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Cometas de cruz

Multitud de formas muy variadas reciben las cometas según el gusto de cada región y el de los constructores; pero pueden reducirse a cuatro principales, de donde se derivan las demás, a saber: cometas de cruz, de trompo, de cuadro y de estrella.

Para construir una cometa de cruz se necesitan dos cañas en la proporción de 4 a 7, que es la más ordinaria, o de 6 a 8, también bastante usada. Tómese, por ejemplo, una caña a b (figs. 4.ª y 5.ª) de 70 centímetros para la vara o espinazo, y otra menor c d para traviesa. Esta, la mitad a cada lado, se coloca bien sujeta con cuerda o con un tornillo en el punto o, distante una tercera parte del extremo superior de la vara, de modo que

d o = o c, y a o = ½ o b.

Las dos cañas deben colocarse perpendicularmente; por tanto, después de puesta la cuerda que limita el esqueleto examínese si los extremos d y c de la traviesa equidistan de a o de b, porque de esto depende el buen equilibrio de la cometa.

Si la vara tiene mucho más diámetro en un extremo que en   —354→   otro, póngase la parte más delgada hacia arriba. Cubierta ya con papel o tela, se toma para los tirantes una cuerda algo mayor que la altura de la cometa, y se ata en los puntos m y n, puntos medios entre el centro o y los extremos de la vara. El modo de atarla sin peligro de la cometa es hacer dos agujeros en la tela, uno a cada lado de la caña; pasada la cuerda por uno de ellos y por detrás de la caña, se saca por el otro, atando juntas la caña y la tela.

Para más seguridad, algunos refuerzan los agujeros con hilo o con ojetes de los que se emplean en los zapatos. Otros refuerzan también los cuatro ángulos de la cometa, aunque las cañas terminen en nudo, poniendo en ellos tela doble, algunas vueltas de alambre, etc., para evitar que se rompa al chocar con otras en los combates, o contra el suelo al tiempo de bajarla.

cometa

cometa

La cuerda general se une a los tirantes, no en un punto fijo, sino por medio de una lazada, para que pueda subir y bajar por ellos. De este modo ella misma busca el punto de tiro más conveniente según la fuerza del viento y las oscilaciones de la cometa. A veces con el roce se corta una de las dos cuerdas: puede evitarse en parte frotando los tirantes y la lazada con jabón para que resbalen suavemente.

La cola varía según la fuerza del viento: puede tener hasta 12 veces la longitud de la cometa; pero ordinariamente no pasa de 8, sobre todo si se ponen alas. Estas no exceden de dos o tres metros, aun en las cometas mayores, pues, como ya dijimos, equilibran mucho a la cometa.

Cometas sin cola

No solamente para más variedad, sino para que la cola no se enrede en las copas de los árboles o en la cuerda de otras cometas durante los combates, algunos prefieren fabricarlas sin cola. Su construcción apenas difiere de la que acabamos de describir.

Las proporciones son de 10 x 7. La traviesa se hace con una mimbre cuyo grueso se procura igualar, o mejor aún con dos, superpuestas   —355→   por la parte más delgada. Si, por ejemplo, la caña tiene un metro, las mimbres pueden tener de 50 a 60 centímetros, y superpuestas deben dar una longitud de 70. Por entre las dos se pasa la vara; el cruce se hace en el punto o, a dos décimas partes del extremo superior, o sean 20 centímetros en el ejemplo propuesto.

cometa

Puesta ya la cuerda del esqueleto, se encorvan las puntas de la traviesa hacia abajo hasta que los puntos ec y d disten lo mismo que el del cruce o del extremo inferior b; esto es, bc=bo=bd, como indica la figura. La cuerda de los tirantes, igual a la longitud de la cometa, se ata al punto de cruce o y al m, que dista tres partes del extremo inferior.

Cuando se echa a volar, si el viento es fuerte se encorva la cometa un poco hacia atrás pasando una cuerda de un extremo a otro de la traviesa.

Cometas de trompo

Tienen las mismas proporciones que las cometas de cruz, esto es, de 4 a 7 y de 6 a 8; pero con estas segundas resultan más airosas y elegantes. La traviesa se coloca, como en aquéllas, a la tercera parte del extremo superior. Los tirantes se atan también en los puntos n y m, mitad entre el centro y los extremos respectivos, y la cola puede tener las mismas dimensiones; esto es, de ocho a doce veces la altura de la cometa.

Difieren de ellas principalmente en ser arqueadas en la parte superior. El arco se construye de un modo parecido al de la traviesa en las cometas sin cola con dos mimbres delgaditas superpuestas, como indica la figura. Sujetas por el punto medio al extremo superior, van encorvándose suavemente hasta que se apoyen en la traviesa.   —356→   La cuerda limita el resto del esqueleto uniendo las puntas de las mimbres con el extremo inferior de la vara.

cometa

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cometa

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El pico s hace muy buen efecto. Para construirlo basta tomar una caña que tenga de 10 a 20 centímetros de longitud más de lo necesario, dejarlos salientes sobre el arco y pasar una cuerda que limite las dimensiones, como se ve en la figura.

Si las mimbres son resistentes o si el arco se hace con aros de madera, de los que vienen en los barriles y toneles, adelgazándolos cuanto se pueda para que pesen lo menos posible, puede suprimirse la traviesa. En tal caso, los extremos del arco terminan a la altura donde antes estaba la caña, y el resto se limita con la cuerda. Pero para evitar que con la fuerza del viento el arco se abra, con peligro de rasgar la cometa, sobre todo si la manta es de papel, se pasa una hebra de bramante fuerte de un extremo a otro del arco, y aun, para más seguridad, desde ellos se pasa también, como indica la figura, por el extremo superior de la vara y por el punto inferior del tirante.

Cometas de cuadro

Una de las más fáciles de construir en este grupo es la que representa la figura 9.ª Tómense dos cañas, no rectas, sino más bien curvas, ab y cd, por ejemplo, de un metro de longitud, y por medio de una traviesa, eh, colocada a dos quintas partes (40 centímetros) de los extremos superiores se unen paralelamente a medio metro o poco más de distancia. La curvatura de las cañas queda hacia el dorso de la cometa, y, por tanto, la tela se pone en el lado convexo, en el centro bien estirada, como en las otras cometas, pero en los extremos floja y formando algo de bolsa.

cometa de cuadro

Los tirantes varían también mucho. Son tres cuerdas iguales, o   —357→   una, por ejemplo, m, más larga que las otras, a la cual se ata la cuerda general. Dos de los tirantes, m y n, se atan al mismo lado de la cometa, uno encima y otro debajo de la traviesa; el n se sujeta al otro con una lazada para que pueda variar el punto de tiro. El tercero, e, se ata en el cruce de la traviesa al lado opuesto, y se sujeta también con otra lazada al tirante m.

Esta clase de cometas pueden usarse sin cola; pero si cabecean o el viento es recio conviene ponerles algo para que guarden mejor el equilibrio.

cometa de cuadro

Otra forma rectangular muy usada es la siguiente: Las proporciones suelen ser de 100 x 80 o algo más de anchura: tómese, pues, una cañita de un metro y otra de 80 centímetros o menos, y divididas a lo largo en dos pedazos, fórmese con los cuatro el rectángulo a b c d. Con otra caña de 130 centímetros hendida por medio se forman las diagonales a c y b d. Las tres puntas que concurren en cada uno de los ángulos se unen fuertemente con cuerda o alambre.

La tela se coloca bien estirada. Para los tirantes se toma una cuerda tan larga como una diagonal, y sus extremos se atan a los ángulos superiores, a y d. Otra cuerda igual a la distancia o m se ata por un cabo al punto medio de la anterior, y por el otro al cruce de las diagonales. La cuerda general, s, se une sujeta al punto r, donde se unen los tres tirantes.

A los ángulos inferiores, b y c, se ata otra cuerda de modo que su mitad llegue al punto m, y de ella se suspende la cola, que puede tener hasta diez veces la altura del rectángulo. Si el viento es fuerte, para que la cometa guarde mejor el equilibrio y tenga más resistencia se encorva un poco hacia atrás la parte superior, atando una cuerda de a a d. Los amigos de hacer ruido antes de atar esta cuerda la pasan por un   —358→   papel fuerte cortado en la forma adjunta, el cual, agitado por el viento, produce un zumbido agradable.

Cometas de estrella

Son acaso las más usadas, porque son fáciles de manejar, se elevan a gran altura y se prestan para adornarse. Tienen la forma de un hexágono alargado en la proporción de 80 x 60.

Tómense dos cañas de 80 centímetros y una de 60; ésta forma la traviesa, y las otras se abren 30 centímetros (mitad de la traviesa). Puesta la cuerda del esqueleto, cuídese mucho de que los lados homólogos sean iguales para que la cometa quede en buen equilibrio.

Resulta mucho más vistosa si antes de poner la tela se une el punto medio de cada lado del hexágono con el del opuesto, haciéndoles formar ángulo y tomar la forma de estrella, como indica la figura 12.

La tela se pone bien estirada. Para los tirantes se toman tres cuerdas de 40 centímetros (mitad de las varas), y se atan a los dos ángulos superiores y al punto central, donde se cruzan las cañas; esta última suele también ser más corta que las otras. Al punto de unión de los tirantes se ata la cuerda general.

Otras dos cuerdas iguales a los tirantes se atan a los ángulos inferiores, y de ellas se suspende la cola. Esta, si la cometa está bien construida y el viento es fuerte, puede tener hasta veinte veces la altura de la cometa. Pero obedece mucho mejor a los movimientos que se le quieran imprimir si el punto de donde pende la cola se une con los tirantes y la cuerda general por medio de una cuerda de 80 centímetros, es decir, igual a la longitud de las varas.

cometa de estrella

cometa de estrella

Casi del mismo modo se fabrica otra hermosa cometa que tiene movimientos muy elegantes y es muy buena para los combates porque obedece muy bien a cualquier impulso.

Se toman dos cañas de igual longitud, por ejemplo, 80 centímetros: una de ellas, a b, forma la vara; la otra   —359→   se divide por mitad y forma dos traviesas que se fijan a la cuarta parte de a, o sean 20 centímetros, y se abren bien equidistantes entre sí y con respecto a la vara de modo que e c=c a=a d... o sea 20 centímetros, formando un hexágono regular. Cuando la cometa es de grandes dimensiones se pone una traviesa en el punto x, medio entre el cruce o y el extremo b, para que la cuerda del esqueleto no ceda.

Lo mismo que en la anterior, pueden unirse los puntos medios de los lados homólogos, y la tela se pone lo más estirada que se pueda. Los tirantes se atan a los puntos o y x, y para más seguridad, sobre todo si el viento es fuerte, se ponen otros en los cuatro extremos laterales. La cola varía entre cinco y diez veces la altura de la cometa.

Cometas de fantasía

Con este nombre se conocen las que se construyen sin sujeción a una figura geométrica. En la China y en el Japón las hacen con gusto y delicadeza verdaderamente exquisitos en forma de hombre, de pájaro, de animales, mariposas, etc., como se ven muchas veces en los bazares y comercios de juguetes. Para construirlas no se pueden dar reglas fijas; casi todo depende de la habilidad en combinar las formas del esqueleto y el tiro de las cuerdas.

cometa de fantasía

Los niños que deseen pasar con ellas algunos ratos del verano pueden con provecho ejercitarse en construirlas. Para conseguirlo el camino más breve es comprar una de esta clase, y al punto entenderán su construcción mucho mejor que con largas explicaciones. Los que no tengan ocasión de hacerse con una llegarán también a obtener felices resultados modificando poco a poco la forma de las cometas anteriores y combinando unas con otras. Así por ejemplo, las de trompo no son más que una modificación de las de cruz, y a su vez pueden modificarse de muchas maneras; v. gr., en la figura adjunta.

Cuanto más cañas se empleen en formar el esqueleto, tanto más delgadas deben ser, o si son gruesas se dividen en dos o tres tiras a lo largo para que la cometa no se haga pesada.

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Adornos

Aunque las cometas son de suyo juguetes hermosos y agradables, no hay duda que lo son mucho más cuando se adornan con arte y buen gusto. Muchas hemos visto que llevaban pintadas curiosísimas figuras; otras, con más sencillez, tenían la tela dividida en franjas de dos colores combinadas en una u otra dirección, o trazados círculos concéntricos y varias figuras geométricas cuya ejecución está al alcance de todos los niños. Algunos también, con muy buen acuerdo, adornan la cola de varias maneras, poniendo pedazos de tela de distinto color cada uno o cada dos metros o poniendo de trecho en trecho un gran pedazo de color diverso. Otros la dividen en dos o tres partes de diverso tamaño, hecha cada una con pedazos del mismo color y terminando en un gran borlón. Pero no es lo más recomendable, porque se enredan unas con otras y entorpecen el vuelo de la cometa.

adorno

Hay además otros adornos más delicados. Poniendo cañas algo más largas que las dimensiones de la cometa se pasan por las puntas salientes dos o más cuerdas delgadas, como para formar el esqueleto aa' a''... bb' b''. En ellas se ponen tirillas de papel fino o tela muy delgada más o menos largas, que ondeando en el aire hacen muy bonito efecto.

Mucho más agradan todavía las banderas. Se hacen con una tira de caña partida a lo largo para que el peso sea insignificante y no impida el vuelo de la cometa; se meten por las varas, o se atan a las puntas salientes. Si se pone una en el medio, se fija en el punto del cruce y a la cuerda del esqueleto, y, para más seguridad, de una bandera a otra se ata un hilo fuerte. El tamaño de las banderas es a veces igual al de la cometa.

Zumbaderas llaman los niños a unas tablitas muy delgadas de 10 a 20 centímetros de largo por tres o menos de ancho que atan al fin de la cola, porque agitadas por el viento producen un zumbido particular. Más ruido hacen todavía, y mucho más agradable, tubos de papel de diverso diámetro y longitud abiertos por los dos lados o por uno solamente, y atados también a la cola.

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Echarlas a volar

Construidas las cometas y adornadas a satisfacción, para completar la materia resta todavía explicar las diversiones que con ellas se hacen.

Para lanzar al aire una cometa de cruz, sin cola o de trompo, un niño la tiene levantada del suelo, con la cola libre y bien extendida para que al subir no se enrede, y otro tiene el rollo de cuerda. Desenvuelve como unos 20 metros, o más si hay buen viento, y a tiempo que el compañero arroja a lo alto la cometa para que tome vuelo echa él a correr de cara al viento, dando poco a poco más cuerda. Si no sube bien, es señal de que tiene demasiado lastre, y hay que disminuir la cola; si, por el contrario, cabecea violentamente, hay que añadirla. Cuando está bien equilibrada sube recta y airosa. Entonces el niño que la eleva se detiene, y con un ligero movimiento de vaivén va elevándola poco a poco dejando correr la cuerda.

Para elevar las de cuadro y de estrella, si hay viento regular, no es necesario correr: basta dar algunos pasos o recoger algunas brazas de cuerda para que comiencen a elevarse, y después a medida que se da más cuerda, basta el movimiento de vaivén para que sigan ascendiendo.

Después de elevadas sucede a veces que, o por aflojar el viento o por haber dado demasiada cuerda, bajan mucho: en este caso conviene correr un poco o recoger aprisa algo de cuerda para que se eleven de nuevo cuanto convenga. Ordinariamente, cuanto más ascienden están más tranquilas, por ser la corriente de aire más constante; pero no conviene confiarse demasiado, porque al mejor tiempo bajan de repente, o una ráfaga fuerte hace soltar la cuerda al distraído, y la cometa va a despedazarse a gran distancia.

Iluminarlas

Durante el curso no es fácil hallar ocasión de jugar con las cometas después de anochecer, tiempo a propósito para este curioso entretenimiento; en cambio, durante las vacaciones de verano pueden pasarse con él muy buenos ratos. Para iluminar las cometas se atan unas veces a la cola y a las alas, si las tienen, otras a los ángulos, faroles hechos con papel delgado de varios colores con su vela encendida, como se usa en las iluminaciones. Si corre viento regular se suspenden también algunos de la cuerda.

¡Qué espectáculo tan encantador, sobre todo si hay varias cometas, ver ondulando majestuosamente en el espacio aquellos globos   —362→   de luz en medio de las tinieblas de la noche! Pero... ¿y si en algún vaivén violento llegan los faroles a quemarse? Esto rara vez sucede. Al elevar la cometa es cuando corren más peligro pero se evita fácilmente sujetando la cola hasta que se eleve. Mas cuando llegan a arder el espectáculo es completo. Si se suspenden con alambres delgaditos, al quemarse el farol, todo concluye sin peligro de la cometa; si están con cuerdas cortas, a veces prende la llama en la cola, y es muy curioso verla avanzar lentamente despidiendo ráfagas de humo. Los niños, apurados con el peligro, recogen aprisa la cuerda, porque la cometa, falta de lastre, comienza a inquietarse y a dar grandes cabezadas a un lado y a otro.

Correos

Enviar correos a los pajaritos, a las nubes, a los ángeles, es otra diversión no menos entretenida. Los correos ordinarios consisten en un pedazo de papel fuerte o cartulina delgada cortado en redondo y con un agujero en el centro suficiente para que pase desahogadamente la cuerda de la cometa. Para meterlo en ella se le da con unas tijeras un corte, a b, y para que suba con más facilidad se dobla oblicuamente en forma de embudo o de pantalla, poniendo la parte cóncava de cara al viento.

circunferencia con agujero

Se ponen en las cuerdas cuando las cometas están bastante elevadas, y se hacen apuestas en varias condiciones: por ejemplo, a ver cuál llega primero a los tirantes en las diversas cometas, o, en una misma, a ver si uno alcanza a otro.

Otras muchas clases de correos discurre en seguida la fecunda inventiva de los niños. El que más nos ha gustado de cuantos hemos visto es un muñeco hecho con musgo y algodón en rama, a quien su autor puso el nombre de D. Quijote. Iba a caballo sobre un tubo de papel, suavizado por dentro para que resbalara sobre la cuerda, y los bordes algo vueltos hacia arriba para que no tropezara en ella. Tenía los pies algo más pesados para que no se volviera cabeza abajo, y una especie de paragüitas bien sujeto que le servía de ascensor. Su peso era insignificante con relación al tamaño, y merced al buen viento subía muy tranquilo la cuerda arriba, dando a veces algunas volteretas, con gran algazara de los espectadores. Antes de atar la cuerda a los tirantes se la pasa por el tubo; pero no se deja subir al muñeco por ella hasta que la cometa esté ya a cierta altura.

Buscapiés y cohetes. Para elevar el Quijote y otros correos parecidos no hay cosa mejor que atar al tubo donde va montado, o   —363→   a los pies, o al cuerpo mismo, un buscapié, pues los fogonazos rara vez les causan daño alguno. Con este impulso se elevan de una vez a bastante altura, donde el viento los sostiene ya más fácilmente.

Mucho más se elevan todavía con un cohete; pero para que el fogonazo no cause algún desperfecto se pone el cohete en la parte inferior del tubo o del monigote, atado por el medio de la vara, para que la bomba quede a cierta distancia. Al encenderlo, el niño que tiene la cometa se cubre las manos con la gorra o con un pañuelo, porque de lo contrario se expone a que las chispas le hagan soltar la cuerda y dar al traste con la cometa y con todo.

Con los cohetes se divierten además atacando a las cometas elevadas. La puntería es bien difícil por las continuas oscilaciones de las cometas, y por eso gana la apuesta o el premio el que menos lo piensa. Cuando el cohete va bien dirigido excita gran ansiedad por el temor, ya de que con el choque abra un agujero si la cometa es de papel, ya también de que estalle la bomba y queme el papel o la tela.

Otras veces ponen un alfiler doblado o un ganchito de alambre en cada extremo de la vara del cohete, lo cuelgan de la cuerda y prenden fuego a la mecha. El cohete sube por la cuerda arriba, sin peligro de la cometa, porque no puede pasar de los tirantes, pero con riesgo, en cambio, de quemarse la cuerda con el fogonazo.

La reata

Si las cometas se construyen expresamente para esta diversión, sean de una o de varias formas, se hacen de diversos tamaños: la primera, por ejemplo, de 20 a 25 centímetros de longitud; la segunda, de 40 a 80, etc. La cuerda de cada una es bastante corta. Se lanza al aire la primera, y cuando haya subido lo que su cuerda permita se ata al dorso de la segunda en el punto del cruce o en otra cuerda puesta a modo de tirantes. El tiro de la primera hace subir a ésta hasta que tome de por sí la fuerza suficiente, y cuando haya subido se ata del mismo modo a la tercera, y así sucesivamente.

Si corre viento regular, pueden elevarse de este modo cometas de extraordinaria magnitud, que no pueden manejarse solas; pero conviene poner cuerda algo más fuerte a medida que aumenta el tamaño. Elevadas de noche con faroles, producirán sin duda un efecto encantador.

Algunos ponen una cuerda general para todas las cometas de la reata, algo más resistente a cada 100 o 150 metros. De 50 en 50 metros, o a la distancia en que han de fijarse las cometas, hay lazadas para atarlas y evitar que se corran por la cuerda arriba. Cada cometa lleva de 20 a 40 metros de cuerda nada más.

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Los combates

La diversión más amena e interesante de todas es el combate de las cometas elevadas, que se acometen con encarnizamiento hasta vencer o morir. Para trabar la batalla es preciso ejercitarse antes en hacer a la cometa seguir sin dificultad los movimientos que se le impriman. Algunos niños adquieren en esto tanta destreza, que con un impulso apenas perceptible o una curva insignificante descrita con la mano hacen recorrer a la cometa grandes curvas en el aire. Si en el camino encuentra otra balanceándose tranquilamente, con el golpe la destruye, a no ser que el dueño lo advierta y la haga huir o acometer también a la agresora.

En esto consiste la lucha, interesantísima en verdad cuando los combatientes son diestros en el manejo de esta clase de armas. Se lleva a cabo unas veces a voluntad, ocupando cada cual el puesto que mejor le parece para acometer o defenderse; otras, designando espacio fijo fuera del cual no deban salir.

Además del golpe hay otro ataque más pacífico, pero de peores consecuencias. Al extremo de la cola atan los niños combatientes pedazos de vidrio o alguna hoja cortante, y acometen a las cometas enemigas de modo que pase la cola resbalando por las cuerdas. Con esto muchas veces las cortan, y dejan a los dueños el trabajo de ir a recoger a gran distancia los restos de las cometas destrozadas. Este combate no puede hacerse con las colas de papel, porque se deshacen en seguida.







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