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Arriba Anales de la Literatura Española Contemporánea, número monográfico: teatro y cine: la búsqueda de nuevos lenguajes expresivos. Volume 26, Issue 1

M.ª Francisca Vilches de Frutos, M.ª Teresa García-Abad et alii (eds.)



(Colorado, USA: The Society of Spanish and Spanish-American Studies, 2001)

La relación existente entre el teatro y el cine ha resultado ser siempre algo controvertida, desde que en 1896 apareciese por vez primera el cinematógrafo. La invención de este último supuso, en la mayor parte de los casos, un necesario replanteamiento del arte teatral cuya larga existencia no parecía hacer sombra al mencionado invento. Sin embargo, el nuevo artilugio espectacular y su desarrollo sirvió para concebir un inmenso número de teorizaciones, basadas casi siempre en el análisis de las posibles semejanzas y diferencias que podían establecerse entre ambos.

Es quizá a partir del momento en el que el cine se sonoriza, cuando todas estas controversias se aprecian con mayor claridad y los estudios   —726→   afloran a un ritmo vertiginoso. De todas estas cuestiones se ocupa el volumen 26.1 de Anales de la Literatura Española Contemporánea, fiel reflejo de la riqueza teórica existente como resultado del análisis comparado de estos dos productos artísticos.

El volumen reúne una colección de artículos que recogen diferentes líneas de investigación; todos y cada uno de los cuales merecen una mención especial, no sólo por el interés que puedan suscitar a estudiosos y profesionales, sino también al público en general, aficionado al arte teatral y cinematográfico. Es destacable, a su vez, la disposición temática de los mismos, debido al carácter puramente teórico de los artículos que abren y cierran la obra, frente al resto, de carácter más descriptivo y en los que se analizan con mucho detalle diversas transposiciones fílmicas de obras teatrales. Sin embargo, dar cuenta de todos ellos resultaría algo realmente complicado por lo que, debido a razones de espacio, me limitaré a comentar aquéllos que me llamaron más la atención.

Con el título «Pensándolo bien: el teatro a la luz del cine (1914-1936)», Dru Dougherty anticipa de algún modo lo que va a exponer en su artículo. «Pensándolo bien» encierra una pequeña sugerencia: la posible reinterpretación de la teoría teatral a la luz del cinematógrafo. La justificación de tal enfoque se basa en considerar la rivalidad que ha existido entre teatro y cine como de «gran estímulo para la teorización del teatro en las primeras décadas del siglo XX». Para ello recurre a un doble planteamiento: «el carácter aristotélico del teatro y el carácter espectacular de la escena».

Deriva de todo esto una interesante -y según mi criterio muy bien detallada- recopilación de opiniones de diversos autores de la época con las correspondientes citas textuales. Citas que tienen un interés añadido sobre todo analizadas desde una perspectiva actual, puesto que podríamos considerar que el debate planteado por el autor, aunque enfocado en los primeros años del siglo XX, sigue teniendo validez en la actualidad. Las aproximaciones de los expertos citados en el artículo nos sirven para analizar una posible reinterpretación de «una teoría del teatro contemplada desde el film». La mayor parte de las aportaciones son de gran interés, pero quizá las más destacables sean las de Antonio Espina, analizadas en profundidad por José M.ª del Pino en otro trabajo incluido en este monográfico. Lo más significativo de este artículo es la amplia muestra de ideas que Dougherty refunde correctamente para ofrecernos una visión general de los numerosos estudios existentes. Las disertaciones de Espina, Machado, Lafuente, son sólo   —727→   un claro ejemplo de la riqueza teórica que he mencionado anteriormente. Lo que sí queda bastante claro, y eso es algo que el autor hace perceptible en su artículo, es que las diferencias que se establecieron en su momento, son sólo un pretexto para el estudio de esta apasionada relación entre el teatro y el cine.

En contrapunto al análisis de Dougherty, en el que se debatía la posible reinterpretación de la teoría teatral a partir del cine, es ahora cuando el referente teatral es estudiado como posible punto de partida e influencia más que probable. Ángel Luis Hueso analiza cómo un trasfondo puramente teatral es utilizado en los primeros años de vida del cine para dar forma a un buen número de películas. Este análisis se enfoca desde diferentes puntos, bien destacando la importancia del referente teatral en el cine o la relación entre el texto teatral y el guión cinematográfico, o bien analizando la poderosa relación que surgió cuando palabra e imagen se unieron en la pantalla. Sin embargo, lo más interesante de un trabajo en el que se echa en falta la obra fundamental de Noël Burch, La lucarne de l'infini, es el recorrido que el autor realiza para mostrarnos la influencia del arte teatral en las diferentes etapas del cine (no debemos olvidar las aportaciones realizadas al cine mudo). Aparecen referencias al cine germánico, al cine francés, a la reinterpretación de los clásicos por parte de determinados directores y al papel fundamental que tuvo la posguerra en el teatro y en el cine norteamericano. Aunque, en general, el tratamiento del tema de la posguerra es bastante acertado, el texto carece de referencias a la situación vivida paralelamente por el cine y el teatro británicos. Debemos recordar que, no sólo autores de la talla de Tennessee Williams o Arthur Miller se vieron influenciados por el fenómeno, sino que determinados autores británicos como Arnold Wesker o John Osborne también supieron reflejar la catástrofe ideológica que supuso la contienda mundial y que fue trasladada posteriormente al cine.

La incursión en el «Viaje a la luna» que realiza M.ª Teresa García-Abad es extremadamente interesante desde el punto de vista comparativo. La autora nos presenta un análisis de esta incursión cinematográfica de Federico García Lorca: la creación del guión «Viaje a la luna» surge como resultado de su estancia en Nueva York y de su relación con gente del cine como Buñuel. Se reflexiona también sobre el posible estreno de la película y se aporta un estudio muy detallado del guión en el que concurren la poesía, el cine y el dibujo. Sin embargo, el lenguaje utilizado en el artículo es demasiado complejo, al igual que la estructura del mismo, de ahí que sean posibles diversas interpretaciones por parte de los lectores.

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Marion Peter Holt se aproxima en su estudio a la influencia del cine en una de las obras de Jardiel Poncela que gozó de menos prestigio entre el público español. Se trata de El amor sólo dura 2000 metros en la que Jardiel, a través de la pareja protagonista, nos muestra su propia percepción sobre un Hollywood idealizado. La autora pone de manifiesto en su artículo dos puntos fundamentales: el primero de ellos se basa en la justificación de la pésima acogida de la obra en España y esto lo relaciona con la forma de la misma. Estructura su artículo analizando punto por punto las innovaciones del autor no sólo desde el plano del contenido, sino también en lo que a escenografía se refiere. Al tratarse de un texto especialmente moderno para la época (recordemos que la obra se estrenó en 1941) y profundizar sobre el mundo hollywoodiense y sus trasfondos, el público español no se sintió especialmente motivado por esta temática. El título del artículo «Jardiel Poncela's dark Hollywood Comedy: Anticipating Postmodernism» es revelador, pero lo cierto es que la autora no desarrolla su opinión sobre el hecho de considerar esta obra como un anticipo posmodernista, algo que finalmente sólo justifica en una de sus notas.

Y volviendo de nuevo a la ya conocida relación que mantienen el teatro y el cine desde los inicios de este último, encontramos en las «Poéticas enfrentadas» de José M.ª del Pino un amplio resumen de las ideas de Antonio Espina, ya expuestas anteriormente. Espina asegura con respecto a esa relación que se trata de «la contienda estética entre tradición y vanguardia» y es a partir de aquí donde del Pino comienza a asentar las bases de su investigación comparatista. A través de los planteamientos de Espina, el autor no sólo nos muestra cómo la aparición del cine estuvo ligada a la decadencia del arte teatral, sino que además profundiza en un aspecto que considero fundamental: el hecho de que Espina examine el caso del cinematógrafo, teniendo en cuenta que los intercambios que se producían entre teatro y cine eran contemplados en la época como un auténtico peligro para el primero.

Entre los muchos intercambios que podemos encontrar aparece analizada en esta colección la relación existente entre el teatro en verso y el cine, un apasionante estudio en el que José Antonio Pérez Bowie explica cómo «el cine se ha mostrado reacio a aceptar la expresión artificiosa que conlleva el uso de la versificación». La pregunta que se nos plantea es cómo adaptar el verso como vehículo de expresión en una transposición fílmica. El proceso es realmente complicado sobre todo porque se estudiaría dentro del tratamiento del texto teatral y el guión y porque además sería interesante saber cómo es tratado el verso   —729→   al ser llevado al cine. Pérez Bowie analiza los diferentes procesos utilizados para la prosificación del verso y nos ofrece un estudio diferente y bastante innovador.

El artículo que cierra este número monográfico se ocupa de nuevo de la relación entre teatro y cine, pero desde una perspectiva más actual. M.ª Francisca Vilches de Frutos dedica esta última parte a analizar la consideración de las adaptaciones teatrales de obras cinematográficas como un importante instrumento para la captación de nuevos públicos. Destaca cómo esta situación supone una mejoría para el teatro, no sólo porque el público acude en masa a determinadas representaciones, sino porque ese público comienza a sentir un interés por diversas temáticas que le resultan atrayentes. De esta forma, el teatro renace de nuevo a la luz de l cine, algo que ya no debería preocuparnos a juzgar por las palabras de la autora en relación con una afirmación de Román Gubern con respecto al cine: «Estas palabras de Román Gubern tan significativas para llegar a analizar en profundidad la relación entre los mecanismos de creación y gestión en el arte, pueden aplicarse también al teatro, con el que su destino se ve unido cada vez más en los albores del siglo XXI».

Y eso es lo que esperamos todos los que estamos interesados en este apasionante campo de estudio. Este número de Anales de la Literatura Española Contemporánea constituye una puerta abierta a las muchas posibilidades de estudio que se ofrecen. Todavía queda bastante por hacer y por eso animo a los editores y colaboradores a seguir aportando nuevas ideas para el futuro. Como, por ejemplo, los contenidos en el volumen de José Romera Castillo (ed.), Del teatro al cine y la televisión en la segunda mitad del siglo XX (Madrid: Visor Libros, 2002).

María Bonilla Agudo

Universidade da Coruña