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21


Picardía


   Voy a contarles mi historia,
perdónenme tanta charla
y les diré al principiarla,
aunque es triste hacerlo así,
a mi madre la perdí  2980
antes de saber llorarla.
—39→

   Me quedó en el desamparo,
y al hombre que me dio el ser
no lo pude conocer,
ansí, pues, dende chiquito,  2985
volé como el pajarito
en busca de qué comer.

   O por causa del servicio
que tanta gente destierra,
o por causa de la guerra,  2990
que es causa bastante seria,
los hijos de la miseria
son muchos en esta tierra.

   Ansí, por ella empujado
no sé las cosas que haría,  2995
y aunque con vergüenza mía,
debo hacer esta alvertencia,
siendo mi madre Inocencia
me llamaban Picardía.

   Me llevó a su lado un hombre  3000
para cuidar las ovejas
pero todo el día eran quejas
y guazcazos a lo loco,
y no me daba tampoco
siquiera unas jergas viejas.  3005

   Dende la alba hasta la noche,
en el campo me tenía.
Cordero que se moría,
mil veces me sucedió,
los caranchos lo comían  3010
pero lo pagaba yo.

   De trato tan rigoroso
muy pronto me acobardé,
el bonete me apreté
buscando mejores fines,  3015
y con unos bolantines
me fui para Santa-Fe.

   El pruebista principal
a enseñarme me tomó
y ya iba aprendiendo yo  3020
a bailar en la maroma,
mas me hicieron una broma
y aquello me indijustó.

   Una vez que iba bailando,
porque estaba el calzón roto,  3025
armaron tanto alboroto
que me hicieron perder pie;
de la cuerda me largué
y casi me descogoto.

   Ansí me encontré de nuevo  3030
sin saber dónde meterme,
y ya pensaba volverme
cuando, por fortuna mía,
me salieron unas tías
que quisieron recogerme.  3035

   Con aquella parentela,
para mí desconocida,
me acomodé ya en seguida,
y eran muy buenas señoras;
pero las más rezadoras  3040
que he visto en toda mi vida.

   Con el toque de oración
ya principiaba el rosario;
noche a noche un calendario
tenían ellas que decir,  3045
y a rezar solían venir
muchas de aquel vecinario.

   Lo que allí me aconteció
siempre lo he de recordar,
pues me empiezo a equivocar  3050
y a cada paso refalo
como si me entrara el malo
cuanto me hincaba a resar.

   Era como tentación
lo que yo esperimenté  3055
y jamás olvidaré
cuánto tuve que sufrir,
porque no podía decir
«artículos de la Fe».

   Tenía al lao una mulata  3060
que era nativa de allí,
se hincaba cerca de mí
como el ángel de la guarda,
pícara, y era la parda
la que me tentaba ansí.  3065

   «Resá, me dijo mi tía,
artículos de la Fe.»
Quise hablar y me atoré,
la dificultá me afiije,
miré a la parda, y ya dije  3070
«artículos de Santa Fe.»

   Me acomodó el coscorrón
que estaba viendo venir,
yo me quise corregir,
a la mulata miré  3075
y otra vez volví a decir
«artículos de Santa Fe.»

   Sin dificultá ninguna
rezaba todito el día,
y a la noche no podía  3080
ni con un trabajo inmenso;
es por eso que yo pienso
que alguno me tentaría.

   Una noche de tormenta,
vi a la parda y me entró chucho.  3085
Los ojos, me asusté mucho,
eran como refocilo:
al nombrar a San Camilo,
le dije San Camilucho.
—40→

   Esta me da con el pie,  3090
aquella otra con el codo.
¡Ah! viejas, por ese modo,
aunque de corazón tierno,
yo las mandaba al infierno
con oraciones y todo.  3095

   Otra vez, que como siempre
la parda me perseguía,
cuando yo acordé, mis tías
me habían sacao un mechón
al pedir la estirpación  3100
de todas las heregías.

   Aquella parda maldita
me tenía medio afligido,
y ansí, me había sucedido
que al decir estirpación  3105
le acomodé entripación
y me cayeron sin ruido.

   El recuerdo y el dolor
me duraron muchos días.
Soñé con las heregías  3110
que andaban por estirpar
y pedía siempre al resar
la estirpación de mis tías.

   Y dale siempre rosarios,
noche a noche y sin cesar,  3115
dale siempre barajar
salves, trisagios y credos.
Me aburrí de esos enriedos
y al fin me mandé mudar.




22


   Andube como pelota,  3120
y más pobre que una rata.
Cuando empecé a ganar plata
se armó no sé qué barullo.
Yo dije: a tu tierra grullo
aunque sea con una pata.  3125

   Eran duros y bastantes
los años que allá pasaron.
Con lo que ellos me enseñaron
formaba mi capital.
Cuanto vine me enrolaron  3130
en la Guardia Nacional.

   Me había egercitao al naipe,
el juego era mi carrera;
hice alianza verdadera
y arreglé una trapisonda  3135
con el dueño de una fonda
que entraba en la peladera.

   Me ocupaba con esmero
en floriar una baraja,
él la guardaba en la caja  3140
en paquetes como nueva;
y la media arroba lleva
quien conoce la ventaja.

   Comete un error inmenso
quien de la suerte presuma,  3145
otro más hábil lo fuma,
en un dos por tres, lo pela;
y lo larga que no vuela
porque le falta una pluma.

   Con un socio que lo entiende  3150
se arman partidas muy buenas,
queda allí la plata agena.,
quedan prendas y botones;
siempre cain a esas riuniones
sonzos con las manos llenas.  3155

   Hay muchas trampas legales,
recursos del jugador.
No cualquiera es sabedor
a lo que un naipe se presta.
Con una cincha bien puesta  3160
se la pega uno al mejor.

   Deja a veces ver la boca
haciendo el que se descuida.
Juega el otro hasta la vida
y es siguro que se ensarta,  3165
porque uno muestra una carta
y tiene otra prevenida.

   Al monte, las precauciones
no han de olvidarse jamás.
Debe afirnarse a demás  3170
los dedos para el trabajo
y buscar asiento bajo
que le dé la luz de atrás.

    Pa tayar, tome la luz,
dé la sombra al alversario,  3175
acomódese al contrario
en todo juego cartiao;
tener ojo egercitao
es siempre muy necesario.

   El contrario abre los suyos,  3180
pero nada ve el que es ciego.
Dándole soga, muy luego
se deja pezcar el tonto.
Todo chapetón cree pronto
que sabe mucho en el juego.  3185

   Hay hombres muy inocentes
y que a las carpetas van.
Cuando asariados están,
les pasa infinitas veces,
pierden en puertas y en treses,  3190
y dándoles mamarán.
—41→

   El que no sabe, no gana
aunque ruegue a Santa Rita.
En la carpeta a un mulita
se le conoce al sentarse.  3195
Y conmigo, era matarse,
no podían ni a la manchita.

   En el nueve y otros juegos
llevo ventaja no poca,
y siempre que dar me toca  3200
el mal no tiene remedio,
porque sé sacar del medio
y sentar la de la boca.

   En el truco, al más pintao
solía ponerlo en apuro;  3205
cuando aventajar procuro,
sé tener, como fajadas,
tiro a tiro el as de espadas,
o flor, o envite seguro.

   Yo sé defender mi plata  3210
y lo hago como el primero.
El que ha de jugar dinero
preciso es que no se atonte.
Si se armaba una de monte,
tomaba parte el fondero.  3215

   Un pastel, como un paquete,
sé llevarlo con limpieza;
dende que a salir empiezan
no hay carta que no recuerde;
Sé cuál se gana o se pierde  3220
en cuanto cain a la mesa.

   También por estas jugadas
suele uno verse en aprietos;
mas yo no me comprometo
porque sé hacerlo con arte,  3225
y aunque les corra el descarte
no se descubre el secreto.

   Si me llamaban al dao
nunca me solía faltar
un cargado que largar,  3230
un cruzao para el más vivo;
y hasta atracarles un chivo
sin dejarlos maliciar.

   Cargaba bien una taba
porque la sé manejar;  3235
no era manco en el billar,
y por fin de lo que esplico,
digo que, hasta con pichicos,
era capaz de jugar.

   Es un vicio de mal fin,  3240
el de jugar, no lo niego;
todo el que vive del juego
anda a la pezca de un bobo,
y es sabido que es un robo
ponerse a jugarle a un ciego.  3245

   Y esto digo claramente
porque he dejao de jugar;
y les puedo asigurar
como que fui del oficio:
más cuesta aprender un vicio  3250
que aprender a trabajar.




23


   Un nápoles mercachifle
que andaba con un arpista,
cayó también en la lista
sin dificultá ninguna:  3255
lo agarré a la treinta y una
y le daba bola vista.

   Se vino haciendo el chiquito,
por sacarme esa ventaja;
en el pantano se encaja  3260
aunque robo se le hacía,
lo cegó Santa Lucía
y desocupó las cajas.

   Lo hubieran visto afligido
llorar por las chucherías.  3265
«Ma gañao con picardía»
decía el gringo y lagrimiaba,
mientras yo en un poncho alzaba
todita su merchería.

   Quedó allí aliviao del peso  3270
sollozando sin consuelo,
había caído en el anzuelo
tal vez porque era domingo,
y esa calidá de gringo
no tiene santo en el cielo.  3275

   Pero poco aproveché
de fatura tan lucida:
el diablo no se descuida,
y a mí me seguía la pista
un ñato muy enredista  3280
que era Oficial de partida.

   Se me presentó a esigir
la multa en que había incurrido,
que el juego estaba prohibido
que iba a llevarme al cuartel.  3285
Tube que partir con él
todo lo que había alquirido.

   Empezó a tomarlo entre ojos
por esa albitrariedá;
yo había ganao, es verdá,  3290
con recursos, eso sí;
pero él me ganaba a mí
fundao en su autoridá.
—42→

   Decían que por un delito
mucho tiempo andubo mal;  3295
un amigo servicial
lo compuso con el Juez,
y poco tiempo después
lo pusieron de Oficial.

   En recorrer el partido  3300
continuamente se empleaba.
Ningún malevo agarraba
pero traía en un carguero,
gallinas, pavos, corderos
que por ay recoletaba.  3305

   No se debía permitir
el abuso a tal estremo:
mes a mes hacía lo mesmo,
y ansí decía el vecindario,
«este ñato perdulario  3310
ha resucitao el diezmo.»

   La echaba de guitarrero
y hasta de concertador:
sentao en el mostrador
lo hallé una noche cantando,  3315
y le dije -co... mo... quiando
con ganas de oír un cantor.

   Me echó el ñato una mirada
que me quiso devorar,
mas no dejó de cantar  3320
y se hizo el desentendido,
pero ya había conocido
que no lo podía pasar.

   Una tarde que me hallaba
de visita... vino el ñato,  3325
y para darle un mal rato
dije fuerte... «Ña... to... ribia
no cebe con la agua tibia.»
Y me la entendió el mulato.

   Era el todo en el Juzgao,  3330
y como que se achocó
ay nomás me contestó:
«cuanto el caso se presiente
te he de hacer tomar caliente
y has de saber quién soy yo.»  3335

   Por causa de una muger
se enredó más la cuestión;
le tenía el ñato afición,
ella era muger de ley,
moza con cuerpo de güey  3340
muy blanda de corazón.

   La hallé una vez de amasijo,
estaba hecha un embeleso:
y le dije... «Me intereso
en aliviar sus quehaceres,  3345
y ansí, señora, si quiere
yo le arrimaré los güesos.»

   Estaba el ñato presente
sentado como de adorno.
Por evitar un trastorno  3350
ella al ver que se dijusta,
me contestó... «si usté gusta
arrímelos junto al horno.»

   Ay se enredó la madeja
y su enemistá conmigo;  3355
se declaró mi enemigo,
y por aquel cumplimiento
ya sólo buscó el momento
de hacerme dar un castigo.

   Yo veía que aquel maldito  3360
me miraba con rencor
buscando el caso mejor
de poderme echar el pial;
y no vive más el lial
que lo que quiere el traidor.  3365

   No hay matrero que no caiga,
ni arisco que no se amanse.
Ansí, yo, dende aquel lance
no salía de algún rincón
tirao como el San Ramón  3370
después que se pasa el trance.




24


   Me le escapé con trabajo
en diversas ocasiones;
era de los adulones,
me puso mal con el Juez;  3375
hasta que al fin, una vez
me agarró en las eleciones.

   Ricuerdo que esa ocasión
andaban listas diversas;
las opiniones dispersas  3380
no se podían arreglar.
Decían que el Juez por triunfar
hacía cosas muy perversas.

   Cuando se riunió la gente
vino a ploclamarla el ñato;  3385
diciendo con aparato
«que todo andaría muy mal;
si pretendía cada cual
votar por un candilato.»

   Y quiso al punto quitarme  3390
la lista que yo llevé,
mas yo se la mesquiné
y ya me gritó... «Anarquista
has de votar por la lista
que ha mandao el Comiqué.»  3395
—43→

   Me dio vergüenza de verme
tratado de esa manera;
y como si uno se altera
ya no es fácil de que ablande,
le dije... «Mande el que mande  3400
yo he de votar por quien quiera».

   «En las carpetas de juego
y en la mesa eletoral,
a todo hombre soy igual,
respeto al que me respeta;  3405
pero el naipe y la boleta
naides me lo ha de tocar.»

   Ay no más ya me cayó
a sable la polecía,
aunque era una picardía  3410
me decidí a soportar
y no los quise peliar
por no perderme ese día.

   Atravesao me agarró
y se aprovechó aquel ñato;  3415
dende que sufrí ese trato
no dentro donde no quepo;
fi a ginetiar en el cepo
por cuestión de candilatos.

   Injusticia tan notoria  3420
no la soporté de flojo.
Una venda de mis ojos
vino el suceso a valtiar.
Vi que teníamos que andar
como perro con tramojo.  3425

   Dende aquellas eleciones
se siguió el batiburrillo;
aquel se volvió un ovillo
del que no había ni noticia;
¡Es Señora la justicia...  3430
y anda en ancas del más pillo!




25


   Después de muy pocos días,
tal vez por no dar espera
y que alguno no se fuera,
hicieron citar la gente,  3435
pa riunir un contingente
y mandar a la frontera.

   Se puso arisco el gauchage,
la gente está acobardada,
salió la partida armada,  3440
y trujo como perdices
unos cuantos infelices
que entraron en la voltiada.

   Decía el ñato con soberbia:
«esta es una gente indina;  3445
yo los rodié a la sordina
no pudieron escapar;
y llevaba orden de arriar
todito lo que camina.»

   Cuando vino el Comendante  3450
dijieron: «Dios nos asista.»
Llegó, y les clavó la vista
yo estaba haciéndome el sonzo.
Le echó a cada uno un responso
y ya lo plantó en la lista.  3455

   «Cuádrate, le dijo a un negro,
te estás haciendo el chiquito,
cuando sos el más maldito
que se encuentra en todo el pago.
Un servicio es el que te hago  3460
y por eso te remito.»


A otro

   «Vos no cuidás tu familia
ni le das los menesteres;
visitás otras mugeres
y es preciso calabera,  3465
que aprendás en la frontera
a cumplir con tus deberes.


A otro

   Vos también sos trabajoso;
cuando es preciso votar
hay que mandarte llamar  3470
y siempre andas medio alzao;
sos un desubordinao
y yo te voy a filiar.


A otro

   ¿Cuánto tiempo hace que vos
andás en este partido?  3475
¿Cuántas veces has venido
a la citación del Juez?
No te he visto ni una vez
has de ser algún perdido.


A otro

   Este es otro barullero  3480
que pasa en la pulpería
predicando noche y día
y anarquizando a la gente.
Irás en el contingente
por tamaña picardía.  3485
—44→


A otro

   Dende la anterior remesa
vos andas medio perdido;
la autoridá no ha podido
jamás hacerte votar.
Cuando te mandan llamar  3490
te pasás a otro partido.


A otro

   Vos siempre andás de florcita,
no tenés renta ni oficio;
no has hecho ningún servicio,
no has votado ni una ves.  3495
Marchá... para que dejés
de andar haciendo perjuicio.


A otro

   Dame vos tu papeleta
yo te la voy a tener.
Ésta queda en mi poder  3500
después la recogerás.
Y ansí si te resertás
todos te pueden prender.


A otro

   «Vos porque sos ecetuao
a te queres sulevar;  3505
no vinistes a votar
cuando hubieron eleciones.
No te valdrán eseciones.
yo te voy a enderezar.»

   Y a este por este motivo  3510
y a otro por otra razón,
toditos, en conclusión,
sin que escapara ninguno,
fueron pasando uno a uno
a juntarse en un rincón.  3515

   Y allí las pobres hermanas,
las madres y las esposas
redamaban cariñosas
sus lágrimas de dolor;
pero gemidos de amor  3520
no remedian estas cosas.

   Nada importa que una madre
se desespere o se queje,
que un hombre a su mujer deje
en el mayor desamparo;  3525
hay que callarse, o es claro,
que lo quiebran por el eje.

   Dentran después a empeñarse,
con este o aquel vecino;
y como en el masculino,  3530
el que menos corre, vuela.
Deben andar con cautela
las pobres me lo imagino.

   Muchas al Juez acudieron,
por salvar de la jugada;  3535
él les hizo una cuerpiada,
y por mostrar su inocencia,
les dijo: «tengan pacencia
pues yo no puedo hacer nada.»

   Ante aquella autoridá  3540
permanecían suplicantes.
Y después de hablar bastante
«yo me lavo, -dijo el Juez-,
como Pilatos los pies,
esto lo hace el Comendante.»  3545

   De ver tanto desamparo
el corazón se partía.
Había madre que salía
con dos, tres hijos o más,
por delante y por detrás,  3550
y las maletas vacías.

   Dónde irán, pensaba yo,
a perecer de miseria.
Las pobres si de esta feria
hablan mal, tienen razón;  3555
pues hay bastante materia
para tan justa aflición.




26


   Cuando me llegó mi turno
dige entre mí «ya me toca.»
Y aunque mi falta era poca  3560
no sé por qué me asustaba,
les asiguro que estaba
con el Jesús en la boca.

   Me dijo que yo era un vago
un jugador, un perdido,  3565
que dende que fi al partido
andaba de picaflor,
que había de ser un bandido
como mi ante sucesor.

   Puede que uno tenga un vicio,  3570
y que de él no se reforme,
mas naides está conforme
con recebir ese trato.
Yo conocí que era el ñato
quien le había dao los informes.  3575
—45→

   Me dentró curiosidá,
al ver que de esa manera
tan siguro me dijiera
que fue mi padre un bandido.
Luego lo había conocido,  3580
y yo inoraba quién era.

   Me empeñé en aviriguarlo,
promesas hice a Jesús.
Tube por fin una luz,
y supe con alegría  3585
que era el autor de mis días,
el guapo sargento Cruz.

   Yo conocía bien su historia
y la tenía muy presente.
Sabía que Cruz bravamente,  3590
yendo con una partida,
había jugado la vida
por defender a un valiente.

   Y hoy ruego a mi Dios piadoso
que lo mantenga en su gloria;  3595
se ha de conservar su historia
en el corazón del hijo:
él al morir me bendijo
yo bendigo su memoria.

   Yo juré tener enmienda  3600
y lo conseguí deveras;
puedo decir ande quiera
que si faltas he tenido
de todas me he corregido
dende que supe quién era.  3605

   El que sabe ser buen hijo
a los suyos se parece;
y aquel que a su lado crece
y a su padre no hace honor
como castigo merece  3610
de la desdicha el rigor.

   Con un empeño costante
mis faltas supe enmendar.
Todo conseguí olvidar,
pero por desgracia mía,  3615
el hombre de Picardía
no me lo pude quitar.

   Aquel que tiene buen nombre
muchos dijustos ahorra.
Y entre tanta mazamorra  3620
no olviden esta alvertencia:
aprendí por esperencia
que el mal nombre no se borra.

El contingente

El contingente




27


   He servido en la frontera
en un cuerpo de milicias;  3625
no por razón de justicia
como sirve cualesquiera.

   La bolilla me tocó
de ir a pasar malos ratos
por la facultá del ñato;  3630
que tanto me persiguió.
—46→

   Y sufrí en aquel infierno
esa dura penitencia,
por una malaquerencia
de un oficial subalterno.  3635

   No repetiré las quejas
de lo que se sufre allá,
son cosas muy dichas ya
y hasta olvidadas de viejas.

   Siempre el mesmo trabajar  3640
siempre el mesmo sacrificio
es siempre el mesmo servicio,
y el mesmo nunca pagar.

   Siempre cubiertos de harapos
siempre desnudos y pobres,  3645
nunca le pagan un cobre
ni le dan jamás un trapo.

   Sin sueldo y sin uniforme
lo pasa uno aunque sucumba,
conformesé con la tumba  3650
y si no... no se conforme.

   Pues si uste se ensoberbece
o no anda muy voluntario,
le aplican un novenario
de estacas... que lo enloquecen.  3655

   Andan como pordioseros
sin que un peso los alumbre
porque han tomao la costumbre
de deberle años enteros.

   Siempre hablan de lo que cuesta  3660
que allá se gasta un platal.
Pues yo no he visto ni un rial
en lo que duró la fiesta.

   Es servicio estraordinario
bajo el fusil y la vara  3665
sin que sepamos qué cara
le ha dao Dios al comisario.

   Pues si va a hacer la revista
se vuelve como una bala,
es lo mesmo que luz mala  3670
para perderse de vista.

   Y de yapa cuando va,
todo parece estudiao.
Va con meses atrasaos
de gente que ya no está.  3675

   Pues ni adrede que lo hagan
podrán hacerlo mejor,
cuando cai, cai con la paga
del contingente anterior.

   Porque son como sentencia  3680
para buscar al ausente,
y el pobre que está presente
que perezca en la endigencia.

   Hasta que tanto aguantar
el rigor con que lo tratan,  3685
o se resierta, o lo matan,
o lo largan sin pagar.

   De ese modo es el pastel
porque el gaucho... ya es un hecho
no tiene ningún derecho  3690
ni naides vuelve por él.

   ¡La gente vive marchita!
Si viera cuando echan tropa,
les vuela a todos la ropa
que parecen banderitas.  3695

   De todos modos lo cargan
y al cabo de tanto andar,
cuando lo largan, lo largan
como pa echarse a la mar.

   Si alguna prenda le han dao  3700
se la vuelven a quitar,
poncho, caballo, recao,
todo tiene que dejar.

   Y esos pobres infelices
al volver a su destino  3705
salen como unos Longinos
sin tener con qué cubrirse.

   A mí me daba congojas
el mirarlos de ese modo
pues el más avino de todos  3710
es un peregil sin hojas.

   Aora poco ha sucedido,
con un invierno tan crudo,
largarlos a pie y desnudos
pa volver a su partido.  3715

    Y tan duro es lo que pasa
que en aquella situación,
les niegan un mancarrón
para volver a su casa.

   ¡Lo tratan como a un infiel!  3720
Completan su sacrificio
no dandolé ni un papel
que acredite su servicio.

   Y tiene que regresar
más pobre de lo que jué,  3725
por supuesto a la mercé
del que lo quiere agarrar.

   Y no avirigüe después
de los bienes que dejó;
de hambre, su muger vendió  3730
por dos lo que vale diez.

   Y como están convenidos
a jugarle manganeta
a reclamar no se meta
porque ese es tiempo perdido.  3735

   Y luego, si a alguna Estancia
a pedir carne se arrima
al punto le cain encima
con la ley de la vagancia.

   Y ya es tiempo, pienso yo,  3740
de no dar más contingente.
Si el Gobierno quiere gente,
que la pague y se acabó.

   Y saco ansí en conclusión,
en media de mi inorancia,  3745
que aquí el nacer en Estancia
es como una maldición.

   Y digo, aunque no me cuadre
decir lo que naides dijo:
—47→
La Provincia es una madre  3750
que no defiende a sus hijos.

   Mueren en alguna loma
en defensa de la ley,
o andan lo mesmo que el güey,
arando pa que otros coman.  3755

   Y he decir ansí mismo,
porque de adentro me brota,
que no tiene patriotismo
quien no cuida al compatriota.




28


   Se me va por donde quiera  3760
esta lengua del demonio.
Voy a darles testimonio
de lo que vi en la frontera.

   Yo sé que el único modo
a fin de pasarlo bien,  3765
es decir a todo amén
y jugarle risa a todo.

   El que no tiene colchón
en cualquier parte se tiende.
El gato busca el jogón  3770
y ese es mozo que lo entiende.

   De aquí comprenderse debe,
aunque yo hable de este modo;
que uno busca su acomodo
siempre lo mejor que puede.  3775

   Lo pasaba como todos
este pobre penitente,
pero salí de asistente
y mejoré en cierto modo.

   -Pues aunque esas privaciones  3780
causen desesperación,
siempre es mejor el jogón
de aquel que carga galones.

   De entonces en adelante
algo logré mejorar,  3785
pues supe hacerme lugar
al lado del Ayudante.

   Él se daba muchos aires,
pasaba siempre leyendo,
decían que estaba aprendiendo  3790
pa recebirse de fraile.

   Aunque lo pillaban tanto
jamás lo vi dijustao;
tenía los ojos paraos
como los ojos de un Santo.  3795

   Muy delicao, dormía en cuja,
y no sé por qué sería
la gente lo aborrecía
y le llamaban LA BRUJA.

   Jamás hizo otro servicio  3800
ni tubo más comisiones,
que recebir las raciones
de víveres y de vicios.

   Yo me pasé a su jogón
al punto que me sacó,  3805
y ya con él me llevó
a cumplir su comisión.
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   Estos diablos de milicos
de todo sacan partido.
Cuando nos vían reunidos  3810
se limpiaban los hocicos.

   Y decían en los jogones
como por chocarrería,
«con la Bruja y Picardía,
van a andar bien las raciones.»  3815

   A mí no me jué tan mal
pues mi oficial se arreglaba;
les diré lo que pasaba
sobre este particular.

   Decían que estaban de acuerdo  3820
la Bruja y el provedor,
y que recebía lo pior...
Puede ser, pues no era lerdo.

   Que a más en la cantidá
pegaba otro dentellón,  3825
y que por cada ración
le entregaban la mitá.

   Y que esto, lo hacía del modo
como lo hace un hombre vivo:
firmando luego el recibo,  3830
ya se sabe, por el todo.

   Pero esas murmuraciones
no faltan en campamento.
Déjenme seguir mi cuento,
o historia de las raciones.  3835

   La Bruja las recebía,
como se ha dicho, a su modo;
las cargábamos, y todo
se entriega en la mayoría.

   Sacan allí en abundancia  3840
lo que les toca sacar.
Y es justo que han de dejar
otro tanto de ganancia.

   Van luego a la compañía,
las recibe el comendante;  3845
el que de un modo abundante
sacaba cuanto quería.

   Ansí la cosa liviana,
va mermada por su puesto.
Luego se le entrega el resto  3850
al oficial de semana.

   -Araña, ¿quién te arañó?
   -Otra araña como yo.

   Este le pasa al sargento
aquello tan reducido,  3855
y como hombre prevenido
saca siempre con aumento.

   Esta relación no acabo
si otra menudencia ensarto;
el sargento llama al cabo  3860
para encargarle el reparto.

   Él también saca primero
y no se sabe turbar;
naides le va a aviriguar
si ha sacado mas o menos.  3865

   Y sufren tanto bocao
y hacen tantas estaciones,
que ya casi no hay raciones
cuando llegan al soldado.

   ¡Todo es como pan bendito!  3870
Y sucede de ordinario
tener que juntarse varios
para hacer un pucherito.

    Dicen que las cosas van
con arreglo a la ordenanza.  3875
¡Puede ser! pero no alcanzan,
¡tan poquito es lo que dan!

   Algunas veces, yo pienso,
y es muy justo que lo diga,
sólo llegaban las migas  3880
que habían quedao en los lienzos.

   Y esplican aquel infierno
en que uno está medio loco,
diciendo que dan tan poco
porque no paga el gobierno.  3885

   Pero eso yo no lo entiendo,
ni a aviriguarlo me meto;
soy inorante completo
nada olvido, y nada apriendo.

   Tiene uno que soportar  3890
el tratamiento más vil:
a palos en lo civil,
a sable en lo militar

   El vestuario es otro infierno;
si lo dan, llega a sus manos,  3895
en invierno el de verano
y en el verano el de invierno.

   Y yo el motivo no encuentro,
ni la razón que esto tiene,
mas dicen que eso ya viene  3900
arreglado dende adentro.

   Y es necesario aguantar
el rigor de su destino;
el gaucho no es argentino
sino pa hacerlo matar.  3905

   Ansí ha de ser, no lo dudo.
Y por eso decía un tonto:
«Si los han de matar pronto,
mejor es que estén desnudos.»

   Pues esa miseria vieja  3910
no se remedia jamás;
todo el que viene detrás
como la encuentra la deja.

    Y se hallan hombres tan malos
que dicen de buena gana:  3915
«el gaucho es como la lana
se limpia y compone a palos.»

   Y es forzoso el soportar
aunque la copa se enllene;
parece que el gaucho tiene  3920
algún pecao que pagar.

La vuelta del contingente

La vuelta del contingente

 
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