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Gonzalo Sobejano

Biografía de Gonzalo Sobejano

Por Francisco Javier Díez de Revenga
(Universidad de Murcia)

Gonzalo Sobejano Esteve nace en Murcia el 10 de enero de 1928, como sexto y último hijo de Andrés Sobejano Alcayna y de Rosario Esteve. Su madre muere en 1941, y su padre, que durante cincuenta años, hasta su muerte en 1969, desarrolló en Murcia una intensa actividad académica y cultural como bibliotecario-archivero-arqueólogo; como profesor de Latín, Francés, Literatura de la Universidad; como secretario de la Facultad de Filosofía y Letras, como maestro de una benevolencia machadiana, fue su auténtico maestro en las humanidades (prefiriendo el oleaje espléndidamente oscuro de Virgilio a las auras de Horacio), y sobre todo en el amor a la poesía.

Portada de «Eco en lo vacío» (Murcia, Patronato de Cultura de la Excma. Diputación de Murcia, 1951). Inició sus estudios en el Instituto Alfonso X el Sabio de Murcia y en la Universidad de su ciudad natal donde tiene como maestros a Ángel Valbuena Prat, Juan Torres Fontes y Antonio de Hoyos, junto a su propio padre. Desde muy joven perteneció al grupo poético «Azarbe», del que rápidamente se separó, ya que su poesía, muy inteligentemente, superó pronto los esquemas esteticistas que caracterizaron aquel grupo. Aunque ya había publicado, en 1948, un breve libro de poemas, titulado Sombra apasionada, rompe, en 1951, con Eco en lo vacío, los esquemas que el grupo de poetas de Azarbe, y él mismo, habían cultivado, basados en el virtuosismo formal y en los temas tradicionales. En la línea de la lírica joven más avanzada, el libro plantea el sentido de la existencia individual del poeta en el mundo y su relación con los elementos, muchas veces hostiles, que le rodean. Donde las palabras terminan ahí empieza la vida y la muerte, se dice en el poema inicial, «Bajo el silencio», expresando la inefabilidad de la propia existencia, mientras el poeta se considera a sí mismo fragmento discorde de este conjunto desbordado.

Sobejano, que se traslada a Madrid para cursar Filología Románica a finales de los cuarenta, estudia allí los últimos cursos de su carrera universitaria y se distancia eficazmente de la idílica vida provinciana de Murcia, había captado en toda su inquietante intensidad lo que la poesía española joven era capaz de expresar en un contexto social deprimido. Con este libro, Eco en lo vacío, obtuvo en Murcia el premio «Polo de Medina», único galardón de las letras en ese momento en su tierra natal, dependiente de la Diputación Provincial.

Estudiante en Madrid, recibe el magisterio de Dámaso Alonso, Rafael Lapesa y el entonces joven Manuel Muñoz Cortés. Posteriormente fue Becario en París en el Instituto Francés, y, en 1951, marchó a la República Federal Alemana a iniciar en Heidelberg, junto al prestigioso hispanista Harri Meier, su importante carrera universitaria, que habría de seguir en Maguncia y Colonia. El 30 de abril de 1955 había leído en la Universidad de Madrid su tesis doctoral sobre El epíteto en la lírica española. Fue ponente de su tesis el joven catedrático de la Universidad de Murcia Mariano Baquero Goyanes. A partir de 1963, continúa su carrera universitaria, bajo el impulso de Joaquín Casalduero, en EE. UU., y en concreto en Nueva York, en Columbia University, donde hizo sus primeras armas americanas como profesor asociado. Posteriormente ejercería como Profesor en la Universidad del Estado de Nueva York, en Pittsburg (Pennsylvania) y, hasta 1986, en el mismo estado, en la Universidad de Filadelfia. Desde ese año es Profesor en la Universidad de Columbia.

Ha sido además invitado como Profesor Visitante en prestigiosos centros universitarios americanos: Queens College, Midlebury College, Maryland, Princeton y Berkeley, en California. Vuelve a Europa también como profesor visitante a la Universidad de Colonia.

Galardonado con importantes premios y distinguido con prestigiosas becas universitarias americanas, como la John Simon Guggenheim o el Lindback Award for Distinguished Teaching de la Universidad de Filadelfia, en su haber posee premios españoles muy significativos como el Premio Nacional de Literatura Emilia Pardo Bazán en 1979, el Laurel de Murcia, concedido por la Asociación de la Prensa en 1971, o la Cruz de Comendador de la Orden de Isabel la Católica, concedida por el Rey de España en 1986. También posee la Medalla Nacional de Bellas Artes, es Académico Correspondiente de la Real Academia Alfonso X el Sabio de Murcia, Académico de Honor de la Real Academia de Bellas Artes Santa María de la Arrixaca, de Murcia y Académico Correspondiente de la Real Academia Española. Fue elegido durante dos mandatos Vicepresidente de la Asociación Internacional de Hispanistas, y en 1989 fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Murcia.

«Portada de Forma literaria y sensibilidad social» (Madrid, Gredos, 1967). Gonzalo Sobejano es autor de una nutrida obra de investigación y crítica literaria e histórica sobre Literatura Española, que se concentra en más de cien monografías publicadas, ediciones de autores clásicos y contemporáneos y obras de conjunto muy originales y valiosas. Desde su primer libro El epíteto en la lírica española (1956), a Forma literaria y sensibilidad social (1967) o a Nietzsche en España (1967, 2.ª edición, 2004), Sobejano ha tratado temas muy diversos de nuestra literatura reciente (entre cuyos libros destaca Novela española de nuestro tiempo (1970, 2.ª edición, 1975; 3.ª edición, 2005) o en relación con la novela del siglo XIX (con libros como Clarín en su obra ejemplar (1985) y ediciones magistrales de La Regenta, Galdós, Delibes, etc.). Estudioso también de nuestro Siglo de Oro, son básicos sus libros sobre Quevedo o La prosa de ideas en nuestro Siglo de Oro), o sus estudios sobre Cervantes, Lope, Mateo Alemán, Gracián, etc. Entre sus últimos libros, destacan Juan José Millás, fabulador de la extrañeza (1995), Inmanencia y trascendencia en poesía (De Lope de Vega a Claudio Rodríguez) (2003), La novela española contemporánea 1940-1995 (Doce estudios) (2003), Lección de novelas (España entre 1940 y ayer) (2007) y Clarín crítico, Alas novelador (Catorce estudios) (2007).

Los últimos libros de Gonzalo Sobejano ponen de manifiesto cuáles han sido sus intereses desde el punto de vista crítico-literario. Así, en el volumen titulado Novela española contemporánea (1940-1995), ha puesto de manifiesto una vez más que Sobejano es el más certero y respetado estudioso de la novela contemporánea en el ámbito del hispanismo internacional. Su larga experiencia en el estudio de los géneros narrativos de los siglos XIX y XX, revelada en algunas obras que son fundamentales para la investigación de la literatura española (como por ejemplo el clásico Novela española de nuestro tiempo, cuya última edición es de 1975; o Clarín en su obra ejemplar, de 1985), es la que le permite acudir al estudios de los tipos, formas y modalidades de la novela más reciente con sobrada solvencia.

Porque lo que más llama la atención en Sobejano es que está completamente al día de las últimas tendencias de la novela contemporánea, lo que le permite elaborar la serie de estudios monográficos que este volumen recoge. Porque, en realidad, son doce los estudios que abordan diversos aspectos del género hasta 1995, estudios todos escritos para diferentes revistas y homenajes entre los años ochenta y noventa principalmente, aunque hay algún estudio anterior, como el titulado «Sobre la novela española contemporánea», publicado en el mítico Boletín Informativo de Derecho Político, de la Universidad de Salamanca en 1964.

Hay capítulos que se conforman como panoramas imprescindibles de la novela de este medio siglo, como los dedicados a estudiar las direcciones de la novela española de posguerra, la novela de los setenta, la novela ensimismada (coincidente con la de la década de los ochenta) o los novelistas de fin de siglo. Otros se refieren a aspectos de carácter formal o genérico, como los que tratan de la conciencia crítica de la nueva novela española, de la novela poemática o de la condición de testimonio y poema que algunas novelas actuales han observado; o el que se refiere a la renovación formal de la novela en los sesenta y los setenta. Naturalmente, y dado el interés que la novela contemporánea ha prestado a este aspecto, hay que señalar también la importancia de la metanovela entre nosotros en este importante período. Un estudio sobre Cervantes en la novela actual completa la docena de estudios ofrecidos.

Las preferencias de Sobejano cuando de la novela actual hablamos parecen claras, y, tras la lectura de este libro, quedan pocas dudas de que la novela por él más valorada es aquella que, sin ser necesariamente la que más público atrae, supone innovación, inteligencia, búsqueda, indagación y testimonio: La actualidad de un escritor no depende de las mareas de mercado. Es efecto de un mensaje que, por esencia y presencia, abre una huella duradera o enciende una lumbre que el viento del tiempo, a pesar de su furia, no sabe apagar. Por ello, el lector de este volumen tendrá la oportunidad de conocer los entresijos de muchos de los novelistas más importantes de este tiempo, y también más complejos y representativos de nuevas tendencias o experimentos innovadores, como pueden ser Juan Benet o Miguel Espinosa, por citar sólo dos nombres muy valiosos. Como no podía ser de otro modo, otros muchos son los protagonistas de estas páginas, desde Cela, Delibes o Martín Santos a los más recientes, como Luis Mateo Díez, Muñoz Molina o Javier Marías, sin olvidar a las damas de la novela en este tiempo, como Carmen Martín Gaite o Ana María Matute, entre otros muchos novelistas españoles actuales.

Porque, como bien anuncia Sobejano en la explicación preliminar, lo que reúne en este volumen no son monografías sobre autores concretos o determinados, sino estudios de carácter general, sumario o panorámico, que ponen en relación a muchos novelistas, y que, desde luego, revelan y manifiestan el dominio total que Sobejano posee en este terreno, y la inteligencia y calidad de su capacidad para relacionar, clasificar y valorar a tantos novelistas españoles de nuestro tiempo.

Portada de «Nietzsche en España» (Madrid, Gredos, 2004). La reedición en 2004 de Nietzsche en España, una de las obras de historia literaria y literatura comparada más reveladoras del hispanismo en el pasado siglo, un libro clásico de Gonzalo Sobejano, de 1967, con un interesante apéndice «Sobre la recuperación de Nietzsche», de 1973, puso de relieve su vigencia y su interés. Y es que se trata de una obra modélica en los estudios literarios españoles, y de una buena oportunidad para volver a valorar la importancia de la obra de Nietzsche, uno de los pensadores más influyentes de la cultura contemporánea: lector juvenil impresionado por Schopenhauer, y por su El mundo como voluntad y representación, han sido fundamentales en el pensamiento actual su crítica del orden antiguo y de la moral, sus ideas sobre el cristianismo como causa de la debilitación de Occidente, sus planteamientos sobre la voluntad de poder, el nihilismo y el «superhombre» desprovisto de dioses, sus planteamientos sobre el eterno retorno, su visión revolucionaria del tiempo y la eternidad, etc. La huella de Nietzsche -afirma Sobejano- se traduce, con mayor o menor precisión y hondura, en muchos escritores españoles cuya aportación es imprescindible para medir la trayectoria de nuestra literatura en este siglo. Nietzsche no es un filósofo de época. Como Heráclito, Sócrates, Kant o Hegel, es un filósofo de todos los tiempos.

En todo caso, el estudio de Sobejano se extiende, a través de una serie de capítulos exhaustivos y nunca superados posteriormente, sobre la presencia de Nietzsche en los escritores de principios de siglo, partiendo de antecedentes significativos, como Valera, Galdós, Clarín, Palacio Valdés o Pardo Bazán, para centrarse en la presencia del filósofo alemán en los modernistas y, sobre todo, en Ganivet, Unamuno, Baroja, Maeztu, Antonio Machado y Azorín, entre numerosos escritores de la época. Luego vendrá la siguiente promoción, desde Ortega y Gasset a Azaña, Madariaga o Marañón, sin olvidar a Pérez de Ayala, Gómez de la Serna, Joaquín Arderíus o Jacinto Grau o a los poetas Bacarisse, Basterra, León Felipe y muchos más. Un capítulo final se referirá a las últimas generaciones de escritores: los del 27 (Chacel, Jarnés, Bergamín, entre otros) para terminar con los más recientes: Laín, Montero Díaz y Cela. En 1967 advertía Sobejano que los jóvenes españoles de los años sesenta estaban muy alejados de Nietzsche y que preferían a Marx, pero en Nietzsche hay caudal suficiente de ideas y estímulos que esperan nuevas apreciaciones y un aprovechamiento compatible con el sano pensar de las generaciones jóvenes. Y así, el apéndice, sobre la recuperación de Nietzsche trata los numerosos ensayos publicados en la década de los sesenta y primeros años setenta por los filósofos españoles más jóvenes sobre el maestro alemán, así como de las traducciones realizadas en España por Andrés Sánchez Pascual en aquellos años, que acabaron con un lamentable y penosísimo Nietzsche en nuestro idioma, debido a las inservibles versiones que desde 1900 habían circulado en castellano. Las traducciones de Ecce homo, La genealogía de la moral, Así habló Zaratustra, Más allá del bien y del mal y el Nacimiento de la tragedia posibilitaron que las jóvenes generaciones de lectores accedieran al pensamiento del filósofo alemán con garantías de fidelidad con las que no contaron todos los escritores antes reseñados, lo cual celebra y aplaude Sobejano tras un detenido y juicioso examen de los nuevos textos en español.

Interesa finalmente destacar la metodología de trabajo de Sobejano que puede servir de ejemplo y de modelo a muchos investigadores de hoy. Antes de advertir tal o cual presencia de Nietzsche en un determinado escritor, Sobejano emprende un riguroso examen de los que investigadores anteriores han aportado en torno a esa influencia o presencia, y, en algunos casos, como el más conocido de Azorín, nuestro estudioso se autolimita a completar aquellos aspectos que le parecen más descuidados. Ejemplo de respeto y consideración de la importancia que en toda investigación tiene un estado de la cuestión, previo, que se ofrece desde un punto de vista crítico. Prendas éstas, como todos sabemos, poco habituales entre tantos críticos o estudiosos actuales, descuidada o deliberadamente olvidadizos.

En 2007, Clarín crítico, Alas novelador. Catorce estudios reúne catorce aproximaciones al gran novelista español del siglo XIX, Leopoldo Alas, Clarín. Son catorce ensayos que se hallaban dispersos en ya inencontrables publicaciones desde 1965 hasta 2003. Sin duda alguna, leemos en sus páginas al maestro por excelencia, al experto conocedor de las obras clarinianas, La Regenta, novelas cortas y cuentos y sus afiladas y temidas críticas literarias, aparecidas en la prensa. Por eso el libro alude en el título al «crítico» y al «novelador», que las dos cosas era el catedrático de Derecho de la Universidad de Oviedo, Leopoldo Alas.

Un libro anterior de Sobejano (Clarín en su obra ejemplar), ediciones de una novela (La Regenta) y de una colección de cuentos (El Señor, y lo demás son cuentos) han precedido a este volumen.

En «Clarín y la crisis de la crítica satírica» nos muestra esta faceta del sagaz crítico, continuador, en un momento de crisis del género, de la tradición satírica española en la que se halla, entre otros, en Cervantes, Quevedo, Gracián, Saavedra Fajardo, Moratín y Larra. Muy iluminadoras son sus reflexiones sobre el más repetido de los tópicos de la crítica clariniana, la relación de La Regenta con la gran novela de Gustavo Flaubert, Madame Bovary. Así lo hace en sus estudios De Flaubert a Clarín y «Madame Bovary en La Regenta», en los que reflexiona sobre este lugar común y sobre las muchas aproximaciones que hubo en la crítica precedente, desde las acusaciones de plagio a los que se empeñaron en marcar las diferencias, aunque, desde luego hay mucho en común, como señala Sobejano: ambiente provinciano y burgués, adulterio, apetencia romántica de la mujer y desprecio de la estupidez humana, ruptura entre el ideal y la realidad. Y lo que hace Sobejano es justamente reconocer y analizar las concomitancias para descubrir finalmente la autenticidad de Clarín.

Gonzalo Sobejano durante una conferencia sobre «La Reganta» en la Fundación Juan March. Destacan en los análisis de la novela que Sobejano nos ofrece, algunos acercamientos singulares y nada frecuentados por la crítica. Así, los sirvientes, que pueblan todas las novelas del siglo XIX con papeles más que significativos (en «Semblantes de la servidumbre en La Regenta»); o la devoción a la Virgen María, a la que Alas crítico también prestó atención como algo misterioso, dulcísimo y admirable para los que han tenido una educación católica, aunque en La Regenta se produce una tensión entre la protagonista y la imagen de la Virgen, con la que llega a identificarse como madre añorada, esposa virgen, madre sin hijo, etc. (en «Clarín y el sentimiento de la Virgen»); o algunas reacciones, eso que Sobejano llama sentimientos sin nombre, de la protagonista muy peculiares, como percibir en el sueño el olor y el sabor del infierno, reconocer el ritmo recóndito de los fenómenos, percibir un bienestar confuso, experimentar el anhelo de la tentación, («Sentimientos sin nombre en La Regenta»). La eterna lección de la gran novela de Clarín se basa en un enfrentamiento entre la realidad y el ideal, y de su choque, de su permanente crisis, surge esa poesía frente a la prosa de la vida, que dota a la gran novela de Clarín de originalidad y, lo que es más difícil, de permanencia literaria, de vigencia emocional asombrosas. Los siguientes estudios se ocupan de acotar esos signos de difícil originalidad de Clarín: «Poesía y prosa en La Regenta», «El lenguaje de la novela naturalista». «La inspiración de Ana Ozores», «"La Regenta": de su final a su finalidad».

En los trabajos más recientes, publicados ya a finales de los años noventa y en el nuevo siglo, Sobejano traza imágenes conclusivas de Leopoldo Alas, ya como escritor, examinando cuidadosamente sus técnicas narrativas, sus estructuras formales, su manejo de los materiales novelísticos («El cuento a la luz de la novela»), ya desde el punto de vista psicológico, ideológico, tanto el Clarín espiritualista que surge de la quiebra del naturalismo español («La quiebra del naturalismo en la literatura española del final del siglo») como el sentimental, de Adiós, Cordera («Alas sentimental») como, finalmente, el romántico que inevitablemente Alas lleva en su interior, en su intimidad, y que opone a la prosa del mundo la interioridad, la grandeza y la poesía en su obra de romántico desilusionado («El romanticismo de Leopoldo Alas»).

Constituye este libro, en definitiva, una oportunidad única para disfrutar del magisterio de este hispanista murciano, que muestra, en la presente ocasión, su excelente y profundo conocimiento del gran novelista y crítico Leopoldo Alas, y en especial de La Regenta, la mejor novela española del siglo XIX.

En 2001, numerosos hispanistas dedicaron al profesor murciano el volumen titulado Prosa y poesía. Homenaje a Gonzalo Sobejano, al cuidado de Jean-François Botrel, Yvan Lissorgues, Christopher Maurer y Leonardo Romero Tovar, prueba del aprecio que hacia el profesor de Columbia se tiene en todo el hispanismo, y cuyos méritos filológicos y críticos podemos resumir en las palabras de Lissorgues que figuran al frente del volumen: A partir y a través del texto, respetándolo, nos desvela los universales del sentimiento envueltos en genuina y recatada vibración humana. Más allá del rigor analítico, envolviéndolo, siempre trasciende el calor de la propia palabra. Secreto, sin duda, de la más perfecta filología.

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