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Retórica y Poética

Antonio de Capmany y Montpalau

Biografía

Nació en Barcelona el 24 de Noviembre de 1742 y falleció en Cádiz el 14 de Noviembre de 1813, donde intervino en la redacción de la Constitución conocida por «La Pepa». Fue militar, filósofo, historiador, economista y político.

Estudió Lógica y Humanidades en Barcelona antes de ingresar en el Regimiento de Dragones de Mérida. Tras abandonar la vida militar se dedicó al estudio de la historia y de la literatura. Colaboró con Pablo de Olavide en el proyecto ilustrado de repoblar Sierra Morena con familias centroeuropeas, y, en diferentes ocasiones, mostró su oposición a las teorías de Jovellanos y Campomanes. En 1770 publicó su gran obra en cuatro volúmenes, Historia del comercio y las artes de la antigua Barcelona. Fue miembro de la Real Academia de la Historia en 1776, siendo nombrado secretario perpetuo en 1790.

Durante los gobiernos de Godoy se mantuvo al margen de la actividad política y mostró ciertas reservas frente a las nuevas ideas procedentes de Francia. En 1808, al comenzar la Guerra de la Independencia, en su publicación El Centinela contra los franceses animó a los españoles a la lucha contra Napoleón, al que él consideró como la Anti-España. Se refugió en Cádiz donde dirigió la Gaceta de la Regencia de España e Indias que se publicaba en vez de la Gaceta de Madrid.

Fue elegido diputado por el Principado de Cataluña por las Cortes de Cádiz. Liberal moderado, perteneció a la comisión que debía elaborar el Proyecto de Constitución y, junto con Agustín Argüelles y Jaime Creus, formó parte de una junta especial de inspección para dar el visto bueno a dicho Proyecto, donde se acordó, entre otras disposiciones, el hacer un Diario de Sesiones. También perteneció a la comisión de once diputados, encargada de elaborar el proyecto de libertad de imprenta, que defendió con gran entusiasmo y a la comisión de doce diputados encargada de elaborar el reglamento interior de las Cortes. A él se debió también la iniciativa de que en la plaza principal de todos los pueblos de España se colocara una lápida conmemorando la promulgación de la Constitución. Volvió a ser diputado, suplente, por Cataluña en las Cortes Ordinarias de 1813, pero víctima de una epidemia moría en Cádiz ese mismo año.

Obras

Guillermo Forteza y Valentin, de la Reial Acadèmia de Bones Lletres de Barcelona, elaboró una Memoria titulada «Juicio crítico de las obras de D. Antonio de Capmany y de Montpalau». Esta obra fue premiada por dicha Real Academia. Publicado por T. Gorchs, 1857, Procedente de la Universidad de California.

Obras-Bibliografía

Filosofía de la Elocuencia, por D. Antonio de Capmany y de Montpalau, secretario perpetuo de la Real Academia Matritense de la Historia, y su individuo del número, y miembro de la de Bellas Letras de Sevilla y Barcelona.

La Filosofía de la Elocuencia (1777) de Antonio Capmany, obra rica en elementos innovadores cuyo objeto se reduce a la elocutio, es de clara inspiración sensualista (Rinaldo Froldi, 1990, Historia de la Literatura Española, (desde el siglo XVIII hasta nuestros días) 11: 836). De especial interés son las reflexiones gramaticales y las ideas estéticas que formula en la introducción y desarrolla a lo largo de toda la obra, siguiendo la tendencia de fundamentar la Retórica y la Poética en principios filosóficos y lingüísticos. En este sentido, como señala Checa Beltrán (1988, «Una retórica enciclopedista del siglo XVIII: La Filosofía de la Elocuencia, de Capmany», en Revista de Literatura, 99: 62), es más exacto hablar de nociones de «estética» que de reglas «poéticas», ya que el catalán, en la línea de la filosofía empirista, no pretende imponer preceptos sino formular principios usando generalmente el método inductivo.

Acerca de la Filosofía de la Elocuencia de Capmany, Menéndez y Pelayo advierte, por el contrario, que más que una filosofía de la elocuencia, es un tratado sobre el estilo, una retórica, en suma, excelente como tal, algo menos empírica que las comunes (1974, 11: 376). Mariano Baquero Goyanes afirma haber identificado «la existencia de vislumbres románticos en esta obra de corte e intención clasicista» (1960, «Prerromanticismo y Retórica: Antonio de Capmany», en Studia Philologica, Homenaje ofrecido a Dámaso Alonso, Madrid, Gredos, I: 171‑189).

En el «Prólogo», Capmany pone de manifiesto su intención de reaccionar contra las retóricas de aquella época: he procurado quitar de la vista del lector toda la aridez y uniformidad de las retóricas... a fin de deleitar la atención y amenizar en lo posible lo didáctico (XXII). Capmany se pronuncia en favor de las retóricas en castellano y ataca las escritas en latín. Apoya sus ideas más en autoridades modernas que en las clásicas, principalmente en la obras de D'Alembert, Voltaire, Diderot y Beauzée.

Frente al contenido tradicional de la Retórica, Capmany trata solamente de la Elocución.

Hasta aquí la elocuencia se ha tratado entre nosotros, por preceptos más que por principios; por definiciones más que por ejemplos; y más por especulación que con sentimiento (VIII-IX).

Su postura estética, frente al racionalismo jesuítico, es cercana al sensualismo, al sentimentalismo y al relativismo. Propone la adopción de un estilo lingüístico acorde con los tiempos, tal como ha hecho toda Europa (Checa Beltrán, 1988: 61‑89).

Tras el «Prólogo» y la «Introducción», Capmany dedica un capítulo a las «Calidades del talento oratorio» en el que expone la mayoría de sus ideas estéticas. A continuación coloca el «Tratado de la elocución oratoria» que divide en tres partes: «De la dicción», «Del estilo» y «De la exornación de la elocuencia»; en esta última relaciona los tropos y las figuras. Termina con un breve «Apéndice».

Posteriormente (1786‑1794), Capmany publicó el Teatro histórico‑crítico de la elocuencia española (Madrid, Antonio Sancha, 5 vols.) que responde a un nuevo sentido de la historia de la literatura, íntimamente relacionado con el sentimiento de diversidad y de afirmación de las propias individualidades nacionalistas (Checa Beltrán, ibidem).

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