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Cátedra Valle-Inclán

Introducción a la vida y obra de Valle-Inclán

Por Margarita Santos Zas
(Directora de la Cátedra Valle-Inclán de la USC)

Santiago finisecular

El Santiago de hace algo más de un siglo vivía la eclosión del movimiento regionalista gallego. La prensa compostelana de la época recoge la atmósfera de exaltación regionalista tanto en su tendencia progresista, encabezada por Manuel Murguía, como conservadora-tradicional, liderada por Alfredo Brañas, dos de las personalidades más significativas desde el punto de vista ideológico del referido movimiento. Ambos relacionados con Valle, aunque de distinta manera.

Santiago supuso una vivencia personal y estética imborrables para Ramón Valle, plasmada años después en un hermoso pasaje de La Lámpara Maravillosa (OC., I, 1953-1954). Pero, si la trascendencia de esta experiencia es innegable, los años estudiantiles dejaron en el joven universitario otros posos, pues conoció y vivió el ambiente político, ideológico y cultural que allí se respiraba como asiduo asistente a tertulias, que compartió con Pedro Seoane, los hermanos Augusto y Moisés González Besada, director, el segundo, de la mencionada revista ilustrada Café con Gotas; Vázquez de Mella, futuro líder del partido carlista, cuyas ideas eran opuestas a las del liberal y también contertulio Alfredo Vicenti, director más tarde de El Globo, en el que Valle publicó diversas colaboraciones.

1895: «Femeninas Seis historias   amorosas». Prólogo de Manuel Murguía. Dedicatoria a Pedro Seoane.   Pontevedra, Imp. de Andrés Landín, 1895, XXII 230 págs.De la curiosidad e interés de Ramón Valle por todo lo gallego da cuenta su proyectada Historia de Galicia y sus tempranas lecturas en la biblioteca paterna de los escritores más relevantes de la literatura gallega de la época, que merecieron su admiración. En esta línea admirativa se inscribe su ya citada relación con el teórico del regionalismo gallego, Manuel Murguía, autor del prólogo, que Valle le solicitó desde México (en carta fechada en marzo de 1893), para su primer libro, Femeninas (1895); un prólogo que en 1922, siendo ya Don Ramón escritor consagrado, reincorporó a Corte de Amor, evocando con afecto y respeto la figura de Murguía, El viejo maestro con quien solía pasear las tardes de invierno compostelano... (OC., I, 116).

Este recordatorio de los paseos compostelanos remite de nuevo a la idea de que Valle-Inclán, estudiante universitario, no podía ser ajeno a aquella efervescencia regionalista. En este ámbito, pues, hay que situar el contacto con la segunda de las grandes figuras del movimiento: Alfredo Brañas.

De su mutuo conocimiento no hay duda, ya que Brañas cita a tres miembros de la familia Valle-Inclán (Don Ramón Valle y sus dos hijos, Carlos y Ramón) en su libro El Regionalismo (1889), para indicar su vinculación al movimiento que lidera. Por si esto fuera poco, la relación entre el joven Valle y Brañas se establece por triple vía. En primer lugar, fue alumno del eminente profesor en la Facultad de Derecho. Segundo, Brañas dirigió durante algún tiempo El País Gallego, en el que colaboraron Carlos y Ramón Valle. La última vía de contacto tiene que ver con Joaquín Díaz de Rábago, miembro de la Unión Católica, amigo del profesor de Derecho y tutor del estudiante universitario, quien por entonces participaba en las actividades del Círculo de la Juventud Católica de Santiago, presidido en 1886 por el catedrático compostelano, siendo su vicepresidente Vázquez de Mella. Valle-Inclán llegaría a presidir -en 1919- el Círculo Católico de Obreros de A Pobra do Caramiñal, un tipo de agrupaciones nacidas bajo la tutela de Alfredo Brañas como diques de contención al sindicalismo de clase.

La influencia del pensamiento tradicionalista de Brañas sobre Valle-Inclán no es un hecho fácilmente comprobable, en tanto no se sabe de ninguna manifestación explícita que lo corrobore. No obstante, los datos apuntados inclinan a considerarla muy factible, aunque se trata de una deuda que fructifica más tarde, coincidiendo con la aproximación del escritor al carlismo.

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