Casual tal vez el militar estruendo | |
será que vos decís, o muestra haciendo | 50 |
Don Sancho de su gente y sus banderas, | |
los clarines de Marte en la campaña | |
fingiendo el trance, entre su gente sola, | |
en simulacro adiestrar a su saña. | |
No faltará un ardid que salve al conde. | 55 |
No conocéis vos, Lainez, | |
de la mujer el pecho enamorado; | |
yo al conde amé, que sus virtudes tantas, | |
tales hazañas como cuenta el moro | |
con terror de su brazo, arpones eran | 60 |
que amor clavó en mi pecho; | |
y al que tan fácil el poder tremendo | |
rompe de Abderramén, y le destroza, | |
al que tan fácil a Almanzor rindiera, | |
flaca, de amor vencida, | 65 |
mal resistirle una mujer pudiera. | |
En balde, en balde la fatal memoria | |
me atormenta mil veces de mi padre | |
muerto a sus manos en la lid sangrienta. | |
Yo batallé; pero venció. Y entonces, | 70 |
¡Con cuánto ardor me abalancé a los
riesgos | |
para salvar su vida! ¡Ay sin mí, el conde, | |
Lainez, aun a pesar de tanta hazaña, | |
ya perecido hubiera | |
de Don García a la funesta saña. | 75 |
Después yo misma con mi lloro ardiente | |
su enojo conjuré, cuando mi hermano | |
en su poder cayó: puesta a sus plantas, | |
más generoso le pedí a los cielos | |
que acaso merecía | 80 |
el traidor fementido Don García. | |
¿Y qué no hiciera porque el mundo todo | |
más generoso le adorara y bueno | |
que valiente y terrible? | |
¿Y a mí a quien tanto su afición me
cuesta | 85 |
me ha de faltar un medio de salvarle? | |
Yo rogaré a Don Sancho, | |
sus plantas besaré; si no me escucha | |
levantaré a Castilla, | |
que mucho al conde quiere, | 90 |
y vos su afección mucha | |
conoceréis en la tremenda lucha. | |
Todos las armas, todos, | |
niños, mozos, ancianos y mujeres | |
empuñarán; en fin, yo misma, ciega, | 95 |
ebria de amor me ofreceré a Don Sancho | |
víctima en su lugar: y aunque su reino | |
por robarle a mi amor se levantara, | |
quien ya salvarle pudo | |
una vez, otras ciento le salvara. | 100 |
Dos veces a mi esposo | |
la vida habré salvado; sí, que el
día | |
que le saqué en Pamplona, nueva Ariadna, | |
del laberinto en que le hundió García, | |
no más amor al conde que hoy tenía. | 105 |
Pero alguien llega aquí: si no me engaño, | |
Don Nuño Ansúrez es. |