Escena
III
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FERNÁN GONZÁLEZ,
DOÑA SANCHA.
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SANCHA | Concédeme, señor, que yo tus
plantas | | bese mil veces y en mi llanto bañe. | 45 | ¡Cuál mis ojos te ven! ¡Ah!, no son
estos | | aquellos lazos, no, que te estrechaban | | dulces y hermosos, cuando en Burgos, conde, | | feliz amor a entrambos enlazaba. | | ¿Quién, oh sol de mis ojos, pensaría | 50 | que en hierros y cadenas se trocaran? | | Pero ¡ay!, no llanto en tan amargo trance | | te pide amor al corazón; venganza, | | venganza solamente. |
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FERNÁN | Mal pudiera | | sus agravios vengar quien torpe arrastra | 55 | viles cadenas. | | No: morir vilmente, | | ofendido, humillado, sin mis armas | | puedo sólo esperar. ¡Oh! Si matando, | | morir siquiera de feroz batalla | 60 | pudiera entre el estruendo! Digna entonces | | mi muerte fuera de mi vida: aciaga | | tal dicha, empero, me robó fortuna. | | Mas ¿vos... y en este traje disfrazada? | | Pues ¿cómo, cuando en Burgos os
creía, | 65 | en estos muros mi cariño os halla? | | ¿Quién nuevas os llevó?
¿Cómo pudisteis | | de mis guardas burlar la vigilancia? | |
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SANCHA | Ora deja, señor, de mi venida | | de preguntarme la ocasión ni traza. | 70 | Apenas tiempo de acordar tenemos | | qué nos resta que hacer. Aun la esperanza | | vive en mi corazón; sí, que a tu lado | | ya no soy yo, mi bien, tan desgraciada. | | Ya en León estoy, ¿y lo demás | 75 | qué importa? Contigo sé morir: esto te
basta. | |
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FERNÁN | ¡Morir, Sancha! Jamás: no ha de
bastarme | | valor para envolverte en mi desgracia. | |
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SANCHA | No más quejas, no más: deja a los
viles | | que al peso del dolor rindan el alma. | 80 | Los fuertes también triunfan cuando caen: | | que es más grande y mejor la dura carga | | soportar con paciencia, aunque tus hombros | | oprima con dolor, que no arrojarla. | | ¿Qué los vencidos por tu antiguo esfuerzo | 85 | de tu pecho dirán cuando la fama | | tu flaqueza divulgue, cuando diga | | que aquel que los venció también temblaba? | | ¿Qué Castilla dirá? Sí, que otro
aliento | | muy más heroico de su conde aguarda, | 90 | no a nosotros tan sólo nos debemos, | | que también somos feudo de la patria. | | Esa Castilla mesma que te adora, | | luego que tu prisión se divulgara | | su fe con noble ardor acreditando | 95 | para vengarte se arrojó a las armas. | | Tus ricos-hombres todos, tus vasallos | | en el monte emboscados, a la entrada | | de la ciudad, con impaciencia esperan | | que les dé la señal de la venganza. | 100 | El fiel Gonzalo los gobierna y rige. | | Todos ardiendo en vengadora saña, | | al Dios del cielo, que castiga y premia, | | sobre la cruz juraron de su espada | | libertarte o morir. |
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FERNÁN | ¿Qué es lo que escucho? | 105 | ¿Y cómo salvaremos las murallas | | guardadas de contino, inaccesibles, | | que de tantos valientes nos separan? | | ¿O pensasteis acaso que segura | | estará nuestra vida en este alcázar | 110 | si el insensato arrojo de los nuestros | | esta ciudad en su impaciencia asalta? | | ¿Yo he de sufrir sin pelear y ocioso | | que harto fiel con su sangre derramada | | castilla me rescate, con las manos | 115 | vacías, aherrojadas, de las armas | | escuchando el rumor y los gemidos | | de los que muertos por salvarme caigan? | | Nunca; jamás. A los valientes diles | | que Castilla en su seno alimentara, | 120 | que nunca olvidará Fernán González | | cuánto le debe a su lealtad extraña. | | Que las armas dejando, a sus hogares | | se vuelvan, y que el conde se lo manda; | | que sólo así cuanto por él hicieron | 125 | puede ahora pagar, y así lo paga. | |
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SANCHA | ¿Que ellos las armas dejen? Por
ventura | | piensas, Fernán González, que lograra | | sin ti volverlos nadie a sus hogares? | | Ellos juraron, y la ardiente llama | 130 | que arde en su corazón de amor al conde | | nadie puede entibiar. No le enseñaras | | tú a ser grande a Castilla, a ser heroica, | | y acaso en tu defensa no se alzara. | | No hay tiempo que perder. Óyeme. Un medio | 135 | podemos aun probar: con cuatro guardias | | por la puerta secreta, que da al campo, | | la entrada se defiende de este alcázar, | | que el ser aquesta parte inexpugnable | | la precaución excusa: el rey me manda | 140 | que salga por aquí: la noche oscura | | con sus negras tinieblas nos ampara. | | Viste mis ropas, y engañados todos | | creerán ver en el bulto a doña Sancha. | |
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FERNÁN | ¿Quién? ¿Yo cubrirme con
ropajes vuestros? | 145 | ¿Yo a los cobardes esconder mi cara? | |
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SANCHA | ¿Qué importa que la escondas un
momento | | si luego más terrible has de enseñarla? | | Al campo sal, y en el oscuro bosque | | que circunda a León de espesas hayas, | 150 | ruinado, inmenso, colosal, suntuoso, | | un monumento antiguo se levanta. | | Templo fue de Minerva, cuando Roma | | sus dioses y sus leyes dio a la España. | | Hoy nada es ya: pero en su seno esconde | 155 | los leales castellanos, que allí aguardan | | que un héroe los conduzca a la victoria. | | Corre, Fernán González. |
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SANCHA | Yo aquí me quedaré, del rey, don
Sancho | | a templar el enojo, y a una flaca | 160 | mujer, ¿qué caballero ha de ofenderla? | | No corro riesgo aquí; ninguno. Marcha. | | Sin ti ¿qué hicieran los valientes todos | | contra las huestes que León prepara? | | Sin ti perecerán. Tu fuerte brazo | 165 | el éxito hará cierto de las armas. | | Inútil es que intentes disuadirme, | | o los dos moriremos. Sí, mañana... | | Aquí contigo he de esperar... escucha... | | segará un vil verdugo tu garganta, | 170 | o en un encierro eterno, mutilados | | los ojos... |
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FERNÁN | ¿Qué decís? ¿Así
se trata | | a un nieto de Porcellos, el que a Burgos | | de muchos pueblos, por blasón, fundara? | |
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SANCHA | ¡Lejos de mí tan espantosa
imagen! | 175 | Antes que sobreviva a tal desgracia | | mira este acero que, escondido, el punto | | de derramar mi sangre sólo aguarda. | | Elige, pues, en fin. |
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SANCHA | Resuelve. | | Mira a Castilla, triste, abandonada, | 180 | ser presa de León, y al torpe yugo | | dar la cerviz; y mira cuál la amaga | | el moro cordobés, perdido el brazo | | que del fiero Almanzor sólo atajaba | | la ardiente furia. En fin, ¿un nombre vano | 185 | para ti será el nombre de la patria? | | ¿Y tú al amor la inmolarás cobarde | | de una débil mujer? ¡Cielos! La fama | | a par que tu prisión rauda publica | | también las nuevas lúgubres propaga | 190 | que a entrar de nuevo al castellano suelo | | sus banderas los bárbaros preparan. | | No ya por mí, que con estéril llanto | | que corras a vencer pido angustiada; | | no ya por mí, cuyas caricias tiernas | 195 | sin duda has olvidado; por la España, | | que más de ti esperó: vuela, bien
mío. | | Salva, Fernán González, a tu patria. | | Inútil le es tu muerte: ella lo pide. | | Toda Castilla, conde, y doña Sancha, | 200 | los dos objetos de tu amor ardiente, | | unidos lo pedimos a tus plantas. | |
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FERNÁN | ¡Imposible! ¡Jamás! Vano es
el ruego. | |
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SANCHA | No hay otro arbitrio... sí...
sígueme y calla. | | Urge ya el tiempo y la ocasión. ¿No
escuchas | 205 | los cerrojos crujir? ¿No oyes pisadas? | |
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FERNÁN | ¡Oh mujer celestial! ¿Yo
abandonarte | | sola y aquí...? Jamás. |
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SANCHA | No abandonada | | estaré, cuando tú, venciendo, libre | | contra León empuñarás la lanza. | 210 | Antes de una hora en mi veloz caballo | | a nuestros tercios en el bosque alcanzas. | | Aquí es fácil que el caso no descubran, | | pues yo he de procurarlo, hasta mañana. | | Nadie espera este golpe; de improviso | 215 | puedes dar el asalto antes del alba. | | La confusión, la noche, la sorpresa... | | Todo, en fin, la victoria te afianza | | antes que aqueste engaño se trasluzca. | | Pero el tiempo veloz corre, y... ya basta. | 220 | Por la postrera vez... elige: o quieres | | que este acero... |
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SANCHA | Nada. | Pues sea. | | Pero ¡ay!, ¡cuánta amargura me
preparas, | | si descargando sobre ti don Sancho, | 225 | dulce esposa, en mi ausencia, su venganza, | | sólo entro aquí, con el estéril gozo | | de vengarte, mi amor. ¡Ay! ¿Quién
librara | | al rey don Sancho de mi furia? Tiemble, | | tiemble entonces León. Oh tú, que amparas, | 230 | gran Dios, a la inocencia desde el cielo; | | si siempre presenté sobre tus aras | | un corazón cristiano, si en el campo | | yo vencí tantas veces por tu causa, | | no permitas, Señor, que el ciego enojo | 235 | convierta el rey cruel contra la infanta. | | Ampárala, gran Dios: yo a tu custodia | | la fío y la consagro: por mi patria | | corro a verter la sangre, que en defensa | | de tu fe, tantas veces derramara. | 240 | Si he de encontrarla víctima a mi vuelta, | | hiéreme con tu rayo antes que parta. | |
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SANCHA | Ya se acerca el rumor, esposo: huyamos. | | No abandonemos la última esperanza. | |
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(Vanse.)
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Escena VI
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Dichos, y el
ALCAIDE azorado.
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ALCAIDE | Gran señor, inútilmente | | por toda la torre entera | | buscó al conde mi cuidado, | 335 | pues que en ella no le encuentra. | |
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ALCAIDE | Pero su esposa | | aun no dio a Burgos la vuelta, | | y preguntada, responde | | con natural extrañeza, | 340 | que el conde con ella estaba, | | y en la torre estar debiera. | |
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REY | ¡Santo cielo! ¿Así
guardáis | | los presos que se os entregan? | |
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ALCAIDE | Señor... yo... si... al mismo punto | 345 | se escuchan voces diversas | | que en el puente y el rastrillo | | y de las murallas fuera, | | señal de algún alboroto | | son, que vuestra madre intenta; | 350 | y en la confusión tan sólo | | pude oír por las troneras | | a los guardas del alcázar | | gritos de
¡venganza!, ¡muera!; | | Y aun, gran rey, si no me engañan | 355 | de lejos las apariencias | | a entrar aquí se dirige | | esa muchedumbre fiera. | |
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REY | ¿Qué pensáis,
Monzón, de aquesto? | | Forzoso es que yo lo inquiera. | 360 |
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ALCAIDE | Mas ¿no escucháis el
estruendo? | | ¿No oís el rumor más cerca? | | Corro a estorbar que la turba | | entrando hasta aquí os ofenda. | | (Vase.) |
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REY | ¿Qué hacer, Monzón? Pero
¿qué oigo? | 365 | ¿Qué ruido, qué alarma es
ésta? | |
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TERESA | (Dentro.) | ¿Quién me osa negar la entrada? | | Villanos, romped las puertas | | si insisten los miserables, | | por su mal, en defenderlas. | 370 |
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REY | (A
MONZÓN.) | Ya, Monzón, el descubrirme | | en tan rudo trance es fuerza. | |
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MONZÓN | No expongas, señor, tu vida; | | yo saldré, don Sancho: espera. | | A tu lado va, señor, | 375 | don Osorio en tu defensa. | |
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Escena
VII
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Dichos,
DOÑA TERESA y los suyos.
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Soldados y pueblo de León
agolpándose a las puertas; entran varios con teas.
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TERESA | ¡Venganza, cielos, venganza! | | ¡Muera Sancha...! ¿El rey? (¡Ah,
ciertas | | mis sospechas son.) |
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REY | Teneos. | | ¿Dónde vais de esta manera? | 380 | ¿Quién para tal desacato | | os dio, señora, licencia? | | ¿Nada está de vos seguro? | | ¿Qué ocasión, qué nueva
ofensa | | para forzar este alcázar | 385 | a tan grande exceso os lleva? | | ¿Donde a un preso de alta clase | | se le custodia y encierra? | |
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TERESA | ¿Qué es preso ya?
¡Fementido! | | ¿Yo he de oírlo con paciencia? | 390 | Cuando sé que el conde lejos | | libre los campos pasea, | | vengo, Sancho, y os encuentro | | solo aquí con la condesa | | disfrazada y... |
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REY | ¿Será cierto? | 395 | ¡Corrido estoy de vergüenza | | y de rabia! |
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TERESA | No finjáis; | | mal el disimulo os sienta. | |
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REY | ¿Qué decís, que no os
entiendo? | | ¡Por San Pedro de Cardeña! | 400 |
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TERESA | ¿Conque no sabéis que al conde | | le visitó la condesa, | | para dejarle su traje, | | en su lugar quedando ella? | | ¿Que, ya en el rastrillo, un guardia | 405 | le conoció, y resistencia | | yendo a hacer, con un puñal | | a dos derribó por tierra; | | y espantados los demás | | de sus bríos y sus fuerzas, | 410 | a su nombre que les dijo, | | dejan temblando las puertas? | | ¿Quién, si vos no le amparáis, | | a tal acción se atreviera? | |
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REY | ¿Yo ampararle que el castigo | 415 | le previne? |
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TERESA | Enhorabuena. | | Antes que mañana luzca | | de Febo la luz primera, | | veréis asaltar, oh rabia! | | De León la ciudadela, | 420 | por los tercios castellanos, | | su caudillo a su cabeza. | | Que inútilmente lo siguen | | por el campo a rienda suelta | | tus soldados, pues lo amparan | 425 | su caballo y las tinieblas. | | Y esa loca, que ha nacido | | mi hermana para mi mengua, | | si hoy mediador ha encontrado | | para enfrenar mi violencia, | 430 | no ha de librarse algún día | | de mi venganza. ¡Yo ciega | | de cólera estoy! Lo juro | | por la sangre que la tierra | | bebió de don Sancho Abarca, | 435 | mi muerto padre, que muerta | | sólo, cadáver, su esposo, | | aunque entre en León por fuerza, | | la ha de sacar, y lo juro | | por esta misma cabeza | 440 | que sobre el robusto cuello | | para daño suyo alienta. | |
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