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José de Espronceda

Biografía de José de Espronceda

Vida y obra de José de Espronceda (1808-1842)

¿Dónde estoy? Tal vez bajé
a la mansión del espanto,
tal vez yo mismo creé
tanta visión, sueño tanto,
que donde estoy ya no sé.

José de Espronceda.

La vida de Espronceda (1808-1842) presenta tres aspectos que no se pueden considerar de una manera aislada: el político, el amoroso y el literario. Para entender su quehacer poético, su biografía debe ser contemplada como una fusión de estos tres factores que se reflejan constantemente en su obra literaria.

José de Espronceda y Delgado nació en Almendralejo (Badajoz) el 25 de marzo de 1808 en el palacio del Marqués de Monsalud, cuando su padre, Camilo de Espronceda, sargento mayor de la Caballería de Borbón, se dirigía en campaña a Badajoz acompañado de su esposa, M.ª del Carmen Delgado. Ambos procedían de familias de militares con rentas y siempre apoyaron económicamente a su hijo, especialmente durante su destierro, como así consta en el epistolario familiar.

Sus primeros estudios de 1821 a 1824 se realizaron en el colegio de San Mateo, moderno centro de instrucción primaria y secundaria, especializado en la enseñanza de las Humanidades (también enseñaba allí Hermosilla, considerado el mejor helenista de la época) y Ciencias, dirigido por Alberto Lista, el maestro de la primera generación romántica española. Bajo la supervisión del maestro se crea la sociedad literaria «La Academia del Mirto» donde Espronceda lee sus primeras obras. Pero la realidad política se impone y el pronunciamiento de Riego en Cabezas de San Juan en 1820 que inicia el Trienio Liberal (1820-1823), inicia un largo proceso de sublevaciones militares que perturbarán la vida escolar. Cuando en mayo de 1823, el duque de Angulema, con sus Cien mil hijos de San Luis pone término al trienio liberal restableciendo el absolutismo. El régimen de Fernando VII desconfíará de un centro dirigido por quien en definitiva era Lista, un liberal conocido, varias veces exiliado por sus ideas antiabsolutistas.

En 1823 Espronceda se incorpora a la sociedad secreta Los Numantinos, ligada ideológicamente a la Academia del Mirto, asumiendo por tanto cierto riesgo político con tan sólo 15 años de edad, riesgo que se incrementa cuando dos años más tarde, en 1825, reemplaza como presidente de la sociedad a Patricio de la Escosura. Por una delación de uno de los miembros de la sociedad, los dirigentes de la misma son procesados y condenados y entre ellos, Espronceda, que a sus 17 años sufre su primer destierro pues se le impone el exilio de Madrid, pena que se reducirá a tres meses, en un convento de Guadalajara, donde su padre estaba destinado.

Desde 1825 hasta 1827 el joven Espronceda se aparta por completo de la política, dedicándose a la composición de sus poemas juveniles y a la concepción general y redacción de gran parte de El Pelayo, en el que continuará trabajando hasta 1835. La creación de estos primeros poemas refleja las enseñanzas de Lista y la influencia de los poetas sevillanos y salmantinos, o de los autores clásicos que eran considerados los modelos por el neoclasicismo como se plasma en su Vida del campo, versión romántica del Beatus ille Horaciano, en el soneto A la noche, o en el Romance a la mañana, y otros poemas de inspiración moderna, con ecos de Lista y de Menéndez Valdés como La tormenta de noche o la oda celebrando el cumpleaños del maestro A Anfriso en sus días. En el extenso poema épico El Pelayo, Espronceda une leyenda (del Conde Don Julián) con historia (Pelayo), experimentando a lo largo de su elaboración poética, que dura una década, su evolución desde la estética dieciochesca hasta las doctrinas románticas, de las que se confiesa partidario públicamente. El poema, escrito en octavas reales y estructurado en cantos, ha sido estudiado por Marrast1 en su relación con la épica italiana del Renacimiento, especialmente con Torquato Tasso y Ludovico Ariosto, determinando las correcciones y octavas agregadas por Lista.

En 1826, próximo a cumplir los dieciocho años, y con una sólida formación intelectual, Espronceda, a diferencia de sus condiscípulos, no se prepara para ejercer profesión ni oficio alguno. Su padre, de setenta y seis, solicita el 31 de enero el ingreso de su hijo en el Colegio Real y Militar de los Caballeros Guardias Marinas. Su candidatura fue desestimada por no ir acompañados los documentos de la legalización que se requería, para lo cual no hubo tiempo dado que la edad del poeta, ya había superado la requerida para su admisión.

En el verano de 1827 José de Espronceda decide abandonar España y dirigirse a Portugal, vía Gibraltar «llevado de mis instintos de ver mundo», según contará al final de su vida, en De Gibraltar a Lisboa. Viaje histórico2 , y también en un artículo «Pasó ya el tiempo de las aventuras. Yo he salido a los diez y seis años de mi patria como un segundo D. Quijote a buscarlas, y todavía no he hallado una que pueda llamarse tal» 3; Pero en el mismo año, alude a su condición de desterrado político de una manera desgarrada, que nada tiene que ver con ese espíritu aventurero:

Menester es haber vivido lejos de los suyos, con el estigma del proscrito en la frente, y el corazón llagado de recuerdos, solo entre la multitud que desconfía del extraño, pobre y sin valimiento propio....menester es haber despreciado la riqueza del extranjero, comparándola con la pobreza del suelo patrio...para comprender, para sentir la Patria, para no poder pronunciar jamás tan dulce palabra sin conmoverse"4

Sin embargo, la fecha de su partida de España no coincide con la de ninguna emigración de españoles, por lo que se debe suponer que su iniciativa de irse a Lisboa fue decisión personal, aunque muchos biógrafos del poeta afirman que en esta época fue objeto de vigilancia personal por parte de la policía en el tenso ambiente político de Madrid. Patricio de la Escosura en 18705 nos habla de una conspiración liberal que se preparaba en Extremadura y en la que Espronceda se hallaba involucrado, pero no hay ninguna prueba de dicho complot.

En 1826 y 1827 Portugal durante pocos meses vivió un régimen liberal que propició la acogida de los españoles enemigos de Fernando VII, pero la vigilancia, a partir de julio de 1827, y las medidas de expulsión fueron siendo cada vez más severas y Espronceda, confinado a su llegada en el castillo de Sao Vicente, fue expulsado de Lisboa, junto con los exiliados políticos, a Londres, donde llegó el 15 de septiembre de 1827. Según consta en carta dirigida a sus padres su expulsión fue causada "no por ninguna necia calaverada, sino por el amor y el honor a la patria".

La vida sentimental de Espronceda de esta época pertenece a la leyenda ya que ni sus cartas, ni los archivos nos revelan nada. García de Villalta, Ferrer del Río, Rodríguez-Solís y Cortón sitúan el primer encuentro entre Espronceda y Teresa en Portugal en ese verano de 1827. Según Villalta y Rodríguez-Solís los jóvenes se conocieron en Portugal debido a las visitas de Teresa a su padre, el coronel Epifanio Mancha, preso en el castillo de Sao Jorge en Lisboa, lo cual tiene visos de verosimilitud; no así la leyenda (propalada por Ferrer del Río, Rodríguez Solís y Cortón) de que Espronceda fuera a Londres siguiendo a Teresa, ya que el poeta llegó a la capital inglesa en septiembre y el coronel Mancha y su familia no llegaron hasta el 6 de diciembre.

Durante su estancia en Londres, la poesía de Espronceda, en contacto con otras literaturas europeas, acusa importantes cambios, distanciándose paulatinamente de las formas aprendidas en pro de una expresión más personalizada. En La entrada del invierno en Londres da muestras de esta sincera expresión del sentimiento del proscrito aunque todavía sobre los moldes neoclásicos.

La influencia de Ossián y de Byron se harán ostensibles en su poema Óscar y Malvina (1831)con el explícito subtítulo Imitación del estilo de Ossián. El estilo de las poesías atribuidas falsamente a Ossián, bardo caledonio del siglo III, por James Macpherson (1736-1796) a partir de poesías populares de la antigua Escocia, será definitivo en la sensibilidad poética del romanticismo europeo. Espronceda se hará eco de esta moda literaria además de en este poema, en su famoso Himno al sol, en el Canto del Cosacoy en el Canto del Cruzado en el que se percibe una visión caballeresca de la Edad Media al estilo de Walter Scott. En opinión de Casalduero, las lecturas de Ossián permitirán a Espronceda descubrir su propio yo romántico y renovar su visión de la naturaleza y de la vida más allá de las formas neoclásicas6.

En Londres y en París, a donde se dirige en 1829, quizá con la idea de pasar a España, Espronceda es considerado por las autoridades de ambos países como «revolucionario liberal», y emisario de los generales Espoz y Mina y Jose María de Torrijos, destacados cabecillas de la revolución antifernandina. Por otra parte, sus escandalosas relaciones en Londres con Teresa Mancha, ya casada con un español emigrado y madre de dos hijos, pudo influir en su viaje de Londres a París, adonde llega Teresa en 1830. Fuera por unas razones o por otras, el viaje a Francia le dio ocasión a Espronceda de participar en las barricadas de París en julio de 1830, revuelta que tuvo como consecuencia la entronización de Luis Felipe, representante del liberalismo financiero.

De París, en contacto con los liberales partidarios de Torrijos, parte en la expedición militar de éste bajo el mando de Joaquín de Pablo, conocido como Chapalangarra, entrando a España con una reducida tropa por Pamplona, el 17 de octubre de 1830. Su actuación fue heroica al frente de esa reducida tropa, a pesar de su trágico desenlace con la derrota de Chapalangarra y el inmediato fusilamiento de éste. Espronceda regresa a Francia con los soldados sobrevivientes de la derrota.

Durante esta etapa de su vida, entre 1830 y 1840, Espronceda escribirá las poesías políticas o «cívico-morales» como la oda A la muerte de don Joaquín de Pablo (Chapalangarra), el Soneto a la memoria de Torrijos y sus compañeros , la elegía A la Patria, Guerra, poesía leída en una función patriótica del Teatro de la Cruz en 1835 y en donde celebra los triunfos de Espartero en la guerra carlista; El dos de mayo, en la que se trasciende la política nacional a la europea, ya que la actuación de Luis Felipe al acceder a la intervención de los 100.000 hijos de San Luis, se considera humillante para los descendientes de los héroes del 2 de mayo.

Son estos poemas los que darán a Espronceda entre sus contemporáneos la fama de poeta romántico, pero aún más sus Canciones: Canción del pirata, El Canto del cosaco , El mendigo, El reo de Muerte, y El Verdugo que en palabras de Marrast «constituyen una verdadera requisitoria social». En ellas se plasma uno de los valores esenciales de la poesía esproncediana: la idea de libertad y la rebeldía personal que, junto a sus logros musicales con el ritmo de las estrofas, mediante la polimetría al compás del pulso emocional del sentimiento, constituirá un paso fundamental en la elevación de la poesía popular que culminará con la obra de Bécquer, treinta años más tarde.

En octubre de 1831, Espronceda se instala en París con Teresa conociendo una época de felicidad con ella, que quizá no se repite en su vida y que se refleja en sus poesías Y a la luz del crepúsculo serena, y Suave es tu sonrisa, amada mía, ambas de 1832. También escribe odas patrióticas y la tragedia Blanca de Borbón. En marzo de 1833, con ocasión de la muerte de su padre meses antes, y amparado en la ley de amnistía de ese año por la muerte del rey Fernando VII, regresa a España, seguido de Teresa pocos días después.

En Madrid, José y Teresa viven juntos, en un piso cercano a la casa de la madre del poeta, y en mayo de 1834, tienen una hija, Blanca. Espronceda ingresa en la Guardia Real, y aunque no se le considera todavía peligroso políticamente, Cea Bermúdez aleja por un tiempo de la Corte a varios de los antiguos emigrados, entre ellos a Espronceda, que inicia su segundo destierro dentro del territorio español, esta vez en Cuéllar en mayo de 1833. Allí escribe durante estos meses el primer volumen de su novela histórica Sancho Saldaña o el Castellano de Cuéllar, la comedia Ni el tío ni el sobrino, junto con Ros de Olano, representada en 1834 sin mucho éxito. En ese mismo año forma parte de la redacción del periódico El Siglo, frecuentemente censurado durante el gobierno moderado de Martínez de la Rosa, y las ideas republicanas de Espronceda comienzan a ser ampliamente conocidas en los círculos políticos y literarios de Madrid.

Los avatares de la guerra carlista, junto con otros sucesos políticos desafortunados ocasionan la ruptura de jóvenes liberales como Larra y Espronceda con el moderantismo de Martínez de la Rosa, y Espronceda es desterrado en septiembre de 1834 esta vez a su tierra natal, a Badajoz, destierro que comentará Larra en su Segunda y última carta al Bachiller.

La caída del gobierno de Martínez de la Rosa en mayo de 1835, junto con la desastrosa gestión económica del ministerio del conde de Toreno, y la inoperancia militar contra la facción carlista, hacen que Espronceda manifieste su oposición política lo que le obligará a llevar una vida semiclandestina en casas de sus amigos de Madrid. En esta época sus poesías, algunas de las cuales ya eran conocidas como La canción del pirata y El reo de muerte, aparecen en diversas publicaciones periódicas como El Siglo, La Revista Española, y El Artista, revista de cuya redacción forma parte y cuyo primer número, de enero de 1835, destaca por su calidad intelectual y gráfica.

Espronceda ya ha conseguido una sólida reputación de escritor y también era público su pensamiento político y social a través de diversos artículos en periódicos o en sesiones del Ateneo. Sus ideas evolucionan hacia el liberalismo progresista reivindicando mejoras sociales para el campesinado e intercediendo por ellos ante el gobierno. Su llamamiento a la lucha contra la tiranía y la opresión queda patente en su artículo Libertad, igualdad, fraternidad, aparecido en El Español, en enero de 1836. El programa de reforma económica y social de Álvarez de Mendizábal, basado en la desamortización y en el fin de la guerra carlista, pronto lleva a sus partidarios a la decepción, y Espronceda publica el 7 de marzo de 1836 el artículo político El gobierno y la bolsa en donde se critica el espíritu financiero de las reformas, en las que el Gobierno confunde los intereses nacionales con los de la Bolsa; en mayo publica el folleto El Ministerio Mendizábal, que Larra comentará, en el que Espronceda se lamenta de la inútil demolición de edificios religiosos y la pérdida de obras artísticas que la desamortización ha causado, sin alterarse en cambio el sistema de posesión de la tierra, ni producirse mejoras en la población rural ni en la clase baja urbana.

En ese mismo año, 1836, Espronceda es abandonado por Teresa quien no podía seguirle en su intensa actividad política que le obligaba a largas ausencias, interpretadas por ella, en ocasiones, como infidelidades. Le deja a Blanca, la única hija nacida de su unión en 1834.

Los moderados suben al poder y en mayo Javier Isturiz, bajo la protección de la reina Regente, reemplaza a Mendizábal. Con la nueva ley electoral Espronceda se presenta como diputado por Almería, a la vez que Larra lo hace por Ávila. Los resultados fueron anulados. En agosto de ese año, la rebelión de los sargentos de la Granja termina con el gabinete de Isturiz, sucediéndole Calatrava. A finales de 1836, Espartero es dueño de la situación política, tras su clamorosa victoria en Bilbao, que le valió el título de conde de Luchana.

En 1837 de nuevo se presenta Espronceda como candidato a diputado por Granada, sin resultar elegido, ganando los moderados la mayoría de la Cámara. A partir de aquí, otra vez Espronceda se ve obligado a la lucha política subversiva y a favor de la República. En febrero Espronceda enferma, según el detallado relato de Zorrilla7, sin poder participar en el entierro de Larra. A finales de ese año publica fragmentos de El Estudiante de Salamanca y crea con otros la revista el Liceo artístico y literario de dicho Liceo del que había sido fundador, y donde también imparte al siguiente año, 1838, un curso de Literatura moderna. Escribe, en colaboración con Eugenio Moreno una nueva obra teatral Amor venga sus agravios.

En septiembre de ese mismo año muere Teresa Mancha, lo que dará lugar a la expresión de su sincero y desgarrado dolor en el Canto a Teresa que incluirá en su poema El diablo mundo, obra maestra de la poesía lírica española.

Durante los meses de octubre y noviembre de 1838 participa en el movimiento progresista encabezado por Espartero lo que motiva un viaje, de carácter político, recorriendo Andalucía (Granada, Málaga, Cádiz y Sevilla). Tras el abrazo de Vergara en 1840, los republicanos que integran el sector progresista del liberalismo apoyan la candidatura de Espartero como ministro. Espronceda se presenta en su puesto de primer teniente en la Milicia madrileña al frente de Espartero.

Muere su madre el 29 de octubre de 1840. En este año, García de Villalta y Gil y Carrasco editan sus Poesías. Aparecen publicadas «por entregas» algunos cantos de El diablo mundo. En la revista El Pensamiento, entre cuyos editores se encuentra junto con Ros de Olano y Miguel de los Santos Álvarez, aparecen varios artículos suyos, un cuento, el relato autobiográfico De Gibraltar a Lisboa, y nuevos fragmentos de El Diablo Mundo. En El Iris aparecen los poema El Ángel y el Poeta y A la traslación de las cenizas de Napoleón.

Entre los años 1840 y 1842, Espronceda publica El estudiante de Salamanca y El diablo mundo poemas que serán considerados una de las cimas del Romanticismo Español.

En 1840 Espronceda concluye El estudiante de Salamanca publicado como cuento, en verso y que había ido publicando por entregas en varias etapas desde 1836 hasta 1839. El cuento, en la línea de la leyenda dramática romántica, y afín al poema dramático de ritmos y metros muy elaborados, supone la expresión de dolor ante la contemplación del destino personal del poeta que se convierte en dolor universal por el destino del hombre. En esta obra se entrecruzan múltiples temas y motivos procedentes, en su mayor parte, de la tradición española.

Su otro gran poema, El diablo mundo, por desgracia inconcluso, ha sido relacionado por la crítica con otros poemas filosóficos del Romanticismo europeo, especialmente con el Fausto de Goethe, pero su originalidad estriba en la evolución de su expresión poética para dar cabida a los diversos elementos de su contenido: una cosmología religiosa, la explicación de una Naturaleza simbólica, la historia de la Humanidad y la perversión de la bondad natural del individuo en contacto con la sociedad y sobre todo ello, la manifestación del elemento personal y autobiográfico en el que el dolor prepondera sobre el placer, especialmente en el Canto a Teresa, que algunos críticos consideran carente de relación con el resto del poema, afirmación hecha por el propio Espronceda; sin embargo este canto es la expresión más auténtica del dolor ante la vida, que arranca en el poeta el sarcasmo y la maldición blasfema, a la vez que uno de los poemas de amor más intensos de todos los tiempos.

En octubre de 1841 los generales Concha y Diego de León se sublevan contra Espartero e intentan apoderarse de la Reina en el asalto al Palacio Real; Espartero ordena el fusilamiento de Diego de León. En noviembre Espronceda es designado imprevistamente secretario de la Legación de España en los Países Bajos, cargo que más parece alejamiento de Madrid que distinción política. Su estancia en La Haya dura hasta marzo del 42 cuando Espronceda es elegido Diputado a Cortes por la provincia de Almería, incorporándose por fin a la Cámara. Su actividad parlamentaria durante dos meses hasta su muerte se destacó por su defensa de la Milicia Nacional y su preocupación por la situación económica de España. Su última aparición pública fue su asistencia a un banquete ofrecido por Espartero a varias personalidades de todos los partidos el 15 de mayo, muriendo inesperadamente 8 días después, el 23 de mayo, a los 34 años.

El sentir por su repentina desaparición, debido a una afección a la garganta (los periódicos del día siguiente hablan del «garrotillo») fue manifiesto en el velatorio y el entierro al que asistió gran afluencia de gente de todas los estratos sociales dando muestras de respeto por su actuación política y admiración por su obra poética.

En la figura de Espronceda se dieron las circunstancias para la conversión de su persona en mito, ya que supo aunar la rebelión moral y la política a una muy elevada creación artística, a lo que se añadió su temprana muerte.

En 1902 sus restos fueron trasladados al Panteón de Hombres Ilustres de España.

1. Robert Marrast: José de Espronceda y su tiempo. Barcelona, Editorial Crítica, 1989, (Traducción castellana del original José de Espronceda et son temps. Littérature, societé, politique au temps du romantisme. Paris, Editions Klincksieck, 1974).

2. «De Gibraltar a Lisboa, viaje histórico», El Pensamiento, 8, 31 de agosto de 1841, pp. 174-177; BAE, t. LXXII, 604-608.

3. «Un recuerdo», El Pensamiento, 3, 15 de junio de 1841, pp. 60-64; BAE, t. cit., pp. 599-604.

4. «Política general», El pensamiento, 1, 15 de mayo, 1841, pp. 12-15; BAE, t. cit., pp. 592-596

5. Patricio de la Escosura: Discurso...Madrid, 1879, p.79.

6. Joaquín Casalduero: Espronceda. Madrid, 1967. (2.ª ed.)

7. José Zorrilla: Recuerdos del tiempo viejo. Madrid, 1882-1883, t. I, pp. 46-50

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