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Arriba La poesía en los primeros niveles educativos

Carmen Torres Ferrer17



Referencias legislativas

Según lo dispuesto en el Real Decreto 1344/1991, de 6 de septiembre (BOE del 13 de septiembre de 1991), entre los Objetivos Generales de Etapa que el alumnado debe alcanzar a lo largo de la Educación Primaria figura el siguiente: «Comunicarse a través de medios de expresión verbal, corporal, visual, plástica, musical y matemática, desarrollando el razonamiento lógico, verbal y matemático, así como la sensibilidad estética, la creatividad y la capacidad para disfrutar de las obras y manifestaciones artísticas». En el Anexo de este Real Decreto (suplemento del BOE núm. 220), y dentro del currículo del Área de Lengua Castellana y Literatura, se recoge, entre los Objetivos Generales, el desarrollo en el alumnado de las capacidades siguientes:

  • Combinar recursos expresivos lingüísticos y no lingüísticos para interpretar y producir mensajes con diferentes intenciones comunicativas.
  • Utilizar la lectura como fuente de placer, información y aprendizaje y como medio de perfeccionamiento y enriquecimiento lingüístico y personal.

En cuanto a los contenidos, y en el bloque conceptual «Usos y formas de la comunicación oral», se hace mención expresa de la diversidad de textos literarios de tradición oral (canciones, romances y coplas; cuentos y leyendas populares; refranes, adivinanzas, dichos populares, etc.); se proponen como actividades la recitación y representación de textos orales, así como la exploración de las posibilidades expresivas de la lengua oral a partir   —28→   de la observación y análisis de textos modelo; y se persigue inculcar y desarrollar la sensibilidad necesaria para valorar los elementos culturales tradicionales de la comunidad que se reflejan en los textos orales, y también para captar los elementos imaginativos y emotivos que confieren expresividad a la lengua oral18.

Siguiendo con los contenidos, y en el bloque conceptual «Usos y formas de la comunicación escrita», se hace también mención expresa de la diversidad de textos literarios escritos (poemas, cuentos, etc.); se sugieren como actividades la lectura de textos en voz alta empleando la pronunciación, el ritmo y la entonación adecuados a su contenido, así como la exploración de las posibilidades expresivas de la lengua escrita a partir de la observación y análisis de textos modelo; y se pretende llegar a través de la formación de criterios y gustos personales en la elección de lecturas, y desarrollando la capacidad de iniciativa, autonomía y voluntariedad en la lectura.

Finalmente, y entre los criterios de evaluación, se recogen los siguientes:

  • Memorizar, reproducir y representar textos orales (poemas, canciones, adivinanzas, trabalenguas...), empleando la pronunciación, el ritmo y la entonación adecuados al contenido del texto.
  • Producir textos orales (cuentos, relatos de diverso tipo, exposiciones y explicaciones sencillas...) en los que se presenten de forma organizada los hechos, ideas o vivencias.
  • Leer textos de diverso tipo con fluidez (sin titubeos, repeticiones o saltos de palabras), empleando la pronunciación, la entonación y el ritmo adecuados a su contenido.
  • Manifestar preferencias en la selección de lecturas y expresar las propias opiniones y gustos personales sobre los textos leídos.
  • Este apretado resumen legislativo es lo suficientemente elocuente para poder valorar la importancia que se concede al texto literario -de tradición oral o salido de la pluma de una autor culto y, por tanto, conservado por escrito-, y en concreto, al texto poético, en los primeros niveles de la «educación comprensiva», en los que se forja la futura personalidad adulta.
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Libros de poesía infantil... ¿para niños?

Son más bien escasas en número las editoriales que publican libros de poesía dirigidos expresamente a un público infantil, con todas las peculiaridades que una edición de este tipo comporta; y pueden considerarse excepcionales las ediciones escolares de poesía pensadas para ser usadas en el aula, capaces de orientar la compresión de los textos poéticos y, por tanto, de despertar en los niños el goce estético19. Por lo general, las colecciones de poesía expresamente dirigidas a niños -que deben despertar y estimular en ellos la necesidad y el placer de la lectura- tropiezan con la insalvable dificultad de que se presentan en ellas como infantiles poemas detrás de cuya aparente sencillez existe una complejidad técnica que los hace herméticos. Y es que no siempre resulta posible acercar esos grandes poetas que forman ya parte de nuestra tradición cultural -como puedan ser los de la Generación del 27, por ejemplo- a pequeños lectores, entre otras razones porque esos poetas -los del 27, en concreto- no pretendieron poner su poesía en manos de lectores infantiles (lo que no es incompatible, dicho sea de paso, con el hecho de que tales poetas hayan podido componer, ocasionalmente, poemas que, por su simplicidad técnica y del contenido, hayan hecho las delicias de los más pequeños).

Estamos, pues, convencidos de que un niño es incapaz de aprehender, por ejemplo, el contenido del siguiente poema de Dámaso Alonso- que pertenece a su obra Oscura noticia-, tan repetido en antologías de poesía infantil:




El niño y la cometa


El niño se sonreía
-mano inhábil, ojo atento-
y la cometa en el viento
(su corazón) se cernía.
Ave, cometa, de un día  5
su corazón soñoliento.
Pues el corazón quería
huir -pero no podía,
pero no sabía- al viento.

Sí; son muchas las antologías poéticas destinadas a los más pequeños lectores que se han realizado sin un riguroso análisis de los textos elegidos, sin una reflexión previa sobre la naturaleza y estructura de tales textos. Y si a   —30→   este grave defecto añadimos la no menos grave costumbre -todavía frecuente en la práctica escolar- de confiar al azar la elección de los textos poéticos, no es de extrañar que, en lugar de aficionar a los niños a que lean poesía, se consiga precisamente lo contrario: un paulatino desinterés por la belleza del lenguaje de unos lectores infantiles que, antes o después -más bien antes- terminarán por aborrecer cualquier manifestación poética.

Porque es cierto que algunos docentes -cada vez son menos- abren por una página cualquiera ese «libro de poesías» que siempre tienen a mano, y ofrecen a los alumnos un breve poema que hoy puede referirse a las gestas del Cid; mañana, cantar la belleza de una puesta de sol; y, al día siguiente, tener como protagonistas a este o a aquel otro animal marino. Pero con tal forma de proceder, es fácil toparse con textos inadecuados, sea por las dificultades de comprensión, que su contenido pueda plantear, sea porque no reúnen aquel mínimo de calidades lingüísticas y literarias que los hagan aptos para favorecer un dominio cada vez mayor del idioma por parte de los alumnos y un progresivo desarrollo de sus capacidades estéticas.

No debe olvidarse que, a través de la poesía, se busca ir educando a los lectores más pequeños para que vayan adquiriendo el hábito de la lectura reflexiva, desarrollando su capacidad crítica y descubriendo los múltiples valores que las obras literarias encierran. Por ello deben proporcionárseles textos poéticos con indiscutibles valores recreativos, artísticos y formativos, que permitan el enriquecimiento de sus vivencias personales, la estimulación de su sensibilidad -con objeto de despertar en ellos el interés por la dimensión estética del texto literario-, y, en definitiva, el fomento de actitudes favorables hacia la lectura que, sin duda, habrán de contribuir a su formación integral como personas.




La labor del docente en la formación del lector: criterios para la selección de poemas

Capital importancia tiene, pues, la elección de los textos que deben servir para despertar el interés de los niños por la poesía y su lenguaje. Y para dicha elección podrían tomarse en consideración, como punto de partida, los criterios selectivos que a continuación se recogen.

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  1. Adecuación de los textos poéticos -cuantitativa y cualitativamente- al nivel de maduración intelectual de los lectores (del niño de 6-7 años al de 10-11, y no digamos al joven de 13-14 años, hay una considerable distancia psicológica), de tal manera que tales textos no pongan limitaciones infranqueables a las posibilidades reales de comprensión y expresión de los alumnos a quienes van destinados; lo que es tanto como decir que ni el léxico ni el tipo de sintaxis deben complicar la cabal inteligibilidad de los textos porque, en tal caso, los lectores de menor preparación intelectual se quedarían en los puros signos, y no se favorecerá el paso de los significados, única manera de percibir el sentido de los textos y de alcanzar su comprensión global.
  2. En cuanto a su extensión, los textos poéticos deben ajustarse a la capacidad lectora de los destinatarios, de manera que aquélla será mayor o menor en razón de la mayor o menor habilidad lectora de éstos. En cualquier caso, los textos poéticos tendrán una extensión lo suficientemente adecuada -podrían confiarse sin dificultad a la memoria- como para no producir en los lectores aquella fatiga que les llevaría a perder el interés y gusto por la lectura.
  3. Con respecto al «contenido» de los textos poéticos, éste ha de resultar lo suficientemente sugestivo como para atraer, de inmediato, la atención de los lectores; debe entroncar con el mundo de sensaciones, sentimientos y vivencias en que se desenvuelven; y ha de facilitar el enriquecimiento del conocimiento de la realidad que poseen.
  4. En consonancia con la célebre máxima de «deleitar aprovechando», los textos poéticos han de poseer un claro carácter formativo, compatible con su calidad artística. Precisamente los textos poéticos, quizá mejor que ninguna otra clase de textos, pueden posibilitar el desarrollo paulatino de la sensibilidad de los escolares, y despertar en ellos un progresivo interés hacia los valores estéticos que, sin duda -insistimos una vez más-, repercutirá favorablemente en su formación integral. (Debe, no obstante, tenerse presente que un texto poético puede poseer una altísima calidad literaria y resultar del todo inadecuado para ser entendido y valorado por lectores poco experimentados; tanto más inadecuado cuanto más difícil sea el estilo, en especial si la complejidad del léxico, de la sintaxis y de los recursos estilísticos empleados   —32→   por el autor obstaculizan, en alguna forma, la comprensión del sentido global del texto).
  5. Los textos poéticos pertenecerán a escritores de nuestro siglo, ya sean españoles o hispanoamericanos. No le faltarán al escolar ocasiones para «enfrentarse» con textos de los autores clásicos o de los considerados como tales. Si, con la lectura de poesía, se pretende, entre otros objetivos, satisfacer las necesidades expresivas de los alumnos, habrá que situarlos ante la lengua que hoy se habla -la buena lengua, se entiende-, y no, por ejemplo, ante la que se hablaba en la época de Lope de Vega que, dicho sea de paso, no es más perfecta que la nuestra
  6. En la elección de los textos poéticos habrá que tener en cuenta, asimismo, el hecho de que tales textos han de servir, a través de su recitación, para perfeccionar la lectura en voz alta de los alumnos y, en consecuencia, su expresión oral. Los textos poéticos seleccionados han de permitir al docente, por tanto, atender, en la lectura expresiva que de ellos efectúen los alumnos, no sólo a los aspectos mecánicos del proceso lector (vocalización, que exige la correcta articulación de todos los sonidos; velocidad lectora, aquella que en cada momento mejor convenga al contenido del texto, etc.), sino también a cuantos factores contribuyen a la correcta modulación de la voz: la entonación, determinada por la diferente estructura de las oraciones; la adecuada interpretación de los signos de puntuación y distribución de pausas; las inflexiones tónicas de la voz que responden a las exigencias rítmicas, marcando los acentos y, en su caso, haciendo perceptible la rima de los versos, etc. (Como es lógico, antes de que los alumnos realicen la lectura en voz alta de cualquier poema, el maestro les ofrecerá las ideas fundamentales que lo conforman y, en su caso, la interpretación del sencillo lenguaje metafórico con que pudiera haberse expresado el autor del mismo, así como cuantas sugerencias puedan servirles de ayuda para, una vez garantizada la adquisición de su contenido, lograr la máxima expresividad en dicha lectura).
  7. Y si ya resulta especialmente difícil encontrar textos poéticos destinados a los lectores más pequeños que reúnan las características hasta aquí apuntadas, todavía es más difícil dar con textos dirigidos a los primeros niveles de escolarización cuyo contenido esté directamente relacionado con cualquiera de las áreas de conocimiento que constituyen los aprendizajes básicos   —33→   de los alumnos de dichos niveles. (Los poemas seleccionados deben plegarse, sin duda, a las necesidades concretas de aprendizaje de los alumnos, que podrán ser, así, atendidas con la intensidad y en la sucesión gradual conveniente).

Como ejemplo de cuanto antecede, baste reseñar dos breves poemas: el primero, de Federico Muelas, y en el que se pone de manifiesto que la poesía desprovista de anécdota puede resultar difícil de comprender, no sólo para los niños, sino también para los adultos; y el segundo, de la inolvidable Gloria Fuertes, con un ritmo muy grato al oído y una pegadiza musicalidad.




Canción


En el agua del arroyo
la estrella se está bañando.
-Báñate, estrella en el mar.
-No, que las conchas del fondo
me podrían secuestrar.  5
-Báñate, estrella, en el río.
Yo no me baño en el río,
que están los juncos pescando
lágrimas para el rocío.




Cómo se dibuja un niño


Para dibujar un niño
hay que hacerlo con mucho cariño.
Pintarle mucho flequillo
-que está comiendo un barquillo-;
muchas pecas en la cara  5
que se note que es un pillo
-pillo rima con flequillo
y quiere decir travieso-.
Continuemos el dibujo:
redonda cara de queso.  10
Como es un niño de moda,
bebe jarabe con soda.
Lleva pantalón vaquero
con un hermoso agujero;
camiseta americana  15
y una gorrita de pana.
Las botas de futbolista
-porque chistando es un artista-.
Se ríe continuamente,
porque es muy inteligente.  20
Debajo del brazo un cuento,
por eso está tan contento.
Para dibujar un niño
hay que hacerlo con cariño.



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El «trabajo de aula» con textos poéticos

Quizá la realización de actividades a partir de un texto poético no sea, en muchas ocasiones, el camino más idóneo para despertar en los niños el deseo de leer poesías. Quizá -otra vez el adverbio de duda- bastaría con suscitar en ellos, sea por vía racional o emocional, un incipiente goce estético que podrá traducirse, por ejemplo, en la simple memorización y recitación espontánea de ciertas poesías que pudieran resultarles atractivas.

Sin embargo, y metidos de lleno en la práctica escolar, lo habitual es que cada poesía venga acompañada de un amplio panel de actividades a través de las cuales se pretende garantizar la adquisición de determinados contenidos, el desarrollo de ciertas destrezas y el fomento de actitudes educativas básicas; actividades que requieren ciertas orientaciones pedagógicas.

En cuanto a la adquisición de contenidos, las actividades no sólo han de permitir el enriquecimiento gradual de la lengua que los alumnos emplean como vehículo de intercomprensión, sino que han de servir, también, para reforzar los aprendizajes instrumentales básicos, cuando no para detectar, diagnosticar y, en su caso, reeducar posibles deficiencias y dificultades en tales aprendizajes, con lo que se rebajarían ostensiblemente las cotas del fracaso escolar en las materias convencionales. Las actividades serán, consecuentemente, tanto más fecundas cuanto más posibiliten la integración de las múltiples dimensiones del aprendizaje: lengua -que en el tramo de los 6-7 años desempeña un papel decisivo en los procesos mentales y afectivos-, mundo natural y social, etc.20 Sirva como ejemplo este poema de Manuel F. Juncos, a partir del cual pueden diseñarse múltiples actividades de carácter interdisciplinar:




Una historia


Oculta en el corazón
de una pequeña semilla,
bajo la tierra una planta
en profunda paz dormía.
-¡Despierta!- dijo el calor.  5
-¡Despierta! -la lluvia fría.
La planta, que oyó el llamado,
quiso ver lo que ocurría;
se puso un vestido verde
y estiró el cuerpo hacia arriba.  10
De toda planta que nace
ésta es la historia sencilla.

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Respecto al incremento de ciertas destrezas, y al margen de la potenciación de determinadas habilidades lingüísticas, con las actividades se puede coadyuvar al descubrimiento vivencial de conceptos fundamentales y al desarrollo -entre otras- de las capacidades de reconocimiento, identificación, asociación, discriminación, extensión, comprensión, clasificación y ordenación. En este sentido, conviene promover actividades de los tipos que a continuación se especifican:

Actividades de consolidación de los conceptos básicos (espaciales, temporales, geométricos, gramaticales y cuantitativos). Especial importancia debe concederse a las actividades de afianzamiento de la concepción espacio-temporal. Véase, a este respecto, el siguiente poema de Amado Nervo y las posibilidades que encierra:




El puente


¡Qué hermoso se ve el puente
de piedra sobre el río!
Abajo, la corriente;
arriba, el caserío.
¡Qué hermoso se ve el puente  5
de piedra sobre el río!

Actividades de discriminación sensorial que sirvan para afianzar el grado de percepción en cualquiera de los sentidos. Un buen ejemplo para este tipo de actividades nos lo proporciona esta conocida poesía de Ángel Figuera:




Caligrafía


La cabeza sobre el brazo
y el brazo sobre la mesa;
asomando entre los dientes
la puntita de la lengua;
los ojos desorbitados  5
a fuerza de aplicación...
Muchas aes, oes, ues...
Y en cada línea, un borrón.

Actividades dirigidas al fomento de las capacidades creativas, que favorezcan la apreciación estética y faciliten la manifestación del mundo infantil con toda   —36→   su gama de sentimientos. Adviértanse, por ejemplo, los ricos matices que ofrece esta otra poesía de García Lorca:




Un lucero


Hay un lucero quieto,
Un lucero sin párpados.
-¿Dónde?
-Un lucero...
En el agua dormida  5
del estanque.

Finalmente, y en cuanto al fomento de actitudes educativas básicas, muchas actividades han de estar encaminadas a lograr el perfeccionamiento individual del alumno y su mayor integración social. Y así, por ejemplo, ¡qué canto a la libertad encierra este bello poema de Amado Nervo!:




La ardilla


La ardilla corre.
La ardilla vuela.
La ardilla salta
como locuela.
-Mamá, ¿la ardilla  5
no va a la escuela?
-Ven, ardillita,
tengo una jaula
que es muy bonita.
-No, yo prefiero  10
mi tronco de árbol
y mi agujero.




Texto poético y actividades de comprensión lectora

Situados ya en un plano estrictamente lingüístico, para garantizar la adquisición del contenido del texto poético y su conexión con los intereses efectivos de los escolares, las actividades de comprensión lectora pueden enfocarse desde una triple perspectiva:

  • Localización en el texto -mediante subrayado con el dedo- de una determinada información.
  • Respuesta a una serie de preguntas en relación con las diversas partes del texto, para determinar, así, la línea de sentido que manifieste su estructura. Dichas preguntas se formularán de tal modo que puedan contestarse casi con las mismas palabras del texto, y sin más esfuerzo que una atenta lectura de aquél.
  • Preguntas cuyas respuestas hay que buscarlas precisamente fuera del texto, formuladas a partir de su comprensión total, y encaminadas a situar al escolar en la realidad en que se desenvuelve, en su entorno y circunstancias concretas.   —37→   La forma de expresión de estas actividades -oral, escrita, plástica, dinámica e incluso simbólica- será, en cada caso, la que más atractiva pueda resultar para el alumno21.

Seguidamente ofrecemos dos poemas, completados con la sugerencia de actividades en la línea metodológica señalada. A maestros, padres y educadores corresponderá la tarea de enriquecer y reformar tales actividades, para adaptarlas, así, a situaciones concretas. En cualquier caso, debe advertirse que el lenguaje con que están redactadas las actividades es propio de adultos. De hecho, el niño no debe realizar nunca solo las actividades, sino en compañía y bajo la dirección de personas instruidas, para lograr, así, un aprendizaje efectivo.




Las gotas de agua


Las gotas de agua
son bailarinas
que el traje sueltan
para danzar,
cuando las nubes,  5
allá en los cielos,
abren los ojos
para llorar.
Cantan y bailan
alegremente,  10
repiqueteando
en el tejar:
golpean los vidrios,
ríen y gritan.
Y antes que el agua  15
vaya a cesar,
las gotas juntas
se dan la mano
y besan el campo
para bailar.  20

Myriam Álvarez Brenes




Propuesta de actividades

Las actividades señaladas con los números 1, 2, 3, 4, 5, 6 y 7 se responderán oralmente; la número 9, por escrito; la 10 es de carácter plástico.

  1. ¿Por qué las nubes se comparan con unos ojos?
  2. ¿Qué sucede cuando las nubes lloran?
  3. Si las gotas de agua son bailarinas, ¿en qué consiste su baile?
  4. ¿Cómo manifiestan las gotas de agua su alegría?
  5. ¿En qué parte del poema se sugiere que llueve intensamente?
  6. Explicar el sentido de los versos «Las gotas de agua / golpean los vidrios».
  7. ¿Qué sentido tienen los versos «Las gotas de agua / besan el campo». Expresar el mismo significado con distintas palabras.
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  9. Subrayar en el poema los versos que indican el comienzo y el final próximo de la lluvia.
  10. Describir una tormenta que se recuerde y comentar los sentimientos que la misma haya despertado.
  11. Dibujar: «Las nubes, allá en los cielos, abren los ojos para llorar; entonces, las gotas de agua repiquetean en los tejados y golpean los cristales de las ventanas».



Cómo se dibuja un paisaje


Un paisaje que tenga de todo,
se dibuja de este modo:
unas montañas,
un pino,
arriba el sol,  5
abajo un camino,
una vaca,
un campesino,
unas flores,
un molino,  10
la gallina y un conejo,
y cerca un lago como un espejo.
Ahora tú pon los colores;
la montaña de marrón,
el astro sol amarillo,  15
colorado el campesino,
el pino verde,
el lago azul
-porque es espejo del cielo, como tú-
la vaca de color vaca,  20
de color gris el conejo,
las flores...
como tú quieras las flores,
de tu caja de pinturas.
¡Usa todos los colores!  25

Gloria Fuertes: La oca loca.

Propuesta de actividades

  1. ¿En qué época del año podría situarse este pasaje? ¿Por qué?
  2. ¿Qué otros elementos pueden añadirse al paisaje descrito que no desentonen en el conjunto?
  3. ¿Por qué se compara el lago con un espejo?
  4. ¿Por qué se atribuye el color colorado al campesino?
  5. ¿Por qué se dice del lector infantil que es «espejo del cielo»?
  6. Pintar una flor de diferente clase con cada una de las pinturas de que se disponga.


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Epílogo

Y ya que con Gloria Fuertes estamos, sea ella la encargada de hacer la reflexión final sobre la importancia de la poesía en el mundo infantil:

«Es importante -escribe Gloria Fuertes- que los niños lean poesía. Y es más que importante, es necesario. Que aprendan a leer en libros poéticos escritos por poetas con gracia, que aprendan a leer en versos graciosos: La vaca se cree que la hierba / es un gran caramelo de menta. Los niños sienten y entienden con cierta poesía mejor que los mayores, porque los niños son poetas. Recordad qué cosas dicen, qué metáforas inventan, qué argumentos imaginan. Los niños son poesía; y hay que dar poesía a la poesía, como hay que dar amor al amor. Los niños que leen poesía se aficionan a la belleza del lenguaje y seguirán leyendo poesía toda su vida. Los padres y los maestros son los encargados de hacer milagro: que los niños lean poesía. Una niña leyendo versos es un cuadro perfecto. Un niño con un libro de poesía en las manos nunca tendrá de mayor un arma entre ellas»22.