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Antonio Machado

Presentación del portal Antonio Machado

Por Ángel L. Prieto de Paula (Universidad de Alicante)

Antonio Machado hacia 1927. Fotografía: Alfonso, Archivo General de la Administración (Fuente: Archivo General de la Administración - AGA). Antonio Machado forma, con Juan Ramón Jiménez, la diarquía lírica que domina la poesía española del primer tercio del siglo XX, aunque su poética, en consonancia con su actitud ética, se proyecta a lo largo de toda la centuria. No cabía, pues, pretender una representación de la poesía española contemporánea en esta Biblioteca sin un espacio específico para él.

Lo principal de la constitución poética de Antonio Machado se ciñe a tres factores: entorno intelectual delimitado por su padre, el eminente folclorista Antonio Machado Álvarez (Demófilo), y la Institución Libre de Enseñanza; sus estudios de filosofía, y particularmente del asistematicismo intuicionista de Henri Bergson; y su reflexión y vivencia de las ciudades y pueblos españoles, y más al fondo de lo que podríamos considerar el alma española en el marco histórico de su tiempo.

Su escritura poética arranca de un simbolismo introspectivo, emparentable con la vertiente intimista del Modernismo, que iría dejando paso a una mayor objetivación, para terminar en una poesía precisa y epigramática, aunque aún de gran calado impresionista.

Su primer libro, Soledades (1903), ampliado en 1907 con el título Soledades. Galerías. Otros poemas, es un compendio de composiciones conectadas con el Modernismo, aunque sin sus habituales esplendores, pues el ámbito artístico al que pertenecen es el del simbolismo europeo. Se trata de una poesía esencialista e introspectiva, de una textura sugeridora en que se atenúa la referencialidad directa.

En Campos de Castilla (1912), al contrario que en el título anterior, la objetivación del paisaje se impone sobre la simbolización. Este libro, más conectado con el entorno referencial que Soledades, presenta una dicción robusta, apoyada en la sustitución de las asonancias predominantes en Soledades por la rima consonante. A Campos de Castilla pertenece el amplio romance «La tierra de Alvargonzález», drama familiar sobre la envidia, el cainismo y la muerte, donde Machado, lejos de la esencialización eliminadora de la anécdota, opta por una ampliación, en el marco ideológico noventayochista, del ingente caudal del Romancero tradicional español.

Cubierta de «Poesías completas» [1899-1917], Madrid, Residencia de Estudiantes, 1917 (Fuente: Biblioteca Digital Hispánica). Desde 1917 Machado fue presentando su obra de manera conjunta con el título de Poesías completas, a las que iría agregando sucesivas creaciones; entre otras, las composiciones de reminiscencias sorianas escritas en Baeza e integradas en el cuerpo de Campos de Castilla, alrededor del tema de la esposa tempranamente muerta (Leonor, a la que conoció, apenas niña, recién llegado a Soria).

En 1924 publicó Nuevas canciones, donde, según parte de la crítica, se manifiesta la decadencia creadora de su autor. Cabe decir, sin embargo, que la crisis expresada en Nuevas canciones es producto de su honradez artística, dada su negativa a repetirse y su proyecto indagatorio que lo condujo a una lírica de formas epigramáticas, otras de procedencia popular (seguidilla, soleá...), incluso algunas emparentadas con el haiku japonés. El espacio castellano es sustituido por el andaluz, aunque hay conmovedoras evocaciones sorianas. Se integran aquí las composiciones del ciclo de Guiomar, fruto de un nuevo amor del poeta fundado sobre la sublimación o divinización de la amada. En el libro y en otros escritos coetáneos aparece ya una constante del Machado de la madurez: su determinación de expresarse por boca de otros poetas por él inventados, como creador de poemas por poetas interpuestos (o creador de creadores de poemas).

Ahí está en síntesis el problema del yo y el otro, según lo había expuesto en «Retrato» de Campos de Castilla («Converso con el hombre que siempre va conmigo / -quien habla solo espera hablar a Dios un día-») y, dentro de Nuevas canciones, en algunos «Proverbios y cantares»: «Busca a tu complementario, / que siempre marcha contigo, / y suele ser tu contrario»; «Con el tú de mi canción / no te aludo, compañero; / ese tú soy yo». El interés por la otredad (heterogéneo, complementario, apócrifo) emerge sobre todo en los escritos en prosa a los que se iría volcando en sus últimos años: Juan de Mairena, Abel Martín y las notas póstumas de Los complementarios.

Este portal, al servicio de lectores, estudiantes y estudiosos, responde a la necesidad derivada tanto de la importancia estética de Antonio Machado como de su influjo en autores posteriores. En él se ofrece un recorrido por los hitos esenciales de la biografía machadiana, su obra lírica completa a lo largo de las sucesivas presentaciones editoriales, una bibliografía crítica sobre el escritor -con acceso a títulos relevantes-, testimonios diversos de reconocimiento y admiración de otros escritores, así como una nutrida galería iconográfica del poeta, su entorno familiar, las cubiertas de sus obras y los lugares de su geografía existencial.

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