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(Estar despierto
yo. ¡Qué maravilla!
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... Cantan
pájaros únicos, no sé si en estos
árboles
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... Hace un
frío tan horrible,
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... Y yo me
iré. Y se quedarán los pájaros
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A tu abandono opongo
la elevada
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A veces,
siento
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Alguna noche que he
ido
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Allí estaba
el secreto guardado en sí, recojido en sí mismo hasta
lo
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¡Amistad
verdadera, claro espejo
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¡Anda, cielo,
dime que sí!
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Andando,
andando;
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Antes, yo era la
flor
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¡Aquí
está! ¡Venid todos!
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Aquí se
desnudaba y se vestía
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Aunque se tenga
todo, ya,
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Ayer tarde,
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Belleza cotidiana
-amor tranquilo,
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¡Breve
definición la de la muerte,
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Brumoso, en elegante
languidez, se copiaba
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Buscándote
como te estoy buscando,
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Cállate, por
Dios, que tú
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Cantan.
Cantan.
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Cantando vas,
riendo por el agua,
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Como en la noche,
el aire ve su fuente
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¡Cómo
me siguen
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¡Cómo
sangra la herida
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Como una blanca
rosa, a la que el viento arranca
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¿Cómo,
muerte, tenerte
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¡Concentrarme,
concentrarme,
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¡Confusiones
de acentos,
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¡Crearme,
recrearme, vaciarme,
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Creemos los
nombres.
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Cuando lloraba yo
tanto,
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Cuando todos los
siglos vuelven,
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De pronto,
sólo un mal sabor
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Después que
entre las flores de la tarde una mano,
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Dios del venir, te
siento entre mis manos,
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Dios está
azul. La flauta y el tambor
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Echada en otro
hombro una cabeza,
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El cónsul del
Perú me lo dice: «Georgina
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El negro toro solo
surje, neto y bello,
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El oleaje de lo
ignoto, hijo,
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«En fondo de
aire» (dije) «estoy»,
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-En la siesta de
julio, ascua violenta y ciega,
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En la tarde de
lluvia, primaveral y sola,
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En las noches de
plata, bajo los terciopelos
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¡Esfinje
salteadora,
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Estos
crepúsculos tibios
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Francina, en la
primavera
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Gracias, amor, por
esta serena desventura.
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Granado el oro,
está la espiga, al día claro,
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Hablaba de otro modo
que nosotros todos,
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He jugado contigo,
dolor, y bien merezco
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-Heine, Laforgue,
Verlaine...-
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Hermana:
Deshojábamos nuestros cuerpos ardientes
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¡Hojita verde
con sol,
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Hoz de oro, la luna
hirió el cielo violeta...
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Humana fuente
bella,
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Igual que una
magnolia
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¡Impenetrable
es tu frente, cual un muro!
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¡Instantes en
que el mañana
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¡Intelijencia,
dame
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La hermosura de la
tarde
-
La tierra duerme.
Yo, despierto,
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Las cosas
están echadas;
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Le he puesto una
rosa triste
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Lo querían
matar
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Los caminos de la
tarde
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«Los dioses
no tuvieron más sustancia que la que tengo yo». Yo
tengo,
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Me he asomado por la
verja
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Me he convertido a
tu cariño puro
-
Me puso sus dos ojos
sobre
-
Mi alma es hermana
del cielo
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¡Mis ojos
abiertos!
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Morir es no
oír más esta música cálida que
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Mujer, abismo en
flor, maldita seas! Rosa
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Mujer,
perfúmame el campo;
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¡Nadie
más. Abierto todo.
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No es amor, no es
amor el tuyo,
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No está la
muerte nuestra bajo tierra,
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No os quitéis
la pasión
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No
recuerdo...
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No sé si es
más o menos. Pero sé que el mar, hoy, es el mar. Como
un
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No somos más
que un débil saco
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No vienen en tu
busca, pobre flor solitaria;
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Parece, mar, que
luchas
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¡Pensamiento
revuelto, encabritado,
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-Pí. Sobre la
roja rama
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Por un camino de oro
van los mirlos... ¿Adónde?
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Qué gozo
ahora este meter mis brazos
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¡Qué
quietas están las cosas
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Quería decir
un nombre
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Recuerdo que cuando
niño
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Sé que mi
Obra es lo mismo
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Señor,
matadme, si queréis...
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Sí, la
inactualidad. Vivir siempre una vida
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Siempre tienes la
rama preparada
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Sin ti nada es la
vida.
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¡Sol
quincallero,
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¿Sostiene la
hoja seca
-
Soy yo quien anda
esta noche
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Sus pechos blancos
eran pequeños y distantes
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Te he dado, sol
insomne, latido por latido,
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Te tenía
olvidado,
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Tiene algo de
fogón o de locomotora...
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Toda la
noche,
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Todas las rosas son
la misma rosa,
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Todo infinito a que
yo aspiro,
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Tú que en el
parque mustio, frente a los soles rojos
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Tú, palabra
de mi boca, animada
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Vamos llegando en el
tren.
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¿Y en
dónde, dulce Keats, está la rosa
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Yo no sé
cómo saltar
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Yo no seré
yo, muerte,
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Yo no soy
yo.
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