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ArribaAbajoArpas

Otro instrumento infantil muy a propósito para figurar en esta clase de estudiantinas, y cuya construcción está también al alcance de la mayor parte de los niños. Tómese una cajita de madera de no muy grandes dimensiones; por ejemplo, 25 centímetros de largo por 15 de ancho y 8 o 10 de fondo. Las cajas de cigarros puros, que se encuentran fácilmente en los estancos, sirven muy bien para esto.

arpa

A los dos lados mayores, y cerca de la tapa o el fondo, se fijan tornillos pequeños, t, t', etc., tantos cuantas sean las cuerdas se quieran poner. De cada tornillo a su correspondiente del lado opuesto se tiende una cuerda, tc, t' c', etc., bastante floja. Pueden emplearse cuerdas buenas de tripa o de alambre de las que se usan en las bandurrias, mandolinas y otros instrumentos, pero sirven muy bien los pedazos de las cuerdas rotas. Se ponen sencillas o dobles, como indica la figura.

Debajo de todas ellas, para que los sonidos salgan más limpios, se pone un cuadradillo o lapicero, n, n'. Después se afina el arpa; para conseguirlo se pone debajo de cada cuerda, junto al cuadradillo, un taco de madera cúbico o prismático, a, á, etc., y, separándolo más o menos, ir haciendo dar a cada una la nota correspondiente. Afinada ya a satisfacción, se toca lo mismo que el xilófono, con dos macitos, aunque los del arpa terminan ordinariamente con un pedazo de corcho o con unas tiras de tela.

Si el cuadradillo se pone un poco separado del borde de la caja, haciéndolo avanzar o retroceder se baja o sube el tono del instrumento cuando sea necesario.

Con sólo el xilófono o el arpa hemos visto pasar bien entretenidas algunas tertulias familiares cuando ha habido quien los maneje con habilidad regular. Acompañados de hierrecillos, copas, mirlitones y demás instrumentos caseros, sirven para formar en muy poco rato curiosas estudiantinas y dar con poco trabajo conciertos divertidos, muy aptos para estas fiestas extraordinarias de los colegios.



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ArribaAbajoBatallón infantil

Terminaremos el párrafo haciendo mención de este entretenimiento, uno de los más agradables a todos los niños. Su organización apenas ofrece dificultades. En algunos colegios los señores profesores de gimnasia organizan estos batallones con toda perfección; en otros enseñan parte por lo menos del ejercicio militar, suficiente para que puedan fácilmente formarse escogiendo grupos de los niños más aventajados. Estos aprenden muy pronto y con gusto algunas maniobras difíciles del arma de infantería, con los fusiles de madera que tienen para el ejercicio; o de la de caballería, por ejemplo, la esgrima del sable, los que hacen de madera plateados con papel o purpurina; de la lanza, que fabrican con chapas de zinc o de hierro puestas en las picas del gimnasio, en las astas de las banderas y en otros palos a propósito.

En las demás partes donde no tengan ocasión de aprender el ejercicio fácilmente pueden los señores Inspectores adquirir algún manual de táctica militar, donde encontrarán descritas todas las maniobras; ni falta casi nunca entre los niños alguno con habilidad especial para enseñar a sus compañeros las que han visto hacer a los soldados. La falta de fusiles, sables y lanzas la suplen fácilmente los niños con los zancos, juncos de las redes, y otros palos y varas que hallan a mano.

Donde hayan organizado los grandes juegos con pelotas y escudos pueden servirse de las instrucciones que allí dimos para organizar un batallón, si no pueden hacerlo con más propiedad. Las diversas evoluciones del ejercicio militar resultan muy vistosas con los escudos, banderas y demás pertrechos militares empleados en aquellos juegos.

La diversión es completa si la banda de música ameniza el ejercicio con piezas a propósito. En el salón no debe prescindirse del piano, por lo menos, y aun del coro de mirlitones.

También hace muy buen efecto cuando el mismo batallón, al presentarse en escena, o en algún ejercicio apto, o al desfilar después de terminadas las maniobras, acompañado de la música entona alguna marcha militar con letra alusiva al acto o fiesta que se solemniza. He aquí una composición del malogrado profesor señor García Muní, que ejecutarán con gusto los batallones infantiles, acomodando la letra conforme a las exigencias de la exhibición:

partitura

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partitura

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