este libro de melancolía,
Crear fiestas de amores
Crece en la plaza en sombra
Daba el reloj las doce... y eran doce
Desde el umbral de un sueño me llamaron...
Desgarrada la nube; el arco iris
Desnuda está la tierra,
El hada más hermosa ha sonreído,
El limonero lánguido suspende
El primero es Gonzalo de Berceo llamado,
El rojo sol de un sueño en el Oriente asoma.
El sol es un globo de fuego,
En la desnuda tierra del camino
En mi rincón moruno, mientras repiquetea
En nuestras almas, todo
En una tarde clara y amplia como el hastío,
Era mía noche del mes
Eran ayer mis dolores
Es una forma juvenil que un día
Es una tarde cenicienta y mustia,
Está en la sala familiar, sombría,
Esta leyenda en sabio romance campesino,
Este donquijotesco
Este noble poeta que ha escuchado
Fué una clara tarde, triste y soñolienta
Galerías del alma... ¡el alma niña!
Guitarra del mesón que hoy suenas jota,
Hacia un ocaso radiante
He andado muchos caminos,
Hoy buscarás en vano
Húmedo está, bajo el laurel, el banco
La calle en sombra. Ocultan los altos caserones
La casa tan querida
La plaza y los naranjos encendidos
La primavera besaba
La tarde está muriendo
La tarde todavía
Las ascuas de un crepúsculo morado
Leyendo un claro día
Llamó a mi corazón, un claro día,
Los árboles conservan
Maldiciendo su destino
Me dijo un alba de la primavera:
¿Mi amor?... ¿Recuerdas, díme,
Mientras la sombra pasa de un santo amor, hoy quiero
¿No eres tú, mariposa,
¡Oh figuras del atrio, más humildes
¡Oh tarde luminosa!
¡Oh, díme, noche amiga, amada vieja,
Se ha asomado una cigüeña a lo alto del campanario.
Si era toda en tu verso la armonía del mundo,
Si yo fuera un poeta
Siempre fugitiva y siempre
Sobre la tierra amarga,
Tal vez la mano, en sueños,
Tarde tranquila, casi
Te he visto, por el parque ceniciento
¡Tenue rumor de túnicas que pasan
Tierra le dieron una tarde horrible
¡Tocados de otros días,
Tus versos me han llegado a este rincón manchego,
Una clara noche
Una tarde parda y fría
Valcarce, dulce amigo, si tuviera
¡Verdes jardinillos,
Y era el demonio de mi sueño, el ángel
¿Y ha de morir contigo el mundo mago
Y nada importa ya que el vino de oro
Y no es verdad, dolor, yo te conozco,
Y podrás conocerte recordando
Yo escucho los cantos
Yo meditaba absorto, devanando
Yo voy soñando caminos
Yo, como Anacreonte,