Lugares cervantinos

Iglesia Parroquial de Santiago de la Espada

Es el edificio histórico más imponente de toda la población, a la cual vertebra desde la plaza del Grano, nombre que toma de la presencia allí del antiguo Pósito. De estilo gótico tardío, presenta elementos platerescos y renacentistas que muestran su adaptación a los cambios estéticos que se suceden en la época. Se compone de tres altas naves en las que la central destaca en planta y alzado sobre las laterales, todas con hermosas bóvedas de crucería. A los lados se adosaron cinco capillas y a los pies del templo, justo bajo el sotocoro, se situaron otras dos más. Algunas de ellas fueron levantadas por las principales familias hidalgas del municipio, como fueron los Cepeda, los Ludeña o los Villaseñor. También en los pies del templo se sitúa el acceso a su gran torre, construida según las trazas de Francisco de Luna por los maestros canteros Pedro de Arausia y Juan de Verdolaza. Coronada en origen por una hermosa balaustrada con crestería y florones, contó desde 1562 con un reloj obra de Juan Enríquez que supuso el orgullo de la localidad. Cuenta con dos grandes atrios, -del Mediodía (XVI) y del Consuelo (XVII)-, con sus respectivos pórticos plateresco y herreriano, sacristía y un magnífico retablo de estilo rococó proveniente del ruinoso Hospital Mater Dei de Tordesillas. En 1575 se dio por finalizado el templo y en él se enterraron algunos de los hombres más importantes de la época de Cervantes, entre ellos los anteriormente mencionados Villaseñor, Ludeña, Cepeda y Muñatones, lo que le otorga al templo un componente cervantino.

Casa de Piedra o de los Rada

Muy cerca de la iglesia parroquial se levanta esta magnífica casa solariega construida en el siglo XVII por don Pedro de Rada Martínez, hidalgo y contador de la Mesa Maestral. De estilo barroco, se levanta en la plaza de la antigua Tercia Real y fue construida entre 1658 y 1686. Esta joya del patrimonio local se encuentra actualmente dividida en dos partes, una privada y una pública. A la primera se accede por la calle Reina Amalia, y se hace a través de su histórica portada principal, la misma que le valió el sobrenombre de Casa del Virrey por sus escudos y su torreón. Al lado, con entrada por la calle de la Virgen, la parte pública contiene diferentes salas de exposiciones municipales, un patio de columnas y corredor de madera y el archivo personal del padre Juan Martín de Nicolás. Esta casa es el mejor exponente del pasado hidalgo de la localidad en la Edad Moderna, el cual puede rastrearse en el resto de la población a través de algunos escudos heráldicos que aún permanecen en su lugar.

«La Ermitilla»

Situada en la calle Concepción, 20, se conoce popularmente con este nombre a la antigua capilla del Hospital de la Virgen del Rosario, fundado por el doctor Pablo Mota en 1590. Destaca su portada de piedra con escudos de la Orden de Santiago y al interior la cúpula de la cabecera y la cubierta de madera. Funcionó como tal hasta el siglo XIX, momento en el que es desacralizada para comenzar a tener diferentes usos sucesivos, entre ellos escuela o almacén. En la actualidad es una sala de exposiciones municipal. Con este hospital Quintanar llegó a tener tres en época cercana a Cervantes y nos recuerda el pasaje del Persiles en el que la comitiva entra en Quintanar y preguntan si hay alguno para peregrinos donde alojarse, a lo que les responden que la hospitalidad local es proverbial y todas las casas lo son.

Estatua de don Quijote

Obra de Manuel Villarejo que recibe a los viajeros a su entrada desde Madrid.

Mosaicos de azulejos con pasajes del Quijote

Decoran las fachadas de la Cooperativa Nuestra Señora de la Piedad.

Estatuas de don Quijote y Dulcinea

Obras de Xema Teno, situadas en la plaza del Ayuntamiento y en la plaza de España, respectivamente.

Murales quijotescos

En los últimos años ha proliferado en Quintanar de la Orden, tras la creación de la Escuela de Arte Urbano y gracias a la iniciativa de gente joven como la «Asociación Construir un lugar mejor sin destruir lo que tenemos», la realización de murales y grafitis que constituyen un museo al aire libre. Los temas son variados, pero como no podía ser de otro modo, la temática cervantina está muy presente y en este sentido han realizado obras el profesor de la Escuela Comarcal de Pintura y Arte Urbano «La Mancha» de Quintanar, Franz Campoy, la muralista argentina Milu Correch y el chileno Inti Castro. Merece la pena pasear por las calles de la villa manchega para contemplar todas estas creaciones artísticas en las que han participado, además de los mencionados, otros muralistas y grafiteros de prestigio como Marin Walker, australiano afincado en Villacañas, los madrileños Max501, Wise y ExpoArt, el tomellosero Gobi, el valenciano Freskales, el alcazareño RajMan y el almagreño Antonio Laguna.

Ruta de las Encinas

El entorno natural de Quintanar está marcado por la llanura manchega y en su vegetación silvestre tiene una importante presencia la encina, árbol que dio nombre antiguamente al municipio. En esta ruta circular de 9 km que trascurre por zona de monte se pueden observar los distintos tipos de aprovechamiento que ha hecho el hombre del espacio natural a través de cultivos, veredas, sistemas de recogida de agua, cuevas, etc. Uno de los elementos más destacados es la encina centenaria de Doña Elena que nos recuerda, junto al resto del entorno, el pasaje de Juan Haldudo y Andresillo. Toda la ruta pone de relieve la importancia del pasado ganadero de la localidad conforme recoge Cervantes en sus obras.