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Simón Bolívar

Colección Bolivariana de la Fundación John Boulton

Por Maribel Espinoza

La Colección Bolivariana de la Fundación John Boulton es ciertamente la parte más importante del amplio acervo histórico, artístico, documental y bibliográfico que se conserva en esta institución cultural. Su formación se inicia a mediados del siglo XIX con la ilustrada pasión coleccionista de Arístides Rojas, es continuada durante las primeras décadas del XX por John Boulton Rojas y luego, a partir de los años 40, sustancialmente incrementada por Alfredo Boulton, de un modo muy especial, por los aportes iconográficos. Es una tarea de rescate, preservación, estudio y difusión de los más auténticos testimonios bolivarianos, la cual sobrepasa ya largamente los cien años y ha venido desarrollándose sin interrupción durante varias generaciones. Hoy la prosigue la Fundación John Boulton, creada en 1950 por las Casas Boulton de Venezuela para fomentar el conocimiento del pasado nacional.

La iconografía, a través de las pinturas y de los dibujos, ofrece la visión más fidedigna de la evolución de su rostro, tal como lo captaron los artistas para quienes Simón Bolívar posó, de 1800 a 1830, en Madrid, en París, en Haití, en Bogotá, en Cartagena de Indias. Por su parte, los grabados y las litografías -hechos en vida de Bolívar o pocos años después de su muerte- muestran, con mayor o menor fidelidad, de qué modo la imagen del Libertador se difundió por Europa y el mundo a través de los medios de reproducción existentes entonces. Un papel similar desempeñan las «imágenes de bulto» o esculturas, menos numerosas, entre las cuales se destacan una talla ecuatoriana y un candelabro de plata hecho en Londres.

La siguiente sección agrupa muebles y objetos, de los muy pocos que se conocen, que pertenecieron a Bolívar o fueron de su uso personal: cinturón, botones, pico de silla de montar, butaca... Las condecoraciones con nombres de batallas recuerdan la magnitud de los obstáculos que debió superar el hombre de las dificultades para alcanzar la gloria que atestiguan las medallas acuñadas en su honor a partir de 1825. Un pequeño fragmento de plomo, y un documento coetáneo, evocan poderosamente los días de trágica grandeza de San Pedro Alejandrino.

La cerámica bolivariana incluye platos de la Quinta de Bolívar en Bogotá, y una pieza del servicio de mesa que María Antonia Bolívar de Clemente, hermana del Libertador, poseía en Caracas. Se destacan igualmente numerosos y variados ejemplos, posiblemente el mayor conjunto que existe de la cerámica «parlante» creada en homenaje al Libertador y a otros próceres de la Independencia, así como 68 piezas de la célebre vajilla de Spode «Ser Libre o Morir», tan vinculada tradicionalmente a Bolívar.

Retratos, muebles, objetos personales, condecoraciones, cerámicas, libros... Testimonios de un pasado que no ha muerto y que no morirá, mientras no lo dejemos morir. Testimonios que suscitan, ante nuestros ojos, y en nuestra mente, la imagen de su Excelencia el Libertador Presidente. Pero que más allá del héroe, nos permiten acercarnos al ser humano, venezolano y americano universal, que se llamó Simón Bolívar.


Acceso al catálogo de la Colección Bolivariana: Año Bicentenario del natalicio del Libertador Simón Bolivar 1783-1983.

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