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Enrique Badosa

Semblanza crítica

Por Margarida Trias. Fundació J. V. Foix

Enrique Badosa Pedro (Barcelona, 1927 - 2021) poeta, traductor, ensayista y editor. Pasa su adolescencia en Sant Feliu de Guíxols, población que abandona para estudiar en Barcelona, donde se licencia en Filosofía y Letras. Todavía estudiante, empieza a publicar en revistas universitarias —Verde Viento, Estilo o Laye—, así como en la prensa: en El Noticiero Universal colabora hasta 1985, año de la desaparición del rotativo, en el cual se centra en el periodismo cultural y también en la crítica literaria. En esta época colabora asimismo en las revistas Ínsula, Destino y Jano.

Fue miembro fundador del premio Lletra d’Or de les Lletres Catalanes, sin dotación económica, instituido en Barcelona en 1956 para distinguir al mejor libro publicado en catalán, fuera cual fuera su temática. Enrique Badosa y otros ocho escritores barceloneses constituyeron el primer jurado. También en ese año aparece su primer libro de poemas, Más allá del viento, prologado por J. V. Foix. En él recuerda de niño la figura del padre, muerto en la Guerra Civil española (1936-1939), y usa ya el soneto, que no abandonará en buena parte de su creación, así como la métrica tradicional y, sobre todo, el ritmo —uno de los valores más importantes de su arte literario—. Este trabajo en el campo poético fue compartido con el quehacer literario, periodístico y editorial.

La poesía de Enrique Badosa abarca, además de los motivos propios de tal género (muerte, amor, espiritualidad, soledad, silencio…), tres registros acerca de los cuales versará su labor creativa: el lírico, el satírico y el de viajes. En el primero, destaca el volumen Marco Aurelio, 14, conjunto poético de cariz a menudo autobiográfico —empezando por el título, domicilio último del poeta— compuesto entre 1993 y 1996 por Badosa como «uno de los textos más felices y a la vez más perturbadores de la generación poética del medio siglo», según el profesor Laureano Bonet. En el segundo, Mapa de Grecia, uno de sus libros más difundidos y representativos, Badosa evoca la Grecia que conoció y amó en sus más de veinte viajes, la belleza de los parajes, la sabiduría de la filosofía y los mitos clásicos. Para el tercero, el poeta y editor no deja de tener en cuenta, sin imitarlas en modo alguno, obras clásicas, griegas y romanas, así como las españolas. Con el libro Epigramas confidenciales obtiene el premio Francisco de Quevedo en 1986, el Ciudad de Barcelona en 1989 y el Fastenrath de la Real Academia Española de la Lengua en 1993. Su Parnaso funerario, de 2002, pertenece también al ámbito de la poesía satírica y en él retoma el soneto en forma de epitafios. Tras 20 títulos publicados, en 2010 la Editorial Funambulista reúne su obra poética completa en un solo volumen, Trivium, título que alude a los tres ámbitos de su producción.

Por circunstancias geográficas e históricas, cabría adscribir a Enrique Badosa en la llamada Generación del 50, aunque tanto él como José Corredor-Matheos y Lorenzo Gomis se sitúan al margen de dicho grupo. Badosa no se considera influido por personalidad o grupo literario alguno. No pertenece, pues, a una escuela que no sea el conjunto de la creación escrita tanto por los autores clásicos como por los propios de las letras españolas. Fiel al valor de la libertad, no ha seguido consignas literariopolíticas de ninguna especie.

En su poesía prevalece lo esencial: el autor huye de la mera anécdota y ello implica un alejamiento de la llamada «poesía de la experiencia», a la que dejará al descubierto en sus sátiras. «Su escritura se caracteriza por la exactitud verbal y la claridad expresiva, y por un pensamiento profundo desprovisto de excesos retóricos», dice María Payeras, quien, en relación con el estilo badosiano, añade: «La precisión léxica es, justamente, una de sus obsesiones, asociada a la necesidad de dar, juanramonianamente, con la forma exacta de su pensamiento. Reñida con el barroquismo formal, la palabra poética de Badosa se depura de cuanto pueda ser superfluo o accesorio».

Es obligado, a la vez, destacar su trabajo como traductor. Si, según Badosa, «primero fue el “rumoroso silencio” […] del poema que el de la traducción», ambos son sentidos desde sus años universitarios y, en adelante, siempre constantes. En la tarea de trasladar poesía entre dos lenguas románicas, destacan sus antologías de los poetas catalanes Salvador Espriu y J. V. Foix, así como La lírica medieval catalana, cuya cuarta y última edición bilingüe es de 2006. No obstante, su primer quehacer en este campo data de 1955 y fue una traducción del francés: la que dedicó a Paul Claudel y a sus Cinco grandes odas, publicadas en Colección Adonais de Ediciones Rialp. También tradujo los Epodos y Odas de Horacio.

En cuanto a la faceta como editor de Enrique Badosa, destaca, por un lado, la Editorial Rocas, una iniciativa de activismo cultural en la que el poeta tuvo un papel protagonista y, más concretamente, el Premio Leopoldo Alas, en el que cabe situar el origen de Rocas. La idea primera fue la de crear un premio literario para libros de cuentos con el objetivo de reivindicar este género dada su escasa difusión, además de las dificultades para publicar narraciones breves. Así, fue a mediados de la década de 1950 —hacía ya un par de años que Badosa trabajaba en El Noticiero Universal— cuando empezaron a tomar forma el premio y la editorial que publicaría los cuentos. Además del poeta, la idea fue impulsada, entre otros, por el cuentista Esteban Padrós de Palacios. Ambos amigos colaboraron en dar a conocer a los autores de cuentos de entonces e iniciar la oferta de textos en español.

Por otra parte, en 1964 Badosa fue requerido para dirigir —siendo todavía redactor del Noticiero— el departamento de Lengua Española de la editorial Plaza & Janés de Barcelona, cargo que ocupó hasta 1984. Fue el responsable de la publicación de textos literarios clásicos, tanto en castellano como en catalán. Las dos colecciones más conocidas que impulsó fueron Selecciones de Poesía Española y Selecciones de Poesía Universal. Respecto a la primera, cuando se incorporó a la editorial ya habían aparecido un par de títulos, primero bajo la responsabilidad de Tomás Salvador y luego de la escritora Mercedes Salisachs, a quien él sustituyó.

En los años en que estuvo al frente del departamento, Badosa logró reunir una vasta antología de poesía española contemporánea, que contaba con muchos de los poetas más prestigiosos en lengua castellana, catalana y extranjera; casi un centenar de títulos en una veintena de años. Entre los autores, destaca el prematuramente desaparecido Jorge Folch, cuya obra fue un riesgo que Badosa no dudó en asumir. Muchos de estos libros conocen reediciones. Entre las más destacadas, se encuentran la poesía de Miguel Hernández, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Jorge Guillén, J. V. Foix y Salvador Espriu. El libro Mapa de Grecia, del mismo Badosa, llegó a los 15 000 ejemplares en la reedición.

En cuanto a la segunda de las célebres colecciones poéticas, Selecciones de Poesía Universal, contó con casi 50 traducciones de diez lenguas distintas, entre las que se incluían griego clásico y moderno, checo, neerlandés y sueco. Las corrientes a las que pueden adscribirse los distintos autores que conforman la colección abarcan un amplio espectro: desde la vanguardia, el simbolismo y el modernismo hasta la poesía religiosa y metafísica, pasando por la combativa y existencial.

Su tarea como editor fue aplaudida en los años en que ocupó el cargo y con posterioridad también. Dicha tarea, que siempre contó con el beneplácito del novelista Mario Lacruz, director literario general de Plaza & Janés, comportaba la crítica de los textos tanto en verso como en prosa. En primer lugar, los libros que aspiraban a ser publicados eran sometidos a un comité de lectura que hacía exigentes valoraciones y, en último término, estaban sujetos a la autoridad del editor. Cuando el comité y el director de las colecciones —después de haber hecho este último un riguroso análisis crítico de los textos en fondo y forma— daban el visto bueno a la publicación de un libro, este era presentado a Lacruz, quien siempre aprobó el veredicto de Badosa, muy exigente en los criterios de corrección del catalán y del castellano.

Enrique Badosa reconoce que su labor editorial fue una de las más gratas de su vida literaria, tanto por la confianza que siempre depositaron en él en Plaza & Janés —léase Mario Lacruz—, como por el gozo de poder dar a conocer obras literarias en las cuales creía sin duda alguna. En 2017, a sus 90 años, recibió en la Universitat de Barcelona, la misma donde estudió, un emotivo homenaje en el que participaron poetas y amigos con diferentes ponencias sobre su persona y obra.

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