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ArribaAbajoLos moriscos de la alquería de Benahadux: propiedad y explotación de la tierra

Juan Abellán Pérez



Universidad de Cádiz

En el apeo que realizó la iglesia de Almería de sus propiedades en 1555, se insertan las que tenía en la alquería de Benahadux, donde se registran 16 heredades pertenecientes a la Mesa Capitular y al Hospital Real de la Magdalena, a la vez que se informa de una manera indirecta de otras pertenecientes a diversas instituciones religiosas de la ciudad de Almería y a particulares, tanto laicos como eclesiásticos; la característica general del documento, salvo muy contadas excepciones, es que estas heredades habían sido entregadas para su explotación mediante censo indistintamente a cristianos viejos y a moriscos.

Para rastrear el origen de estas propiedades hay que remontarse a la conquista de Almería por los Reyes Católicos. Las Capitulaciones de 1489 y la revuelta de 1490-1491 dieron paso al proceso repoblador; exceptuando unos pocos mudéjares que permanecieron en la ciudad, el resto se vio obligado a redistribuirse por las alquerías del río Almería, engrosando su población; una de esas alquerías fue la de Benahadux donde de acuerdo con el Libro de Repartimiento69, se repartieron entre la población cristiana que participó en la repoblación 48 casas, un molino de aceite, un molino de pan, una aceña, tres albercas y una noria, 3.835 árboles frutales y 2.958 pies de olivos, 98,5 tahúllas de parral, 230 tahúllas de tierras de regadío, diez tahúllas de tierra blanca y 31,5 de huertas; si bien estas cifras, en algunos casos, estuvieron por debajo de las que se habían fijado en un primer momento, en nuestro caso, sólo contribuyen a un acercamiento a la superficie total de la alquería, puesto que no se recogen aquellas que los mudéjares continuaron poseyendo en plena propiedad ni las que explotaban los alfaquíes y cadíes procedentes de bienes habices de la mezquita del lugar y de las rábitas que se ubicaban en su territorio.



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Está bien documentado que tras la consagración de la mezquita mayor de Almería en enero de 1491 y su erección como catedral al año siguiente, se le asigna a la fábrica mayor todos los bienes de los que había gozado la mezquita aljama70, y lo mismo se hace con todas las otras mezquitas de barrio que habían sido consagradas. Estas dotaciones contenidas en la bula de erección de la catedral serían modificadas, reduciéndose posteriormente a la mitad; esto fue así, porque los centros religiosos de época musulmana ya no tenían sentido por cuanto, exceptuando unos pocos mudéjares, algunos de ellos convertidos a la fe de los conquistadores, los demás fueron obligados a salir de la ciudad; sin embargo, la pervivencia de la comunidad mudéjar en el medio rural y el respeto en los primeros momentos a su religión hicieron posible la continuidad de las mezquitas y el mantenimiento de sus bienes habices.

La propiedad de la tierra en Benahadux se reestructura con la presencia de nuevos propietarios que superan a la población autóctona.

La rebelión mudéjar del Albaicín y la rápida extensión de este movimiento por todo el antiguo reino de Granada en 1500, su reducción y la disyuntiva por la que debieron optar los vencidos, la emigración o la conversión al cristianismo, produce un cambio sustancial en la propiedad de la tierra; las muertes acaecidas, la emigración y la consagración de los centros religiosos puso a disposición de nuevos inmigrados, cristianos viejos de Almería y de las instituciones, religiosas y civiles, un nuevo aporte de tierras, fundamentalmente de regadío.

Como consecuencia de estos acontecimientos históricos, durante el reinado de los Reyes Católicos se va perfilando un grupo social fuerte, cuyo poder se afianza por la acumulación de un considerable número de explotaciones agrícolas dispersas por la vega de Almería y los pueblos de su río que explotan mediante censos concedidos de por vida o a perpetuidad; la falta de propiedades que no permitían a los moriscos vivir de tierras propias, les obligó a acogerse a este sistema; en Benahadux, en los primeros momentos de la andadura de la Almería cristiana, los moriscos constituyeron mayoritariamente el grupo de individuos que se acogieron a este sistema de explotación agraria para ir dando paso, paulatinamente, a cristianos viejos, cuyo número se incrementa considerablemente y se evidencia, de una manera clara, en el reinado de Carlos V, y definitivamente en el de su hijo Felipe II.

La estructura urbanística de Benahadux y la extensión de su alfoz en esta época nos son totalmente desconocidas ante la escasez documental; hasta la fecha sigue siendo una incógnita deducir el número de musulmanes con que contó esta alquería antes de la conquista castellana, después del proceso repoblador y tras la conversión; el Libro de Repartimiento solamente menciona las 48 casas que fueron repartidas pero ni siquiera este

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dato nos ayuda al cálculo de la población estable de Benahadux, dado que gran parte de los antiguos propietarios musulmanes en 1555 vivían en la ciudad; no obstante, creemos que la población debió de ser superior a los 200 individuos. Al margen de esta hipotética cifra, lo cierto es que, durante la parte central del siglo XVI, la reducción fue considerable hasta el extremo de que cuando en 1570 se tensaron los moriscos de los pueblos del río para su definitiva expulsión de tierras almerienses, Benahadux sólo contaba con 70 individuos.

Un punto de partida significativo para este cálculo, hubiera sido, de haberse conservado, el Libro de Apeo; pese a ello, un acercamiento a esa realidad lo constituye el libro de las haciendas de la Mesa Capitular de 1555, que al recoger las propiedades de la catedral y del Hospital Real en época de Carlos V, nos marca la continuidad de algunos individuos de época musulmana hasta bien entrado el siglo XVI y el eslabón de una segunda generación hasta la expulsión definitiva.


Libro de Apeo: confección y contenido

Previó a la retirada de Carlos V a Yuste. El incremento de las propiedades de la catedral y del hospital, los cambios de censatarios y las ventas y fragmentaciones que los particulares habían realizado de sus propiedades, había llevado a una situación que, después de haber transcurrido algo más de medio siglo desde que se iniciara la repoblación, la iglesia almeriense se planteó la realización de un apeo de todas sus heredades en el campo de la ciudad y en su río.

El proceso que llevaría al apeo se inicia en Almería el 11 de febrero de 1555. En esa fecha, Juan Navarro, procurador del deán y cabildo presentó un escrito ante Garcí López, alcalde mayor de Almería. El punto esencial que en él se recoge es que la catedral tenía gran cantidad de heredades y tierras blancas en el campo y río; estas propiedades, en su inmensa mayoría dispersas, seguían manteniendo, según los datos de la iglesia, linderos muy antiguos, quizás los mismos que habían quedado fijados por el proceso repoblador; pero la realidad es que, aunque la iglesia había entregado estas tierras mediante dos sistemas, por censos perpetuos o por un número concreto de vidas, los poseedores habían cambiado en la fecha del apeo y deslinde.

Fue el deseo de esclarecer la nueva situación el que llevó a Juan Navarro a solicitar del mencionado alcalde la designación de unas personas que con un escribano público realizaran la visita a las heredades recogiendo por escrito los linderos y los poseedores en ese momento.

El mismo día, el alcalde mayor acogiendo la petición presentada acuerda, de un lado, la publicación de un pregón durante nueve días, a fin de que todas aquellas personas que tenían tierras a censo de la iglesia estuvieran presentes en el momento en que se iniciara la visita y, de otro, nombraba a Jorge de Ayvar, vecino de Almería, para que en su nombre asistiera al apeamiento; el primer acuerdo se ejecutó el mismo día,

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corriendo el pregón a cargo de Antonio de Bustamante, y el día 19 se fijó el salario de Jorge de Ayvar -9 reales al día-.

Finalizados los pregones y nombrado el representante municipal, el 6 de marzo, reunidos éste y Blas de Torija, diputado por la iglesia, se inicia la visita y apeamiento que comenzó por la vega de Acá o campo de Almería, pero no fue hasta el 30 de marzo cuando se desplazaron a la alquería de Benahadux.




Propiedades de la Iglesia y Hospital Real

La visita y apeo de Benahadux puso de manifiesto que la Mesa Capitular y el Hospital Real de la Magdalena tenían 16 propiedades en esta alquería, denominadas unas veces heredades y otras huertas, pero existe entre ambas un común denominador, que todas eran magníficas tierras de regadío. De su análisis, la primera conclusión que se saca es el mayor número de propiedades del Hospital frente a la Mesa Capitular.

de Orden Propietario Censatario
1 Mesa Capitular Álvaro Jupil
2 Hospital Real Rodrigo de Espina
3 Hospital Real Francisco de Vargas Alhax
4 Hospital Real Herederos de Juan de Úbeda
5 Hospital Real Sin especificar
6 Hospital Real Álvaro Jupil y Diego Morrux
7 Hospital Real Álvaro Jupil y Diego Morrux
8 Memorias Luis de Aguilar Abzique
9 Hospital Real Juan Román el Viejo
10 Memorias Sin especificar
11 Memorias Diego el Morrux y Juan Bayle de Cabrera
12 Hospital Real Canónigo Ortega
13 Hospital Real Herederos de Alonso Sánchez
14 Hospital Real Francisco Alhax y sus sobrinos
15 Mesa capitular Alonso García de Sanlúcar
16 Hospital Real Juan de Hariza y Luis el Bayze

Como se puede comprobar en el cuadro adjunto, aunque se recogen algunos cristianos viejos como censatarios, predomina el número de moriscos; sin embargo, a través de la citada relación y dado que una de las características fundamentales del apeo es la fijación de los linderos de cada una de las propiedades, se puede ampliar la nómina de moriscos y cristianos viejos vecinos, propietarios o arrendatarios, en el término de Benahadux.



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La heredad número 1 nos informa de Martín Axnaya que explotaba tierras pertenecientes a la Memoria de Arias de Medina. La número 2, tenía linderos con Juan Sánchez, Juana Sánchez, Sebastián de Cariaga, Diego de Hariza y Pedro de Morales; asimismo, se cita como testigo de este deslinde a Francisco Alhocayque, vecino del lugar. La 3 es la heredad llamada Çatidaroz que estaba delimitada por un bancal de las monjas, Baltasar de Samudio, la huerta que Antón el Mocho tenía de don Diego López de Haro, Francisco Abenife y los herederos de Juan de Úbeda. Aparecen como testigos Francisco Alhocayque y Francisco de Vargas. La heredad número 4 llamada Elchirizí estaba rodeada por la propiedad que tenían los herederos de Luis Alhax, Francisco Abenife, Antón el Mocho, Francisco Cano, Alonso García de Sanlúcar, el Tabayre que tenía tierras a censo de don Diego López de Haro. La 5 con el Reynoso, don Diego López de Haro, don jerónimo de la Cueva, Martín Alazaraque Mocho. Fue testigo Luis de Quesada.

La propiedad número 6 es denominada La Quebira en la que se menciona la huerta de Abuzeyte y la heredad de las monjas; fue testigo Francisco de Vargas Alhax, Álvaro Jupil y Alonso Almaraz Macmin, vecinos de Benahadux. El registro 7 es la cañadica de La Quebira que mantenía lindes con Abuzeyte y con Alonso López, alguacil de Tabernas. El 8 limita con propiedad de Sebastián de Cariaga -antes de Gonzalo de Madrid-, Álvaro de Quevedo, Codayha y Diego de Hariza. La heredad 9 se hallaba rodeada por las propiedades de don Jerónimo de la Cueva, Juan Alquiví, heredad de las monjas, Miguel Horozco y el Guebrí. La 10 con Juan de Hariza y como testigos los hermanos Juan y Pedro Havtín, vecinos del lugar. La 11 con Juana Sánchez, Sebastián de Cariaga, la mujer de Francisco de la Torre que tenía a censo tierras del Adarve, Diego el Morrux y Juan Bayle de Cabrera y la almazara de las monjas. La 12 con don Jerónimo de la Cueva -solían ser de Alcazaytas- y las tierras de la Memoria de Arias de Medina que tenía a censo Arias de Medina. La partida 13 limitaba con la heredad de las monjas llamada Abulgamar, Luis de Montaños, esterero -solían ser de Abenzecrí- y Juana de Cabrera. La entrada 14 corresponde a la almazara llamada Ataleca, y mantenía linderos con Hernando de Ayvar. Fueron testigos Francisco Alhax y Alonso de Orvina. La 15 con los herederos de Francisco Cano a censo del Hospital, heredad de las monjas, Alonso García de Sanlúcar, Diego de Hariza. La última heredad estuvo rodeada de las propiedades de Alonso García de Sanlúcar, Juan Román, los alguaciles de Tabernas, Luis de Montanos y la heredad de las monjas.

Como se puede comprobar, algunos de los linderos mencionados se refieren a ciertas heredades registradas en el Apeo como propiedades de la Mesa Capitular y del Hospital, pero otras nos informan de que los propietarios pertenecían al grupo dominante, entre ellos don Diego López de Haro o don Jerónimo de la Cueva. No obstante, aunque la información que se contiene en este apartado incrementa el número de moriscos de Benahadux, no siempre es posible determinar por la filiación que presentan si pertenecían a este grupo o se trataba de cristianos viejos.





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El paisaje agrario

La alquería de Benahadux se hallaba situada en la margen derecha del río Almería y estaba atravesada por una serie de acequias que permitían la existencia de un importante perímetro de tierras irrigadas. Una buena parte de las haciendas se distribuía en tres espacios, cada uno de ellos regados respectivamente por la acequia alta, la acequia que entraba en Benahadux y la acequia del barranco de Benahadux también llamada de abajo que pasaba por el molino del lugar. La primera regaba 23 propiedades, la segunda 54 y la última 55; evidentemente, se trata de explotaciones agrarias de desigual superficie como avala el número de peones que cada una de ellas debía de pagar para hacer el repartimiento de «[...] los riegos de las heredades del río [...]».




Construcción


Viviendas

Volviendo de nuevo al apeo de 1555, se puede comprobar que, exceptuando unos pocos casos, las heredades contaban al menos con una vivienda que pudo remontar su origen a época musulmana. En la primera de las heredades se describe una casa de nueva construcción compuesta de los siguientes elementos: «[...] tiene dos palaçios e una cozina e un almazen e un establo e un comedor [...]»; otras fueron construidas a expensas de los propios censatarios como Francisco de Vargas Alhax que edificó una vivienda de dimensiones más modestas que la anterior, ya que sólo contaba con dos palacios y una cocina; también era de nueva construcción la vivienda que había en la heredad que poseía Luis de Aguilar Abzique, que se describe de la siguiente manera: «[...] tiene dos palaçios e un almazen e un comedor e una cozina e una camara larga».

Algunas heredades disponían de más de una vivienda como la del Chirizí que tenían a censo los herederos de Juan de Úbeda; en ella había una casa que tenía un palacio, un comedor y una cocina, y la otra, calificada de chiquita, sólo un palacio y un comedor; nuevos elementos vinculados a las casas los ofrece la descripción de la vivienda que tenía la huerta que poseía a censo Juan Román el Viejo, puesto que, además de dos palacios y una cocina, tenía un parral a la entrada de la casa y un pozo junto a ella.

La heredad del Reinoso que era de las Memorias del deán don Francisco Ortega tenía un gran cimiento que iba hasta la casa, la cual contaba con dos palacios y una cocina; nuevos elementos y, sin duda, la descripción más rica la ofrece otra heredad de las Memorias del mencionado deán Francisco Ortega: «[...] una anoria que beven de ella y una alverca vieja junto al algarrobo y una casa que tiene dos palaçios y un almazen e una

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cozina e comedor e su casa puerta con su establo»; se trata de casas que giran en torno a una calle principal, pero muy próxima a ella se encontraba la heredad y casa que tenían del Hospital Real los herederos de Alonso Sánchez, compuesta por dos palacios, una cocina, un comedor y un portal grande.

Todas estas viviendas estaban en perfecto estado de habitabilidad, salvo la que había en la heredad llamada del Alcaide, propiedad del Hospital Real, y explotada conjuntamente por Juan de Hariza y Luis el Bayze; los apeadores al referirse a ella dicen textualmente: «[...] en la qual ay una casa que tiene un palaçio e una cocina e un comedor y otro palaçio descubierto, todo viejo [...]»; sólo se informa de la existencia de una casa en construcción en la heredad que tenía a censo Alonso García de Sanlúcar: «[...] e un sitio de casa con dos palaçios, enpeçada a labrar de bajo [...]». El auge constructivo que, aunque parcial, se recoge en el apeo, debió de ser consecuencia del terrible terremoto que asoló Almería en 1522.

Como se puede comprobar, los elementos comunes a todas las viviendas son los palacios o habitaciones y la cocina; en menor medida se recogen almacenes para la guarda de los aperos de trabajo y depósito para las cosechas y los establos, lo que evidencia la existencia de una ganadería dedicada al transporte y a las labores agrícolas.




Edificios religiosos y espacios sagrados

Ya hemos mencionado la existencia en Benahadux de una mezquita que estuvo dotada de bienes habices, pero el apeo nos informa de la existencia, al menos, de dos rábitas que a mediados del siglo XVI estaban, como es lógico, abandonadas; la primera se hallaba en la heredad que poseía a censo Alonso García de Sanlúcar, en un eriazo que nunca se había cultivado y así seguía en el momento del Apeo; al respecto se dice textualmente: «[...] solía ser simenterio en que solía estar una rabita [...] que solía tener Cadalcadib [...]»; la otra rábita se hallaba en un pedazo de tierra lindero a la heredad que tenía a censo de la Mesa Capitular el morisco Álvaro Jupil; ésta a diferencia de la anterior, se hallaba en mal estado de conservación, ya que se dice estaba caída; pese a ello, creemos que en la memoria colectiva de la comunidad morisca de Benahadux debió de estar muy viva la funcionalidad que había tenido en otras épocas; no en vano, algunos miembros de este grupo social habrían acudido con frecuencia a estas rábitas y probablemente en la primera tendrían enterrados a algunos de los miembros de su familia.




Los árboles

En el paisaje agrario de la alquería de Benahadux predominan las especies arbóreas, destacando de una manera muy especial los cultivos del olivar y la morera de los que la Mesa Capitular y el Hospital fueron los mayores propietarios, con años en que la producción aportó excelentes beneficios.





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El olivo

Desconocemos la superficie total dedicada a este cultivo en la alquería, e incluso, la de la Iglesia; sin embargo, pese a estas carencias informativas podemos informar que contaron con 868 pies que en su mayoría estaban situados en unas pocas heredades como la del Alcayde, que, explotada por Juan de Hariza y Luis el Bayze, tenía 173 árboles; la del Reinoso, con 130 pies; La Quebira, 118; la heredad de las Memorias del deán Francisco Ortega, con 109 y la del El Chizirí con 97, lo que viene a significar algo más del 70 por 100 de este cultivo.

La descripción que acompaña a estas cifras nos informa de que no todos los olivos eran iguales, ya que se aplican una serie de adjetivos que los diferencian; así de unos se dice que eran nuevos y de otros viejos, unos grandes y otros chicos, y no faltan las nuevas plantaciones a las que se califica de posturas o pies de garzas.

La producción de aceite, ante la inexistencia de una continuidad de datos, nos es desconocida, sólo sabemos, según nos informan los protocolos notariales que en 1528 se obtuvieron de la heredad del Alcaide 155 arrobas de aceite, de la Quebira 68 y de la de los Adarves 3771.




Morales y moreras

Estas dos especies dedicadas a la cría del gusano de seda fueron muy importantes en Benahadux aunque la primera, introducida por los musulmanes, fue dando paso a la segunda que lo hicieron los italianos. De tal manera que, la primacía que habían tenido los morales ya no era perceptible a mediados del siglo XVI en el que se evidencia la crisis que sufre la industria sedera en Almería desde la época de Carlos V; en el Libro de Repartimiento se registran para toda la alquería 460 morales y ninguna morera; sin embargo, en 1555, por lo que respecta a los bienes de la Mesa Capitular sólo se mencionan 39 morales, cifra muy pequeña si se compara con el número de moreras que asciende a 17172.




Cítricos

Las especies de esta familia que se mencionan son: naranjos, limas y limones; el Libro de Repartimiento recoge en Benahadux 16 limas, 9 limas ceutíes, 194 limones, 8 limones ceutíes y 57 naranjos; sin embargo, de estas cantidades sólo se recogen en los bienes de la Mesa Capitular 39 naranjos, 108 limas y 29 limoneros; en cuanto a los naranjos, sabemos que 7 eran nuevos, 6 entre chicos y grandes y dos de ellos estaban injertados, la mitad de limas y la otra de naranjas; de los limoneros 25 eran pies y 4 ceutíes; referente a las limas se aclara que 2 eran ceutíes y 33 se repartían entre grandes y chicas. De este grupo de árboles, quizás haya que destacar que en el paisaje de Benahadux adquirieran cierta importancia, en detrimento de los limoneros, las limas.





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Higueras y granados

Se trata de dos especies muy características de paisaje almeriense y muy abundantes en el siglo XV. En el Libro del Repartimiento se mencionan para Benahadux 682 higueras y 909 granados. No obstante, a mediados del siglo XVI estos cultivos se redujeron; la Mesa Capitular contaba con 94 higueras y de granados no se puede precisar por cuanto no se cuantifican todos.




Otros árboles

En menos cuantía se mencionan una gran variedad como manzanos, albaricoqueros, nogales, almeces, algarrobos, etc.

De todo ello se puede afirmar que la alquería de Benahadux contó con una importante masa arbórea.






Relación de moriscos que vivían o explotaban tierras en Benahadux


Jupil

Los Supí[l] aparecen relacionados en el Libro de Repartimiento de Almería (L.R.A.) como propietarios de casa y heredad en Benahadux73; en el Apeo de 1555, se cita a un Álvaro de Jupil como censatario de una propiedad de la Mesa Capitular de la catedral de Almería74 y dos más que compartía con Diego Morrux en el lugar de esta alquería denominado la Quebira75 propiedad del Hospital Real de la Magdalena de Almería y en la Relación de 157276 se vuelve a mencionar; en este último documento se recoge que debía de pagar por las tierras de regadío que tenía a censo en la acequia del barranco de esta alquería y por las moreras del Hospital Real, un cuarto de

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peón por cada una de estas explotaciones y por la huerta de don Francisco Molina Morales un peón.

Las peonadas con que contribuía Álvaro de Jupil o Zupil no reflejan la totalidad de los bienes que trabajaba a censo, ya que las peonadas unas veces las pagaban los censatarios y otras los propietarios; en este último caso, sabemos que los frailes del convento de Santo Domingo pagaban un peón y medio por las tierras que tenía a censo este morisco en la acequia del barranco de Benahadux o acequia baja que pasaba por el molino del lugar.

De la familia Jupil sabemos que era más amplia, aunque desconozcamos las actividades que realizaron algunos de sus miembros; sólo, a través de la Relación tenemos constancia de un Alonso de Jupil que, como el anterior, tuvo a censo tierras del Hospital por las que esta institución pagaba un peón77; J.A. Tapia menciona la existencia de Francisco Zupil, vecino de Pechina, que fue uno de los moriscos rebelados cuyos bienes habían sido embargados78, Martín y Lope Zupil, este último y Álvaro de Jupil fueron censatarios de la iglesia en la alquería de Pechina79. Otro individuo de esta familia fue Diego Zupil y su mujer María que otorgaron testamento en 1561, a favor de sus nietos80, ya que ninguno de sus hijos les sobrevivieron, actuando como intérprete el sacristán de la iglesia de Benahadux por desconocimiento del castellano.




Espina

El apellido Espina aparece citado en el L. R. A. relacionado con el repoblador Sanchón de Espina que recibió casa y heredad en Huéchar; sin embargo, el escribano Rodrigo de Espina, vecino de Almería, que cita entre los individuos que tenían tierras a censo de la iglesia, no era morisco aunque J.A. Tapia lo incluye en su lista de antropónimos del río81; no obstante, este individuo en el Apeo tenía a censo un olivar del Hospital82; la Relación amplía un poco el conocimiento de estas tierras, puesto que en ella se dice que las tierras que explotaba Rodrigo de Espina se encontraban en la acequia que entraba en Benahadux y que pagaba medio peón.





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Alhax

Los Alhax constituyen una familia muy extensa e importante de la Almería morisca. Con este apellido se documenta Yuça Alhax y con la variante Alfax, Yuça y Alí; todos ellos tuvieron que abandonar la ciudad de Almería con el inicio de la repoblación y debieron perder las propiedades que tenían en Benahadux. En el Apeo destaca con este apellido el alguacil de la localidad llamado Francisco de Vargas Alhax83, quien explotaba la heredad de Çatidaroz84 y la almazara Ataleca85 pertenecientes a la dotación económica del Hospital Real; la primera en exclusiva y la segunda compartida con sus sobrinos, los hijos de su hermano Luis, de una manera muy desigual, ya que, la propiedad de la almazara no era exclusivamente del Hospital (2/3), sino que la compartía con el convento de Santo Domingo (1/3); y, si la parte del Hospital la tuvo personalmente, la del Convento la compartió con sus sobrinos.

Según la Relación Francisco era de los moriscos que explotaba mayor cantidad de tierras de regadío tanto de la iglesia como propias en Benahadux, ya que por sus propiedades tuvo que contribuir con tres peones y medio -10,5 maravedíes- y por las de la iglesia con dos y cuarto; sus tierras se hallaban situadas, una en la acequia alta, y cuatro en la que entraba en la alquería; y las de la iglesia todas en la acequia del barranco de Benahadux.

Otro individuo de esta familia fue Luis Alhax86, ya mencionado anteriormente, cuyo fallecimiento se produjo con anterioridad al 1555; por ello, en esa fecha, aparecen sus herederos como propietarios de unas tierras lindantes con otras del Hospital que tenían a censo los herederos de Juan de Úbeda; ni éste ni sus hijos aparecen en la Relación.

También debieron de pertenecer a esta familia Martín de Vargas Alhax y Juan Alhax87 aunque no podemos establecer el grado de parentesco. Ninguno de ellos se registra tácitamente en el Apeo y sí en la Relación, donde se recoge a Martín como censatario del Hospital por la huerta denominada Alcid, situada en la acequia alta por la

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que pagaba tres peones y por una hoya en la acequia que entraba en Benahadux un cuarto de peón; y a Juan que tuvo a censo la huerta de Lorenzo Chacón ubicada en la acequia baja por la que contribuía con un peón.

Una característica de todo este grupo fue que tuvieron una gran participación en la revuelta morisca del río de Almería porque en todas las referencias a estos individuos que se contienen en la Relación se especifica que estaban rebelados,




Morrux

En el L.R.A., se menciona a un mudéjar denominado Morús de Gérgal que fue uno de los pocos musulmanes que permanecieron en la ciudad de Almería tras el repartimiento. En el Archivo de Protocolos de Almería se conserva información del año 1528 sobre un miembro de esta familia llamado Benito Almorux, se trata de un comerciante que hablaba y escribía perfectamente el castellano, lo que le facultó para actuar como intérprete entre su comunidad y los cristianos viejos88; sin embargo, no sabemos si tenía propiedades en la alquería de Benahadux.

En el Apeo se cita a Diego el Morrux89 que junto a Álvaro Jupil tenían a censo del Hospital Real un olivar que se nombra la Quebira y en el mismo lugar, en una cañadica, siete olivos90; en la Relación se le cita dos veces con las variantes Morux y Morrux, pagando un cuarto de peón por un «[...] pedazo del Hospital [...]» y otro cuarto por otro pedazo de hacienda que no se especifica de quién era; también tenía propiedades en la alquería de Mondújar que se regaban con el agua de la acequia de Fita: «Diego el Morrux de Benahadux, un cuarto, un pedazo de oliva».




Mocho

Este apellido no se cita en el L.R.A. Se cita por primera vez en el Apeo, donde se recoge que Diego el Mocho91 tenía a censo una huerta de don Diego López de Haro92, y que Martín de Alazaraque Mocho tenía una heredad cuyo propietario se desconoce por venir en blanco en el documento; por su parte, la información que ofrece la Relación es más rica y amplía el número de individuos; en ella se menciona de nuevo a Diego Mocho como censatario de una huerta del Hospital por la que contribuía a los riegos con un peón, otra de las Memorias del deán Francisco de Ortega, situada en la acequia del Barranco, por la que paga tres peones, y una tercera que

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debía de ser de su propiedad, en la acequia que entra en la villa, puesto que no se cita ningún otro propietario, por la que pagaba un cuarto de peón; también aparece en este documento Martín quien contribuía con 4 peones por las tierras que tenía del deán Francisco de Ortega y sus herederos, con peón y medio por unas tierras que debieron recibir de él y como testigo de un apeamiento en la alquería de la Rioja, Andrés Mocho.

Antón Mocho es otro de los individuos de esta familia, aunque no aparece en el Apeo y sí lo hace en la Relación. Según ésta pagaba por las tierras que explotaba en la acequia que entraba en la alquería, propiedad de don Diego López de Haro, peón y medio y Luis el Mocho dos peones por una huerta que no se especifica si era de su propiedad o la tenía a censo, y es el único de este grupo del que tenemos constancia que se rebeló.

Relacionado con esta familia aparece en la Relación uno de los molinos de Benahadux llamado «Molino del Mocho» el cual contribuía con cuatro peones, la máxima cantidad junto a otro molino, el de Asuche.




Abzique

El L.R.A. registra con abundantes propiedades en Benahadux a Abzique o Asique, Yahí y Alí; sin embargo, en el Apeo sólo se menciona a Luis de Aguilar Abzique como censatario de la heredad que Teodora Ruiz había establecido para su Memoria93 y por la que le correspondió pagar, según la Relación94, medio peón; esta misma cantidad le correspondió pagar por otra propiedad que tuvo a censo de Luis Quiral.




Alhocayque

Este individuo no aparece, al menos con ese apellido, en el L.R.A. En el Apeo sólo se cita como testigo en el apeo y deslinde de la heredad que Rodrigo de Espina tenía del Hospital y en la que poseía de esta misma institución Francisco de Vargas Alhax; se trata de Francisco Alhocayque del que sabemos poco de sus explotaciones agrícolas; en la Relación aparece Antón de Alhocayque que tenía a censo tierras de Luis Quiral por las que pagaba un peón.

Uno de los alguaciles de Benahadux, Diego Alocaique debía pertenecer a esta familia; se trata de uno de los pocos moriscos que conocían el castellano y en calidad de intérprete actúo en varios contratos de compra-venta95; en 1529 tomó a censo una

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heredad por 11 ducados, 200 granadas y 6 docenas de limas96. Creemos que se trata de Hamete Alhagí que aparece en el L.R.A., y que tras su conversión adoptó el nombre de Diego de Benahadux, obteniendo de los Reyes Católicos el alguacilazgo vitalicio de la alquería97.

Tapia registra además a Hernando Hocayque98.




Abenife

Abdalá Abenife es uno de los pocos musulmanes que quedaron en la ciudad de Almería y mantuvo sus propiedades en la alquería de Benahadux. El 18 de septiembre de 1500 los Reyes Católicos le dieron franqueza de pedido; por esta merced sabemos que había aceptado el cristianismo con el nombre de Fernando de Cárdenas99. Está claro que Francisco Abenife que aparece en el Apeo no es el mismo pero es posible que esté relacionado en algún grado de parentesco. Era propietario de unas tierras junto a la acequia Barranía que alindaba con la heredad del Hospital llamada Çatidaroz; sin embargo, no se recoge en la Relación, en la que se cita a Jerónimo Abenefe contribuyendo a los riegos con un peón; quizá, deba tratarse de un hijo, quien, además, fue el arrendador de la carnicería pública de Benahadux en 1561, contando con el apoyo de la población morisca del lugar, porque quizá, con este individuo veían aseguradas las disposiciones coránicas sobre el sacrificio del ganado destinado al consumo100.




Alquiví

No se cita en el L.R.A. En el Apeo se menciona a Juan Alquiví101 propietario de tierras junto a la huerta del Hospital que tenía a censo Juan Román el Viejo y en la Relación no se recoge.




Guebrí

No aparece en el L.R.A. El Apeo lo recoge como propietario de unos olivos que alindaban con la huerta del Hospital que tenía Juan Román el Viejo, con la heredad de Miguel Horozco y don Jerónimo de la Cueva; en la Relación figura García de Huebro quien pagaba un peón por las tierras que tenía en la acequia del barranco de

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Benahadux. Con la variante Huebrí, documenta Cabrillana desde 1529 a Francisco el Huebrí102, a quien también cita Tapia.


Abenzecri

Se encuentra dentro del escaso número de musulmanes que quedaron en la ciudad después de la repoblación, aunque no tenía tierras en la alquería de Benahadux. En el Apeo se le relaciona con una heredad del Hospital que tenían los herederos de Alonso Sánchez, en la fijación de los límites de la misma se dice: «[...] la qual alinda [...] por la parte del poniente con Luys de Montanos, esterero, que solía ser de Abenzecri [...]»; no se cita en la Relación y Tapia lo menciona con la variante Abencecri103.




Abuzeyte

Éste fue uno de los musulmanes que abandonaron la ciudad de Almería aunque sus propiedades no se hallaban situadas en la alquería de Benahadux104; sin embargo, posteriormente, él u otro miembro de su familia aparece como propietario de una huerta que alindaba por la parte de mediodía con el olivar del Hospital denominado la Quebira; en la Relación se menciona a Diego Abeite que tenía a censo tierras del convento de las monjas y a Alonso Quevedo de Abuceite que pagaba un peón. Este último se documenta al menos desde el 11 de noviembre de 1528, fecha en la que compró al mercader de paños Cristóbal García un potro105. Los herederos de Alonso de Quevedo Abuceite aparecen en la Relación como propietarios de tierras en la alquería de Alhamilla.




Cadalcadib

Aparece documentado en el L.R.A. como uno de los musulmanes que abandonaron la ciudad de Almería con las variantes: Cadalcabdí, Cadí Alcabdi, y Abrahan Cad Alcadi. Sus propiedades antes de la incorporación de Almería a la Corona castellana

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se distribuían por la vega de Acá y Alquián. No se le conocen tierras en Benahadux. En el Apeo se menciona en relación con la heredad que tenía a censo de la iglesia Alonso García de Sanlúcar y que con anterioridad había pertenecido al racionero de la Cerda; en la visita y apeo de esta propiedad se dice que había un erial: «[...] que solía ser simenterio en que solía estar una rabita que esta junto a la huerta del dicho Alonso Garçia de Sanlucar, a la parte del poniente que solía tener Cadalcadib»; se trata, sin lugar a dudas, de Abrahán Cad -Saad-Alcadí- al-Qādī- que, quizá, tuvo vinculado a su cargo el cementerio y la rábita106. Se desconoce el nombre que adoptó tras su conversión al cristianismo y las propiedades que debió poseer o explotar a censo.


Almaraz

Este apellido no se recoge en el L.R.A. A esta familia pertenece Alonso Almaraz Macmin107. Este individuo es vecino de Benahadux, como consta en el Apeo, porque junto al alguacil de la alquería Francisco de Vargas Alhax y a Álvaro Jupil, delimitó la heredad de la Quebira; un protocolo notarial de 1569 nos confirma que Alonso era vecino de esta aldea, que estuvo casado y al menos tuvo una hija llamada Brianda108; en la Relación se menciona a un tal Almarás que tenía tierras en Huércal y que contribuía con un peón. También tiene este apellido Omar Almaraz, alguacil de Inox, que adoptó tras su conversión el nombre de Pedro de Almaraz109, el mismo que Abrahán Quesnel110.




Nohafi

No se menciona en el L.R.A. En el Apeo al describir el olivar que tenía el canónigo don Francisco de Ortega del Hospital Real, se dice que estas tierras alindaban al mediodía con una heredad de la Memoria de Arias de Medina que explota mediante censo Sebastián Nohafi. En la parte de la Relación referente a Benahadux no se recoge.





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Codayha

No aparece entre los musulmanes que se citan en el L.R.A. En el Apeo se menciona como propietario de una heredad que estaba situada junto a la que tenía a censo Luis de Aguilar Abzique, mientras que en la Relación se omite.




Alcuzaycas

No se menciona en el L.R.A. En el Apeo se le menciona al hacer referencia a unas propiedades que don Jerónimo de las Cuevas tenía y que solían ser de Alcuzaycas111.




Tabayre

No se encuentra en la relación de la población musulmana de Almería; según el Apeo tenía a censo tierras de don Diego López de Haro, junto al horno de la Alquería de Benahadux112.




Sánchez

No se conoce el nombre musulmán que tenía el morisco que utiliza este apellido cristiano, por tanto, tampoco podemos relacionarlo con los que aparecen en el L.R.A. En el Apeo se cita a los herederos de Alonso López como censatario de una huertecica, de la que pertenecía al Hospital la tercera parte, lindante con la heredad de las monjas conocida como Abalgamar; asimismo, se recoge en la Relación contribuyendo a los riegos con medio peón.




Montanos

Se trata de otro de los moriscos que adoptaron un nombre castellano, y al ser esta la única referencia que tenemos de él es imposible saber cuál era su filiación musulmana; en el Apeo se menciona al esterero Luis de Montanos que explotaba unas tierras que solían ser de Abenzecri lindantes con la heredad del Alcayde, propiedad del Hospital Real; estuvo casado con Leonor Abenzecri, alias de Carraga, sublevada en la Guerra de las Alpujarras113; no aparece en la Relación, quizás porque las tierras no fueran

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de su propiedad y figuran a nombre del propietario. Por el Apeo de 1572 sabemos que era vecino de Almería114; con este oficio y apellido, Tapia menciona a un tal Alonso, aunque no especifica de dónde era vecino115.


Axnaya

Con propiedades en la alquería de Benahadux, el L.R.A., recoge los siguientes musulmanes que pueden estar relacionados con este apellido; Abenaxar y Alnayar. Según el Apeo, Martín Axnaya, tenía a censo tierras pertenecientes a la Memoria de Arias de Medina, en linde con las que tenía Álvaro Jupil de la Mesa Capitular; sin embargo, no aparece en la Relación. Con la variante Aznaga lo cita Tapia116.

Relación de otros moriscos, vecinos o como explotaciones agrarias, en Benahadux

Abeite, Diego

Aberete, Jerónimo

Albacar el Gordo, Martín de117

Alcacar, rebelado

Belvis, Pedro de

Boha, Luis

Cano, Juan

Cacer118

Carafí, Luis de119

Casci, Luis

Çoaitan, Francisco120



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Chilichí, Martín, rebelado

Garrido, Diego121

Hambril, Diego122

Huxus, Luis, rebelado123

Jurchrí, Andrés, rebelado

Liribo

Liscano

Lulo, Francisco

Maraquí, Luis, rebelado

Masmudí, rebelado124

Masmudís, rebelados

Mijavi, Francisco el125

Navarro, Luis126

Nodaguar, Diego, rebelado

Moraguar, Diego

Morales Navaldí, Juan127

Payas







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