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Arte Contemporáneo

Año 2003

Por Anna Jagiello

La Guerra es la paz, la Libertad es esclavitud, la Ignorancia es la fuerza, tres simples mensajes del Ministerio de la Verdad, uno de los más importantes órganos del poder del estado. El culto y adoración del poder, el sometimiento a una única idea justa, la obcecación y la pasividad son rasgos de la sociedad descrita en 1984 por George Orwell. Estamos en el año 2003 y aparentemente, la realidad de la novela de Orwell no existe. Sin embargo, las minorías gobernantes siempre ha envuelto de protección a las masas perdidas, protección que no se puede rechazar, protección que se inmiscuye en la libertad personal, protección por la que quizá no merece la pena pagar tanto.

Izabella Jagiello es autora de una amplia serie de trabajos que tocan el problema de la vigilancia, la privación de la propia voluntad y la manipulación inscritas en el ansia humana y secular de posesión. Estos trabajos han sido mostrados en tres exposiciones, cada una de la cuales dedicada a un protagonista colectivo. La primera, Ídolos (Centro de Arte Contemporáneo Zamek Ujazdowski, Varsovia, Polonia, 1999), reflexiona sobre el fenómeno de los ídolos y su simultáneo aniquilamiento por medio del culto. Los ídolos se convierten en víctimas de nuestra adoración. La segunda, Ídolos y otros Caprichos (Galería Xalapa, México, 1999), estuvo dedicada a los anhelos. Deseamos sin tener en cuenta que el precio de satisfacer los anhelos puede ser nuestra autodestrucción. Deseamos, convirtiéndonos simultáneamente en víctimas de nosotros mismos. En la última exposición, Más (MUA, Alicante, España, 2002/2003), Izabella plantea el problema de la fragilidad de nuestra naturaleza que puede ser utilizada fraudulentamente por el monopolio del poder tanto económico, político y religioso. Pagamos inconscientemente un precio muy elevado por nuestro sometimiento y el mantenimiento de las reglas de la civilización actual. De este modo, sometidos a la manipulación, caemos en la trampa y nos convertimos en víctimas.

Ídolos

Necesitamos ídolos para alimentar nuestras emociones. Nuestra idolatría puede llevar a los ídolos hasta su muerte, muerte que paradójicamente los conduce a la inmortalidad. Puede que no estemos lejos del culto al asesinato, suceso que podría parecer que solo atañe a las costumbres tribales. Izabella Jagiello constata por el contrario analogías entre los asesinatos rituales y la actualidad, lo cual es expresado en la instalación Ídolos.

Una inmensa escultura de cabeza olmeca moldeada en poliéster, tiene sus ojos sustituidos por monitores. Está colocada enfrente de un televisor que transmite la ceremonia del entierro de la Princesa Diana. Los objetos se miran mutuamente. En los ojos del olmeca se refleja la transmisión televisiva y en la pantalla del televisor se vislumbra la cara del olmeca. La instalación está acompañada de información sobre los partidos rituales de las culturas precolombinas. El capitán del equipo victorioso moría como ofrenda y de ese modo alcanzaba la divinidad y multitud de fieles adoradores.

Lady Di, adorada en vida, se convirtió en víctima de su popularidad. Tras su muerte los mass media hicieron de ella un icono de la beneficencia laica moderna. En la cultura de masas existe una serie de analogías: Marilyn Monroe, Kurt Cobain, Freddy Mercurie… muerte física, emocional, social o moral es a menudo solo un punto clave en el proceso de idealización del ídolo. Tras la muerte solo florece la adoración fanática. Izabella Jagiello constata que la genealogía de los ídolos modernos contiene en sí un carácter tribal.

Ídolos y otros caprichos

El ansia de desarrollo, crecimiento, fortalecimiento, es natural. Nuestros anhelos son cada vez más fuertes, cada vez mayores la expectativas sobre lo qué somos, qué poseemos, qué aspecto tenemos. Necesitamos nuestro territorio, poder, religión, autocomplacencia. Unos aumentan su vivienda, otros el Estado. Unos cambian el peinado, otros se rejuvenecen con operaciones plásticas. La religión puede ser un territorio seguro o una herramienta de manipulación, un medio de mantenimiento del orden.

Ídolos y otros caprichos es una exposición que agrupa varios trabajos con títulos que imponen expresamente su interpretación; Narcisismo (I, II), Territorio, Religión, Cuerpo, Dinero, Caprichos. En tres salas Izabella Jagiello ha situado símbolos inequívocos de nuestros anhelos: vanidad, ansias de poder, sexualidad, afán de lucro. De ese modo la artista se ha concentrado en el fenómeno del anhelo como tal. Apunta el carácter del hombre desprendiéndose de la realidad social o política. El espectador queda inmerso en un discurso sobre necesidades y deseos. Esto no significa que Izabella Jagiello no perciba el problema de los resultados sociales de estos anhelos, pero sin embargo son secundarios. Territorio es una instalación compuesta por una serie de fotografías que representan a varios hombres de uniforme inclinados sobre un mapa de Yugoslavia y un televisor que emite una película sobre las comunidades Serbia y Kósovo inmediatamente después de la guerra en 1999. El trabajo, por un lado alude a los sueños humanos sobre la guerra y lo ganado, por otro, a la realidad que queda tras la realización de los sueños.

Izabella Jagiello provoca la reflexión sobre los anhelos y la obcecación, sobre las visiones y pérdidas en su búsqueda, sobre la lenta autodestrucción...

Más

Debemos estar felices. La protección de los estados que se extiende sobre nosotros es cada vez mayor, más completa, más compleja. Nos hacen creer la existencia de mayores amenazas para aumentar el control y la manipulación. No queriendo que nos ocurra algo en el avión nos miran el equipaje por rayos X; procurando nuestra satisfacción propiamente física nos fotografían el cerebro con rayos X, nos adelgazan el rostro, nos aumentan el busto… Nos producen golosinas transgénicas para que podamos comer más rápido y más cantidad. Nos enseñan cuál es el gusto colectivo, comprando así nuestra fidelidad.

Izabella Jagiello utiliza varios ejemplos evidente de manipulación social. Reuniéndolos crea un espacio común donde se contrapone una refinada forma de actuar por parte de los manipuladores y la pasividad y credulidad de los manipulados. La exposición Más se compone de varios trabajos dedicados al presente «excesivo» en las sociedades privilegiadas. Cada instalación está dedicada a un ámbito diferente de la vida; «Más seguros», «Más contentos», «Más nutridos», «Más bellos», «Ravenna, Verano 2002». Las instalaciones de video, objetos y fotografías están sin embargo privadas del carácter de reportaje social. Más contentos es la proyección de una película que presenta unos enormes peces de colores nadando a ritmo de vals. Ante la pantalla hay un acuario y en sus aguas flotan latas metálicas de pescado. Esta respuesta irónica alude al adormecimiento, a la desconexión de nuestra atención. En aparente libertad nuestros destinos son rigurosamente determinados y las satisfacciones breves. Más seguros alude al continuo reforzamiento de nuestra seguridad sin un análisis suficiente de las causas de la amenaza. La instalación consiste en la proyección de una película en la que se ve como se revisan los rayos X los equipajes de los pasajeros en un aeropuerto. Pasan suavemente las maletas y baúles para evitar la tragedia. Otro elemento de la instalación es un pequeño monitor que proyecta una película cuyo protagonista realiza acciones indispensables en el aeropuerto para subir finalmente a bordo del avión. Junto al monitor hay un microscopio.

La exposición Más es un relato poético sobre cómo tragamos el anzuelo continuamente de nuevas mejoras y ofertas, sobre cómo entramos en la fila de dependientes de las propuestas de los dirigentes, sean las que sean. Izabella Jagiello se ha concentrado en las consecuencias originadas por las acciones de los que deciden y que nos afectan directamente. La exposición no es una parábola de Lobos y Ovejas, sino de cómo, en el marco de la seguridad, estamos cada vez menos seguros, como nos destruimos en el logro de la belleza programada, nos sometemos a la anestesia a fin de nadar brevemente en una inconsciencia feliz en el marco del mensaje sobre la fuerza de la ignorancia.

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