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1

Dolç, «El nombre de Valencia», en Estudios Clásicos, XV, 1971, pp. 333-341. Remito a este trabajo y al de Wolf que se cita en su nota 9 para la bibliografía anterior.

 

2

Véase sobre todo Tovar, «Topónimos con -nt en Hispania y el nombre de Salamanca», en Artes del V Congreso Internacional de Ciencias Onomásticas, II, Salamanca, 1958, pp. 95-116.

 

3

Léanse, por ejemplo, en el trabajo de Tovar que acaba de citarse, afirmaciones como: «No hay que decir que para nosotros el sufijo es perfectamente indoeuropeo, pues hoy está claro que esta formación pertenece a las lenguas que invadieron los territorios mediterráneos» (p. 95). «La difusión general de las formaciones con -nt- ya es indicio de que el firmante no ha sido incorporado como un elemento extraño, sino que toma parte del patrimonio común del indoeuropeo. Los trabajos de H. Krahe han demostrado que precisamente entra en la formación de los hidrónimos, restos los más antiguos que poseemos del indoeuropeo, por lo menos en sus zonas occidentales.

»Que era fundamental dicho elemento en la derivación de los participios formaba parte de lo que se sabía del indoeuropeo común desde Bopp, qua decía. "Das Pan, praes. act. einen sitares Glanzpunkt in der Vertretung der ursprünglichen Einheit der indo-europäischen Sprachen" (Vergl. Gramm., III 3, 139). Pero relacionar la formación de los participios con los apelativos y con los topónimos es cosa de nuestros días.

»Benveniste señaló el valor de plural y colectivo que el sufijo tiene en tocarlo, y por otra parte lo descubre en luvita y hetita. En esta última lengua los hechos resultan especialmente claros» (p. 99).

 

4

Quede claro, desde luego, que esa hipótesis no es aducida por Dolç, el cual no presenta otros ejemplos de Vetera que los indicados pasajes de Tácito.

 

5

Liv., Periochae, Leipzig, 1966, LV.

 

6

Cf., sobre todo Appiano, Iber., 72, y Diodoro Siculo XXXIII, I, 3.

 

7

Cf. Thesaurus l. latinae, Onomasticon, I, s. v.; y, por lo que se refiere especialmente a Hispania, Montenegro-Duque, «Toponimia latina», en Enciclopedia Lingüística Hispánica, I, Madrid, 1960, pp. 502-530, espec. 520-521.

 

8

Véanse Cáceres, Medellín, Pamplona, etc., en el último lugar citado en la nota anterior.

 

9

Cf. Perin, Onomasticon totius latinitatis, II, Padua, 1920, s. vv. Además, véanse los nombres de los gobernadores y magistrados en las dos provincias hispanas de la época, en Marchetti, art. «Hispania», en De Ruggiero, Dizzionario epigráfico di Antichità romane, III, Roma, 1962, p. 793.

 

10

Bassols de Climent, Sintaxis histórica de la lengua latina, I, 1, Barcelona, 1945; Löfstedt, Philogischer Kommentar zur Peregrinatio Aetheriae, Upsala, 1941, pp. 135 y 67, también respectivamente, interesantísimo, pero también excepcional, el femenino documentado en Accio, Trag. 16 castra haec uestra est, seguido luego en la Italia, Comodiano, etc. Cf. Thes. L. Lat. s. v. castrum.

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