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Mihai Eminescu

Reflexiones críticas sobre Mihai Eminescu

Recopilación y traducción por Catalina Iliescu Gheorghiu (Universidad de Alicante)

Titu Maiorescu

«Hasta donde alcanza la previsión humana, se puede afirmar que la literatura poética rumana entrará en el siglo XX auspiciada por el genio de Mihai Eminescu y por la forma de nuestra lengua nacional, la cual ha encontrado en el poeta su más elevada sublimación hasta la fecha. Esta es la lengua de la que partirá cualquier desarrollo futuro de toda expresión, de todo atuendo en el que se plasme el pensamiento rumano de ahora en adelante».

Titu Maiorescu

Perpessicius

«La vida de Eminescu ha sido corta y sombría; su obra, en cambio, ha sido no solo vastísima (si nos detenemos en los apenas diecisiete años de intensidad creadora), sino también luminosa en todas aquellas incandescencias, que el poeta fue sembrando en cada una de las páginas escritas. Estas incandescencias, lejos de ir difuminándose, se intensifican con cada año que su obra va sumando».

Perpessicius

Tudor Vianu

«El poema "Luceafărul" (Hiperión) es la síntesis de las categorías líricas más sobresalientes que la creación eminesciana había dado al mundo hasta ese momento. Si el azar (como otras veces lo hizo en la historia humana con tantas grandes obras de la antigüedad) dispusiera que toda la obra de Eminescu se perdiera en el olvido de los tiempos, y no quedara nada salvo el "Hiperión", bastaría este poema para que nuestros bisnietos desentrañaran de él, la imagen esencial del poeta».

Tudor Vianu

George Călinescu

«Eminescu era un rumano de tipo "carpático", de aquellos que habían crecido bajo el peso de la corona de los Habsburgo, más recios, más fuertes. No tenía aspiraciones para sí mismo. Las tuvo, en cambio, para su pueblo, al que le pertenecía, siendo, más que una individualidad nacida en su seno, su exponente».

George Călinescu

Mircea Eliade

«Nosotros, desde aquí [desde el exilio], desarraigados de nuestra tierra y de nuestra nación, encontramos en Eminescu todo lo que hemos dejado atrás, empezando por los cielos que cubren nuestras montañas y la melancolía de nuestro mar, hasta el firmamento de las noches rumanas y el tilo en flor de nuestra infancia. Cada nueva lectura de Eminescu nos hace volver, como en un dulce sueño, a casa».

Mircea Eliade

Constantin Noica

«Eminescu no se presentó con las manos vacías ante la nada, ante la inexistencia. A diferencia del "ser desheredado", que era la definición que el espíritu renacentista daba al hombre ("extraviado, sin consuelo, alma desheredada"), nuestro poeta sí recibió un don, y vivió a la altura de este don, dentro de sus lindes e incluso dentro de sus deslindes. ¿Y cuál fue el don que nosotros recibimos a través de Eminescu? El hecho de emerger entre nosotros un hombre que decidió existir en su plenitud. Alguien que no quiso ser segundo».

Constantin Noica

George Uscătescu

«El rumano corriente, los rumanos todos se acercan a este mundo poético con un sentimiento, podríamos decir, de sacralidad. Para el rumano de ayer, de hoy y de siempre, Eminescu representa la epifanía de la poesía misma. Su poesía no es filosófica a pesar del contenido metafísico de una gran parte de ella, sino que es sencillamente poética. En pleno auge romántico, la lengua rumana vierte sus posibilidades expresivas en un auténtico poeta clásico, aunque absolutamente moderno, abierto ante las grandes experiencias poéticas del futuro. Por eso, la creación poética rumana de entreguerras, la cual constituye, asimismo, un momento de cumbre, es deudora, en su modernidad, de la experiencia poética eminesciana. Porque a través de esta experiencia poética se ha llevado a cabo una búsqueda del yo, un encuentro ontológico que los rumanos reiteran en sucesivos reencuentros con su poeta nacional. El doloroso destino del poeta no impidió, sino todo lo contrario, su canto a la juventud creadora, su encuentro con la fórmula mágica, su intensa capacidad de combinarlo todo y obtener un resultado de plenitud. Por ello, en todo este dolor y fuera de él, la celebración de la unidad del pueblo rumano se abrirá siempre con la conmemoración del poeta».

George Uscătescu

Zoe Dumitrescu-Buşulenga

«Valores filosóficos, valores humanos, condición humana, condición demiúrgica, ambas conocidas y transgredidas, unidades estéticas perfectas, desnudez esencial de la palabra, consiguiendo expresar los estratos psíquicos y mentales más diversos, así es como se muestra la obra completa de la madurez eminesciana, aquella que surge de la poesía rumana para elevarse por sí misma hacia la poesía universal».

Zoe Dumitrescu-Buşulenga

Ion Negoițescu

«El semblante de Eminescu es doble: una parte mira hacia la noche común, la de la vigilia, la naturaleza y la humanidad y otra parte mira hacia la noche de los sueños, de las edades eternas y los genios románticos, cuyo comienzo se pierde en el tiempo. Durante su vida, y decenios después, solo se le conoció el primer semblante: quizás él mismo no se atreviera a revelar el otro. Un temor extraño arraigado en su conciencia hizo que el tesoro de los grandes sueños yaciera oculto en los cuadernos que formaban el legado de manuscritos; el poeta huía de las sombras de estos sueños... En el planetarium del romanticismo, la singularidad de Eminescu articula su figura desde este semblante de doble perfil: uno neptuniano, nacido de la espuma amarga y de las aguas, anhelando el horizonte del mundo; el otro, plutónico, prendido por las llamas del fuego originario».

Ion Negoițescu

Petru Creția

«Aquellos años de fatiga y ardor, entre los 16 y los 33 en la vida de Eminescu han sido casi por completo consumidos en la combustión que supone una inmensa obra poética e igualmente magna obra periodística. Fueron años de apasionante entrega, en los que, despojado de todo interés personal, llegó al agotamiento, a la extinción. Sin embargo, nunca llegó a olvidar, por muy ávida que fuera la idealidad que inspirara su amplio vuelo, el hecho de que la orfebrería de espíritu y el cuidado minucioso de la construcción es lo que realmente vela, incansable, desde el corazón de las cosas, por su grandeza».

Petru Creția

Eugen Simion

«Con cada nueva lectura de Eminescu se nos plantea el mismo dilema: ¿qué nos gusta de Eminescu, qué percibe hoy nuestra sensibilidad postmoderna de este gran lírico surgido en una época en la que el romanticismo europeo acababa de concluir y se presagiaban, a través de Baudelaire, los primeros acordes del simbolismo? [...] De un modo u otro, la poesía rumana nace de Eminescu, incluso cuando se aleja de él (es el caso de los simbolistas, o de Blaga, o, en un plano más complejo, el caso del inclasificable Arghezi). Eminescu se ha convertido en un modelo y, con el tiempo, en un mito de nuestra espiritualidad».

Eugen Simion

Nicolae Manolescu

«En tanto que estilo, el clasicismo [...] se caracteriza por una serie de rasgos: equilibrio, salud, moralismo, universalidad, etc. Este estilo se manifiesta en unas épocas más que en otras, de modo que cada cultura tiene su edad clásica; pero más allá de los logros históricos, el clasicismo se percibe en los grandes hitos de una cultura cada vez que en la obra de un escritor o una escuela encontramos agrupadas sus particularidades. La segunda acepción atribuye al clasicismo cierto valor creador, considerándolo un modelo: bajo esta perspectiva, clásico es todo el gran arte, el que engloba bajo su poder todas las producciones de una nación. El romántico Eminescu y el clásico Creangă se enmarcan en esta definición, no por su estilo, sino por la claridad de su creación, a la que nos referimos como "modalidad duradera y esencial" de darle forma artística a la humanidad».

Nicolae Manolescu



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