Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Anterior Indice Siguiente




Edición de «La destrucción de Sagunto»

Comedia nueva en tres actos


  -88-  

ArribaAbajo

Acto I

 

Suntuoso Templo107 oscuro de Marte; en el centro sobre un pedestal, su estatua; delante de ella el fuego sagrado sobre el ara, y colgando de las bambalinas una lámpara. Con el siguiente cuatro108 lúgubre, irán saliendo las mujeres con el cabello suelto, y guirnaldas de ciprés en las cabezas, acompañadas de algún pueblo saguntino, al cual siguen LUSO, BETO, HESIONE, con TAGO y SIGEO. Conforme van pasando con el cuatro por delante de la estatua, harán reverencia, hasta que acabado y colocados en sus puestos, vendrán a formar un medio círculo.

 
  -89-  
MÚSICOS
Sagrado Numen, Marte soberano
tutelar de Sagunto y de sus hijos,109
pues su calamidad estás mirando
desde ese celestial y hermoso Olimpo:
VOZ 1.ª
Piedad.
VOZ 2.ª
Consuelo.
VOZ 3.ª
Favor.
VOZ 4.ª
Alivio.
5
TODOS
Dándonos muestras de que nuestros votos
son de tu diestra valerosa dignos.
SIGEO
Saguntinos esforzados,
cuyos triunfos repetidos
y gloriosos os hicieron 10
en el Capitolio mismo
de Roma temibles, ya
veis el porfiado sitio
con que el arrogante Aníbal110
-90-
nos oprime, y el peligro 15
en que el hambre nos ha puesto.
Sabéis que hemos consumido
los víveres, y que no hubo
animal que por nocivo
o inmundo no fuese luego 20
manjar el más exquisito
para nosotros y, en fin,
que no queda más arbitrio
a nuestra calamidad,
que ser hoy nosotros mismos 25
nuestro alimento o rendir
nuestra patria al enemigo.
Esto supuesto y que toda
la adversidad que sufrimos
de nuestro Dios tutelar, 30
es riguroso castigo
de nuestras indevociones,
lleguemos todos rendidos
a implorar su auxilio, sigan
los votos y sacrificios 35
a su Deidad, que si ella
favorece nuestro brío,
de Aníbal y el orbe todo
triunfarán los saguntinos.
LUSO
Lleguemos, sí, pues en vano 40
nuestro valor inaudito
intentará resistir
la furia del enemigo
mientras tengamos a todos
los dioses por enemigos. 45
BETO
Bien dices: lleguen las voces
de aqueste pueblo afligido
a los cielos, y esperemos
en ellos algún alivio.
SIGEO
Pues la lúgubre canción 50
empezad, mientras rendidos
nosotros a esta deidad
nuestros votos repetimos.
 

(Hincan todos una rodilla; las mujeres y el pueblo cantan el cuatro; HESIONE, LUSO, SIGEO y BETO lo representan.)

 
Sagrado Numen, &c.
  -91-  
 

(Al acabar se oyen las voces y se levantan.)

 
VOZ
Hemos de entrar.
SICANO111

 (Dentro.) 

Aguardad.
55
SIGEO
¿Qué es eso?
SICANO

 (Sale.) 

Sigeo invicto,
es quejarse todo el pueblo
(de quien cabeza y caudillo
soy) de que siendo el primero
que va a buscar el peligro 60
en defensa de la patria,
no haya de ser admitido
en unos actos en que
aún mas que vosotros mismos
interesa. Si a este templo 65
la religión ha traído
a la nobleza, ¿por qué
se ha de mirar excluido
el pueblo de tributar
sus votos y sacrificios 70
con vosotros? ¿Por ventura
no llegarán sus gemidos
la la deidad tutelar
como los vuestros? Me irrito
al pensarlo. Y si por suerte 75
a tratar habéis venido
lo que debe hacerse en tanta
diversidad de conflictos
¿El pueblo nos los padece?
¿El pueblo no es (yo lo digo) 80
quien a costa de su sangre
busca el suyo y vuestro alivio?
Pues ¿por qué habéis de negarle
la asistencia en vuestros dignos
y ceremoniales actos? 85
¿Son por ventura enemigos
o...?
  -92-  
LUSO
Calla, calla, Sicano,
que no sé cómo he sufrido
tal reconvención. Si el pueblo,
monstruo sin razón ni juicio, 90
se queja así, tú debieras,
como cabeza y caudillo,
sosegarle, y no amparar
sus discursos atrevidos.
El pueblo112 no debe nunca 95
penetrar los escondidos
proyectos del Magistrado;
respetarlos y cumplirlos
ciegamente sí; mas ya
que has tomado sus delirios 100
tan por tu cuenta, dirasle
que si acaso ha resistido
los trabajos que el asedio
de una año113 trae consigo
por defenderse a sí propio 105
y su libertad lo hizo;
pero la nobleza toda
vio gloriosa undosos ríos
de su misma sangre, más
por no afrentar los antiguos 110
blasones de sus mayores
que por guardarse a sí mismos;
y en fin, dile (por ti sola,
oh patria, el furor reprimo)
dile que a aplacar el ceño 115
de aquesta deidad venimos;
-93-
pero que entre, y serán dos
ahora nuestros designios.
SICANO
Sí haré: para mis intentos  (Aparte.) 
no es éste muy mal principio. 120
 

(Llega al bastidor de la derecha.)

 
HESIONE

 (Aparte.) 

¡Con qué gallardía habló
Luso! Con razón le estimo.
SIGEO y
BETO
¿Qué intentas?
LUSO
Ya lo oiréis,
si me dais vuestro permiso.
SIGEO
Sí doy; pero advierte, Luso, 125
que la patria está en peligro.
SICANO
Llegad rencores; ya dejo

 (Aparte.) 

 (Sale.) (Con algún pueblo.) 

sus ánimos pervertidos.
LUSO
Ya, saguntinos gloriosos,
llegó el instante preciso 130
de acordaros la funesta
situación en que vivimos,
y los inmensos laureles
con que supo vuestro brío
coronaros. Aquel pueblo 135
que valeroso y altivo
sacudió el infame yugo,
con que le tuvo oprimido
el Romano Imperio114: aquel
que sostener ha sabido 140
su libertad, y a pesar
de tan robusto enemigo;
aquel, en fin, que hasta ahora
-94-
fue venerado y temido
del mundo, se mira hoy 145
después del funesto sitio
de tanto tiempo, cercano
a sufrir el yerro indigno.
Todo el mundo está con ansia,
esperando el fin prolijo 150
de este cerco; ver desea
como al pueblo saguntino
da leyes Aníbal. ¡Ah!
¿Podréis vosotros sufrirlo?
¿Queréis hoy obscurecer 155
vuestros triunfos repetidos
con este oprobio? ¿Os será
más agradable y más digno
tolerar la servidumbre
en que yacen oprimidos 160
aquesos débiles pueblos
que sujetarse han querido
al Cartaginés? No, no;
menos adusto es, amigos,
el semblante de una muerte 165
gloriosa: el esclarecido
blasón de nuestras hazañas
conservemos hasta el mismo
sepulcro; y una acción digna
sólo de los saguntinos 170
inmortalice su fama
a pesar de largos siglos.
SICANO
¿Qué respondéis?
VOZ
Que se entregue
la ciudad, si ha de rendirnos
el hambre.
HESIONE
Callad, cobardes115,
175
almas viles, ¿qué habéis dicho?
¿Rendirnos por no morir?
-95-
¿Preferís los duros grillos
de una esclavitud (¡qué agravio!)
a una eterna fama? Eh, idos, 180
idos donde no afrentéis
el valor de tantos hijos
de Marte, de tantos nobles
y alentados saguntinos.
Mujer soy, ni embracé escudo, 185
ni empuñé el acero limpio
jamás; pero cuando todos
tan débiles y atrevidos
fueran, que entregar pensaran
esta plaza al enemigo, 190
yo sola, con mis mujeres
resistiera el duro sitio
de Aníbal, mientras aliento
hubiera en el pecho mío;
y porque ni aun de Sagunto 195
triunfara el contrario altivo,
antes de morir, hiciera
que todos sus edificios
soberbios116 se desplomaran
al furor del fuego vivo, 200
y después entre sus ruinas
buscara sepulcro digno.
SICANO
Hesione, (¡qué hermosa es!)
ninguno con más motivo
que yo dará por la patria 205
la vida, pero imagino
que logrando algunos pactos
honrosos del enemigo
fuera mejor...
HESIONE
Despreciarlos
y acreditar que nacimos 210
para imponer yugo al mundo,
-96-
mas no para recibirlo
de Cartago.
SIGEO

 (Aparte.) 

Eso sí, muestra
que eres rayo de mi brío.
LUSO
Y en fin, no desperdiciemos 215
el tiempo con silogismos
inútiles. Los que quieran
dar como buenos patricios
la vida, en justa defensa
de su libertad, conmigo 220
vengan a hacer juramento
sobre este fuego divino
de su lealtad; y aquellos
que débiles y enemigos
de su gloria sostuvieren 225
el vergonzoso partido
de rendirse, antes de una hora
salgan del muro proscritos
para siempre.
SOLDADO
Por la patria
 

(Se pasan al lado de LUSO.)

 
queremos morir.
SICANO

 (Aparte.) 

¡Ah indignos
230
Olcades!117 ¡Me abandonasteis
en el lance más preciso!
LUSO
¿Ves, Sicano, como todos
morir como saguntinos
desean?
SICANO

 (Aparte.) 

Rabia, suframos.
235
Huélgome que ese partido
heroico sigan, pues es
el que abraza su caudillo;
y porque lo veas, yo
al ara sacra rendido, 240

 (Arrodíllase.) 

el primero por el pueblo
juro (para no cumplirlo)  (Aparte.) 
que antes perderé mi vida,
que humillarme a mi enemigo.  (Se levanta.) 
BETO

 (Arrodíllase.) 

Yo, por la nobleza toda, 245
por entregar al cuchillo
-97-
mi garganta, antes que dar
la patria a infame partido.
HESIONE
Y yo, por todo mi sexo,
dios tutelar aguerrido, 250
juro correr al veneno,
al puñal o al fuego vivo,
primero que la obediencia
a extranjero poderío preste,
ni me vea el mundo 255
tolerar infames grillos.
LUSO
Y yo, Marte belicoso,
a cuya deidad humillo
mi altiva frente, en tus aras,
en este fuego divino, 260
que nuestra fe religiosa
para su culto ha encendido,
juro, que antes que profanen
aquestos muros invictos
enemigos pies, haré 265
que caigan los obeliscos118
de Sagunto hechos cenizas,
al furor del fuego mismo.
  -98-  
SIGEO
Y yo, deidad soberana,
pues Gobernador me miro 270
de esta ciudad que el valor
de sus invencibles hijos
dedicó a tu nombre, juro
morir con todos los míos
antes que a mirarla llegue 275
sin el esplendor antiguo.
Y pues nuestros juramentos
aquesta deidad ha oído,
dé al que osado le quebrante
el más severo castigo. 280
SIGEO,
BETO
y HESIONE
Así sea.
SIGEO
Pues que ya
con la religión cumplimos,
con el honor y el valor,
y ya que a todos os miro
prontos a perder la vida 285
por la patria, es muy preciso
que para vivir también
busquemos un medio digno.
LUSO
Cuando la hambre es solamente119
nuestro cruel enemigo, 290
y sin víveres estamos,
ni medios para adquirirlos,
no extrañaréis que os proponga
el más bárbaro e inaudito
remedio a nuestra indigencia120. 295
  -99-  
TODOS
¿Cuál es?
LUSO
Que todos los niños
(sin distinción) que no lleguen
a diez años, y lo mismo
todos los viejos que tengan
los doce lustros cumplidos, 300
o por achaques se vean
inútiles al servicio
de la patria, sean pasto
de todos los que aguerridos
la defiendan.
SICANO
¿Y quién piensa
305
que ha de admitir un arbitrio
tan inhumano? ¿Habrá madre
que sacrifique sus hijos
a la hambre de los soldados?
BETO
¿Habrá un hijo tan impío, 310
que por conservar su vida,
coma la carne del mismo
que a él se la dio?
LUSO
¿Por qué no,
si sólo este medio ha visto
para defender la patria? 315
¿No es menos cruel partido
tolerar que mueran ellos,
pues lo manda su destino,
que no que muramos todos
sin el consuelo debido 320
de resistir este cerco
o ahuyentar al enemigo
con las armas?
BETO
¿Qué decís,
nobles?
SICANO
Tú, pueblo afligido,
qué respondes?
HESIONE
¿Qué queréis
325
que respondan cuando finos
aman su patria? ¿Por suerte
-100-
discurre alguno otro arbitrio
menos atroz con que pueda
redimir nuestro conflicto? 330
Pues si no ¿quién dudar puede
que los nobles saguntinos
sacrifiquen esta pena
al ídolo conocido
de su libertad? Sí yo, 335
yo la primera dedico
esta víctima a Sagunto:
Tago121 es este, este es el hijo
de aquel héroe que en defensa
de nuestro blasón antiguo 340
murió, tan lleno de glorias
como de trofeos digno.
Este es el único fruto
que de su amor he tenido,
y este mismo el que, a pesar 345
del dolor con que os lo afirmo,
os entrego, porque sea
el primero sacrificio
de nuestra patria, imitando
a su padre esclarecido. 350
Muera Tago a vuestras manos,
o venga el fiero cuchillo
a las mías y veréis
con qué valor, con qué brío,
resistiéndome a las voces 355
de mi maternal cariño,
siego su propia garganta,
mostrando así a cuantos miro
que más que la misma sangre
pudo la patria conmigo. 360
LUSO
¿Quién a vista de una acción
tan heroica, resistirlo
podrá?
  -101-  
BETO
¿Quién no ha de seguir
ejemplo tan peregrino
de nobleza?
TODOS
Lo que Hesione
365
todos a una voz decimos.
SICANO

 (Aparte.) 

Pesie a mí, que todo opuesto
sale hoy a mis designios.
SIGEO
¡Ay hija, con cuánto gusto
tu heroico espíritu he visto! 370
LUSO
Gran Sigeo, pues oísteis
que todos han admitido
mi propuesta, a vuestro cargo
el efecto remitimos.
SIGEO
Muy bien. Sicano, a vos toca 375
recoger al punto mismo
cuantos entre la nobleza
hayan de ser comprendidos;
y Beto, a vos igualmente
los del pueblo. Conducidlos 380
a palacio, y ante todos,
vendrá a elegir el destino
los que deban morir hoy.
SIGEO y
BETO
Está bien.
SENADOR

 (Sale.) 

Sigeo invicto,
un Embajador de Roma, 385
llegó ahora con permiso
de Aníbal a la ciudad,
que solicita, me dijo,
hablarte, y que en la tardanza
estaba nuestro peligro. 390
SIGEO
Dioses ¿qué será?
SENADOR
A la puerta
del Templo llegó conmigo.

 (Vase el SENADOR.) 

SIGEO
Que entre pues: y esta deidad
venga a ser mudo testigo
del descargo que da Roma 395
de la omisión que ha tenido.
FABRICIO

 (Sale.) 

La ilustre Roma, nobles españoles,
amiga de Sagunto y de sus hijos,
por mí os saluda122 y a los justos dioses
implora sin cesar en vuestro auxilio. 400
  -102-  
SIGEO
Yo se lo estimo a Roma, y ve adelante.
FABRICIO
Noticioso el Senado (¡oh saguntinos
gloriosos!) del valor con que resiste
esta ciudad el porfiado sitio
con que Aníbal la aflige, y el esfuerzo 405
con que a ese valeroso y gran caudillo
disputa la victoria, afectuoso
el parabién os da, y de nuevo dignos
de su amor os hace; que os anime
de su parte me ordena; y que el castigo 410
intime a Aníbal si seguir intenta
sus injustos y bárbaros designios,
que defendáis la patria heroicamente
como hasta aquí vosotros; que él, amigo
de vuestras glorias, enviaros piensa 415
de víveres y tropas un auxilio.
SIGEO
Embajador, los hijos de Sagunto
sólo esperan auxilios ya divinos,
pues, sin víveres, hoy nuestros soldados
la muerte aguardan con heroico brío; 420
pero nunca creyeron que el Senado
procediera tan tardo y tan remiso
en socorrer a un pueblo belicoso
que de Cartago ser contrario quiso
por ser a Roma fiel123.
  -103-  
LUSO
Ya que mi empleo
425
la licencia me da que no he pedido
para quejarme en nombre de Sagunto
y su milicia, cuyas haces124 rijo,
escucha. Si los triunfos y las glorias
fueran con el deseo conseguidos, 430
es muy cierto que Roma en este día,
con tu embajada había socorrido
a sus amigos ya; mas cuando el hambre
es tan cruel, que llega ya a rendirnos;
cuando llenos de brechas esos muros 435
miramos con asaltos repetidos;
cuando otros muros más incontrastables
luciendo están los pechos saguntinos;
y, en fin, citando la muerte solamente
de sus calamidades es alivio, 440
Roma ofrece un socorro dilatado,
un socorro romano, yo lo digo,
que en los términos mismos que le ofrece,
se conoce el deseo de cumplirlo.
Ah, ya sé: la política romana 445
hizo siempre gustoso sacrificio
del más solemne y sacro juramento
al infame interés de sus designios;
teme al Cartaginés: por no irritarle
ha negado su amparo a sus amigos; 450
y en tanto que de Aníbal los furores
tiene nuestro valor entretenidos
junta Roma el poder, y con pretexto
de vengar el agravio que nos hizo
-104-
Aníbal a nosotros, a Cartago 455
sus águilas dirige de improviso;
su imperio ensancha y sacia su codicia
con los tristes despojos de un descuido.
Mas no importa, romano; di al Senado
que es tanta la soberbia, tanto el brío 460
de esta ciudad, que nada la interesa
que Roma falte a cuanto la ha ofrecido;
y que sólo desea vivamente
salir triunfando de este largo sitio
para vengar el vergonzoso engaño 465
con que nos deja en manos de enemigos.
FABRICIO
Cuando por mí no fuera (que soy mucho
para sufrir cuanto tu voz me ha dicho)
por quien hoy mi persona representa
pudieras responder menos altivo 470
y orgulloso.
LUSO
Romano, estoy quejoso
de los tuyos, y hablé como ofendido.
FABRICIO
Estuviéraslo o no, con Roma hablas,
y moderar debieras, saguntino,
tu arrogancia.
LUSO
Ninguno la modera
475
si valor y razón lleva consigo.
Lo mismo que a ti te dije le diría
al Senado Romano si en su juicio
me viera con razón y el desenfado
propio de un verdadero saguntino. 480
SIGEO
Fabricio, no hagáis queja de sus voces.
Luso es buen general y buen patricio,
ve el descuido de Roma con nosotros
y no extraño que se haya enardecido;
pues aunque en nuestro amparo, como ofrece, 485
envíe sus legiones, imagino
que no ha de hallarnos, como no nos busque
en los gloriosos bronces esculpidos.
SICANO
Por lo mismo discurro que sería
útil solicitar unos partidos125 490
honrosos y admirables entre tanto
que del poder romano el fuerte auxilio
-105-
nos da ocasión de recobrar a un tiempo
el patrio suelo y el honor perdido.
BETO
Cuando Sagunto resolvió oponerse 495
al bárbaro furor de su enemigo
no fue para rendirse.
FABRICIO
Mas si Roma
granjease una paz al saguntino
noble y gloriosa, ¿la admitiera?
LUSO
Luego
que de sus condiciones advertido 500
nuestro Senado126 fuese, y consultadas
fueran por nuestro honor y nuestro brío,
respondería...
FABRICIO
Pues cumpliendo ahora
con el orden supremo que he traído
a hablar a Aníbal voy en favor vuestro. 505
TODOS
Ve en paz, romano.
FABRICIO
Traérosla confío.
 

(Vase con el SENADOR.)

 
SIGEO
Hijos, en vuestro aliento confiada
la patria vive y en el justo auxilio
de su dios tutelar.
LUSO
Si él nos ampara,
tiemble el cartaginés de nuestro brío. 510
HESIONE
Y cuando nuestras súplicas y votos
no hubiesen ablandado sus oídos,
-106-
una muerte gloriosa está ofreciendo
fama a Sagunto y fin a sus conflictos.
SIGEO
Es verdad, y a buscarla irán ansiosos 515
cuantos se ven.
BETO
Así lo han ofrecido
los nobles de Sagunto, y ya impacientes
esperan el momento de cumplirlo.
SICANO
Lo mismo hará la plebe, acreditando
que el honor heredaron con el brío. 520
LUSO
Pues a librar la patria caminemos
o a morir.
TODOS
Ya animosos te seguimos
diciendo entre los ecos lastimosos
que dedican a Marte esos gemidos.
VOZ 1.ª
Piedad.
VOZ 2.ª
Consuelo
VOZ 3.ª
Favor.
VOZ 4.ª
Alivio.
525
TODOS
¡Viva la libertad, viva la patria,
o entrambas hoy acaben con sus hijos!
 

(Con estos dos versos y la Música, acaban de entrarse. Cae el telón de Selva, y salen ANÍBAL y ALARCO.)

 
ANÍBAL
¿Que una ciudad solamente
dispute hoy al valor mío
la victoria cuando no hay 530
pueblo fuerte y aguerrido
en el mundo que a mi nombre
no humille el poder altivo?
¿No soy Aníbal? ¿No soy
aquel heroico caudillo 535
por cuyas armas se miran
los carpetanos127 rendidos?
-107-
¿Todo el Reino de Toledo
no postra a mis pies invictos
su orgullo, después que vio 540
sus pueblos acometidos
y entrados a sangre y fuego
por mi valor? ¿Los altivos
olcades cuya soberbia
en el mundo no ha cabido, 545
vergonzosamente hoy
no besan mis pies invictos?
¿No vio el caudaloso Tajo
los triunfos que ha conseguido
mi valor en sus riberas, 550
dando leyes a mi arbitrio
a los indómitos pueblos
que hoy sufren los duros grillos
de una servidumbre? Roma,
la misma Roma ¿no ha oído 555
con temor mi nombre? ¿Pues
cómo tanto ha resistido
esa ciudad miserable
mi poder? Vivo yo mismo
o mi soberbia (que es sola 560
la deidad por quien me rijo)
-108-
que si ese orgulloso pueblo
no viene a darse a partido
en este día, mañana
le he de entrar enfurecido 565
a sangre y fuego, hasta ver
sus soberbios obeliscos
desplomados ofrecer
sepulcro triste a sus hijos.
ALARCO128
¿Y Himilce129, señor, que presa 570
ayer por los saguntinos,
-109-
la penosa esclavitud
está llorando?
ANÍBAL
Te afirmo
que su hermosura idolatro
tierno, enamorado y fino, 575
Alarco; pero mi amor
no ha de ser tan abatido
que me prive de la gloria
de vencer a mi enemigo.
Yo cumpliré como amante 580
yendo esta noche contigo130
a la ciudad disfrazado,
por si quisiere el destino
que la libre; pero en caso
que no pueda conseguirlo, 585
será fuerza que mañana
muera con todos los hijos
de Sagunto a los rigores
de la llama y del cuchillo.
No he de usurpar yo a Cartago, 590
por escuchar mi cariño,
un triunfo que inmortalice
su claro nombre y el mío.
Muera mi bien, y la patria
me deba este sacrificio, 595
que a la gloria de sus armas
mi mismo amor ha ofrecido.
ALARCO
El llanto amargo de un padre...
ANÍBAL
Basta, Alarco; has conocido
mal la entereza de Aníbal; 600
pues si como es el hechizo
de tu hija la que se halla
-110-
en poder de mi enemigo
fuera, sí, mi mismo padre
¿no hiciera mi padre mismo 605
que prefiriese su vida
a la gloria de los míos?
Con todo, porque conozcas
cuánto la belleza estimo
de Himilce, y cuánto (a pesar 610
de mi carácter altivo
y belicoso) domina
su hermosura mi albedrío,
hoy ofreceré a Sagunto
el ventajoso partido 615
de las vidas, por la sola
libertad del dueño131 mío.
ALARCO
A vuestros pies...
 

(Sale un CARTAGINÉS.)

 
CARTAGINÉS
Gran señor,
de la ciudad ha salido
el Embajador romano 620
que entró con vuestro permiso
y quiere hablaros.
ANÍBAL
Haz pues
que a mi tienda dirigido
sea por la guardia.
 

(Vase el CARTAGINÉS.)

 
Nada
podrá conseguir conmigo 625
Roma a favor de Sagunto.
ALARCO
¿Y si ella misma en su auxilio
viniera?
ANÍBAL
Si ella viniera,
fuera más glorioso y digno
mi triunfo, pues hasta Roma 630
llevar mis armas codicio.
-111-
Yo solo moví esta guerra
por ver si el Senado altivo
se ofendía, y a auxiliar
enviaba a sus amigos; 635
pero si mis armas triunfan
de estos hombres aguerridos,
y, a pesar de su defensa,
a Sagunto gano y rijo,
aunque lo riña Cartago132 640
he de hacer que mi pie invicto
besen, y tributos paguen
a mi corazón altivo
cuanto el Ebro y Tajo abrazan
en sus términos antiguos; 645
y no contenta después
mi soberbia, al Tíber mismo
llevara mis altos triunfos,
pues que no es difícil miro
que triunfe en Roma el valor 650
que es en España temido.

 (Vase.) 

 

(Levántase el telón, se ven los bastidores de Selva, algunas tiendas de campaña, con una mayor que es la de ANÍBAL. Vense a lo interior del foro algunas máquinas de guerra, y vista de Sagunto a lo lejos en lo interior de la izquierda; por ella sale acompañado del CARTAGINÉS, FABRICIO, y por la derecha ANÍBAL y ALARCO. El CARTAGINÉS a FABRICIO le muestra cuál es ANÍBAL, le hace una reverencia, y al empezar a hablar, manda ANÍBAL que saquen sillas; lo hacen, y se sientan.)

 
FABRICIO
Valeroso Aníbal...
ANÍBAL
Sillas.
  -112-  
FABRICIO
¡Qué semblante tan esquivo
y airado muestra!
ANÍBAL
Di ahora.
FABRICIO
Si haré, en sentándome. Digo 655
que apenas me hube informado
del miserable conflicto
de esa ciudad, vengo a darte
la embajada que he traído
para ti de mi Senado. 660
Roma pues, fuerte caudillo,
dice por mí que la guerra
que hacen hoy al saguntino
tus armas, está ofendiendo
la amistad o trato antiguo 665
que hizo Cartago con ella,
ofreciendo a un tiempo mismo
las dos conservarse en paz
y otorgarla a sus amigos.
También ofreció tu patria 670
en los tratados que hizo133
no pasar en sus conquistas
del Ebro undoso: atrevido,
tú los dos has quebrantado;
por cuyo justo motivo 675
te previene que si insistes
en rendir al saguntino,
su aliado, despreciando
la paz jurada y su aviso,
pasará desde este instante 680
a declararte enemigo
de sus armas, y...
ANÍBAL
No más,
Embajador. Ya he entendido
la pretensión del Senado.
Él quiere que como amigo 685
mire yo a ese pueblo sólo
porque lo es suyo, y que el brío
de un Aníbal disimule
el agravio que le hizo,
como si fuera tan fácil 690
-113-
en su corazón altivo
tener la espada en la vaina
cuando se mira ofendido;
quiere también que no pasen
del Ebro los triunfos míos, 695
cuando es mi soberbia tanta
que porque en el orbe miro
que no cabrán, ensanchar
anhelo su ámbito mismo.
¿Roma limitar los triunfos 700
a mi valor? Ah, me irrito
de pensarlo... ¿Quién del mundo
el gobierno la ha cedido?
Si porque más que sus armas,
los ardides de sus hijos 705
han conseguido dar leyes
a tantos pueblos indignos
y débiles, su arrogancia
darlas también ha creído
a Aníbal, romano, dile 710
que este soberbio caudillo
nació más para humillarla
que para sufrir sus grillos.
FABRICIO
Si el Senado...
ANÍBAL

 (Se levanta.) 

Si el Senado
se ofende de lo que digo, 715
sabré bien ir a buscarle
y hasta los muros altivos
de Roma llevarle yo
el terror que aquí he traído.

 (Vanse.) 

FABRICIO
No lo harás; ella primero 720
sabrá dar justo castigo
a tu orgullo y abatir
tus pensamientos impíos.

 (Vase.) 

 

(Aposento de HESIONE, salen ésta y HIMILCE.)

 
HESIONE
Himilce, vuestro dolor
que está ofendiendo imagino 725
a mí, a mi padre y a quien
a esta casa os ha traído,
confiada en que hallaríais
aquel tratamiento digno
a vuestra persona. ¿Acaso 730
vos misma habéis conocido
-114-
en algo que prisionera
os halláis?
HIMILCE
No, Hesione; admiro
en todas vuestras acciones
vuestra nobleza, la estimo, 735
y recompensarla aguardo
si aquel joven aguerrido
y gallardo que del campo
prisionera me ha traído
no me falta a la promesa 740
que con juramento me hizo.
HESIONE
¿Qué oigo, dudas? ¿Luso?
HIMILCE
Sí;
en Luso, vuestro caudillo,
fundan todas mis desgracias
su consuelo, bien y alivio. 745
HESIONE

 (Aparte.) 

¿Cómo? Apuremos, sospechas,
si es cierto esto que imagino.
HIMILCE
Perdona, si por ahora
de tu amistad no lo fío.
Basta decir que este joven 750
solamente a mis conflictos
puede dar fin y llenar
de ventura el amor mío.

 (Vase.) 

HESIONE
Oye, escucha...
 

(Sale SICANO con guardia.)

 
SICANO
Bella Hesione
llegó el instante preciso 755
del sorteo. Ya en el atrio
de aqueste palacio, unidos
pueblo y nobleza, y en otro
cuantos caducos y niños
han de ser víctimas tristes 760
del inhumano cuchillo
esperan: Tago es quien falta
solamente.
HESIONE

 (Llora.) 

¡Ay, hijo mío!
SICANO
Por él vengo.
HESIONE
¡Oh honor! ¡Oh cielo!
¡Oh patria!
SICANO
Si tú conmigo
765
menos ingrata pagaras
con tu mano mis cariños,
yo...
  -115-  
HESIONE
¿Qué?
SICANO
Pudiera librar
de esta impiedad a tu hijo.
HESIONE
Calla, calla, que me afrento, 770
villano, de haberlo oído.
¿Te parece que Hesione
tan débil es, tan indigno
su corazón, que por sólo
no padecer el martirio 775
de ver morir a las manos
del honor su propio hijo
cometiera dos bajezas,
dos infamias, dos delitos
tan execrables? ¿Privarme 780
de la gloria que los siglos
darán a cuantas matronas,
con singular heroísmo,
de sus mismos hijos hacen
a la patria sacrificio? 785
¿Yo, a precio de aquesta infamia,
amar a quien con motivos
tan justos hoy aborrezco?
Eh, tú no eres saguntino
sin duda o la heroicidad 790
de Hesione nos has conocido.
Pero porque hoy la134 conozcas,
y no vuelvas atrevido
a proponer una infamia
a quien vive de heroísmos, 795
 

(Sale una dama.)

 
Tanna, conduce aquí a Tago.  (Vase.) 
Amor, oculta el martirio
de mi alma y no a los ojos
salga hoy en oprobio mío.
 

(La dama saca a TAGO y se va, y HESIONE le coge.)

 
Este es Tago; si te falta 800
valor para conducirlo,
yo le llevaré; y si acaso
quiere que hoy muera el destino
y no hay en Sagunto quien
-116-
contra él esgrima el cuchillo, 805
lo que hoy ofrecí en el Templo
fuera de él sabré cumplirlo.

 (Vuelve la espalda.) 

SICANO
De ver su valor estoy
más que admirado, corrido.
HESIONE

 (Volviendo el rostro.) 

¿No le lleváis?
SICANO

 (Vanse.) 

Sí, tomad.
810
 

(Entrégale a la guardia, y caminan con él poco a poco. HESIONE, vuelta la espalda a ellos, muestra impaciencia y, al fin, volviendo el rostro, con un grito descompasado, corre hacia ellos y luego con entereza se detiene.)

 
HESIONE
¡Ay de mi! No, tened, hijo,
esperad, que... yo estoy loca;
¿al momento más preciso
de acreditar mi constancia
iba a flaquear mi brío? 815
¿No soy yo la que en diversas
ocasiones he sabido
acreditar la nobleza
y el valor esclarecido
que heredé? ¿No soy Hesione? 820
¿No soy la que al saguntino
dio ejemplo de lealtad
y amor a su patrio nido?
¿Pues cómo intentaba ahora
dar ciegamente al olvido 825
mi gloria y oscurecer
los blasones adquiridos
con una debilidad
ajena del pecho mío?
No, no; la naturaleza 830
no ha de hacer en mí su oficio
aquesta vez; muera Tago
y su sangre... ¡ay dulce hijo!
En vano de mi memoria
te aparto; en vano resisto 835
los golpes de la ternura.
Ya me parece que miro
al inhumano verdugo
tomar el fiero cuchillo
en la mano y desnudar 840
su tierna garganta impío.
-117-
Ya su dolorido llanto
parece que a mis oídos
llega, pidiendo con ansia
que libre de aquel peligro 845
su vida: sí, sí, madre
(repite su dolorido
y torpe labio) corred
que me matan; hijo, hijo,
en tu ayuda voy, espera, 850
detén el golpe y los filos
de aquese acero...
 

(Sale SICANO.)

 
SICANO
¿Hesione?
HESIONE
¡Ay de mi! ¿Quién es? Yo expiro.
SICANO
Quien a ganar las albricias
de tu blanca mano vino. 855
Tago por hoy salió libre.
HESIONE
¿Libre?
SICANO
Sí.
HESIONE
¿El hado no quiso
darle la gloria de ser
el primero que al cuchillo
se entregase por la patria? 860
SICANO
No.
HESIONE
Quejareme al destino
de esta injusticia.
SICANO
¿Pues qué?
¿El verle libre has sentido?
HESIONE
Tanto, que si en mi poder
le tuviera el honor mío, 865
dándole la muerte yo,
enmendara lo que él hizo.
SICANO
Si eres fiera con él,
¿qué espero seas conmigo,
por más que intente ablandar 870
con finezas y suspiros
tu corazón?
HESIONE
Más que fiera.
SICANO
Pues porque veas cuán fino
y noble es mi amor...
LUSO

 (Al paño.) 

Honor
¿qué es lo que he visto y oído? 875
SICANO
He de adorar mientras viva
tus ojos, firme y rendido,
sin esperanza de ser
-118-
premiado, pues mi destino
lo quiere; mas porque sepas 880
que me venga el amor mismo
de tu ingratitud, te advierto
que Luso, infiel ya contigo
cuanto venturoso, adora
otra hermosura rendido, 885
en ofensa de la patria
tuya, y...
 

(Sale LUSO.)

 
LUSO
Miente quien tal dijo.
SICANO
Yo le dije, y de este modo
lo que dije ratifico.
LUSO
Yo así (perdona Hesione) 890
tu vil engaño castigo.
 

(Riñen.)

 
HESIONE
Tened.
LOS DOS
Aparta.
HESIONE
Advertit...
VOCES
¡Al muro, que el enemigo
se acerca!
HESIONE
¿Oís esas voces?
¿Qué importa haberlas oído 895
si aunque llame allí la patria
me espera aquí el honor mío?
HESIONE
Calla, calla y no acredites,
con discurso tan indigno
la infamia que ya de ti 900
dos veces llegó a mi oído.
¿Será primero vengar
un agravio recibido
o imaginado que ir
como nobles saguntinos 905
a favorecer la patria?
¿Qué dirá el pueblo si ve
que su cabeza o caudillo
falta del muro la hora
que hace más falta su brío? 910
¿Qué han de hacer nuestros soldados,
a vista de su enemigo,
si su general les falta?
No, valientes saguntinos;
id a socorrer la patria 915
prontamente. Su peligro
redimid, y Aníbal halle
en nuestros pechos altivos
-119-
harto valor para dar
a su arrogancia castigo. 920
SICANO
Cobarde será quien deje
el duelo a que dio principio.
LUSO
Perdone la patria, que ahora
soy todo del honor mío.
 

(Riñen.)

 
HESIONE
Pues una vez que mis ruegos 925
vuestro honor y el riesgo mismo
de la patria no os obligan
a comer hoy en su auxilio,
quedaos, que yo afrentando
vuestro nombre esclarecido 930
iré a coronar el muro,
animando con mi brío
las tropas en su defensa,
y ofreciendo al enemigo
mi pecho para que vea 935
que si hay hombres tan indignos
en Sagunto que su gloria
den torpemente al olvido,
hay mujeres que desmienten
su sexo con heroísmo. 940

 (Vase.) 

LUSO
Oye, espera, que pues tú
ejemplo tan peregrino
me das de amor y lealtad,
justo es que empiece a seguirlo
mi valor, acreditando 945
que en los verdaderos hijos
de la patria, fue esta sola
primero que su honor mismo.

 (Vase.) 

SICANO
Pues no puedo conseguir
el horroroso designio 950
de que Sagunto notara
en este día el descuido
de Luso, y a sospechar
de su fe diera principio,
rencor, busquemos su ruina 955
sin cesar; pues yo confío
que han de salir victoriosas
mis cautelas y artificios.

Arriba
Anterior Indice Siguiente